martes, 27 de julio de 2010

Devoto de San Lorenzo

Devoto de San Lorenzo. Si señor, soy devoto de San Lorenzo. Y a mucha honra. Quizás debería decir que soy del Madrid y de San Lorenzo, porque esto de “ser de un santo” a mí siempre me ha resultado algo similar a ser de un equipo de futbol pero llevado al ámbito religioso. “Mi santo es el mejor. ¡Menuda procesión tiene y vaya milagros hace!”. Según los estudios científicos realizados recientemente por el CSIC (Centro de Soplapolladas e Idioteces Científicas), las principales razones que llevan a una persona a ser fan de un santo y no de otro son la tradición familiar y su imagen o representación física (la del santo quiero decir). En mi caso el estudio la ha pifiado, pues la pasión por este santo varón me viene por su Trofeo. Si, habéis leído bien, por su Trofeo. Su descubrimiento en 2003 fue mi particular piñazo del caballo al más puro estilo Pablo de Tarso: mi vida de corredor popular pasó del completo ateismo atlético al más ferviente sanlorezismo.

Por aquel entonces yo era un corredor practicante pero no creyente, un popular de los que participaba casi exclusivamente en las clásicas y más conocidas carreras, uno de esos que pensaba que en los madriles sólo merecían la pena la San Silvestre Vallecana, el Medio Maratón de Madrid, el MAPOMA y alguna más, un aficionado a correr para el que de junio a septiembre no existían carreras populares y creía que lo mejor era dedicarse a otros deportes.

Fue en el verano de aquel año cuando alguien me comentó que unos pocos iniciados se reunían en honor del santo asesinado muchos años atrás durante la celebración de una barbacoa, y corrían como locos en su nombre por las vías más céntricas y con más historia de Madrid la mañana del último domingo de julio. “¡Jodo, con el calor que hace! ¿No podrán hacer una procesión en Semana Santa como todo el mundo y no una carrera en pleno mes de julio? Están locos estos devotos” fue mi primer pensamiento. Sin embargo y dado que en esas fechas iba a estar en la capital, decidí apuntarme con la intención de comprobar en mis propias carnes el sinsentido de aquel comportamiento. ¡Nunca me alegraré lo suficiente de aquella decisión!

Desde entonces y con la del domingo pasado he participado en siete ediciones de este evento sin igual. La belleza de su trayecto no tiene parangón. Se visitan rincones madrileños como San Francisco el Grande, el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, la Puerta del Sol, la C/ Mayor, Cibeles o Neptuno. No hay que olvidar sin embargo que esta fiesta del correr popular lleva, como suele decirse, en el pecado la penitencia. Y es que para poder gozar de todos estos lugares únicos, es necesario sufrir los rigores de las altas temperaturas y superar las elevadas pendientes de las cuestas que jalonan el trayecto (sobre todo las de San Vicente y la de la C/ Toledo).

Como ocurre en este tipo de celebraciones, también existe ese puntito de incertidumbre que las hace más atractivas. Si en el caso del Rocío lo que no se conoce con certeza es el momento preciso en el que los almonteños saltarán la verja para sacar en procesión a la Blanca Paloma, en lo tocante al Trofeo de San Lorenzo el misterio viene por cual será el circuito y la distancia final recorrida. En mis siete participaciones, la de hace dos días es en la única que se ha repetido el trayecto con respecto a las anteriores. Las obras, cuando no los designios de la autoridad o un error de los agentes que controlan el recorrido, hacen que nunca se conozca a priori y de forma exacta la distancia total a recorrer, aunque si es cierto que suele oscilar entre los 10.500 m y los 11.000 m. También es un misterio para mí el aspecto que presenta la talla del santo. Supongo que son los primeros clasificados de la carrera los que la portan en volandas, pero dado que mis condiciones físicas me obligan a ir siempre muy alejado de las posiciones cabeceras, nunca he podido contemplarla.

En estos últimos años la labor pastoral de organizadores y devotos ha sido esplendida, y aquel grupo de iniciados que conocí hace siete años se ha convertido en una autentica procesión de fieles. Tanto es así que anteayer fuimos más de mil los que culminamos con éxito la carrera. Directamente proporcional a este crecimiento es el nivel de dificultad que los "cofrades organizantes" (A.D. Argumosa) encuentran en la autoridades a la hora de poner en pie este formidable evento edición tras edición. Aún así, con mucho esfuerzo e ilusión, nos brindan una cita anual que roza la perfección y que se coloca sin lugar a dudas entre las mejores carreras populares de las que en nuestra ciudad se disputan.

Estimadas autoridades competentes (o ¿incompetentes?): bien es cierto que no tenemos el apoyo ni en lo númerico ni en lo económico que tiene el "lobby gay" para poder cortar las calles y celebrar su "parade" anual, ni nuestra celebración defiende una institución como la familia o reivindica el derecho a la vida, ni tan siquiera sacamos tanques y aviones a la calle y desfilamos todos a una en cuanto a vestimenta y zancada, pero aún así les rogaríamos no pusieran tantas pegas para que podamos seguir disfrutando un ratito de las calles céntricas y bellas de nuestra ciudad la mañana del último domingo de julio.

En definitiva, que esta chorrientrada sirva para agradecer, animar y mostrar todo mi apoyo a los organizadores del Trofeo San Lorenzo que tan buenos ratos me ha hecho pasar. Y para poner el punto final y parafraseando a la Esteban, uno de los principales referentes en lo que a los valores de nuestra sociedad actual se refiere, decir que “yo, por San Lorenzo ma-to. ¿entiendes?”

Saludos
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jueves, 15 de julio de 2010

XI Medio Maratón El Burgo de Osma

El sábado agarré a mi familia y unos pocos trastos y partimos dirección a El Burgo de Osma. Allí cumplí mi segunda participación en su Medio Maratón. Para no resultar muy pesado voy a intentar repetir lo menos posible de aquella entrada que, con ocasión de mi debut en la prueba, hice el año pasado por estas mismas fechas(pulsa aquí)


1. Gestionando variables

Y es que las variables de partida resultaron ser las mismas. En primer lugar un recorrido consistente en dar tres vueltas a un circuito con tránsito por el centro de la localidad castellanoleonesa y que se extendía por los márgenes del río Ucero. Exactamente el mismo que en la edición de 2009. En segundo lugar, un calor insoportable y agobiante que se cifraba en 33ºC en el momento de tomar la salida y que solo comenzó a ser ligeramente más llevadero con el descenso paulatino del astro rey.

La tercera variable fue la fenomenal organización. Siempre atenta a las necesidades de los corredores y tratando en la medida de lo posible de prevenir los efectos adversos del calor, recomendaron a los atletas repetidamente por megafonía que se tomaran la carrera con tranquilidad y, sobre todo y más importante, establecieron cuatro avituallamientos líquidos y tres de esponjas en cada vuelta.

La gran animación existente en las calles de El Burgo de Osma fue la cuarta y última. Mención especial para el paso por la Calle Mayor y la Plaza Mayor donde estuvieron ubicadas la salida y la meta así como la práctica totalidad de familiares y amigos de los corredores que asistieron a darnos ánimos durante la carrera.

Teniendo en cuenta las cuatro variables mencionadas, mi labor principal debía ser combinarlas de la mejor manera posible para que pudiera disfrutar de la carrera y no pasarlo tan sumamente mal como el año anterior. Y así lo hice. Con la lección bien aprendida, esta vez el medio maratón lo comencé unas horas antes hidratándome a conciencia. Tras el silbido que marcó el inició de la carrera, la estrategia consistió en i) salir muy lento con la esperanza de ir apretando si el calor iba aflojando y si me iba encontrando con fuerzas, ii) refrescarme cada dos por tres mojando mi cabeza, cuello y brazos con la ayuda de un esponja que tomé prestada en el primer avituallamiento y que devolví en el último, iii) hidratarme de forma continua mediante pequeños sorbitos, no deshaciéndome de la botellita de agua tomada en cada avituallamiento hasta no tener a la vista el siguiente.

El plan se desarrolló a la perfección, y saliendo desde las últimas posiciones no deje de adelantar gente desde aproximadamente el tercer kilómetro. Mi ritmo fue creciendo paulatinamente, recorriendo cada vuelta en un tiempo menor a la anterior, sobre todo la última donde gasté todas las fuerzas que había guardado en las dos previas. El tiempo final (1:41:26) constata lo acertado de mi decisión. A pesar de encontrarme en peor condición física que el año pasado, llegué a meta con muchas mejores sensaciones y con una marca dos minutos mejor que la del 2009.

Muchos participantes no planearon tan bien la carrera, y sobre todo en el último giro fue muy corriente ver a muchos andando en un intento de recuperar el hálito y poder llegar a meta.


2. Todos con la Roja

Dado que al día siguiente la selección española de futbol disputaba la final del Campeonato del Mundo, decidí desempolvar la camiseta rojigualda que dormía el sueño de los justos en el cajón y vestirla como muestra de apoyo y agradecimiento a la Roja por los buenos momentos que nos ha hecho pasar este último mes. Adquirida hace más de un año en un "outlet", su función original era la de acompañarme cuando volviera a participar en alguna carrera allende nuestras fronteras. Nunca pensé que su estreno tendría lugar en plena Castilla León.

Sin embargo y como preveía, no fui el único en tener esta idea. A lo largo de la carrera adelanté a más de seis o siete corredores que llevaban la elástica de la selección (o similares) en sus más variadas versiones: la del Mundial, la de la última Eurocopa, modelo más antiguos, en azul, con nombre y número…Vamos, que muy original no fui.


3. Conclusión

El Medio Maratón de El Burgo de Osma es una carrera de perfil suave, recorrido bonito y con una gran animación, pero que se hace muy dura debido a las altas temperaturas. Es un evento para pasarlo bien e intentar disfrutar, nunca para hacer marca. Ideal para aprovechar un día de excursión por Burgo de Osma y otras localidades cercanas (San Esteban de Gormaz, Ayllón, Aranda de Duero…) en función de la “paliza” de visitas que se quiera dar cada uno. Yendo en coche desde Madrid, personalmente disfruto muchísimo con el paisaje castellano que surge a ambos lados de la carretera una vez se abandona la A-1 y se toma la nacional (¿N122?), sobre todo a la vuelta, con el día ya en su crepúsculo. Muy recomendable

¡Que no paséis mucho calor!

Nota: La primera foto es de la cosecha familiar. La seguna está extraída de http://www.fotosdelburgo.com/

En capítulos anteriores...X Medio Maratón de El Burgo de Osma

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lunes, 12 de julio de 2010

¡Todos con la Roja!

Hago un hueco en este blog dedicado a las cosas del correr para brindar un pequeño homenaje a la Roja por habernos hecho disfrutar durante este último mes. Falta nos hacía con la que está cayendo.

¡Muchas gracias!

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domingo, 11 de julio de 2010

Los Arganzía visitan ... El Burgo de Osma

Aprovechando que hoy participaba por segunda vez en el Medio Maratón de El Burgo de Osma, la familia Arganzía al completo nos hemos cogido el descapotable amarillo tuneado y nos hemos plantado en la bella ciudad soriana.

En homenaje a la selección española de futbol, "la Roja", yo he corrido la prueba ataviado con su camiseta de entrenamiento. La equipación de la selección ha sido la estrella entre los participantes y he contado no menos de seis corredores que la llevabamos en sus distintas versiones: mas antiguas, mas recientes, segunda equipación, con número y nombre en la espalda, etc...

En la foto que ilustra esta entrada se me puede ver al volante de nuestra "Yellow Arrow" portando ya la camiseta roja a la llegada a las cercanías de la histórica ciudad. Puede comprobarse también como Mrs Arganzía, menos influenciada por la fiebre futbolera, ha optado por una camiseta verde y unas gafas "fashion de la muerte".

Espero colgar la crónica de la carrera en breve.

Saludos


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lunes, 5 de julio de 2010

Cruzar de calle en Barrio Sesamoideo


Después de un mes de "plantillero" parece que la cosa ha mejorado levemente. Siguiendo con la serie de Barrio Sesamoideo, los últimos treinta días han supuesto un pequeño avance, un cruzar de calle hacia otras zonas de la vecindad más agradables, más acogedoras y mejor habilitadas para la práctica del noble arte del correr. Podríamos decir que he salido de los suburbios, de la parte triste del barrio, para instalarme en una zona con mejores vistas. En cualquier caso soy consciente de que la recuperación, desaparición de la dolencia o como se le pueda llamar a esto, es lenta y va a llevar su tiempo, con lo que tengo que seguir aprendiendo a sobrellevarla. No obstante ahora, pudiendo correr con regularidad y casi todas las veces que quiero, es mucho más llevadera.

Así, en las últimas semanas he vuelto a retomar la “competición” y he participado en tres medios maratones. Durante estas largas tiradas con dorsal apenas tengo molestias. El principal problema suele venir cuando la zona se enfría: la tarde del día de la carrera y la jornada siguiente tengo el pie más tieso que la mojama. Hasta ahora no ha ido más allá y al segundo día, aunque la molestia persiste, el dolor desaparece.

Total que administrándome voy retomando poco a poco el ritmo de entrenamientos y carreras. Trato siempre de no correr dos días seguidos, por lo que me he acostumbrado a alternar un día de carrera con otro de bici elíptica en el gimnasio. Y los fines de semana, completo mis entrenamientos con una o dos salidas en bicicleta dependiendo de si participo o no en una media.

Y poco más que no quiero alargar esta intervención más allá de lo necesario y ponerme pesado. Este finde toca el Medio Maratón de Burgo de Osma para sufrir un poco con los calores veraniegos y seguir acumulando kilómetros de cara a mi hipotética participación en el Maratón Nocturno de Valtiendas. Veremos.

That’s All Falks!


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