miércoles, 31 de agosto de 2011

IV Carrera de Montaña Paso del Onso

Panóramica del Valle de Broto con la población que le da nombre en el centro (by Arganzboy)
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Unos días de vacaciones familiares por el pirineo aragonés me permitieron el pasado domingo 28 de agosto participar en la IV Carrera por Montaña Paso del Onso celebrada en el corazón del Valle de Broto. La verdad es que más no se podía pedir: familia, turismo, historia, naturaleza, correr y, de rebote, una provincia más para el proyecto "un país en mi mochila". Todo en uno. Si queréis conocer más sobre mi experiencia en esta carrera, poneos cómodos y no toquéis las teclillas durante un rato. Espero que la crónica os guste y os sea de provecho.

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I. Introducción. Un poquito de culturilla general 

El Valle de Broto está enclavado en la conocida como comarca de Sobrarbe, en pleno corazón de pirineo aragonés. Los pueblos que en él se ubican se agrupan en los municipios de Broto y Torla y conservan su carácter rural y de montaña, su aire medieval y sus tradicionales modos de vida.

Su historia es la de la lucha por defender la libertad para dirigir sus asuntos y controlar los escasos recursos que tradicionalmente y desde antiguo les ha proporcionado su economía de montaña. Así, desde el siglo XIII y gracias a diversos privilegios concedidos por los reyes de Aragón, los pueblos del valle han podido elegir el conocido como Conzello de Broto, una institución que hacia las veces de parlamento, diputación y tribunal del mismo y en el que se tomaban todas las decisiones que implicasen a vecinos del valle o que tuvieran que ver con concesiones de explotaciones forestales y agropecuarias, regulaciones económicas, facerias, etc… A cambio de esta concesión, el Conzello custodiaba la frontera con Francia y protegía la ruta de los peregrinos que entrando desde Gavarnie (Francia) por el puerto de Bujaruelo llegaba hasta Oto.

El Conzello es todavía funcional hoy en día, aunque sus actividades están muy menguadas respecto a la autonomía de la que gozaba antiguamente.

En el centro del valle se encuentra la población de Broto su capital histórica. Esta formada por dos barrios que ubicados uno a cada orilla del Ara y que reciben los nombres de barrio de Santa cruz (norte) y barrio de los Porches (sur). Historicamente estaban unidos por un puente gótico del siglo XVI que fue destruido durante la Guerra Civil y sustituido por el existente en la actualidad. Junto al río Ara y muy cerca del puente se encuentra la conocida como Casa del Valle con su torre-cárcel adosada y que es la sede donde se celebran las reuniones del Conzello. El otro edificio de interés histórico y arquitectónico es la iglesia (s. XVI) dedicada a San Pedro Apóstol que presenta una interesante portada y una majestuosa torre defensiva almenada. Es en esta localidad donde tiene su salida y su meta la carrera objeto de esta crónica.

Descenso "jodidillo" camino de Broto

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II. Prolegómenos. ¡Habemus nervios!

La IV Carrera de Montaña Paso del Onso me generaba a priori cierta incertidumbre por varias razones.

La primera era que la información previa que de ella disponía era mínima y se reducía a la escueta descripción realizada en la página oficial de la prueba, al plano del recorrido y del perfil que se podían visualizar en el sitio web del ayuntamiento y a los comentarios de algún blog. Todos los datos descriptivos que los organizadores daban de la carrera se condensaban en las siguientes líneas: “Comienza en la margen izquierda del rio Ara en Broto y finaliza en margen derecha del rio en Broto. Es una carrera con unos veintitres kilómetros de recorrido que comienza y termina en el paseo del rio de Broto, discurre por pistas y senderos recorriendo Sarvise, Buesa, Murillo, Fragen y Oto. El recorrido esta balizado con avituallamientos sólidos y líquidos.” Realmente no sabía muy bien a lo que me enfrentaba.

Otro factor de tensión era que, dado que la oferta hotelera no era muy amplia en Broto y que este lugar estaba situado fuera de nuestro itinerario de viaje inicialmente previsto, decidimos alojarnos la noche anterior en Ainsa. La distancia entre ambos lugares no es grande (apenas cuarenta y dos kilómetros), pero como no conocíamos la zona, como la carretera de unión entre ambas localidades era estrecha y llena de cerradas curvas y, sobre todo, teniendo en cuenta lo que me sucedió apenas una semana antes en mi frustrada participación en el Maratón de Río Boedo (algún día lo contaré para escarnio público), tenía yo el “comecome” de si surgiría algún imprevisto que diera al traste con mi participación en la carrera. Finalmente todo resultó según lo planeado y la mañana de la carrera arribamos a Broto en menos de una hora de viaje y con margen suficiente para el comienzo de la carrera.

La tercera fuente de nervios nació una vez superada la segunda y enlazaba en cierto modo con la primera. Me explico. Al detener nuestro vehículo en el parking ubicado a la entrada de la localidad, algunos de los participantes daban los últimos retoques a su equipación junto a sus "monovolumenes acondicionados" en los que todo parecía apuntar que habían pasado la noche. Por las trazas y los ropajes no había que ser muy “espabilao” para deducir que la mayoría era gente curtida en esto de patear la montaña. ¿No me habría metido yo neófito aprendiz de corredor montañero en un berenjenal del que no iba a salir bien parado? ¡Ainnnnnnnssssss, que atrevida es la ignorancia!

En resumen, que con cierta tensión nerviosa (a lo mejor incluso beneficiosa) allí estaba el menda lerenda en el margen izquierdo del río Ara, junto con otros aproximadamente ochenta chalados esperando todos que la alcaldesa brotense diera la salida. La temperatura era muy fresquita (alrededor de 11ºC), pues a esas horas el sol todavía no había subido lo suficiente para superar la altura de las montañas que rodean el valle. De lo aprendido en mi poca experiencia anterior en estas lides, había optado por llevar medias largas, bidón a la espalda y gorra. De estos dos últimos complementos prescindí acertadamente unos segundos antes de comenzar a tenor de la temperatura reinante y de lo que pude observar en otros participantes.

Con un pequeño retraso sobre el horario previsto (9:30h), la edil dedicó unas palabras de agradecimiento a organizadores y corredores y nos puso en marcha a la voz de “preparados, listos,…¡ya!”.

Cruzando una verde pradera justo antes de llegar a Buesa

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III. La carrera. Durilla si, pero no tanto

Desde la salida en Broto (905m altitud; 550 habitantes), el trazado de la carrera discurre paralelo a la orilla del río y en ligero pero continuo descenso. Es una pista lo suficientemente amplia para que cada uno coja sin dificultad la posición que le corresponde en función de su ritmo. Hay que prestar atención al terreno pues hay muchas piedras sueltas que pueden provocar una torcedura que arruine la aventura. Pasado el punto kilométrico tres, el trazado se separa del cauce del Ara y atraviesa la localidad de Sarvisé (863m; 101 hab.). En sus calles, los sarvisianos salieron a las puertas de sus casas para aplaudir y animar a nuestro paso, circunstancia que se repitió invariablemente en el resto de localidades por las que pasó la carrera.

El terreno favorable se mantiene aproximadamente hasta el kilómetro cinco cuando se gira hacia al norte y comienza el primer tramo de subida. En este segmento de unos cuatro mil metros de longitud se alterna la estrecha senda con algún camino más amplio que permite el paso de varios participantes al mismo tiempo, incluso se atraviesan algunas pequeñas y verdes praderas. En general es "corrible" casi en su totalidad, aunque hacerlo depende de las fuerzas y ganas de cada uno.

Alrededor del kilómetro nueve y justo antes de llegar a Buesa (1.135m; 47 hab.), un descenso de unos cientos de metros da un respiro antes de comenzar la subida que conducirá hasta el Paso del Onso (1.348m). Son tres mil metros que comienzan en un escarpado camino pero que rápidamente dejan paso a una pista larga, amplia y sombría. A pesar del esfuerzo, merece la pena girar la cabeza de vez en cuando hacia a la izquierda para disfrutar de las maravillosas vistas del valle que desde allí se tienen.

En el kilómetro doce la carrera abandona la “cómoda” pista y comienza un pronunciado descenso bastante técnico de aproximadamente unos cuatro mil metros de longitud y que ha de conducirnos de vuelta hasta la eñ nucleo urbano brotense. La bajada es muy bonita, cerrada a ambos lados por abundante vegetación y acompañada casi en su totalidad por el rumor de la corriente de agua que transcurre unos metros más abajo paralela a ella. Exige mucha concentración y destreza pues hay que saltar de piedra en piedra. Cualquier mal paso puede suponer cuanto menos un buen golpe y, si tienes la mala suerte de caerte por el lado izquierdo del camino, despeñarte un buen trecho. En esta fase del recorrido destaca una especie de angosto terraplén de unos veinte metros de longitud en el que la organización (con buen criterio) había ubicado a una persona para avisar de la peligrosidad y que a punto estuve de bajar arrastrando el culo para no piñarme.

El paso por Broto (kilómetro dieciséis) es rápido. Se cruza el puente sobre el río Ara y se hace un transito curioso por estrechos pasillos formados por las partes bajas de las casas y en el que da la sensación de que en cualquier momento vas a aparecer en el salón de una de ellas.

Acto seguido comienza el ascenso más duro de toda la carrera y que no supera los mil metros de longitud. Se trata de una estrecha senda con un alto desnivel en la que hay que "echar pie a tierra" y caminar durante un tramo de unos cuantos hectómetros. Más tarde el sendero se amplia y suaviza su pendiente convirtiéndose en un amplio camino que conduce hasta el último avituallamiento situado en la localidad de Fragen (1.113m; 43 hab), kilómetro dieciocho de la carrera.

Podría pensarse que dada la ubicación de Fragen (más alta que Broto y al final de un ascenso) y la distancia a meta, el terreno que restara fuera un continuo descenso. Craso error. Tras una pequeña bajada comienza de nuevo una cuesta arriba bastante exigente ("corredera" si a uno le quedan todavía fuerzas) que alcanza su punto más alto (casi 1.200m) allá por el kilómetro veinte. Llegados a este punto si que se inicia un largo y pronunciado descenso (con algún tramo de cierta dificultad técnica) que pasando por el pueblo de Oto (913m; 84 hab) desemboca poco después en la línea de meta de Broto.


Sufriendo en busca del Paso de Onso

En resumen, veintitrés kilómetros muy variados, que incluyen algún tramo difícil técnicamente hablando pero que en términos generales son bastante "corribles". El enclave por el que transcurren es magnífico, con impresionante paisajes y siempre acompañado de abundante y verde vegetación. Perfectamente asumible por alguien que no tenga un amplio bagaje en montaña, es una carrera muy, pero que muy recomendable.

Antes de cerrar este apartado, no quiero olvidarme de hacer mención a la buena organización de la prueba. Sus principales aspectos fueron:

i) Facilidad para la inscripción a través de internet (20 eur) e in situ hasta justo antes del comienzo de la carrera (25 eur)
ii) Avituallamientos con agua (en vaso) y frutas cada aproximadamente cinco mil metros que resultaron más que suficientes. En meta hubo además bebida isotónica y refrescos para remojar el gaznate y frutos secos y bollitos para recuperar las calorías perdidas.
iii) Buena señalización del recorrido. Tanto es así que a pesar de transitar en solitario durante algunas fases de la carrera… ¡no conseguí perderme!
iv) Carreras para los más pequeños mientras los más mayores disputábamos la nuestra
v) Con el dorsal se permitía el paso a la piscina municipal ¡No os cuento como estaba el agua de fresquita! Eso si, buenísima para tonificar los músculos.
vi) Comida después de la carrera “by the face” para los participantes, pagando cinco euros para los acompañantes y siendo gratis lo que papearan los niños.

Por último y de acuerdo a lo publicado en www.vivirenaragon.com, los ganadores de esta edición fueron Hassan Ait Chaou (1:38:23) en hombres y Alicia Olazabal (2:05:35) en mujeres. También hacen mención a que no existió ningún percance de importancia y solo hubo dos lesionados de los que uno pudo acabar la carrera y el otro abandonó por una torcedura de tobillo.



Para verlo más grande haced click sobre la imagen


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IV. Yo. Más feliz que una perdiz

La IV Carrera de Montaña Paso del Onso ha sido un nuevo avance en mi incipiente historial montañero. Con casi dos kilómetros más que mi debut en el Medio Maratón de Montaña "Montes de Toledo", mis impresiones y sensaciones no tienen nada que ver con aquella (para mejor). Y es que aquí, como en otras facetas de la vida, la experiencia es un grado.

La mejora más importante que he conseguido de una a otra ha sido la dosificación del esfuerzo. En la del Paso del Onso sabía que al enfrentarme a las cuestas no tenía que aguantar corriendo hasta que ya no pudiera más. Así, cuando la pendiente lo requería, no tuve ningún reparo en echar a andar tantas veces como fueron necesarias para volver a correr en cuanto la inclinación del terreno se relajaba. Además me di cuenta que casi no perdía distancia con el resto de los participantes: los que llevaban un ritmo parejo al mío y que seguían trotando cuando yo caminaba, apenas me aventajaban en un par de metros o tres en el instante en que yo volvía a correr.

Mi principal carencia a solventar son ahora las bajadas, sobre todo si como ocurrió en esta carrera presentan cierta dificultad técnica. No tengo ninguna soltura ni estilo para acometer los descensos. Además las rodillas me crujen por todos lados (la izquierda me da hasta pequeños latigazos). Resumiendo, que bajo con más miedo que vergüenza, lo que implica que gran parte de las posiciones que gano en los ascensos las pierdo en cuando el terreno se inclina para abajo. Será cuestión (supongo) de fortalecer más las piernas y de ir ganando destreza a base de práctica.

En cualquier caso tengo la sensación de que el venenillo montañero ha entrado en mi cuerpo después de más de una década de puro popular asfaltero. Estas carreras son diferentes, muy variadas y te ofrecen la posibilidad de disfrutar de paisajes y lugares de una gran belleza natural. Además suelen ser pequeñas en número de inscritos, de trato cercano y entrañable y con un ambiente entre los participantes que dista mucho del de las multitudinarias citas populares disputadas en las grandes ciudades. No es inhabitual entablar conversación con otros corredores antes o después de la competición o estrechar la mano con los que te preceden o entran justo tras de ti en meta.

En cuanto al tiempo empleado, al final paré mi crono en 2:23:54 lo que supone unos tres cuartos de hora más que el vencedor. Estoy a la espera de poder encontrar la clasificación final para saber mi posición y tener una referencia acerca de cual fue mi nivel en relación con el resto de los pariticipantes.

Conclusión: Esta primavera-verano se ha abierto una nueva e ilusionante faceta para mí en esto del correr. Intentaré volver a la montaña cada vez que tenga ocasión y las circunstancias lo permitan. De momento me he inscrito en la XXV Carrera por Montaña “Las Dehesas” a celebrar el próximo once de septiembre. Ya os contaré.

Hasta la próxima.


Avituallamiento en Fragen. A los frajenenses les hizo gracia que fuera haciendo fotos.
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Nota: Las fotos de la carrera que ilustran la crónica están tomadas con mi Nokia antediluviano (tiene ya seis años y no recuerdo ni el modelo) y su cámara de 2 megapixeles. Me lo llevé por si me perdía por la montaña ;-) y aproveché para captar estas y otras instantaneas que espero poder subir pronto al album del "ojo público".

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viernes, 19 de agosto de 2011

51 Travesía de las Cumbres Escurialenses

Ascenso del Pico de San Benito en busca de los tomatitos
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El pasado 15.08.2011 participé en la 51 Travesía de las Cumbres Escurialenses. Esta prueba de nombre bello y elegante, es todo un clásico del verano madrileño de la que yo no había oído ni leído nada hasta unos días antes de su celebración.

La Travesía consiste en completar en grupos de dos o tres personas un trazado a pie que comienza en la Plaza de los Jardincillos de San Lorenzo de El Escorial, recorre las cuatro cumbres que rodean la zona y finaliza en el Monte Abantos junto a la Fuente Cervunal. La distancia total dicen que ronda los 22 kilómetros y a lo largo de ellos es obligatorio transitar por cinco controles horarios dentro de unos márgenes mínimos y máximos establecidos por la organización.

La prueba no es competitiva, no existen clasificaciones y aunque tiene un ambiente más de “romería” que de carrera, hay siempre que tener en cuenta que se trata de cubrir una distancia considerable sobre un terreno muy exigente y cumpliendo unos controles horarios que en algún caso resultan muy ajustados.

La organización corre a cargo de la Asociación de Amigos de la Travesía y está patrocinada por el M.I. Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial. El precio de la inscripción es de cero euros y únicamente se puede realizar escribiendo el nombre de los participantes en un cuaderno ubicado en las instalaciones del Ayuntamiento los días previos. No tratéis de hacerlo vía fax o correo electrónico porque será en balde (os lo digo por experiencia). En ediciones anteriores la inscripción también se podía hacer la misma mañana de la celebración de la Travesía, pero este año en el folleto informativo no se recogía esta posibilidad.

Aunque aconsejan que lleves tus propias provisiones, a lo largo del recorrido existen varios avituallamientos con agua, frutas (sandias, naranjas, limones,..) e incluso tomates. Ya en meta obsequian a los llegados con una comida consistente en ensaladilla rusa, pollo asado, refrescos, pan y fruta. A todos aquellos que completen el recorrido en tiempo y forma, también se les entrega una medalla como reconocimiento unos días después.

En resumen, una prueba diferente que se convierte en una ocasión pintiparada para patear una de las zonas más bonitas de la sierra madrileña y disfrutar de sus incomparables paisajes.

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1. Prólogo: Antecedentes y salida

Son las 8:00 AM. Estamos en la Plaza de Jacinto de Benavente (alias de los Jardincillos) de San Lorenzo de El Escorial y ha comenzado a darse la salida a los participantes en la 51 Travesía a las Cumbres Escurialenses. Los organizadores van leyendo uno a uno por estricto orden de inscripción los nombres de los componentes de cada equipo. Estos recogen la cartulina que deberán presentar en cada uno de los controles horarios y empiezan la prueba. Teniendo en cuenta que tenemos el número 617, nos queda un buen rato para tomar la salida. Pero ¿Qué hacemos nosotros allí?

Los que sigáis este blog ya conoceréis que desde hace unos meses he empezado a tomar contacto con las pruebas de montaña y que mi deseo es ir profundizando en ellas. En el caso de Bruce, mi compañero de equipo, su principal objetivo para el próximo año es completar un prueba de cien kilómetros. Teniendo en cuenta el recorrido de la Travesía, parece un buen lugar para ganar experiencia de cara ambos retos, probar el material que hasta el momento tenemos y fijarnos en lo que lleven o hagan los otros participantes por si nos puede ayudar y dar ideas. No tenemos ningún objetivo respecto al tiempo a emplear aunque si partimos con la idea inicial de alternar el andar con el correr en aquellos tramos donde esto sea posible.

Mientras, los organizadores siguen leyendo los nombres de los participantes y la plaza inicialmente casi llena de gente, se va vaciando paulatinamente. A las 9:03 AM nos llega el turno. No deben ser más de diez equipos los que queden por salir después de nosotros.

La aventura da comienzo.

Subiendo a la Machota Alta o Pico del Fraile
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2. Primer control: Machota Baja o Tercer Ermitaño (1.404m). Mín: 1h / Max: 1h 30 min

Una vez nos es entregada la cartulina de control nos ponemos manos a la obra. Como el terreno es favorable comenzamos trotando y adelantando a un buen número de equipos. Son aproximadamente dos kilómetros de carrera hasta el comienzo de la ascensión a la Machota Baja. Allí el camino se empina y se estrecha pudiendose unicamente pasar en fila de a uno.

A pesar de discurrir por un sendero sombreado, rodeado de árboles (robles fundamentalmente) y bosque bajo, el calor es agobiante y estoy empapado en sudor. Habrá que prestar especial atención a la hidratación pues esto acaba de comenzar y la mañana promete ser muy pero que muy calurosa.

Antes de alcanzar la parte final de la primera ascensión, el camino se abre y el desnivel se modera, por lo que nos arrancamos a correr de nuevo durante unos trescientos metros. Los últimos hectómetros antes de llegar al control son los más complicados y técnicos de toda la Travesía: hay grandes piedras que estrechan el camino y a las que hay que subir en algunas ocasiones. Además los que ya han coronado y descienden se cruzan con los que todavía estamos subiendo, formándose pequeñas colas y dando lugar a la aparición de nervios ante la posibilidad de no llegar a tiempo al control en los que con mayor relajación han afrontado el tramo. Paradójicamente estamos en medio de la montaña y la sensación es la misma que la que se pueda tener en el metro madrileño en hora punta ¡No hay quien entienda a estos humanos!

Llegamos a la cima de la Machota Baja o Tercer Ermitaño en aproximadamente una hora, el tiempo mínimo establecido por la organización. Nos tomamos un pequeño respiro en el que aprovecho para comer unas gominolas y darle un buen trago a la botella de bebida isotónica. Allí arriba coincido con los componentes de la paquetería Sandp, Corredor de Cañamares y Gebrelayos (de cuyo blog es deudor éste en muchos aspectos y al que por fin conozco personalmente) y con Malaika, tiernogalvanero nacionalizado paquete. ¡Un placer saludaros a los cuatro!

Finalmente tardamos un poco más de la cuenta en fichar porque la aglomeración de participantes es mucha y el espacio pequeño.

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3. Segundo control: Machota Alta o Pico del Fraile (1.461m). Mín: 30 min / Max: 1h

Al haber tomado la salida en los últimos lugares, las aglomeraciones y esperas que encontramos en el descenso son bastante menores a las que habíamos sufrido en la subida.

Sin casi darnos cuenta estamos otra vez cuesta arriba. A diferencia de su “hermana menor” (o más bajita), la Machota Alta presenta una ascensión que es quizás más empinada o “directa” y sin lugar a dudas más abierta. Aquí no hay ningún árbol y el sol pega de lleno.

A pesar de no estar acostumbrado a este terreno, me encuentro bien y fuerte. Bruce va un poco más lento así es que durante el ascenso hago algún alto para esperarle y tirar alguna foto.

Entre el final de la subida y el puesto de control hay unos ciento y pico metros casi llanos que aprovechamos para darnos una carrerita y soltar un poco las piernas. Hemos empleado un par de minutos menos que el tiempo mínimo requerido para completarlo, por lo que aprovechamos para hidratarnos y comer algo (unos frutos secos en mi caso) antes de que nos firmen la cartulina y reemprendamos la marcha.

Desde mi punto de vista, este segundo tramo es de los cinco existentes el más fácil de completar dentro del tiempo exigido.

Buscando el Risco Alto bajo un sol de justicia
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4. Tercer control: Pico de San Benito (1.628 m): Min: 1h / Max: 1h 30 min

El tercer tramo comienza con un pronunciado descenso en el que se pone de manifiesto mis carencias en esta materia. Aquí cambian las tornas y es Bruce el que “me saca de rueda” con facilidad y sin emplearse a fondo.

Finalizada la bajada alcanzamos una pista amplia y en buenas condiciones en la que echamos de nuevo correr. Paramos a reponer líquidos y comer unos trozos de limón en el avituallamiento facilitado por los voluntarios y seguimos corriendo y adelantando a bastantes equipos participantes. Justo unos metros antes de que finalice la senda y nos enfrentemos de nuevo a una cuesta abajo que nos dejará en el Puerto de la Cruz Verde, Bruce pisa mal y se tuerce el tobillo. Tras probarse durante unos minutos y recibir un chorreón de spray medicinal facilitado por la asistencia sanitaria apostada en la Cruz Verde, decide continuar (burritos que somos los populares) aunque me anuncia que lo de correr si que se ha acabado. Aunque no nos decimos nada, encaramos la subida más larga y dura de la travesía con mal sabor de boca.

La ladera del Pico San Benito tiene un desnivel exigente y es muy abierta: los árboles apenas existen (algún pino) y la vegetación se compone fundamentalmente de enebros y algún helecho. Así las cosas el cansancio y sobre todo el calor comienzan a hacer mella.

Al igual que en la subida a la Machota Alta, y ahora con más razón después de su torcedura de tobillo, llevo mejor ritmo que mi compañero de equipo. A pesar de todo lo acaecido, alcanzamos el punto de control con unos pocos minutos por debajo del tiempo mínimo por lo que aprovechamos para reponer fuerzas con la ingesta de unos panchitos, un buen trago de bebida isotónica y unos fabulosos tomates que son ofrecidos por los voluntarios al grito de “No te vayas de San Benito sin probar el tomatito”.

Hago aquí un inciso para agradecer la labor de los voluntarios. En todas las carreras su dedicación tiene mérito pero en este caso es aun mayor. Subir a pie hasta las cimas de los diferentes picos (sobre todo a la de San Benito) cargados con provisiones para los participantes es digno de admiración. Muchas gracias a todos por vuestro esfuerzo.

Cumplido el requisito de sellar la cartulina continuamos la Travesía.

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5. Cuarto control: Risco Alto (1.679 m): Min: 1h / Max: 1h 30 min

El descenso del Pico de San Benito es más largo que el del Pico del Fraile pero también más sencillo y con menos pendiente. Se puede hacer corriendo aunque teniendo siempre cuidado de no embalarse porque luego no hay forma de detenerse. Al final de la bajada, paramos en otro puesto de avituallamiento en el que aliviamos los calores con agua fresquita y trozos de naranja y limón.

Tras cruzar la carretera se inicia un tramo que transita por el Alto de la Paradilla primero y por el Cerro de la Cancha después. Aunque siempre en subida, es bastante más fácil que todos los anteriores. Sin una sola queja sobre su tobillo, Bruce mantiene bien mi ritmo. De hecho seguimos adelantando a equipos que nos precedían hasta el momento. Lástima de torcedura porque aquí el camino es amplio y con buen firme y podíamos haberlo hecho corriendo.

Un nuevo avituallamiento es seguido de unos cuantos hectómetros en los que la pendiente es de nuevo considerable y se vuelve a sufrir. Al final de esta subida, en el Risco Alto, se encuentra el penúltimo control al que llegamos unos minutos por encima del mínimo establecido. Me como las gominolas que me quedaban, bebemos unos sorbos de agua y nos disponemos a encarar la última etapa de la Travesía.

Tomando un respiro en la cumbre de San Benito
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6. Meta: Abantos / Fuente Cernuval (1.700m aprox) Mín: 30 min / Max: 1h

La primera parte del descenso del Risco Alto transcurre por lo que creo es un cortafuegos con una superficie que es un autentico pedregal. Innumerables piedras grandes y laminadas complican técnicamente estos metros, haciendo preferible salirse del camino y transitar entre los pinos.

Después la bajada llega a una pista amplia y con un firme en perfectas condiciones que es ideal para volver a correr (así nos adelantan unos cuantos equipos) y que finaliza en la base del Monte Abantos. Allí espera un nuevo avituallamiento en el que se reparte zumo de naranja recién exprimido y refrescado con hielo ¡una auténtica delicia para encarar la última subida que nos llevará a meta!

Aunque estamos casi al final de la Travesía y las piernas andan ya tocaditas, este último ascenso no es muy duro y transcurre casi en su totalidad por caminos cómodos que, si se tienen ganas y fuerzas, son perfectamente “corribles”. Las vistas que se tienen del monasterio son espectaculares y merece la pena detenerse al menos unos segundos para contemplarlas. Lo peor mentalmente es que comienzas a cruzarte con participantes que han completado la prueba y que ya van bajando, de forma que tienes la sensación de que la meta no llega nunca.

Pero si, si que llega. Se abandona el camino con un giro a la derecha, se cruza una zona verde con un riachuelo y allí está la pancarta de meta sujeta a los troncos de dos grandes árboles. En este último tramo el tiempo máximo concedido para completarlo está bastante ajustadillo y es necesario mantener un buen ritmo para llegar a tiempo al control. Nosotros arribamos casi sin margen, completando la distancia total en 4:40:37.

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7. Epilogo: Descenso de Abantos hasta San Lorenzo ¡Cagontó!

El final de la Travesía a las Cumbres Escurialenses guarda una sorpresa: el descenso que hay que realizar hasta llegar a San Lorenzo. Visto sobre el plano el regreso parecía no ser muy largo, pero puestos en materia (y un poco perdidos), aquello parecía interminable. Empleamos una hora y tres cuartos en recorrer estrechas sendas sombreadas por grandes pinares hasta alcanzar el monasterio. A "ojímetro" calculo que deben ser unos cinco kilómetros más que añadir a los veintidós anunciados de la travesía. ¡Ahora entiendo por qué muchos de los participantes dejaron sus vehículos aparcados en las faldas de Abantos! ¡Que jodios!

En lo físico, el saldo de mi participación en esta prueba es el cuello quemado por el sol, la obtención de un maravilloso moreno “agroman” y unas agujetas en todo cuerpo que con el paso de los días han quedado reducidas a un buen dolor de rodillas (que persiste a día de hoy).

En lo que no es físico me llevo un muy agradable recuerdo porque disfrute como un niño y aprendí mucho para próximas incursiones en la montaña. Lo único negativo fue la torcedura de tobillo de mi compañero de equipo. Me sabe mal porque fui yo quien lo embarcó en esta aventura y con el incidente, además de ir jorobado la mitad de la Travesía, se va a perder el Maratón del Río Boedo en el que tenía previsto participar. Recupérate pronto Bruce.

Eso si, por muy bonitas que sean estas pruebas montañosas y por mucho que se difrute tened en cuenta que como dice la sabiduría popular "no todo el monte es orgasmo". Bueno pues nada, que de aquí al Maratón Alpino Madrileño solo me queda un paso (juas, juas).

Saludos

El chalecito de Felipe II visto desde el Monte Abantos

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Otros enlaces de interés:

 i) Plano de la carrera aquí.
ii) Mis fotos de la Travesía a las Cumbres Escurialenses  en este album
iii) Como lo contaron Gebrelayos y Bimu.

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domingo, 14 de agosto de 2011

Corriendo me confieso

Plantación de confesionarios de diseño (by Menda Lerenda)

No es por darme importancia, pero tengo la sospecha de que los organizadores de las Jornadas Mundiales de la Juventud 2011 (JMJ’11) leen mi blog. Conocedores ellos de que en esta época del año entreno por El Retiro, me han colocado desde hace casi una semana doscientos confesionarios blancos de diseño en pleno Paseo Fernán Núñez del conocido parque madrileño. “Con que Confieso que he corrido ¿no? Pues venga, para que tengas más facilidad para unir ambas aficiones” han debido pensar. Que majos estos chicos, si es que están en todo.

Por no hacerles un feo y mientras sigan instalados allí, he tomado la costumbre de cuando estoy a punto de finalizar el entrenamiento y antes de volverme a casa, acercarme a uno de esos confesionarios aerodinámicos y contar mis “pecados”: “En la tercera serie no me he esforzado todo lo que podía”, “ayer no salí a correr y tocaba”, “en la zona del estanque había una joven de senos turgentes y escote generoso que ha traído a mi mente pensamientos lascivos”, etc. El único inconveniente o ventaja es que no hay ningún sacerdote que escuche al otro lado del “enrejadillo” y no tengo que cumplir penitencia. En fin.

Pero no queda ahí la cosa. Los de las JMJ’11 también han conseguido de forma indirecta mejorar la calidad de mis rodajes. Esta mañana me he retrasado y he salido alrededor de las 9:30h a correr. A esas horas la vida social del céntrico pulmón verde madrileño era mucho mayor a la de otros fines de semana: he podido ver a varios grupos de monjas de diferentes congregaciones, tres curas (a diferencia de las hermanas, cada uno de ellos en solitario y dos con cámara de fotos en ristre), y algunos voluntarios con sus camisetas verdes. Imagino que a estos últimos les habrán facilitado más de una o la lavaran todas las noches, porque con el calor que hace y con la semana que tienen por delante como no sea así cuando se las quiten van a andar solas.

Como decía, este aumento de afluencia también ha tenido su efecto positivo en mis entrenos. Ahora me es necesario ir más atento y realizar más cambios de ritmo y dirección. Particular cuidado hay que tener a la hora de transitar en las cercanías de un grupo de religiosas. Al ser varias, existen más posibilidades de que alguna se desvíe de la trayectoria esperada y además, me da la sensación que la toca les quita un poco de visión lateral, con lo que cualquier precaución es poca. De hecho esta mañana varias de ellas accedían al parque por la entrada del “Florida Park”. La que ocupaba el último lugar se ha girado de improviso y ha vuelto sobre sus pasos justo en el momento en que yo me cruzaba con ellas. No me la he llevado por delante de milagro.

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En cuanto al debate que ha suscitado este evento por la ocupación y utilización de espacios públicos, por el corte de tráfico en una zona central de la capital durante seis días, por quien se hará cargo de los costes, por si reportará beneficios a nuestra ciudad, etc, no voy a entrar.

Simplemente diré que Madrid es una urbe grande y abierta y que todos debemos respetarnos y tolerarnos. Por eso y aunque sé que los corredores populares somos menores en número a los seguidores del Papa, solo pido a los simpatizantes y participantes en estas jornadas que tengan la misma comprensión hacia nosotros cuando se corten calles de nuestra ciudad para la celebración de carreras populares (somos menos pero también nuestros eventos tienen una duración mucho más corta). Bueno, también aprovecho y solicito a la Comunidad que preside Tita Espe que el día que se celebre el Maratón de Madrid permita a mis familiares obtener un billete de metro más barato para que puedan seguirme en distintos puntos del recorrido. ¿No es mucho no?

Por último desear a los participantes en las JMJ’11 que las disfruten y recordarles que las autoridades sanitarias advierten que el consumo en exceso de incienso perjudica seriamente a la salud.

La paz sea con vosotros.


Los confesionarios están inspirados en el velero del rey  (Afoto by Menda Lerenda)
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viernes, 12 de agosto de 2011

Estampitas de San Lorenzo (IV): The New Arganzboy

El Heredero y Don Hilarión (cortesía de A.R. Argumosa)

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Como relaté en la entrada correspondiente al XXIX Trofeo de San Lorenzo, esta carrera supuso el debut atlético de The New Arganzboy en los madriles. La imagen recoge el momento en el que Don Hilarión le entrega el trofeo por su participación en la prueba. Con apenas dos carreras ya ha recibido más premios que su progenitor (el que suscribe) en más de ciento sesenta. Creo que fue Da Vinci quien dijo "Triste es el discípulo que no supera a su maestro". Pues eso.

Saludos.

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domingo, 7 de agosto de 2011

XXXII Carrera Pedestre Popular de Guadarrama

Perfil edición 2008 (igual que el de este año) extraido de Moxigeno.com
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Hoy ha tocado ir de “bolo de verano” por la sierra madrileña, concretamente he participado en la XXXII Carrera Pedestre Popular de Guadarrama. Ya la había corrido en el 2008 y la verdad es que guardaba un muy buen recuerdo de ella. Hoy no he disfrutado tanto como en aquel entonces.

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Se trata de una prueba con un perfil exigente en su primera mitad y más llevadero en la segunda. Los primeros quinientos metros sirven como calentamiento antes de salir a la carretera que en continuo ascenso conduce a la localidad vecina de Los Molinos, ubicada aproximadamente en el punto kilométrico 4,200. Sin lugar a dudas es esta la parte más dura de la carrera. Desde allí largo y pronunciado descenso de unos dos mil metros, terreno de toboganes de otros dos kilómetros y una larga recta que pica ligeramente hacia abajo de aproximadamente tres mil metros y que desemboca a la puertas del pueblo de Guadarrama. El último tramo que conduce hasta el centro de la localidad es en realidad corto (no creo que llegue al medio kilómetro), pero en una interminable cuesta arriba que hace agónica la llegada a meta.

Sin duda alguna lo mejor de la Pedestre de Guadarrama es el entorno por el discurre: siempre por terreno asfaltado, la prueba recorre una pequeña parte de la conocida como Sierra de Guadarrama. En el lado opuesto, el peor aspecto es la hora de comienzo de la carrera de los adultos. Las 10:30h es un horario muy tardío para una mañana del mes de agosto. El sol pegaba de lo lindo y el calor resultaba difícilmente llevadero a pesar de los tres avituallamientos líquidos existentes.

En cuanto al tema de la distancia y la señalización de los puntos kilométricos, estamos en lo de siempre. Antes del comienzo se ha anunciado por megafonía (si yo no he escuchado mal, que estoy un poco "teniente"), que la distancia de la carrera era de 11.650 metros y que estaba bien medida. De hecho han insistido, supongo que de forma irónica, en que si a los que llevaran GPS les resultaba una medición distinta, podían estar completamente seguros que era un problema de sus aparatos. Yo la verdad es que paso bastante de estos temas y además no soy portador de esos cacharritos que indican la distancia recorrida. Ahora bien, me juego una oreja y el lóbulo de la otra a que la distancia que había entre los carteles que señalizaban los puntos kilométricos cuatro y cinco no había ni de coña, pero ni de coña, mil metros. O eso es así o me he “cascao” ese kilómetro en poco más de dos minutos.

En lo personal, y como decía al principio, no he disfrutado tanto como lo hice la vez anterior en que la había corrido. Posiblemente haya influido el hecho de que después de lo bien que lo pasé en el magnífico Trofeo San Lorenzo del fin de semana pasado venía yo con el listón muy alto. Seguro que también han tenido que ver las molestias que desde hace unos días arrastro en la zona inguinal derecha y el extraño dolor de rodillas con el que he amanecido esta mañana (y que a estas horas ha remitido casi en su totalidad). El caso es que no me he encontrado nada cómodo en carrera y las sensaciones no han sido buenas. A pesar de ello he completado la prueba en 0:49:28, tiempo inferior en más de tres minutos al de mi participación en 2008, ocupando la posición 119 de los 429 llegados a meta.

¿Y ahora que? Pues sinceramente no tengo ni idea. No sé si seguir de “bolos” o si inscribirme en el Maratón del Río Boedo a disputar dentro de dos semanas. Si, reconozco que es como decir que estoy entre comerme unas aceitunitas o zamparme una paella de varias raciones para mi solo, pero es lo que hay. Las vivencias de los próximos días me harán decantarme por una cosa u otra.

Saludos.

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jueves, 4 de agosto de 2011

XXIX Trofeo de San Lorenzo

El San Lorenzo a su paso por el Royal Palace (by Menda Lerenda)

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El domingo corrí el XXIX Trofeo San Lorenzo. Era la octava vez en los últimos nueve años que lo hacía, igualando así al Maratón de Madrid como la prueba en que más veces he participado. En esta crónica no voy a hablar de que es posiblemente la mejor carrera de las que en Madrid se celebran, ni de su recorrido precioso rico en monumentos e historia, ni del esfuerzo y dedicación de los organizadores, ni del ambiente popular y festivo que rodea a la carrera. No. Eso ya lo podéis leer en los textos que he escrito con ocasión de ediciones anteriores. Esta vez, quizás porque mi estado anímico me hace más sensible a ello, voy a hablar de los aspectos por los que personalmente recordaré esta edición de 2011.

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1. El homenaje a Óscar Menéndez “Ertumba

Yo no conocía a Óscar más que de leer algunas de sus intervenciones en los foros de atletismo popular en los que ambos participamos. A través de ellos me enteré que había fallecido hacía pocas fechas en un desgraciado accidente.

Sus amigos y compañeros de correrías decidieron aprovechar la celebración del Trofeo San Lorenzo para hacerle un homenaje y los organizadores de la carrera accedieron rápidamente y se pusieron a su disposición para lo que fuera menester. Además del minuto de silencio que guardamos antes de comenzar, todo el que quiso se pudo unir al tradicional “bus” de los Garabitas que cierra normalmente la carrera y en el que por lo que he leído acostumbraba a “viajar” Óscar.

Yo no lo hice, pero si he podido ver a través de los videos grabados por Garabitas (Gilo) que un gran número de participantes se sumó a la iniciativa. Es emocionante ver como tantos compañeros y amigos corrieron juntos, acompañados en bicicleta por los padres de Óscar que en todo momento, como puede apreciarse en las imágenes, mostraron una entereza admirable. Pero tan importante como el número de personas que integraron el "bus" fue la forma recordarlo, siempre con alegría, entonando canciones, compartiendo risas y haciendo paradas para tomar fotos de todo el grupo.

Ya en meta, nuevo minuto de silencio muy emotivo con las manos en alto, lectura de un texto en su recuerdo y entrega de un trofeo a los padres.

Pienso que es el mejor homenaje que se le podía hacer no solo a Óscar, sino a cualquier persona que disfrutara con este deporte. Todos los que en él participasteis mostrasteis una grandeza digna de admiración. Me temo que aliviar el dolor de sus padres es tarea imposible, pero al menos pudieron comprobar que su hijo era muy querido y que ha dejado una profunda huella y un imborrable recuerdo.

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2. El redebut de The New Arganzboy (El Heredero)

Después de disputar su primera “competición” en Rubielos de Mora apenas una semana antes, al Heredero se le avivaron las ganas de correr, así es que el domingo confirmó la alternativa y redebutó en los madriles. Esta vez la expectación familiar era máxima, tanto que dimos lugar a un “momento Pantoja”: allí estábamos sus padres, sus abuelos maternos, el abuelo paterno y su tía (la del pequeño Arganzboy, no la del abuelo). Vamos, un despliegue que ni los Corleone.

La carrera fue fenomenal pues el Heredero cumplió a la perfección la única instrucción que le dí antes de la salida. “Ten cuidado no te caigas”, le dije. Y así lo hizo, evitando una pequeña montonera que le tocó justo delante apenas un par de metros después de la salida y la caída de otros dos pequeños participantes un poco más avanzada la carrera.

Pero si disfrutó corriendo, aun mejor lo pasó después de la carrera. A la camiseta que le habían regalado al inscribirse, se le unió una medalla que contenía la bolsa del corredorcito y la recogida de un trofeo (una copita para todos los participantes) que le fue entregada en el escenario por Don Hilarión flanqueado por la Casta y la Susana ¡Que ilusión le hizo! Se pasó todo el día vestido con la camiseta, con la medalla colgada al cuello y el trofeo en la mano mostrándoselo a todo aquel que quisiera verlo.

Y si a él le hizo ilusión, ¡no os cuento como estábamos todos los demás al verlo tan contento! Especialmente la alegría se reflejaba en la cara y sobre todo en los ojos de mi padre. Estoy seguro que esos momentos que pasó la mañana del domingo serán un empujón más de ánimo para enfrentarse a la dura tarea que a partir de la semana que viene le queda por delante. Papá, mucha fuerza y p'alante. Aun tienes que ir a muchas carreras de tu nieto.

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3. El recorrido indignado

Aunque ni de lejos comparable en importancia a los dos aspectos anteriores, también recordaré el XXIX Trofeo San Lorenzo como aquel en que “me eché al monte” y protesté a mi manera por lo que creí no era justo. Pero como de esto ya he hablado en otras entradas anteriores y no quiero aburrir al personal más de la cuenta, lo dejo aquí.

Solo espero que en ediciones venideras no tenga que volver a “indignarme” y que mi recorrido clandestino no tenga que alargarse aun más.

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4. Agradecimientos y cierre

Mi felicitación y mi agradecimiento a todos aquellos que año tras año ponéis en pie esta carrera. Esta vez no solo me habéis hecho pasar buenos momentos a mí, sino también a otras personas a las que quiero. Por favor, seguid peleando y luchando por mantener una carrera única e irrepetible. Como muy acertadamente reza la camiseta que nos entregastéis al finalizar la prueba "LAVAPIES CORRE POR MADRÍ".

¡Dios salve a San Lorenzo! (Bueno, Dios y la Agrupación Recreativa Argumosa y los corredores populares y el área de movilidad del Ayuntamiento y el Ilustrísimo Señor Alcalde y la madre de Domingo Ortega y....)

Amén.

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martes, 2 de agosto de 2011

Estampitas de San Lorenzo (III): La Puerta del Sol


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lunes, 1 de agosto de 2011

Estampitas de San Lorenzo (II): El indignado


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Lo prometido es deuda. Como afirmé hace unos días, ante la supresión de parte del recorrido tradicional del Trofeo de San Lorenzo, mi particular forma de protesta iba a consistir en respetar el trazado de (casi) siempre de esta veterana, querida y popular carrera. Y así lo he hecho.

Para que mi cabezonada no perjudicara a la organizadores ni a la propia carrera, he optado por “quitarme” el dorsal (exactamente darme la vuelta a la camiseta) en el momento de abandonar el recorrido oficial, transitar por la acera en la “prolongación indignada” y volver a “ponerme” el dorsal (exactamente voltear de nuevo mi camiseta) al reintegrarme a la carrera en la Plaza de Neptuno.

Como prueba de mi pateleta cumplida he grabado el espectacular video que acompaña la entrada y que bien podría firmar el gran Scorsese. Podréis pensar que las imágenes presentan un movimiento excesivo que roza lo mareante, que en algunos tramos no se ve una mierda y que los claroscuros y los contraluces no están trabajados. ¡Nada más lejos de la realidad! ¡Es que tengo un estilo personal! ¿Acaso no habéis visto las primeras películas de Welles? ¿Qué me decís de los picados y contrapicados de “Sed de Mal”? Pues lo mismito pero en color y con menos medios.

A mi modo de ver y aunque suene presuntuoso y ególatra, esta magna obra incluye dos momentos que quedarán para la historia:

- 0 min 29 seg. Parada en la esquina de la Carrera de San Jerónimo con C/ Cedaceros y acercamiento y miniconversación con el actor secundario que hace de guiri. La conversación se desarrolla en el idioma de Shakespeare para que mi primera creación audiovisual pueda ser entendida y triunfe en todo el mundo mundial. Fijarse en mi excelso bilingüismo y en como pronuncio “lavapies” en perfecto inglés. Ni Aznar y su “estamos trabajando en ello”, habían alcanzado tan altas cotas. Por cierto, el actor que hace de extranjero curioso ya suena para los Goya. (Detalle: préstese atención al lío que me hago con la camiseta).

- 5 min 09 seg. Si al principio del video ya pongo caliente al personal e insinúo (aunque no se ve) la desnudez de mi torso, ahora ya llego al despelote para delirio de mis múltiples fans. En un bello contrapicado sobre el fondo azul cielo y farolero, todo el que quiera puede deleitarse con mi primer desnudo parcial ante las cámaras. Lo más esperado desde que Brad Pitt enseño el culo en no sé que película. ¡Y no se me ve el testículo derecho de puritito milagro!.

De menos calidad técnica, aunque de gran importancia metafórica, pueden considerarse los salutaciones a Tito Gallar (3 min 28 seg y 5 min 40 seg).

Dejando un poco de lado el cachondeito, creo que en el video puede apreciarse que el tráfico rodado era mínimo y que el haber corrido por el carril-bus como en ediciones pretéritas no habría supuesto mayor inconveniente. Entonces ¿por qué este año no? A falta de una explicación oficial, que cada uno piense lo que quiera.

Seguramente mi protesta no haya servido ni servirá de nada y haya tenido un seguimiento mínimo si es que lo ha tenido. En cualquier caso es algo que me pedía el cuerpo y que me ha dejado más ancho que largo.

Muchas gracias a los que estos días habéis apoyado mi decisión con los comentarios en este blog.

Y el año que viene…¡seguiremos en la lucha! De momento tomaos una biodramina y disfrutad del video.

Saludos indignados.

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