martes, 29 de noviembre de 2011

XXVII Medio Maratón de Córdoba

En contraluz pasado el kilómetro trece (by My Saint)
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Soy de la opinión que la vida es un conjunto de pequeñas cosas. Y el fin de semana pasado estuvo lleno de ellas. Comenzó con una inesperada puesta de sol que contemplamos desde el tren a nuestra salida de Madrid. Un sol rojo teñía el cielo azul oscuro, casi morado, dando lugar a una estampa bellísima. No fue una impresión de “moñeza” personal, pues gran parte de los pasajeros se agolparon contra las ventanillas desenfundando su “esmaaaaarfons” (a ver si me compro uno) tomando una y mil fotos.

Ya en Córdoba todo fue redondo. La meteorología acompañó, con unos días soleados y unas temperaturas muy suaves para las fechas en las que nos encontramos. De la parte turística monumental que voy a contar. Perderse en el bosque de columnas y arcos de la mezquita y admirar su increíble mihrab, detenerse unos minutos en el Patio de los Naranjos, pasear por las calles de la judería, visitar alguna tetería, asomar la cabeza para vislumbrar los patios de las casas, disfrutar el colorido de los jardines del Alcazar de los Reyes Cristianos, cruzar el Guadalquivir por el puente romano (¡no me gusta nada como lo han restaurado!), el bullicio de la Plaza de la Corredera en contraposición al silencio de la Plaza de los Capuchinos donde reside el Cristo de los Faroles, …Todo esto no tiene precio.

¡Y que contar de la gastronomía! A mi con el salmorejo cordobés y las berenjenas (fritas o rebozadas con reducción de vino dulce) me tienen ganado. También estaba de muerte el pisto y tenían buena pinta las tortillas de patata “gigantes”, que me volví sin probar. Otra vez será.

Pero bueno, voy a secarme los lagrimones que se me están escapando y a centrarme en el medio maratón que este blog creo que iba de eso.

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El XXVII Medio Maratón de Córdoba tuvo su prólogo el sábado. En el P.M.D. Vistalegre se instaló una pequeña feria del corredor en la que se ubicaron varios expositores relacionados con el deporte, la salud y las acciones solidarias. Allí se pudo retirar la bolsa del corredor que contenía, además del chip y el dorsal personalizado, dos camisetas (una técnica y otra de algodón) y una medalla fácilmente integrable en el rincón kitsch de cada casa junto a la muñeca flamenca y el cenicero en forma de concha, recuerdo de aquel verano en Benidorm. También se celebró en este mismo escenario una cena de la pasta a la que estaban invitados los participantes y un acompañante por cada uno de ellos. Personalmente, yo cambié la pasta por unos tomates en rodajas con ventresca de bonito bien regaditos de aceite y una pimentada con pescaito frito en un taberna moderna cercana a nuestro hotel. En cualquier caso se agradece el detalle de la organización.

El principal inconveniente y que supongo hizo que algunos posibles participantes finalmente no se animaran a participar en este medio maratón, es que no existió la posibilidad de retirar el dorsal y el chip la misma mañana del domingo. A los residentes en Córdoba esto no les causó mucho perjuicio, pero a los que veníamos de fuera pudo resultarnos un verdadero incordio. Desde mi punto de vista es este un aspecto que la organización debería tratar de solucionar en ediciones venideras.

Esta foto no es de este año, pero para el caso... (no recuerdo de donde la he sacado)
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El domingo el centro neurálgico se trasladó al I.D.M. Fontanar, ubicado a unos quinientos metros del polideportivo donde el día antes se había celebrado la feria del corredor. Junto a sus instalaciones se encontraba la línea de salida y en su pista de atletismo la meta y los distintos puestos donde a los llegados se les entregó una botella de bebida isotónica, un bocadillo, una pieza de fruta y una botellita de agua. Se habilitó también un amplio guardarropa que funcionó de forma eficiente y rápida. Además por megafonía se dieron instrucciones de forma precisa, sin la verborrea que es tan común en muchos speakers, que ayudaron al buen desarrollo de la actividad previa a la salida.

Colocado ya en la zona de salida, más hacía la parte trasera que hacia la delantera, a mi se me antojó que éramos muchísimos. Minutos antes se había anunciado que el número de inscritos había alcanzado los 3.600 (llegados 3.128), record de la prueba. Será porque en los últimos meses no había participado en ninguna carrera tan multitudinaria, pero me dio cierto agobio y pensé que los primeros kilómetros iba a ser muy difícil correr. Mis temores resultaron infundados, pues el medio maratón transitó desde el principio por calles lo suficientemente anchas para absorber a todos los corredores que componíamos el pelotón multicolor.

La longitud del recorrido estaba homologada y su perfil era bastante asequible. No era llano del todo, pero sus desniveles eran bastante llevaderos. A bote pronto, las cuestas arriba más importantes creo que se situaban del kilómetro doce al trece (la más larga) y en la salida de un túnel alrededor del kilómetro ocho (la de mayor pendiente). Si a esto unimos que las condiciones meteorológicas fueron inmejorables, con sol, temperatura fresquita y ausencia de viento, tengo la sensación de que a nadie que buscará hacer una buena marca le quedó alguna excusa medianamente decente para no haberla conseguido.

Desde mi punto de vista de “corredor-turista” el trazado de la prueba me resultó un tanto impersonal para una ciudad con tanto encanto como la cordobesa. Salvo aproximadamente del kilómetro tres al seis en el que se cruza por dos veces el río Guadalquivir y se tiene una bella vista del río y de la mezquita, la carrera avanza por calles anchas y avenidas modernas y amplias que bordean casi siempre el centro urbano de la ciudad. Entiendo que seguramente es la mejor forma de canalizar al elevado número de corredores y de conseguir una altimetría más favorable a los intereses del corredor, pero personalmente eché de menos algo más de identificación con la ciudad: en la mayoría de los tramos, si me dicen que estaba en Las Rozas o en Leganés me lo hubiera creído.

Obviamente es impensable y físicamente imposible que se atravesara la judería, pero si me hubiera gustado que se visitara alguna avenida o vía más céntrica. Además esto posiblemente permitiría a los familiares y acompañantes poder seguir la carrera en distintos lugares de paso. En cualquier caso esto es solo un punto de vista.

La animación fue muy notable. A lo largo de casi todo el circuito un gran número de cordobeses se echaron a la calle para alentarnos y aplaudir a nuestro paso. También rallaron a gran altura la organización y los voluntarios. Los avituallamientos, sobre todo los dos primeros, estuvieron muy bien distribuidos (largos y a ambos lados) lo que permitió que no hubiera aglomeraciones ni tropezones. El tráfico rodado estuvo perfectamente controlado en todo momento y no ví ningún coche que invadiera el espacio reservado para los participantes. También fue buena idea para evitar aglomeraciones en la llegada el colocar la meta en la recta de entrada a la pista de atletismo, aprovechando la parte restante para ir andando hacia los puestos de entrega de refrescos y bocadillos situados en la recta opuesta.

En resumen, el XXVII Medio Maratón de Córdoba resultó ser una carrera muy bien organizada, con un trazado asequible pero no muy atractivo desde el pinto de vista monumental, con un gran ambiente de corredores llegados de provincias limítrofes y del resto de España, con unas condiciones meteorológicas inmejorables para la práctica del noble deporte del correr y una excusa inmejorable para disfrutar de un fin de semana espléndido en una muy bella ciudad.

El recorrido
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En lo personal sigo en cuesta abajo. El caso es que estoy entrenando de forma similar al resto del año (algún día menos), pero los tiempos en carrera y las sensaciones han empeorado. Como he dicho en otras ocasiones, no me preocupa siempre que sea una cosa temporal. Habrá que ver como evoluciono. De momento en Córdoba conseguí volver a bajar de los cien minutos echando el resto en los últimos kilómetros. Al final 1:39:03 por mi reloj. Para mi mochila un nuevo medio maratón y una nueva provincia.

Nos vemos en la próxima. Sed felices.

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2 comentarios:

Tania dijo...

Me imagino ese atardecer, de esos que se te hace un nudo en la garganta. Recuerdo hace poco vi un amanecer en el tren, y vamos se me salieron las lágrimas, fue precioso!!! tomé la foto pero el reflejo del cristal la daño un poco, una pena que las cámaras de fotos no puedan capturar lo que nuestros ojos ven :-)
Buena crónica de la media, lo bueno de las medias es que a pesar que haya mucha gente siempre por alguna razón hay suficiente espacio :-)
Enhorabuena por el crono!!
bss
Tania

Arganzboy dijo...

Hola Tanía. Pues si, puede parecer un tanto cursi pero, aun pasándomelo fenomenal todo el fin de semana, es posible que pasado el tiempo el recuerdo que más perdure sea esa puesta de sol no planeada. Y es que la vida así, pequeñas cosas ;-) Saludos