lunes, 28 de febrero de 2011

VI Medio Maratón de Latina

La foto es cortesía de Sebas Navarrete

Ayer tocó participar en el VI Medio Maratón de Latina, la que si todo va bien será la primera de las seis pruebas consecutivas sobre 21.097 metros que tengo previsto correr los próximos fines de semana.

El día, en comparación con las jornadas de tiempo primaveral previas, amaneció más frío, nublado y ventoso. Así se mantuvo durante aproximadamente la primera media hora de carrera, pero luego las nubes dejaron paso a un sol agradable y el molesto viento tornó en una agradable brisa. Unas condiciones muy buenas para esto del correr.

No me voy a enrollar mucho con la crónica de los aspectos generales de la carrera y de la organización pues sería repetir palabra por palabra lo que ya dije el año pasado (ver aquí). Solamente mencionar que el único fallo que observé en la edición de 2010 (la espera a la hora de recoger la bolsa del corredor), no lo sufrí este año llegando en prácticamente el mismo tiempo, con lo que entiendo que ha sido solucionado.

En lo personal, la cosa resultó más o menos según lo pensado aunque sufrí un poco más de la cuenta. Después del 1:33:30 del Medio Maratón de Getafe y tras encontrarme muy cómodo en el Maratón de Sevilla, pensé que podía rondar los noventa y cinco minutos sin mucho esfuerzo. Pero me equivoque. La de Latina es una carrera muy exigente y si te descuidas…¡zas, bofetón!

Salí bien, a un ritmo que pensé era cómodo y que podría mantener sin problemas. El perfil favorable de los primeros kilómetros también ayudaba. Tras la primera cuesta realmente seria, esa que deja a las puertas de la Casa de Campo, ya me dí cuenta de que no iba tan bien como pensaba y de que si quería mantener el ritmo inicial o incrementarlo tendría que emplearme más de lo previsto. Por el kilómetro diez ubicado frente al Parque de Atracciones, pasé en 45min 16 seg (4:32 min/km).

La segunda parte de la carrera es notablemente más exigente que la primera. Esta circunstancia unida a que las sensaciones que tenía no eran para tirar cohetes, provocó que no hiciera una carrera en progresión positiva como suele ser por lo general norma de la casa. El transito por la Casa de Campo no fue esta vez tan placentero como en anteriores ocasiones, la cuesta del Zoo se me hizo más larga de lo que realmente era y la C/ Valmojado se empeñó un año más en hacerme pensar que la pendiente cuando la subes es mayor que cuando la bajas. Al final alcancé la meta bastante fatigado de respiración en un tiempo neto de 1:35:52 o lo que es lo mismo a 4:33 min/km, mejor marca de mis tres participaciones en este medio maratón.

Durante la tarde recuperé muy bien y esta mañana me he levantado sin ningún dolor muscular, por lo que no sé si las no muy buenas sensaciones de ayer son porque he bajado un poquito de forma con la rebaja de entrenamientos propios de las semanas previa y posterior a Sevilla, o es simplemente que no tenía el cuerpo para muchas fiestas. En cualquier caso, la verdad es que tampoco me importa mucho. Lo que si me tiene un poco preocupado es la vuelta de la sesamoiditis: llevo unos días con esas viejas conocidas molestias en la planta del pie izquierdo que desde ayer han ido a más. Veremos como evolucionan.

Y el próximo domingo a Villalba. Ya os contaré.

Saludos.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*



viernes, 25 de febrero de 2011

¿Temporada de patos? ¿De conejos? No, temporada de medias


Llega la temporada de medios maratones a la capital del reino y alrededores. Tras los anticipos de Getafe y Fuencarral, se abre ahora definitivamente la veda de este tipo de carreras que se extenderá durante las próximas seis semanas.

Muchos cazadores se cobran estas piezas para ir afinando su puntería de cara a la cita importante de la primavera, esa cacería en la que el objetivo es llevarse como trofeo la cabeza de la temible bicha de más de cuarenta y dos kilómetros de largo: el MAPOMA.

Que cada uno que se haga su composición de lugar. De momento yo he confeccionado mi calendario particular del que espero cumplir con el mayor número de citas posible, si el tiempo, la autoridad y la salud no lo impiden. Las citas son las siguientes:

27.02.2011. Medio maratón de Latina
06.03.2011. Medio maratón de Collado Villalba (la Tragamillas)
13.03.2011. Medio maratón de Ciudad Universitaria
20.03.2011. Medio maratón de Toledo o de León
27.03.2011. Medio maratón de Segovia o de Coslada
03.04.2011. Medio maratón de Madrid

Veremos como se da el tema.

Saludos

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

sábado, 19 de febrero de 2011

XXVII Maratón Ciudad de Sevilla


Extraida de http://www.deporteintegral.com/
  
Hace seis o siete años no recuerdo bien, me inscribí con el objetivo de participar en el maratón que recorrería las calles de la capital andaluza. Días antes de celebrarse me lesioné y finalmente tuve que abandonar el proyecto antes de que llegara a buen puerto. Ahora, bastante tiempo después, me he podido sacar la espina de aquella lejana y pequeña decepción y por fin he podido debutar en el XXVII Maratón de Sevilla.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

1. SEGÚN COMO SE MIRE

Esta carrera puede verse desde dos puntos de vista muy diferentes. Si se observa con los ojos de un corredor que decida participar para conseguir una buena marca personal, el maratón sevillano es casi perfecto. Tiene un perfil totalmente llano, sin ningún desnivel relevante. La participación es relativamente alta con lo que es muy poco probable hacer la carrera en solitario. Discurre por anchas avenidas, de forma que es siempre posible correr al ritmo de cada uno y sin ningún tipo de apreturas. El único inconveniente que puede encontrarse viene precisamente derivado de la amplitud de las vías por las que transita, y es que es muy factible que el viento moleste en algunos tramos. Sin embargo ni siquiera este último factor pudo ponerse como excusa en esta edición, pues el día amaneció nublado, con una temperatura perfecta para correr (entre 10º y 12º) y sin gota de aire.

El otro enfoque que puede hacerse es el de aquellos participantes entre los que me incluyo, para los que el tiempo final empleado en recorrer la distancia es una simple cifra sin apenas importancia. Para nosotros los “sinmarca”, los incentivos de este maratón disminuyen considerablemente. Personalmente eché mucho de menos un recorrido más céntrico. El trazado de la prueba ignora a conciencia todo el casco histórico sevillano, privando a los corredores de la visita a las principales calles y monumentos de la ciudad. Este hecho lleva aparejadas otras dos consecuencias a valorar desde mi punto de vista en un maratón: una menor animación (en algunos casos nula) en las calles por la que discurre y hacer labor casi imposible el que los acompañantes de los atletas populares puedan seguir la prueba en distintos puntos.

Además de no ser céntrico y como mencionaba anteriormente, el circuito está plagado de largas y amplias avenidas, de rectas interminables sin ningún aliciente que acaban sumiendo la prueba en una sufrida monotonía.

Quédese cada uno con la visión que quiera y que más le guste o convenga.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


2. MUY BIEN, PERO…

La infraestructura del maratón corrió a cargo del Instituto Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla y en este aspecto creo que, en líneas generales, la prueba estuvo muy bien organizada.

Entre el viernes y el sábado se celebró la Feria del Corredor. Instalada en el interior del Estadio "Olímpico", contaba con distintos stands de tiendas y marcas deportivas, de instituciones públicas y de servicios médicos en los que podía hacerse desde una compra de última hora a una rápida consulta podológica. Allí los inscritos en la prueba debían retirar el dorsal, el chip y la bolsa del corredor, tarea que debido a las largas colas requería un tiempo mayor al deseado. El sábado también se ofreció la ya típica comida de los hidratos gratuita para los participantes y un acompañante de cada uno de ellos.

La mañana de la carrera, todo estaba perfectamente distribuido y organizado en las tripas del estadio, a las que solo los participantes podían acceder mostrando previamente el dorsal. Había numerosos WC para atender las necesidades de última hora, calefactores para poder arrimarse y no pasar frío, sillas para sentarse y cambiarse cómodamente, zona de calentamiento y un gran espacio para el guardarropa dividido en pasillos ordenados por número de dorsal. Desde allí se accedía a la pista de atletismo donde unos carteles ayudaban a la gente a colocarse según su marca esperada.

La salida de la prueba es uno de los pocos aspectos que debe mejorar la organización. Su ubicación en el interior del estadio es incompatible con el gran número de participantes y la estrechez del túnel que conduce al exterior. El tapón que se formó no solo hizo perder tiempo a la mayoría sino que puso en riesgo nuestra integridad: un tropiezo o una torcedura pudieron echar por tierra el trabajo y la ilusión acumulados durante meses. La solución es sencilla y pasa por situar el inicio del maratón en el exterior de las instalaciones, donde hay espacio más que de sobra.

Durante la carrera todo fue correctísimo. Los kilómetros estaban bien medidos y visiblemente señalizados, había avituallamientos surtidos y muy bien atendidos por voluntarios cada dos kilómetros y medio, se instalaron varios puestos de atención médica, el tráfico nunca invadió la zona destinada a los corredores (aunque si se convivía con él en los carriles adyacentes de muchas calles), se establecieron controles de paso cada cinco kilómetros con alfombrillas lectoras de chip y hubo “guías-globeros” para distintos ritmos.

Nada más cruzar la meta en la vieja y desgastada pista de atletismo, se volvía a las entrañas del estadio. Atendido siempre por agradables voluntarios y siguiendo una especie de “línea de montaje”, sucesivamente y a medida que avanzabas te ponían una toalla sobre los hombros, te ayudaban a quitar el chip, te colgaban la medalla de “finisher” al cuello y te entregaban una surtida bolsa con viandas para recuperar calorías e hidratarte. Quedabas ya la altura del guardarropa donde recogías la bolsa con tu ropa sin esperas y, un poco más allá y para poner la guinda final, unos grifos de cerveza y de refrescos completaban la fiesta.

Una vez se abandonaba el estadio, llegaba otro aspecto que creo que debería ser solventado de forma más satifactoría. La salida y llegada de la carrera están muy alejadas del centro de la ciudad. Esto no fue problema para aquellos que accedieron con su vehículo privado y aparcaron en las numerosas plazas de parking disponibles. Sin embargo, para los que fuimos en transporte público (muchos de nosotros de fuera Sevilla) regresar a nuestros hoteles o residencias era una labor muy complicada. No se podían encontrar taxis y la línea de autobús que pasaba cerca estaba cortada. Solo unos buses gratuitos que salían desde un sitio sin señalizar y sin orden ni concierto aparentes te devolvían al centro urbano, desde donde cada uno ya se podía “buscar la vida”. Desde mi punto de vista esto debería estar mejor organizado pues una vez acabada la prueba, lo que más te apetece es poder volver a tu alojamiento lo más rápida y cómodamente posible para poder ducharte, comer y descansar.

En resumen, que al margen de la salida de la carrera y del transporte para volver desde la Cartuja hasta el centro urbano, la organización estuvo a una gran altura.

Con Silvestre, Landes y Sandp (Foto: Gebrelayos' Wife)

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

3. LO QUE ME LLEVO

Todo lo escrito hasta aquí está muy bien, pero… ¿Qué me llevo de mi decimosexta participación en un maratón? ¿Por qué recordaré el de Sevilla 2011? Uno siempre asocia una carrera a alguna vivencia, curiosidad, persona, anécdota, etc. Transcurrida casi una semana, son cuatro los recuerdos especiales que me llevo, aunque es posible que el tiempo los erosione y en algún caso hasta elimine.

El primero es la visita a las gradas del estadio "olímpico” sevillano. La mañana de la carrera llegué con una antelación de más de hora y media al horario previsto de salida. Como a pesar de haber recogido el dorsal y el chip en las mismas instalaciones del estadio no me había asomado a su interior a echarle un vistazo, decidí acercarme entonces al ver las puertas abiertas. He de reconocer que la primera visión impresiona. Es fácil darse cuenta de que ha vivido momentos mejores y más gloriosos, pero su decadente majestuosidad, sus gradas completamente vacías, la pista allá abajo preparada para lo que ocurriría en las horas siguientes y el absoluto silencio reinante, me atraparon y me dejaron allí plantado sin reaccionar. Fue una sensación parecida a esa primera que se tiene cuando uno traspasa la puerta de una catedral, entra en su interior y se detiene absorto a contemplar su inmensidad recorriéndola con una mirada asombrada.

Todavía no repuesto de mi particular “efecto Stendhal”, al encaminarme hacia el exterior de las instalaciones llegó mi segunda vivencia especial de la mañana. Casi en la salida me crucé con otro corredor tocado con una gorra que me miró un par de veces por debajo de la visera. Nada más pasar a mi lado dijo mi nombre con tono de interrogación. Me volví y no supe quien era hasta que con una sonrisa se quitó la gorra y pude observar su rostro. Habían pasado veinte años, pero enseguida pude reconocer a aquel compañero del instituto que al terminar COU (¿sigue existiendo eso?) se trasladó de Madrid a Sevilla y del que, por circunstancias de la vida, nada volví a saber hasta el domingo. Dos décadas apenas le han cambiado. Sólo tiene un poco menos de pelo que en aquel entonces y, sobre todo, un acento sevillano que me llamó mucho la atención pues evidentemente, mi recuerdo de él no estaba asociado a esa forma de hablar. Como es de rigor, repasamos un poco nuestras vidas y las de los compañeros de entonces con los que en algunos casos hemos seguido manteniendo el contacto. Luego y hasta poco antes de la salida, estuvo haciéndome de cicerone, presentándome a sus compañeros de club y guiándome por las tripas del estadio. ¡Gracias Javi!

El tercer “momento especial”, aunque éste con un tono diferente, llegó al recorrer los primeros kilómetros de la carrera que transcurren por la Isla de la Cartuja. En estos últimos años he estado en Sevilla en varias ocasiones, pero siempre de paso. Mi recuerdo de esta ciudad estaba unido hasta el pasado fin de semana a aquellos días del verano de 1992 que pasé visitando la Expo. Muchas veces he vuelto a ver las fotos de aquellas jornadas y a recordar aquel recinto que en mi memoria ha quedado grabado como algo mágico, espectacular y único. Al pasar corriendo el domingo por aquel mismo lugar, ahora triste y solitario y en el que aun quedan algunos vestigios de aquella época dorada (algún pabellón reutilizado como sede empresarial o una triste y vieja esfera bioclimática en mitad de ningún sitio), no pude evitar un sentimiento de cierta desolación y nostalgia.

Por último, la cuarta pincelada que seguramente nunca olvide sea la entrada en el estadio olímpico y la vuelta final a la pista antes de cruzar la línea de meta. Es inevitable que pasara por mi cabeza cuando allá por 1999 puede ver por televisión como Abel Antón recorría ese mismo camino para alzarse con el título de campeón del mundo de maratón. Muchas cosas eran ahora diferentes a aquel momento. El soriano hizo su entrada al recinto con unas gradas repletas de gente aplaudiéndolo y con un estadio y una pista en su máximo esplendor y en inmejorables condiciones. El domingo pasado no debía haber más de una décima parte de las localidades cubiertas, el tartán de la pista estaba totalmente descarnado y las gradas un tanto descuidadas. A pesar de ello estoy seguro que muchos de los que alcanzamos la meta vivimos unas sensaciones parecidas a las que Antón tuvo en aquel momento.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
4. Y YO ¿QUÉ?

Afrontaba este maratón un poco de rebote, pues hasta dos semanas antes no decidí que finalmente iba a correrlo. Realmente no era más que una excusa para disfrutar de un fin de semana en tierras sevillanas con la familia (¿o no sería lo del fin de semana una excusa para poder participar en el maratón?)

De acuerdo a las marcas que estoy haciendo en los últimos medios maratones, pensaba que si el día se daba bien y me esforzaba un poco, podía rondar las 3h 40min. Sin embargo pronto desestimé este escenario pues no me aportaba nada y no me apetecía ni salir pensando en tiempos de paso ni sufrir más de la cuenta. Decidí finalmente afrontarlo a un ritmo tranquilo y acabarlo como vengo haciendo en mis últimas incursiones en la distancia entre las 3h 50min y las 4 horas.

Tras un primer kilómetro en el que muy fui por encima de los siete minutos debido al tapón de la salida del estadio y a una parada para una micción interminable, cogí de forma natural una marcha cómoda. Alrededor del kilómetro cinco, alcancé a tres componentes de la paquetería de elatleta.com, Silvestre, Lander y Sandp, en cuya agradable compañía hice los aproximadamente veinte kilómetros siguientes. Su objetivo era terminar en 4 horas y para ello iban clavando los tiempos de paso. Así alcanzamos el medio maratón en prácticamente 1h 59 min, a 5:36 min/km.

Alrededor del kilómetro veinticinco y viendo que me sentía bastante bien, decidí probarme. En muchos medios maratones he salido lento y he apretado en los últimos cinco o seis kilómetros llegando perfectamente entero ¿Ocurriría lo mismo en un maratón o tendría que darme de bruces inevitablemente con el archiconocido tío del mazo? Era el momento de salir de dudas. Aumenté ligeramente el ritmo y abandoné a los que habían sido mis compañeros de fatigas durante gran parte de la carrera. Los kilómetros seguían cayendo y ahora no cesaba de adelantar corredores que hasta entonces me precedían.

De respiración iba bien pero las piernas comenzaban a notar que la tirada más larga de los últimos dos meses había sido el medio maratón de Getafe. Cambié entonces la zancada levantando menos los pies del suelo y economizando esfuerzos. Tras un corto periodo de adaptación, enseguida comencé a sentirme mejor y pude aumentar un poco más el ritmo. Había pasado el kilómetro treinta y cinco y continuaba sobrepasando más y más corredores y aumentando mi estado de ánimo..

Alrededor del kilómetro treinta y nueve, pensando que aunque apareciera algún bajón ya estaba muy cerca de la meta, di una nueva vuelta de tuerca y aumenté la marcha. Al llegar al cuarenta y uno me enchufé a Sinatra y su My Way en el MP3 y eché el resto. Entre en meta con un tiempo neto de 3:51:42 y con un parcial en los últimos cinco mil metros de 4:59 min/km. ¡Prueba superada!

Analizando ahora mis tiempos de paso, deben ser de los más raros de todos los participantes en la carrera. Hice la segunda mitad del maratón casi siete minutos más rápida que la primera y mis parciales más rápidos medidos cada cinco kilómetros fueron el penúltimo (5:19 min/km) y, sobre todo, el último (4:59 min/km). Conclusión: aunque en estas distancias tan largas en las que influyen un sin fin de factores es muy aventurado hacer una hipótesis, me inclino a pensar que si me hubiera esforzado y todo hubiera ido medianamente bien, me podía haber movido entre las 3h 40min y las 3h 45min. Pero esto no es más que las cuentas de la lechera. La realidad fue la que fue.

Toca ahora pasar página y, si todo va bien, participar en unos cuantos medios maratones antes de intentar el asalto a mi décimoséptimo maratón. ¿Será el MAPOMA? Pues muy posiblemente. Veremos.



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Nota 1: Como se puede observar en las fotos que ilustran la crónica, para mi vestimenta opte esta vez por un maillot de ciclista. Muy estético no es, pero la verdad que sus bolsillos en la espalda fueron de gran utilidad para guardar la glucosa, el MP3, dinero para el taxi por si tenía que abandonar y el móvil. Ideal para grandes distancias en las que no tenga certeza de que mis conocidos me puedan avituallar por el camino. Lo volveré a utilizar.

Nota 2: Me llamó la atención el gran número de corredores llegados de toda la geografia española y sobre todo de más allá de nuestras fronteras que participaron en el maratón. Se pudo ver a muchos italianos y alemanes corriendo por las calles sevillanas.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

domingo, 6 de febrero de 2011

365 días. 365 maratones.

Engels culminando su desafío (EFE)

El belga Stefaan Engels de cuarenta y nueve años de edad, consiguió completar ayer su reto de correr durante 365 días seguidos la distancia maratoniana de 42.195 metros. En su mayor parte, su hazaña se ha desarrollado en nuestro país, concretamente en ciudades tales como Barcelona, Madrid, Valencia, Bilbao, Gijón, Sevilla, Palma de Mallorca, Alicante, Murcia, Malaga o Las Palmas. También ha corrido en otros países como Portugal, Canada, Estados Unidos, Inglaterra o México.

Fue precisamente en la capital de este último país donde el belga paso por sus peores momentos. Una intoxicación alimenticia unida a los efectos de la altitud estuvieron a punto de derrotarlo. “Mi peor problema fue México – aseguró Engels -, estaba muy enfermo y además por encima de los 2.000 pies. No podía respirar y en dos días tampoco comer”.

En su trayecto de 15.401 kilómetros, el aventurero belga ha estado rodeado de un equipo compuesto por un dietista, un médico, un “coaching” (para el ámbito psicológico) y un entrenador personal.”Mi primer problema fue que nadie había afrontado este reto con anterioridad. Los doctores y amigos no me animaban” afirma Engels, quien perdió quince kilos en los tres primeros meses de aventura aunque luego consiguió estabilizarse. “He quemado hasta seis mil calorías, cuando un hombre en su vida normal gasta la mitad, así es que he comido mucho. He hecho cuatro o cinco comidas al día y, aunque la gente no se lo crea, he bebido hasta ocho litros de agua”.

Preguntado por su día a día, el ultrafondista respondía sonriendo: “Mi vida es fácil, me levanto y solo tengo que correr un maratón. Tardo entre cuatro y cinco horas y voy entre 100 y 110 pulsaciones. Luego descanso entre diez y doce horas”.

Stefaan Engels lleva veinticinco años corriendo largas distancias. En 2008 se propuso y consiguió otro desafío consistente en culminar con éxito 20 triatlones de larga distancia en un año (3,8 kilómetros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y 42,195 kilómetros corriendo), hecho por el que también figura en el libro Guinness. Preguntado sobre su próxima aventura, el corredor belga contesta: “creo que no tomaré más riesgos para mi cuerpo, está cansado. No puedo pensar en algo superior a esto. Es tiempo para otras cosas en mi vida

Si todo va bien, el record de Engels apenas durará 240 días. Otro “loco”, el navarro Ricardo Abad, está inmerso en su reto de completar quinientos maratones en otros tantos días. De momento va por el 129. ¡Suerte y ánimo!

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Artículos de referencia:

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

jueves, 3 de febrero de 2011

El maratón ¿matutino o nocturno?

Artículo de Juan Mora publicado en Corricolari (Mayo 2001)
 
Haciendo limpieza de las cosas que todavía permanecían en casa de mis padres, he encontrado una caja llena de revistas “Corricolari” de los años 2000 y 2001 (¡cuando la odisea en el espacio!). Echándolas un vistazo me he dado de bruces con un interesante artículo de Juan Mora publicado en el número de mayo de 2001. El texto tenía por título “¿Para cuando un maratón nocturno?” y en él argumentaba que el rendimiento que nuestro organismo ofrece es muy superior a última hora del día que nada más levantarse.

Según Mora, “recién levantados, el rendimiento nunca es óptimo. Nos cuesta arrancar, porque el cuerpo tarda en despertarse”. Por eso los atletas que hacen dos sesiones de entrenamiento ruedan por la mañana y reservan la tarde para hacer el trabajo de calidad. También por eso, además de por temas televisivos y publicitarios, las finales del atletismo de los grandes eventos se programan a última hora de la tarde o primera de la noche.

Hace ya una década, Mora defendía la celebración de un maratón nocturno porque tendría varias ventajas respecto a los tradicionales maratones matutinos. En primer lugar, se llegaría más descansado. Los maratones tradicionales suelen estar programados para primera hora de la mañana (alrededor de las 9:00 A.M. normalmente) Esto supone pegarse un buen madrugón, que normalmente suele ir precedido de una noche en la que es complicado conciliar el sueño.

En segundo lugar los participantes llegarían mejor alimentados. Cuando se afronta un maratón matutino se desayuna de forma más bien ligera para evitar los problemas que pudiera acarrear una digestión larga y pesada. Sin embargo “ese día necesitamos estar más y mejor alimentados que nunca ¿Qué mejor que correr el maratón después de haber desayunado con normalidad y tras un comida, si bien no muy abundante, si todo lo rica en hidratos como queramos? La única precaución sería adelantar algo la hora de la comida”.

El tercer factor sería la climatología. Según avanza la mañana, lo normal es que la temperatura vaya en ascenso haciendo más calor cuando más necesitamos refrescarnos. En el caso de un maratón nocturno, además de que las ciudades tienen una iluminación suficiente para poder correr sin luz solar, no se padecerían las secuelas del calor.

Por todo ello y porque sería algo distinto, Mora aseguraba que “el maratón que fuera el primero en organizar una prueba por la tarde/noche triunfaría”.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Hasta donde yo sé, en nuestro país se celebran actualmente dos maratones vespertinonocturnos. Uno, en agosto, es el de la población segoviana de Valtiendas, del que este año (Dios y organizadores mediante) se llevará a cabo la octava edición. El otro es el recientemente nacido Bilbao Bizkaia Night Marathon del que hace poco más de tres meses se corrió la segunda edición y que tiene lugar a finales de octubre. Yo he participado en los dos y las impresiones que he sacado son bastante coincidentes con lo que apuntaba Mora. Ahora bien, creo que es necesario añadir una serie de apreciaciones y puntualizaciones a lo referido en su artículo.

Por regla general, los maratones nocturnos se celebran los sábados mientras que los matutinos se llevan a cabo los domingos. Yo, sin duda alguna, prefiero los sábados. En caso de que la carrera me suponga un desplazamiento fuera de mi ciudad de residencia, me permite organizarme mejor el fin de semana, planificar mi vuelta el domingo sin prisas y “descansar” todo un día antes de volver el lunes al curro.

Mirándolo desde el punto de vista organizativo, supongo que será más fácil recibir los permisos y ayudas de las autoridades pertinentes si el evento tiene lugar en la mañana dominical que en la tarde noche sabatina. Un maratón normalmente implica cortar al tráfico rodado algunas de las principales calles de la ciudad donde se celebre, con el consiguiente perjuicio para el grueso de sus habitantes. Estas molestias entiendo que deben ser mayores un sábado, pues afecta de manera importante al comercio y a la hostelería.

Por otro lado y en cuanto al aspecto climatológico, conviene puntualizar a lo expresado por Juan Mora que el hecho de que durante la mañana la temperatura vaya en ascenso haciendo más calor cuando más necesitamos refrescarnos, puede ser perjudicial para las pruebas a celebrar en primavera o verano, pero seguramente sea beneficioso cuando el maratón tenga lugar a finales del otoño o en lo más riguroso del invierno.

Aunque como efecto colateral, también conviene tratar el tema del ambiente y animación. En una carrera larga como es un maratón, normalmente los participantes necesitan de un mayor ánimo y apoyo según avanza la prueba. En el caso de los matutinos es claro que el número de espectadores crece a medida que avanza la mañana. Mientras, en lo que respecta a los nocturnos, ocurre más bien lo contrario: la animación es máxima en el momento de comenzar y a partir de ahí va decayendo.

Por último, el autor aseguraba que “el maratón que fuera el primero en organizar una prueba por la tarde/noche triunfaría”. Dejando a un lado el de Valtiendas, prueba artesanal, por parejas, de carácter rural y con alrededor de cincuenta participantes, el otro maratón nocturno que se puede analizar es el de Bilbao. Si vamos a las cifras y sin entrar a valorar otros aspectos (organizativos, cercanía a grandes ciudades,…), en su primera edición lo completaron 1.026 corredores mientras que el año siguiente solo fueron 646 los llegados a meta. En el caso de otros maratones celebrados en fechas próximas, el número de finishers ha sido el siguiente: San Sebastian (2.412), Malaga (1.407), Zaragoza (958) o Ciudad Real (346). A la vista de estas cifras ¿se puede considerar que el maratón nocturno ha triunfado?

Como conclusión personal creo que si la celebración de maratones nocturnos se consolida y difunde puede ser una magnífica idea para llevarlos a cabo en primavera, verano o incluso a principios del otoño (en ciudades con clima templado). No sé si el rendimiento que los participantes podamos obtener será mejor o peor que el que alcanzamos en los matutinos, pero siempre será preferible tener la opción de poder elegir tomar parte en una carrera distinta que te muestre otra cara de las ciudades.

Y vosotros ¿qué opináis?

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*