viernes, 29 de abril de 2011

Crónica y alrededores del XXXIV Maratón de Madrid (y II)

La foto es cortesía de Oksana

He aquí por fin el segundo y último capítulo acera del XXXIV Maratón de Madrid. Si el primero versaba más sobre los alrededores, este es el de la crónica pura y dura. Si me descuido no lo acabo. Han pasado casi quince días y entre la falta de tiempo, la Semana Santa y los Madrid-Barça, no había forma de finiquitar el tema. Con esta entrada cierro el maratón madrileño por este año y empiezo a pensar en próximas competiciones. ¡Ahí va el "tocho"!


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1. Desde que se empieza hasta que se llega a la mitad

Como decía al inicio de la primera entrega, después de que el año pasado me lo perdiera a causa de la “graciosa” sesamoiditis, tenía muchas ganas de volver a correr el Maratón de Madrid. Considerando que mi estado de forma se mantiene más o menos en el mismo nivel desde hace unos meses, el planteamiento era similar al de las últimas pruebas sobre la distancia en las que he participado: salir tranquilo y a disfrutar para completarlo en un tiempo que oscilara entre las 3h 50min y las 4 horas. Esta vez partía en compañía Bruce, mi pareja de hecho en buena parte de los maratones en los que he participado. Su idea era lograr terminarlo por debajo de las cuatro horas, con lo que todo pintaba a que nos deberíamos “aguantar” gran parte de la carrera.

A falta de diez minutos para las nueve nos dirigimos a la zona de salida. Debido al poco espacio existente y al gran número de corredores, quedamos en un inicio colocados junto al cartel que indicaba el área a ocupar por aquellos que pensaran acabar la carrera en cinco horas. Aprovechando los huecos conseguimos avanzar unos metros y finalmente tomamos la salida a la altura del indicativo de las cuatro horas y media. Desde que oímos a lo lejos el disparo hasta que realmente cruzamos la línea de salida en la Plaza de Colón transcurren cuatro largos minutos. ¡Comienza la aventura!

Los primeros kilómetros me resultan siempre un poco incómodos. Todavía el cuerpo está “raro”, poseído por esa sensación nerviosa que durará un rato más. No vas pendiente de correr, sino que ocupas la mente en repasar que todo esté correcto (los cordones bien atados, las pastillas de glucosa en el bolsillo, que los calcetines no rocen,…) mientras tienes cuidado de no tropezar con ningún otro participante, de no meter el pie en ningún agujero o de no engancharte con alguna camiseta o plástico que hayan tirado los que te han precedido y que no veas debido a la multitud en la que estás inmerso. Aún así, cerca de Nuevos Ministerios, un corredor empujando un carrito de niño que venía detrás de nosotros tocó con la rueda delantera el pie de Bruce que a punto estuvo de irse al suelo. No voy a entrar ahora en este tema, pero considero que los primeros kilómetros del Maratón de Madrid no son los más adecuados para la práctica del carriting.

En el giro del Santiago Bernabeu nos separamos de los diezmileros. Nos dedicamos un aplauso mutuo (¡que bonito, cuanto nos queremos!) y nos desean suerte. Unos metros más adelante paro y me marco una interminable micción. Hasta el avituallamiento no vuelvo a alcanzar a Bruce. Los primeros cinco kilómetros nos han llevado 28:08 min (5:37 min/km). A la postre serán los más lentos de toda la mañana.

A partir de Plaza de Castilla ya noto que mi cuerpo va encontrando el tono. Es la parte con menos expectación de la carrera por lo que se agradece que esté al principio. Los kilómetros van cayendo y Bruce va cantando los tiempos de paso. La verdad es que, aunque somos conscientes de que hemos aumentado el ritmo quizás más de lo necesario para alcanzar nuestros objetivos, nos dejamos guiar por las sensaciones y no hacemos ni puñetero caso a los parciales. Cuando son más rápidos los achacamos a las cuestas abajo y cuando son más lentos a las cuestas arriba. Reflexión simple pero que nos vale para engañarnos. Total que pasamos por el kilómetro diez en 54:54 min (26:46 los segundos cinco mil) lo que supone una media de 5:29 min/km.

Con la llegada a la abarrotada glorieta de Cuatro Caminos, comienza la que posiblemente es la parte que más me gusta de esta prueba. Los seis mil metros que van desde allí hasta el final de la C/ Mayor, tienen un perfil bastante llevadero y la animación se incrementa de forma exponencial. Destacan el paso por Guzmán el Bueno con la música y las rosquillas caseras de Guille & Family, la bajada por la Gran Vía y, por encima de todo, el ambientazo de la Puerta del Sol. Lástima que el colofón a este tramo no fuera en esta edición el tránsito junto al Palacio Real sino un descenso a los infiernos en forma de visita al túnel de Bailen.

Al parecer la coincidencia horaria con una procesión (con la iglesia hemos topado) hizo que se cambiara el recorrido y pudiéramos disfrutar del “arte municipal alternativo madrileño”. La vista de la fachada del regio palacio fue sustituida por una panorámica del túnel al estilo “Madrid Visión”, pudiendo contemplarse una espectacular columnata gallardónica a la izquierda y un pedazo muro de hormigón de comienzos del emetreintismo que se extendía interminable a nuestra derecha. Todo el conjunto estaba cubierto por una buena capa de los residuos que a diario expulsa el tráfico rodado que allí se da cita. El tramo subterráneo presentaba además unas condiciones ambientales similares al clima tropical (húmedo y calentito) y una iluminación tenue y romántica. Vamos, un vergel en el desierto maratoniano.

A la salida a la superficie nos encontramos de morros con el kilómetro veinte (tiempo de paso 1:48:16), y un poco más avanzada la C/ Ferraz con la pancarta que señalaba el medio maratón. Habíamos completado la primera mitad de la prueba en 1:54:13, a un ritmo de 5:24 min/km. Salvo una pequeña molestia en el dorso de mi pie izquierdo, todo iba perfectamente. Bruce había conseguido un pequeño colchón para el asalto a las cuatro horas y yo también estaba en el intervalo previsto. Todos contentos.

La foto es cortesía Guillermo Gallego

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2. Desde que se llega a la mitad hasta que se acaba

Los siguientes kilómetros hasta la llegada de la Casa de Campo son un periodo de transición. El descenso en un largo zig-zag hacía el Manzanares se agradece porque la piernas empiezan ya a dar señales cansancio, normal cuando las tiradas más largas en la preparación no han pasado de la distancia de un medio maratón. En la pronunciada bajada por el Paseo Camoens me veo obligado a parar con el fin de aflojarme el cordón de la zapatilla izquierda y ver si así se alivia el dolorcillo del píe. No da resultado. Sea lo que sea me temo que tendré que sobrellevarlo hasta el final. Un par de hectómetros antes de llegar a la rebosante de espectadores Glorieta de Príncipe Pío, cruzamos el kilómetro veinticinco. Llevamos 2:18:33 de carrera, y hemos completado el ultimo cinco mil en 26:22.

La Casa de Campo es desde siempre la parte de la carrera a la que más temo. Ella es la que decide como será lo que resta hasta meta. Si sales bien, tienes muchas posibilidades de alcanzar la meta con éxito. Si la abandonas tocado, puedes estar seguro que te queda un suplicio hasta el Retiro. Esta vez tocó cara. Quizá ayudó a hacerlo más llevadero el conocimiento al dedillo de la zona gracias a las innumerables vueltas que el verano pasado di en bicicleta por la parte que ahora recorríamos a pie.

La cuesta que nace en el lago y que sirve para unir el pulmón verde madrileño con la Avenida de Portugal es impresionante y la animación increíble. El paralelismo con una etapa de montaña ciclista es claro. La gente se agolpa a ambos lados estrechando el camino mientras aplaude, vitorea y hace fotos. Algunos corredores echan pie a tierra o tiran de riñones para superar la pendiente. Los que vamos más enteros buscamos los espacios y adelantamos posiciones sin ninguna resistencia. ¡Que momentazo!

Al coronar el “puerto” levanto el pie y echo la vista atrás para encontrar a Bruce. No lo veo. Espero unos segundos y sigue sin aparecer. No puede ser que en tan poco espacio le haya sacado tanta distancia. Vuelvo a girarme, prácticamente me paro, pero no se le ve. Tengo la sensación de que me ha dejado ir ya que hasta entonces había aguantado el ritmo que llevábamos sin ningún problema. Han sido treinta y dos kilómetros en compañía. Toca afrontar los últimos diez en la manida soledad del corredor de fondo. (Es exactamente la misma historia que en la edición de 2008)

Me encuentro bien. Salvo la molestia en el "pinrel", todo está en perfecto orden de revista. La parte de la ribera del río es una zona bastante llana con lo que es más fácil mantener un ritmo constante. Unidas las dos circunstancias, adelanto un gran número de corredores con suma facilidad y alcanzo el kilómetro treinta y cinco en un tiempo de 3:08:10. Viendo a posteriori los parciales, las cifras dan la razón a mis sensaciones: del treinta al treinta y cinco fueron mis cinco mil metros más rápidos (26:12) y los segundos en los que más puestos adelanté (403).

Con el inicio de la subida de la C/ Segovia comienza la traca final. Ascender desde la altura del Manzanares a de la meta en el Retiro en tan sólo seis mil metros y más cuando son los últimos de un maratón, quieras que no resulta un “pelín molesto”. Este tramo se hace eterno si vas muy justo. Primero te zurra la pendiente de la C/ Segovia, donde no son pocos los corredores que echan pie a tierra y la suben andando. Luego viene el falso llano “engañabobos” del Paseo Imperial. ¡Anda que no habré pasado veces por allí en mi infancia a bordo del coche de mi padre y siempre pensé que aquello era llano! Cuando todavía veinteañero transité por allí, esta vez corriendo no se ya que edición del MAPOMA, me dí cuenta de mi gran error. Tras el respiro del Paseo Vallejo Najera, viene la subida del Paseo de la Acacias, mentalmente para mí el último punto duro de la carrera.

Ya en la Glorieta de Embajadores sé que he superado lo más difícil y con buena nota. Quedan aproximadamente tres mil metros para cumplir el objetivo y aunque la experiencia dice que el maratón puede sorprenderte hasta prácticamente el último paso, también me ha enseñado que según me encuentro y lo que queda por delante, aunque me diera un “pajarón” conseguiría llegar medio decentemente.

Paso muy bien la penúltima cuesta ubicada al inicio de C/Alfonso XII y sin embargo, quizás por pensar que ya está todo hecho, se me hace larguísima el resto de la recta hasta la Puerta de Alcalá. Ocupo mi pensamiento en recordar que es el tercer maratón consecutivo en el que no tengo un momento malo, en el que no me cruzo con el temido “tío del mazo”. Hubo un tiempo en que estaba totalmente convencido de que no había prueba sobre la distancia de Filípides en la que no llegará un momento de pasarlo rematadamente mal. Sin embargo los acontecimientos han acabado por quitarme la razón.

La subida de la C/ Alcalá es dura pero la cercanía de la meta da alas. Al girar y tomar el Paseo de Coches del Retiro (o Paseo del Duque Fernan Nuñez) decido bajar el ritmo y disfrutar del paseo triunfal. Es una verdadera gozada. La gente ubicada tras las vallas a ambos lados del asfalto, aplaude y anima. Emocionado, devuelvo los aplausos mientras busco a mi mujer a mi hijo entre el público. A falta de unos ciento cincuenta metros oigo mi nombre gritado por mi santa y veo salir desde las vallas a mi hijo corriendo hacia mí. Las gafas de sol ocultan mis ojos vidriosos. Le tomo de la mano, nos ponemos a la derecha (el hacia el lado de las vallas) para no molestar y me adapto al ritmo de sus piernecitas. Se que puede sonar baboso o sensiblero, pero por unos segundos, cruzando la meta con mi hijo corriendo de mi mano, me siento el hombre más afortunado y feliz de la faz de la tierra. Es el mejor colofón para una magnifica mañana.

¡Ah, se me olvidaba! Por si a alguien le interesa, el tiempo neto final resultó ser 3:46:26.

Hasta la próxima.

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Nota: Para los seguidores de Bruce, y hasta que él haga su propio blog para contarlo, decir que consiguió su objetivo de ser sub 4h. Desde que nos separamos a la salida de la Casa de Campo debió sacar la calculadora y administrar el colchón que tenía, porque alcanzó la meta en 3:59:42. Yo creo que estaba para haber rebajado un poco más su marca, pero me da la sensación de que está aplicando la doctrina Bubka de mejorar su record poco a poco.

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lunes, 25 de abril de 2011

Crónica y alrededores del XXXIV Maraton de Madrid (I)

La foto es cortesía de Jose Ramón Gómez

Con un poco de retraso, estoy acabando de redactar la crónica y alrededores del XXXIV Maratón de Madrid. Dado que me está quedando demasiado larga, he creído oportuno dividir la magna obra en dos entregas. En esta primera centro mi atención en la organización de la prueba. En un par de días espero publicar el segundo y último capítulo en el que contaré la historia de mi carrera. Poneos cómodos que entro en materia.

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1. Introducción.

Tras mi ausencia en la edición del año anterior, tenía ganas de volver a formar parte del Maratón de Madrid. Con sus virtudes y sus defectos, es en el que debuté en la distancia, el de la ciudad en la que nací y vivo y en el que siempre disfruto del ambiente que lo rodea. Una prueba que en los últimos tiempos ha visto caer el término “popular” de su clásico nombre y que ahora parece querer subirse a la “ola rockera” para llegar a un mayor publico. Renovarse o morir.

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2. Bienvenido Mr Marshall

El de Madrid ha sido tradicionalmente el maratón más importante y con mayor participación de nuestro país, aunque si se comparaba con los de las principales ciudades europeas se ubicaba uno o dos escalones por debajo. En los últimos años ha perdido su posición de reinado nacional, pues el auge del Maratón de Barcelona lo ha relegado al segundo lugar en cuanto a número de corredores.

He de confesar que a mí, la participación actual y el ritmo de crecimiento me parecen mucho más que aceptables. Diez mil u once mil personas son un buen número para nuestra ciudad y para las vías por donde discurre. Entiendo sin embargo que los organizadores quieran más, mucho más, cuanto más mejor. Puesto en sus zapatos es lógico y perfectamente entendible pensar que a mayor participación, mayor patrocinio, mayores ingresos y mayores beneficios.

Mi impresión personal es que el primer eslabón de esa cadena ha sido desde hace ya tiempo la máxima preocupación de Elipse Iniciativas, S.L., empresa encargada de poner en pie el maratón madrileño (aunque la organización haya seguido “oficialmente” en manos de la Asociación Deportiva Mapoma). En este sentido y dado que el incremento del número de inscritos a través de la captación de nuevos atletas populares nacionales es bastante limitado, Elipse Iniciativas, S.L. buscó en la internacionalización del Maratón de Madrid la forma de crecer. Para ello se establecieron acuerdos de colaboración con touroperadores y con otros maratones europeos (Oporto, Frankfurt, Florencia o Praga) al objeto de difundir la imagen de la prueba madrileña por el mundo.

A la vista de las cifras de participación de las últimas ediciones parece intuirse que el tamaño e importancia de la carrera no ha tenido el auge que se esperaba. Ante este panorama se ha optado por dar un golpe de efecto y recurrir al “amigo americano”: se ha firmado una alianza estratégica con los Rock&Roll Marathon Series, uno de los grupos empresariales más importantes en la organización de pruebas atléticas en ruta en los Estados Unidos. Como afirma Guillermo Jiménez Ramos, presidente del Maratón de Madrid, en la entrevista publicada en la revista oficial de la carrera correspondiente al mes de abril, “con ello se convertirá a Madrid en el punto de entrada de miles de aficionado al runnimg. No solo de Estados Unidos sino de todo el continente e integraremos a nuestra prueba en una de las ofertas deportivas más amplias de cuantas existen en el calendario internacional, uniéndose a ciudades como Los Angeles, Dallas, Las Vegas, San Antonio, Filadelfia o Detroit (…) Madrid se embarca así en una estrategia de actuación en la que se promueve una interrelación de acción deportiva, asumiendo servicios, metodologías y propuestas con el fin de diseñar una gran fiesta del deporte urbano”.

Este anuncio ha calado de forma diferente entre los atletas populares. Hay quienes ven este giro con temor pues piensan que conllevará una mayor mercantilización del maratón, un exceso de parafernalia y de espectáculo adyacente a la prueba y, como consecuencia de todo lo anterior, que la fiesta sea pagada por los corredores mediante un incremento considerable del coste de la inscripción. Hasta que dispongamos de más información o de hechos que nos permitan realizar un análisis más certero, yo prefiero contarme entre aquellos que piensan en positivo y que valoran los posibles beneficios que este cambio tendrá en el Maratón de Madrid o Rock&Roll Madrid Maratón o como quiera se llame en el futuro.

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3. La “reconstrucción” del maratón

¿Y a que se debe dedicar el plus que van a aportar los norteamericanos? ¿Qué hay que mejorar? ¿Qué es necesario construir?

Desde mi punto de vista el Maratón de Madrid es una carrera muy bien organizada. Si antes mencionaba que se encuentra uno o dos escalones por debajo de los principales maratones europeos, no es desde luego por la faceta propiamente organizativa que creo que esta a la altura de las mejores pruebas sobre la distancia. Es cierto que hay algún punto a mejorar pero las cuestiones esenciales están resueltas con buena nota.

El recorrido está perfectamente cortado al tráfico rodado y transita por buena parte de las señas de identidad de la ciudad. Si bien la orografía no permite que sea propicio para grandes marcas, dentro de lo posible se ha buscado un perfil llevadero, variado, ameno y divertido. Los avituallamientos son numerosos, bien surtidos y atendidos. Es cierto que en esta edición eché en falta los típicos trozos de fruta y las esponjas, pero entiendo que son algo complementario y no principal (de hecho yo no utilizo ni lo uno ni lo otro). La asistencia sanitaria está siempre presente a lo largo de la carrera a través de patinadores y puestos fijos. Existen puntos de cronometraje cada cinco kilómetros que permiten controlar el paso de los participantes y obtener tiempos y clasificaciones parciales. Existen voluntarios “globeros” para ayudar a seguir un determinado ritmo y conseguir distintas marcas en función del objetivo de cada uno. La salida y la metan se ubican en puntos céntricos de la capital lo que permite a los corredores desplazarse desde su alojamiento de forma cómoda y rápida y en transporte público. Además, esas mismas facilidades de desplazamiento hacen posible que los acompañantes puedan seguir la carrera en distintos puntos del trayecto.

En cuanto a los aspectos mejorar, yo soy partidario de eliminar la celebración simultánea de la prueba de los diez kilómetros instaurada desde el año pasado. Señores, como se decía en el chiste, o vamos a setas o vamos a Rolex pero a las dos cosas no. ¿Qué aporta esta carrera paralela al maratón? Me da la sensación que su objetivo es engordar de forma “artificial” la cifra de inscritos en el global del evento (amen de incrementar los ingresos), pero deportivamente lo que hace es perjudicar a la cita principal, sobre todo en el inicio y en los kilómetros en que su trazado es coincidente. La zona de salida se divide ahora en dos partes, quedando la mitad de la calzada ocupada por los diezmileros y la otra mitad por los maratonianos. La consecuencia directa es que unos y otros sufren una salida muy estrecha y poco fluida que incrementa sobremanera el tiempo de espera desde el pistoletazo inicial hasta que los últimos cruzan la línea de salida. También es negativo el tener que compartir los cuatro mil primeros metros con personas que llevan ritmos muy dispares debido a la diferente distancia sobre la que compiten.

Otro punto a considerar es la implantación de cajones de salida. Es verdad que en el margen izquierdo de la calzada se habían ubicado carteles informativos como referencia para que los participantes se colocaran en función de su ritmo previsto, pero no es menos cierto que la mayoría hicieron caso omiso de esas indicaciones. Se ha demostrado ya en multitud de ocasiones que confiar la correcta colocación de los corredores en una salida a su buena voluntad es misión imposible. O se delimitan zonas con algún control externo o es esta una batalla partida.

Un aspecto al que muchos hacen referencia es la falta de animación. No estoy de acuerdo. Se puede mejorar e incentivar, pero desde mi experiencia yo creo que el Maratón de Madrid es una carrera con un gran ambiente. Los primeros diez kilómetros son seguramente los más flojos en cuanto a número de espectadores, sin tener en cuenta la multitudinaria salida. Sin embargo, a partir de la Glorieta de Cuatro Caminos se suceden los lugares en los que los aplausos y los ánimos de la gente te llevan en volandas y te ponen la piel de gallina. Guzmán el Bueno, Gran Vía, Sol, Mayor, Príncipe Pío, la salida de la Casa de Campo, los dos extremos del Puente de Segovía, la zona del Pasillo Verde, Alfonso XII esquina con Claudio Moyano, la Álcala y el Paseo del Duque Fernán Núñez son buen ejemplo de ello. De las palabras de Guillermo Jiménez recogidas con anterioridad y de lo que he podido leer acerca de las pruebas integradas en los Rock&Roll Marathon Series, parece que el toque americano puede ir en parte encaminado a rodear la carrera de un ambiente festivo y unas atracciones que fomenten aún más la participación del público. Veremos como resulta.

Pero sin lugar a dudas y dejando a un lado mejoras puntuales, la principal función que Mr Marshall deberá llevar a cabo para convertir al maratón madrileño en unos de los grandes de Europa va a ser la de conseguir el apoyo de la ciudad y de su autoridades. Madrid parece haber asumido desde hace tiempo (de buen grado en muchos casos) que puedan celebrarse procesiones semanasanteras, desfiles del orgullo gay, llegadas de vueltas ciclistas, manifestaciones por los más variados motivos un fin de semana si y otro también, etc. Sin embargo, no se ve con los mismos ojos la realización de un maratón. Uno tiene la sensación de que es percibido como una molestia, como el motivo de que una mañana de domingo se corten al tráfico muchas de las calles de la almendra central de la ciudad.

¿Cómo revertir la situación? Realizando una buena labor de marketing. La primera acción debería ir dirigida a vender el producto a las autoridades madrileñas. A este respecto, el conseguir atraer un elevado número de corredores/turistas que ayudaran a reforzar el nombre de Madrid internacionalmente y que dejaran una buena cantidad de dinero se me antoja una herramienta clave para el éxito de la operación. (modo irónico on) Es muy posible que si esto se lograra, en caso de coincidir el recorrido de la carrera con el de una procesión, fuera esta última la que tuviera que variar su trazado y discurrir por el túnel de la C/ Bailen, disfrutando de una excelente muestra del arte contemporáneo gallardónico (modo irónico off).

El segundo foco estaría centrado en la población madrileña. Un vez se contara con el apoyo de los organismos públicos, habría que cambiar la visión que los habitantes de la capital tienen del maratón. Para ello que mejor que hacerles participes de la fiesta y conseguir que se diviertan. Si esto no lo logran los reyes del show business no habrá quien lo consiga.

¿Se cumpliran los objetivos? ¿será buena la entrada del socio estadounidense en el Maratón de Madrid? ¿se modificará la esencia y la forma de la carrera? Para responder a estas y otras preguntas deberemos esperar al menos al resdultado de la próxima edición del Maratón de Madrid.

Saludos.

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lunes, 18 de abril de 2011

Mutado en metrónomo


Acabo de consultar los tiempos de mi participación en el XXXIV Maratón Popular de Madrid y me he dado cuenta que, una vez cogido el ritmo a partir del kilómetro diez, me convertí en un verdadero metrónomo. Me resulta curioso y sorprendente haber conseguido tanta regularidad en treintaypicomil metros, máxime cuando solo uso un reloj/cronómetro al que no suelo hacer ni puñetero caso (y ayer no fue una excepción) y me rijo por las sensaciones en cada momento.

Como suele ser habitual, colgaré por aquí una crónica de la carrera cuando el paso del tiempo haya apaciaguado mis sentimientos y pueda reflexionar con serenidad.

Sleep bye!

Edito 25.04.2011: Con los resultados oficiales he subido 320 puestos. Sustituyo la tabla que recogia la clasificación provisional por la que se dice oficial.

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martes, 12 de abril de 2011

Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio...

Extraído de http://turaralite.blogspot.com/

Como decía la letra de aquella canción de El último de la fila: “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”.

Pues eso. Me he puesto unas cuantas veces delante del teclado para redactar una nueva entrada al blog pero estoy seco. No se me ocurre nada medianamente interesante. Solo diré que finalmente casi completé toda la temporada programada de medios maratones previos al MAPOMA. Me faltó el Medio Maratón de Madrid, no porque me encontrara mal físicamente, sino porque cuando vi que había 17.000 inscritos me dio una pereza bárbara participar.

Total que si todo va bien, el domingo próximo me enfrentaré a mi octavo, y por lo que parece último, Maratón Popular de Madrid. Espero que me oxigene la mente y me de pie a contaros algo.

Nos vemos.

Recordatorio: Al escribir estas líneas me acabo de dar cuenta de que la historia de mi relación con el MAPOMA podría ser un buen tema para una entrada. Algún día os la contaré…

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domingo, 3 de abril de 2011

Fotos XI Medio Maratón de Madrid (2011)


Hoy he cambiado las zapas por la cámara y me he ido a retrataros. La imagenes están tomadas unos metros antes del punto kilómetrico dieciseis. Algunos saldréis y otros no, pero es que el dedillo y la tarjeta de memoria no daban para más. Tampoco ayuda que tengáis la mala costumbre de venir corriendo y todos a la vez. Ahí van las fotos:

- Con estas, 300
- Otro paquete de 100
- Y con las últimas 100 hacen 500

¡Espero que hayáis salido guapos!

Saludos

Nota: Si alguien no quiere que su foto aparezca publicada, por favor que lo diga y la quito.

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