jueves, 17 de julio de 2008

I Cross del Planetario: "Estrellas" por un día

Hace treinta años mi abuelo me llevaba de paseo a las cercanías de la vía que estaba próxima a mi casa. En aquel entonces allí no había más que grandes descampados en los que abundaban las amapolas (que me daban alergia) y los escombros. Algunos años mas tarde, alrededor de diez, aquel terreno agreste fue convertido en el incipiente Parque de Enrique Tierno Galván, en homenaje al por aquel entonces recientemente fallecido alcalde de la capital, y sobre él se levantó el futurista Planetario de Madrid.

Desde entonces mi “vida deportiva” ha estado vinculada al parque. Así, entre los catorce y los dieciocho años, en mi época de baloncestista federado, entrenaba allí durante los parones de Navidad y verano para no perder del todo la forma física. En la etapa de la universidad (de los diecinueve a los veintidós), ya colgadas las botas, aprovechaba los veranos para recorrer el parque en bicicleta. Fue ya licenciado cuando empecé a ir a correr con regularidad y a forjar el perfecto corredor mediocre que he llegado a ser. ´

En este tiempo he dado miles de vueltas al circuito de Los Lagos y algunas menos a la meseta superior, desde donde pueden verse unas buenas vistas de Madrid. Mientras mi cuentakilómetros vital ha avanzado inexorablemente, el entorno y el propio parque han ido cambiando, madurando: los árboles plantados crecieron y han comenzado a dar sombra a los caminos, nacieron el Hipercor y la Estación de Autobuses, los talleres y fábricas fueron derribados y sustituidos por modernos edificios de viviendas y el parque ha ido cobrando vida con una cada vez mayor asistencia de visitantes.

Pues bien, encuadrado en el lento progreso de dar vida a esta zona verde del sur madrileño, el 25 de Mayo pasado se celebró en el Parque Tierno Galván el I Cross del Planetario. Sobre una distancia de 7.200 metros y organizada por la Asociación de Vecinos del Planetario, la carrera sirvió para reunir a todos los que entrenamos por allí (y a algunos más) y llenar los senderos de “nuestro” parque con una riada de corredores como no se había visto nunca antes. Con salida desde el patio del Colegio Público Tirso de Molina, el cross recorría los principales lugares del parque (el puente de la chimenea, el Auditorio, el Planetario, los lagos…) y finalizaba en la C/ Meneses junto al Cine Imax. Para aquellos que fueran a disputarla, las numerosas cuestas seguro que supusieron un esfuerzo extra. Para los que fuimos sólo a disfrutar de recorrer en compañía y con un dorsal en el pecho los caminos del parque por los que entrenamos regularmente, los desniveles fueron más llevaderos.

La inscripción en la prueba fue gratuita y los organizadores suplieron la falta de medios con un alto nivel de voluntad y entusiasmo. No hubo chips, ni señalización de los kilómetros, ni bolsa del corredor, ni la distancia estaba bien medida (creo) y el avituallamiento final consistía en una mesa con unas botellas de Coca Cola de dos litros y unos vasos de plástico (modalidad self service). En cualquier caso agradecer a la Asociación de Vecinos del Planetario el poner en pie esta carrera y animarles a que continúen con ella en siguientes ediciones.

Nada más. Solo dejar constancia de la enorme ilusión que me hizo el poder participar en una carrera que transcurriera por un parque al que estoy tan ligado.

Un saludo

jueves, 10 de julio de 2008

Para estar orgulloso

El sábado 05/07/08 alrededor de setecientos corredores nos dimos cita en la segunda edición de los "10 km de Orgullo" con, paradojas de la vida, no mucho ambiente. Esperaba yo más animación, más color y más glamour para celebrar haciendo deporte el Día del Orgullo gay, pero me da que dentro de las diversas actividades previstas para esta fecha, la prueba atlética no era de las más esperadas.

La carrera partía de la Plaza de España y tras transitar por la C/ Ferraz, Paseo Pintor Rosales y Paseo de Camoens en sus primeros kilómetros, se internaba por el complejo Universitario de la Complutense. Allí, tras rodear varias de las facultades en un circuito que, para los que lo conozcan, recordaba mucho al del Medio Maratón de la Ciudad Universitaria, finalizaba en la pista de atletismo del Complejo Deportivo Sur. ¿El perfil? Pues como lo son casi todas las competiciones se celebran en los madriles: cuesta para arriba cuesta para abajo con algún tramo llano intercalado.


La organización alternó aspectos positivos y negativos. Entre los primeros destacar el gran cuidado que se puso en la hidratación de los participantes. Ya antes de la salida se ofrecieron bebidas y, posteriormente, los avituallamientos intermedios y final estuvieron bien surtidos de botellas de agua y de bebidas isotónicas con las que combatir el fuerte calor reinante. Entre lo negativo la inexistencia de alfombrilla lectora de chips en la salida y, sobre todo, la notablemente insuficiente señalización de los puntos kilométricos. Durante la carrera no vi ni un solo indicador que me informara del kilómetro en el que me encontraba. Cuando comenté esta circunstancia con mi hermana, me dijo que ella si había visto unas dos o tres indicaciones consistentes en un folio de papel pegado en una farola y con el número del kilómetro en cuestión escrito con rotulador.

En lo personal acabé muy contento. Se nota que el calor me va bien y que ya llevo más de un año entrenando con continuidad, sin lesionarme. Así, a pesar de la alta temperatura, lo exigente del recorrido y de los kilómetros que llevo en las piernas durante los últimos meses, me encontré bien, con muy buenas sensaciones. Al final me tomé un tiempo neto de 0:42:27, a 4:14 min./km. ¡Para estar orgulloso!

En resumen, carrera para pasar un rato agradable y seguir con la temporada de bolos veraniegos alejado de las competiciones de larga distancia. La próxima el Trofeo de San Lorenzo. Hasta entonces.

Nota: Se me ocurrió ir andando desde mi casa hasta la salida en la Plaza de España, lo que implicó recorrer vestido de “romano” toda la Gran Vía madrileña. Dadas las horas (alrededor de 8:00 a.m.) me crucé con varios grupos de hombres que venían de la gran fiesta que se había organizado en la zona de Chueca y que habia durado hasta altas horas de la madrugada. No os cuento los piropos (todos ellos simpáticos y de buen rollo) de los que fui objeto. ¡Si es que voy provocando!

Otra nota: Las dos fotos son mias. ¡Se nota ehhh!