sábado, 31 de marzo de 2012

VII Medio Maratón de Bolaños de Calatrava

Foto cortesía de la organización
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Otros quehaceres de la vida civil y un apagón de internet en mi conexión domiciliaria, han hecho que está crónica sobre el VII Medio Maratón de Bolaños de Calatrava llegue con un poco de retraso a las pantallas de todo el mundo mundial. Como penitencia por esta tardanza, me impongo el ser breve y no enrollarme en demasía.

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Echando la vista atrás, compruebo que después de seis semanas corriendo un medio maratón cada domingo, mi mayor racha hasta la fecha, curiosamente el de Bolaños podría ser el que completara el círculo: supuso volver a tierras ciudadrealeñas y participar en una nueva prueba del Circuito de Carreras Populares de esa provincia, características que comparte con el Medio Maratón de Valdepeñas, prueba que inició la serie.

Bolaños es sin embargo una localidad con menor tamaño que Valdepeñas y su carrera es más modesta que aquella. Organizado por la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Bolaños de Calatrava con la colaboración del Club Atletismo Bolaños, este medio maratón tenía su salida y llegada ubicadas junto al Pabellón de Deportes. En sus proximidades se pudo aparcar sin problemas y en el propio pabellón se realizó la entrega de chips y dorsales previa a la salida y la de la bolsa del corredor una vez completada la carrera, se ubicó el ropero y se pusieron a disposición de los participantes los vestuarios y duchas.

La salida para los quinientos y pocos corredores que allí nos dimos cita se dio puntual, pasándose sin agobios sobre la alfombrilla lectora que más tarde permitiría conocer el tiempo bruto y neto de cada uno de los corredores.

Se trataba de dar dos vueltas a un circuito que recorría prácticamente la totalidad del casco urbano bolañego, pasando por su centro histórico, junto a sus monumentos más destacados y también, en las partes más alejadas, por alguna pequeña zona de naves e incluso por algunos hectómetros de la denominada Ruta de Don Quijote. En su mayor parte la prueba se desarrollaba sobre asfalto, aunque existieron tres tramos en cada giro en que también se corría por la tierra de los caminos rurales, lo que daba más variedad y la hacia un más amena.

El perfil del recorrido fue fundamentalmente llano, aunque menos de lo que yo pensaba al principio. No se trató de un medio maratón exigente, pero si hay que tener en cuenta que existieron varias cuestas de bastante longitud y de suave pendiente en las que si forzabas más de lo necesario corrías el riesgo de quedarte un poquillo atragantado.

El que el trazado fuera más bien céntrico hizo posible que, a pesar de que la población bolañega no es muy numerosa (alrededor de trece mil habitantes), no faltara gente animando a las puertas de sus casas en bastantes lugares. No voy a decir que aquello fuera una fiesta, pero cierto ambientillo si tenía. Además de  los vecinos, también hay que mencionar a los voluntarios animosos que ayudaron en la organización y a los agentes de policía que, con la colaboración de los automovilistas, controlaron perfectamente el tráfico rodado.

Los avituallamientos se situaron cada cinco kilómetros y se completaron adicionalmente con los “aguadores” del Club Ciclista El Abrojo que amablemente siguieron el desarrollo de la carrera en sus bicicletas ofreciendo botellitas de agua a quien las solicitara. Tras culminar la prueba, bolsa de palomitas, rollito de bizcocho con nata, botella de agua, botella de vino y camiseta.

En resumen, el VII Medio Maratón de Bolaños de Calatrava resultó ser una carrera sin grandes pretensiones pero muy apañadita. Bien organizada, con adecuada participación, con apoyo popular, con buen ambiente, con un circuito urbano de perfil poco exigente… Vamos, que sabiendo a lo que se va, la carrera cumple con creces.


Cruzando la meta en gesto "chiquitense" (Foto organización)

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A pesar de que durante la semana arrastré un pequeño constipado, la verdad es que el domingo por la mañana me encontraba casi perfectamente. Lo que si tenía era un poco de sueño porque entre que el destino estaba a doscientos kilómetros de Madrid, que la carrera empezaba a las diez y que justo la noche previa se había cambiado la hora adelantando sesenta minutos los relojes, no sé si llegaron a cinco y poco las horas que dormí.

La idea inicial era igual que la de las últimas semanas. Se trataba de acumular kilómetros y, sobre todo, tiradas largas de cara al Maratón de Madrid de las próximas semanas. Sin embargo una chorrada radiofónica cambió los planes.

A la misma hora de comienzo de la prueba también tenía su inició programado el Gran Premio de Formula 1 de Malasia. Mi intención era sintonizar alguna emisora en el MP4 que me permitiera escuchar la retransmisión mientras corría. Así, al darse el disparo de salida, comencé a dar varias vueltas al dial de arriba abajo y de abajo a arriba, sin encontrar en la repetida búsqueda ninguna emisora en FM (mi aparatillo no tiene AM) que lo emitiera. Visto lo visto, me enchufe los Kings of Leon a to'trapo y a seguir corriendo.

Toda esta maniobra me llevó aproximadamente los que tardé en recorrer los dos primeros kilómetros de carrera. Cuando miré el reloj comprobé que los había hecho a una media de unos 4:50 min/km. Teniendo en cuenta que suelo salir mas lento de lo que termino ¿Por qué no intentar repetir la forma de correr de otras carreras pero empezando en un ritmo unos veinte segundos más rápido por kilómetro?

Así lo hice y la verdad que la cosa salió mejor de lo que pensaba. Durante casi toda la carrera aguanté bastante bien, aunque en los tres mil o cuatro mil metros finales tuve que sufrir un poco. Completé los 21.097 metros en 1:35:15, a un media de 4:31 min/ kilómetro, y ocupé el puesto 225 de los 501 llegados a meta. Repasando datos, no me movía en esos tiempos desde el Medio Maratón de Villaverde disputado el pasado mes de diciembre. Total, que muy contento pues me sirvió para dejarme de paños calientes y demostrarme que si me esfuerzo puedo estar en las marcas de hace unos meses. Otra cosa es pensar si me merece la pena. Dicho todo esto me quedó una duda ¿estaría bien medida?

Como decía al principio, sexto medio maratón seguido, disfrutando en las carreras y en los entrenamientos, con la idea de que voy recuperando el estado de forma, con alguna pequeña molestia pero sin la ristra de dolores que me jorobaron a principios de año… Solo puedo pedir que en el ámbito del correr siga la buena racha.

Sed felices.

Posdata: Como suspendieron el Gran Premio durante un buen rato por culpa da la lluvia, finalmente pude escuchar el desenlace en la radio del coche de vuelta a Madrid. Grande Alonso que consiguió volver a lo más alto del podium subido a un cortacésped de Ferrari ¡A ver si mejoran el coche leñe!




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sábado, 24 de marzo de 2012

XXII Medio Maratón Ciudad de Málaga

Al paso por la catedral (http://www.diariosur.es/)
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1. La previa

El XXII Medio Maratón Ciudad de Málaga se presentaba a priori como una carrera atractiva por distintos y muy variados aspectos. Así lo entendimos al menos los tres mil quinientos participantes que agotamos el cupo de inscripciones disponibles antes de la fecha límite. Además, a estos tres millares y medio se nos añadieron otros quinientos más que, como se está convirtiendo en norma habitual en muchos eventos populares, iban a tomar parte en la primera edición de la carrera sobre cinco kilómetros que se disputaría conjuntamente con el medio maratón.

La carrera, organizada por la Asociación Deportiva Malaga Sport, comenzó para los participantes con la retirada del dorsal, chip y camiseta oficial en el Nuevo Estadio de Atletismo “Ciudad de Málaga”. El plazo para hacerlo se abrió el viernes por la tarde y finalizó el propio domingo por la mañana, aunque para los atletas malagueños el periodo no incluía la mañana dominical (solo viernes tarde y sábado).

Para los que no conozcan la capital malacitana, decir que el Nuevo Estadio de Atletismo se encuentra a las afueras de la ciudad, junto al Palacio de Deportes Martín Carpena. Digo esto porque si en años sucesivos hay que seguir acudiendo hasta allí, los que no residan en Málaga y tengan intención de acercarse en transporte público deberán tener en cuenta que se va un tiempo considerable en la maniobra.

Los que hicimos la recogida durante el viernes y el sábado, tuvimos además la oportunidad de visitar una serie de stands que en el las entrañas del estadio ubicaron los distintos patrocinadores de la carrera, los cuales iban desde una conocida marca de ropa deportiva a una empresa de mamparas de baño, pasando por un seguro privado de asistencia sanitaria o la propia Junta de Andalucía. ¡De lo más variado oiga! Además también se instaló con gran éxito de crítica y público, un castillo inflable para entretener a los sufridos retoños de los corredores.

Llamar la atención sobre la camiseta de oficial de la prueba. Yo ya estoy un poco, por no decir muy harto, de recibir en cada carrera una mal llamada “camiseta técnica”, que casi siempre resulta ser una castaña de tomo y lomo. Sin embargo, esta vez era chula y tenía muy buena pinta: hay que reconocer que en las pruebas patrocinadas por la marca germana de las tres bandas todavía se suele “obsequiar” a los participantes con prendas muy decentes.

Examinando el folleto del evento que te entregaban con la bolsa del corredor, había dos aspectos que a priori me causaban cierta incertidumbre de cara a lo que podía suceder en carrera. El primero era que la salida la tomaríamos los cuatro mil desde la pista de atletismo. ¡Ufff, que miedo! Tanta gente apelotonada en lo ancho de una pista me hacía temer que el inicio sería, como mínimo, muy poco fluido.

Además, se indicaba que la zona de salida estaría dividida en dos cajones: uno delante para los federados y otros detrás para los no federados y los participantes en la prueba sobre cinco kilómetros. No sé, era la primera vez que veía este tipo de división en una salida y no me parecía la mejor medida para paliar los efectos antes comentados sobre lo estrecho de la pista de atletismo como zona de comienzo de la carrera.

El segundo aspecto hacia referencia al trazado. Como ya había visto en la página web en el momento de inscribirme, el recorrido era casi en su totalidad paralelo a la costa. Esta circunstancia tenía el riesgo de que como soplara viento, éste nos iba a tener a su merced. Y ya sabemos los que hemos corrido alguna vez que el jodío Eolo tiene la facultad de convertir una carrera placentera en un trámite pestoso.

Habría que esperar al día siguiente para ver como se resolvían ambas incertidumbres.

Entrada al Nuevo Estadio de Atletismo (http://www.diariosur.es/)
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2. La carrera

La mañana dominical amaneció soleada, con un cielo azul radiante pero con un viento fresquito y bastante molesto, que sobre todo se hizo más patente al llegar a la zona abierta donde se ubica el Nuevo Estadio de Atletismo (muy molón, por cierto). Teniendo en cuenta de donde soplaba y el recorrido estipulado, lo normal es que lo tuviéramos a favor a la ida y en contra a la vuelta (como finalmente sucedió).

Tras cambiarme la vestimenta en la zona normalmente destinada al calentamiento de los atletas (bajo las gradas del estadio) y dejar la mochila en el guardarropa, salté a la pista a falta de diez minutos para la hora prevista de inicio de la carrera. La zona de salida ya estaba a reventar. Concretamente, lo que estaba lleno de gente era el segundo cajón, pues el primero, reservado a federados, disponía todavía de un gran espacio libre. Durante los minutos que quedaban para alcanzar las 10:00 horas, la aglomeración fue haciéndose más y más grande en la zona destinada a los “corredores no federados” y solo la apertura del primer cajón unos segundos antes darse el disparo permitió una pequeña recolocación y que casi todos encontráramos un sitio en el interior de la pista.

La carrera comenzaba dando un cuarto de vuelta al anillo (en mi caso, y dada mi posición más bien retrasada, casi media), antes de abandonar el estadio por una de sus puertas. Este trayecto lo tuvimos que hacer muy lentamente y con mucho cuidado para no tropezar con el resto de los participantes. Pocos metros antes de alcanzar el acceso para dejar las instalaciones, el efecto embudo hizo que tuviéramos que volver a andar unos pasos. En resumen, que el ubicar la salida dentro del Nuevo Estadio Ciudad de Málaga la hace muy bonita y animada (en la grada había muchas personas), pero nada práctica. Quizás sería bueno valorar, si no se ha hecho ya, situarla fuera de él, ordenarla por cajones de tiempo y separar la del medio maratón de la de los cinco mil metros.

Los aproximadamente tres primeros kilómetros se realizaron por las calles próximas al estadio y al Palacio de Deportes. Son vías no lo excesivamente amplias para drenar a una marea de casi cuatro mil corredores, con lo que si como me pasó a mí salías un poco retrasado, te podías olvidar de llevar un ritmo más o menos acorde a tus posibilidades hasta no alcanzar la zona costera. Por cierto, durante esta parte de la carrera no vi ninguna señalización de los puntos kilométricos. De hecho creo que el primero que encontré fue el del kilómetro cinco. A partir de entonces, no localicé todos pero si bastantes de ellos ¿faltaban señalizaciones o es que no estuve muy atento?

Con la llegada a la C/ Pacífico comenzaba el tramo que discurría paralelo a la costa y que en una ida y vuelta de unos dieciséis mil metros de longitud representaba el grueso de la carrera. Paseo Marítimo Antonio Machado, Avenida Manuel Agustín de Heredia, Paseo de los Curas, Avenida Cánovas del Castillo y Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso (hasta dar la vuelta en el morlaco), eran las calles por la que se desarrollaba la “ida” de la carrera.. En general este parte era bastante llano aunque tenía un par de cuestecillas que picabann ligeramente hacia arriba en el Paseo de los Curas y en los últimos hectómetros del Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso. A lo benévolo de su perfil se unió que en todo este segmento tuvimos el viento a nuestro favor.

La “vuelta” fue similar a la “ida” con dos variaciones. La primera es que cerca de la Plaza de Toros de la Malagueta el trazado se internaba tierra adentro, rodeaba la hermosa catedral malacitana y volvía de nuevo hacia el litoral. Teniendo en cuenta que el anuncio existente en la página web de la carrera decía textualmente “este año nuevo recorrido por el centro histórico de Málaga”, pues hombre… un poquito optimista ya era ya. La segunda variante es que en este caso se enfilaba hacia el estadio de atletismo de forma directa, sin el callejeo que se hacia en el salida. En esta segunda parte del recorrido, el viento sopló en sentido contrario al de la marcha de los corredores, aunque no con mucha intensidad.

La entrada al Nuevo Estadio de Atletismo y la vuelta que se da a su pista antes de cruzar la meta fue una verdadera gozada. La plasticidad del entorno y el ambiente que había en la grada hicieron de la llegada posiblemente uno de los mejores momentos de la carrera. Es justo reconocer que, aun siendo el punto con más animación, a lo largo del recorrido no faltó gente aplaudiendo y vitoreando el paso de los corredores.

Antes de disfrutar del verde césped para descansar y estirar los músculos, la organización obsequió a los llegados con una medalla conmemorativa, unas piezas de fruta, una botella de bebida isotónica y un grifo de cervecita. Este último “piscolabis” completó los avituallamientos de agua e isotónicos instalados cada cinco kilómetros, además de los puestos intermedios en los que solo se ofrecía agua.

Por último, quien así lo quisiera y no tuviera problema en cambiarse y ducharse rodeado de tropecientos tíos, pudo hacerlo en los vestuarios del estadio. Supongo que el de fémeninas debía estar un poco más desahogado, pero no me permitieron comprobarlo.

Ya de vuelta, allá por el kilómetro 12  (By My Saint)
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3. Mi experiencia
 
En lo que a mí se refiere, sigo en la línea de los últimos meses, aunque esta vez acabé con mejores sensaciones. Salí muy lento, no porque quisiera, sino porque me era imposible ir más deprisa por falta de espacio. Tanto es así que los primeros kilómetros los cubrí cerca de los seis minutos cada uno (sin contar el primero, que con cambio de agua al canario incluida se me fue bastante más allá).

Desde entonces mi ritmo y yo seguimos una progresión positiva, aunque totalmente olvidados del cronómetro, al que no volví a consultar hasta la última parte de la carrera. Acabé bastante rápido para intentar acercarme lo más posible a la 1h 40min, finalizando en un tiempo neto por mi reloj (la organización no lo ofreció al no existir alfombrilla lectora de chips en la salida) de 1:40:21. Si hacemos caso a la clasificación oficial, empleé un tiempo bruto de 1:41:22 ocupando el puesto 929 de los 3.016 llegados a meta. Se deduce de aquí que el nivel medio de los que completamos la distancia mediomaratoniana fue inferior al de otras carreras populares.

Pero más allá del XXII Medio Maratón Ciudad de Málaga, lo mejor de todo fue el pasar tres días allí con un tiempo bárbaro y una dieta a base de pescaito frito y cervecitas ¡peazo de vida! ¡Como envidio a los jubilados alemanes e ingleses! Esas comidas en las terrazas junto al mar de los restaurantes de La Carihuela os juro que no tienen precio.

Lo malo han sido los efectos secundarios. Por un lado mi peso se ha incrementado hasta los 86 kilogramos, cifra que no veía en la báscula desde hace alrededor de tres o cuatro años. No estoy ni mucho menos gordo, pero por mi espalda y mis rodillas conviene que vuelve a situarme en la banda de los 82 o 83 kilos. Ya me he puesto a ello.

Por otro, el paso de los veintimuchos grados malagueños del lunes a los dos o tres de la mañana del martes al ir a currar, me han traído un catarro del que a día de hoy sigo renqueante y que me ha hecho renunciar a un par de entrenamientos. Los peajes de la buena vida supongo.

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4. Conclusión y próxima parada
 
El XXII Medio Maratón Ciudad Málaga, resultó ser una carrera razonablemente bien organizada, con un recorrido que si bien no es céntrico permite disfrutar de la cercanía del mar, expuesta al viento, con un nucleo neurálgico (Nuevo Estadio de Atletismo) demasiado alejado del centro pero muy espectacular como salida y llegada de la prueba, con una buena animación y con una muy variada participación (niveles, paises…). Y sobre todo es una excelente excusa para disfrutar de unos días de una bella ciudad, de sus alrededores y de sus placeres.

Este domingo, si el catarro y la autoridad lo permiten, toca el Medio Maratón de Bolaños de Calatrava. Me da la sensación que será bastante diferente al andaluz de la semana pasada. Ya os contaré.

Sed felices

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martes, 13 de marzo de 2012

XXXII Medio Maratón de Ciudad Universitaria

Llegando a meta entre la polvareda (imagen cortesía de la organización)
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Lo malo de participar en las mismas competiciones un año tras otro y de tener un blog en el que tratas de contar todo lo relacionado con tus peripecias runeras, es que corres el riesgo de repetirte más que un bocadillo de ajos. Porque ¿Qué carajo os digo yo sobre el XXXII Medio Maratón Ciudad Universitaria que no hubiera quedado plasmado ya en la crónica que sobre la misma carrera hice el año pasado? Pues poco la verdad, por no decir nada. Y es que todo sigue igual, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad... ¡como un matrimonio como Dios manda! (que diría aquel).

Por darle relleno a esta entrada y no finiquitarla en dos palabras, diré que el día fue muy bueno meteorológicamente hablando. Soleado pero no caluroso, sin viento y con un cielo azul en el que no se percibió ni el más mínimo atisbo de alguna pequeña nube que nos anunciara la llegada de la ansiada lluvia. Vamos, que como esto siga así, en breve podréis ver ranas con cantimplora a la espalda.

También os puedo contar que ahora que el número de concentraciones ciudadanas en el centro de las principales urbes es algo bastante común, lo nuestro fue algo parecido pero con la diferencia de que estábamos numerados, que habíamos pagado por tomar parte en ella y que al final no hubo unos cuantos que la montaron (o al menos yo no tengo constancia). Allí había más gente que en el primer día de rebajas: cuatro mil y pico compañeros y compañeras según la organización. Si a esto unimos que me coloqué bastante retrasado, el resultado es que pasé por la línea de salida 1min 27 seg después del disparo y que en la primera vuelta no hubo forma de correr a un ritmo medio por debajo de los 5:45 min/km, y eso a base de aprovechar los pequeños huecos que iban quedando y jugándote tener un tropiezo que diera con tus huesos y posiblemente con los de alguno más en el suelo.

Seguro que ya lo sabéis pero también os recordaré que en este evento se da la posibilidad de que des por finalizada tu participación al completar una, dos o tres vueltas al circuito (siete, catorce o veintiún kilómetros respectivamente). Esta triple posibilidad hace que la prueba sea “la carrera para todos (y todas)”, como reza su lema marquetiniano. ¡Ah! y el circuito es bastante exigente, como por otro lado es prácticamente obligado para todas aquellas carreras que en la ciudad de Madrid se disputan.

Y enrollándome mucho y pensando siempre en mis fans más incondicionales puedo incluso hacer referencia a que conseguí un tiempo final neto de 1:40:20 (¡pabernos matao!) entrando en el puesto 599 de los 1.915 que optaron por completar las tres vueltas al circuito. O incluso mencionar que las sensaciones personales estuvieron en algún punto intermedio entre las muy malas de hace dos semanas en Latina y la más mejores del pasado domingo en Salamanca, con una piernas demasiado agarrotadas y posiblemente fatigadas. A ver si me acuerdo y descanso un par de días.

En resumen, que para los que queráis conocer un poco más del Medio Maratón Ciudad Universitaria, os leéis si tenéis ganas la crónica del año pasado de la que a buen seguro sacareis más conclusiones que de la “entrada trámite” que me he marcado esta vez.


¡That’s All Falks! Si todo va bien, el próximo finde toca estrenarse en el Medio Maratón de Málaga. ¡Que ganas tengo! Ya os contaré.

Sed felices y no muráis en el intento.

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jueves, 8 de marzo de 2012

I Medio Maratón Ciudad de Salamanca

Al paso por la Plaza Mayor (by Arganzboy)
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La Comunidad Autónoma de Castilla León se constituyó en 1983 y es la de mayor extensión de nuestro país. Está compuesta por nueve provincias: Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. Hasta el pasado domingo solo una de las capitales de las provincias mencionadas no tenía un medio maratón propio. Esta carencia fue resuelta con la celebración del I Medio Maratón Ciudad de Salamanca.

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1. El nacimiento de un nuevo medio maratón

Lo primero que hay que hacer en estos casos es agradecer que una nueva carrera se ponga en pie. En los tiempos en que vivimos en que los que todos hemos hecho ya sin quererlo un master en economía, en el que oímos de forma continúa términos como déficit, recortes presupuestarios, desempleo, ERE, concurso de acreedores, etc.., en el que muchas de las competiciones populares en las que participábamos van desapareciendo del calendario atlético popular (esperemos que de forma transitoria), el que haya surgido “el brote verde” del Medio Maratón de Ciudad de Salamanca es todo un logro que debemos reconocer.

Según la página web de la carrera, los responsables de la puesta en marcha de esta nueva aventura han sido un Comité Organizador Independiente (¿?) y el Club Deportivo Cazabaches, que han contado con la inestimable colaboración del Excelentísimo Ayuntamiento de Salamanca, la Excelentísima Diputación Provincial de Salamanca y la Policía Local.

El nacimiento y esperemos consolidación en los años venideros de este medio maratón, ayudará sin duda alguna a que la capital charra tenga una mayor notoriedad en el calendario de carreras populares que a lo largo de nuestra geografía se celebran. Es cierto que hasta el momento ya existía el Medio Maratón de Babilafuente que, con salida en la localidad del mismo nombre, finalizaba en las calles de Salamanca, pero aun teniendo mucho cariño al babilafonteño (lo he corrido en sus dos últimas ediciones), creo que la capital salmantina se merecía tener una carrera propia sobre esta distancia.

Yo en la Plaza Mayor (by My Saint)
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2. La organización: Muy buenos padres primerizos

A muchos de los que llevamos ya unos cuantos años corriendo, la experiencia nos dice que ante una primera edición de una carrera debemos ir con cierta precaución y con una dosis mayor de paciencia y comprensión hacia posibles incidencias o carencias. Tengo que decir que en el caso del I Medio Maratón Ciudad de Salamanca evidentemente hay cosas que pulir, pero la organización en líneas generales fue muy buena.

Comenzar diciendo que la página web de la carrera permitió acceder puntualmente en las semanas previas a toda la información que acaecía en torno a la prueba. Además en ella había enlaces que te ayudaban a conocer distintos aspectos del medio maratón y a las pocas horas de haber finalizado la competición ya era posible acceder a la clasificación.

La inscripción (10€) pudo hacerse cómodamente por internet a través de la central de inscripciones Orycronsport. Como ya os conté en una entrada anterior, con la mía hubo una pequeña incidencia: había hecho el pago pero no aparecía en la lista de corredores apuntados. Puesto en contacto tanto con la organización y con Orycronsport, el problemilla se resolvió rápida y felizmente.

El dorsal y el chip se pudieron recoger a lo largo del sábado y en la propia mañana del domingo en el Pabellón de Deportes Julián Sánchez “El Charro” (junto al Corte Inglés), cuyas instalaciones fueron el centro neurálgico de la prueba durante todo el fin de semana. Esto permitió que el reparto se hiciera de forma más escalonada pues muchos salmantinos y gran parte de aquellos que aprovechamos para pasar el fin de semana allí los retiramos en la jornada sabatina, mientras que los que venían de fuera de la ciudad el mismo Día del Señor tuvieron la oportunidad de hacerlo justo antes de la carrera. Como sugerencia para la organización, creo que podría ser buena idea que en próximas ediciones, junto con el dorsal y el chip, se entregara también la camiseta y el resto de los obsequios de la bolsa del corredor (las lentejas y las revistas en este caso), dejando solo para la meta lo relativo al avituallamiento (agua, bebida isotónica, pieza de fruta y barrita energética).

Como decía anteriormente, las instalaciones del moderno pabellón deportivo cumplieron a la perfección para dar servicio a los participantes. El sábado, allí tuvieron lugar charlas relacionadas con el atletismo popular. El día de la prueba en su interior ubicaron el ropero, los vestuarios, las duchas, el servicio de fisioterapia para los llegados, el podium para la entrega de trofeos… ¡y un servicio de guardería para atender a los niños mientras durara la carrera! Además teniendo en cuenta lo desagradable que había amanecido la mañana (viento y fina lluvia a ratos), sirvió de refugio y zona de calentamiento hasta el comienzo de la prueba.

La zona de salida se distribuyó por cajones de tiempo de cinco minutos de intervalo señalizadas con un cartelito y por los globeros que se colocaron en su sitio unos minutos antes de la hora de comienzo de la prueba. Los distintos tramos fueron acotados por cintas de plástico que fueron rotas en los momentos previos al disparo de salida. He de decir que contrariamente a lo que ocurre en la mayoría de las carreras, los participantes llegaban, miraban el cartelito que señalizaba cada cajón y se dirigían a la zona que les correspondía. ¡Es verdad, os lo juro! ¡A mí casi se me saltaban las lágrimas! De hecho gracias a esta muestra de civismo los primeros momentos de la carrera fueron más fluidos y más cómodos para todos.

Ya en carrera, las zonas de avituallamiento fueron largas y con el número suficiente de voluntarios para atenderlas correctamente. Adicionalmente algunos colaboradores siguieron la carrera en bicicleta ofreciendo botellas de agua a quien la necesitara. Los puntos kilométricos se ubicaron en lugares que los hacían perfectamente visibles y, salvo que alguien con más medios que yo diga lo contrario, creo que estuvieron bien colocados en cuanto a la distancia de unos a otros. El tráfico rodado fue perfectamente controlado por la policía local y no hubo coches (o al menos yo no los ví) que entraran en el circuito. El cronometraje se hizo mediante chip “raro”, de esos que no necesitan alfombrilla lectora, y que al menos en mi caso restó algunos segundos al tiempo neto que tomé con mi reloj. Hubo además liebres globeras para los distintos ritmos que sirvieron de guía y de referencia para los participantes.

En lo que se refiere al recorrido, aspecto que tocaré de forma más extensa en el próximo apartado, discurrió por calles o zonas lo suficientemente amplias para absorber el flujo de corredores (salvo quizás en el acceso a la Plaza Mayor y en el tránsito por el Puente Romano). Su señalización creo que fue insuficiente, no porque te fueras a perder, sino porque había numerosos giros en los que exactamente no sabías por donde trazarlos, lo que dio muchas oportunidades para realizar unos "peazo" de recortes que ríete tú de los que está llevando a cabo el gobierno en materia presupuestaria. En cuanto al paso por el casco histórico, tuvo demasiadas "trampas": bolardos, papeleras y demás mobiliario urbano quedaba oculto entre el grueso del pelotón y había que andarse con ojo para no llevarse un susto.

En meta, la bolsa del corredor pudo recogerse ágilmente y el ropero funcionó a la perfección. Solo observé una considerable fila en el acceso a las duchas.

En resumen, que a pesar de tratarse de una primera edición, la organización alcanzó un nivel alto y cumplió de sobra con los aspectos básicos que han de exigirse a una carrera así. Con la experiencia obtenida en el debut, seguramente el año próximo se solucionen las pequeñas deficiencias acaecidas en esta.

Cruzando el Puente Romano (by Arganzboy)
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3. El recorrido: El neonato es más bien feote…

Desde mi punto de vista, el recorrido fue posiblemente lo menos atractivo del I Medio Maratón Ciudad de Salamanca. Su perfil era bastante exigente, con numerosas pendientes tanto ascendentes como descendentes. Esta circunstancia, bastante lógica y previsible en una ciudad como la salmantina con una orografía marcada por los múltiples desniveles, endureció la prueba pero también la hizo más variada y divertida. Ningún problema.

Los veintiún mil noventa y siete metros discurrieron en su mayor parte por asfalto, pero también hubo largos tramos por carril bici y algunos hectómetros por tierra y por superficie adoquinada. Tampoco en esto hubo ningún inconveniente, pues prestando la atención debida a cada superficie es otro aliciente que, como en el caso anterior, contribuye a amenizar y a hacer más variada la carrera.

Sin duda lo peor del trazado fue que al menos en tres cuartas partes recorrió las afueras de la ciudad o, en el mejor de los casos, zonas muy alejadas del centro. Esto restó atractivo monumental, animación y ambiente a la carrera, amén de que al transitar por zonas no construidas el viento nos tuvo a su merced durante toda la mañana (nos dio por todos los lados).

La prueba tuvo su salida en la Avda Federico Anaya, frente al moderno edificio de El Corte Inglés. Desde allí, siempre en suave cuesta abajo, se entraba en la céntrica zona peatonal y, tras dar una vuelta a la hermosa Plaza Mayor, se descendía de forma más pronunciada por la adoquinada C/ San Pablo. A su término se giraba a la derecha en dirección al vetusto Puente Romano por donde se abandonaba el centro urbano de la ciudad. Sin duda alguna estos aproximadamente tres mil primeros metros fueron lo más atractivo del recorrido. La lástima es que al ser justo al principio de la carrera, el apelotonamiento inicial no permitiera el disfrutar tanto como se debiera de la belleza monumental: había que estar al tanto para no llevarse por delante algún elemento del mobiliario urbano y de no tropezarse en el embudo que se formó en la entrada a la Plaza Mayor.

Entre los kilómetros tres y doce estaba posiblemente el peor tramo de toda la carrera. La primera subida dura (aproximadamente mil quinientos metros) al barrio de Vistahermosa, se continuaba de un descenso muy pronunciado que desembocaba en la solitaria carretera de Aldeatejada, donde tras llanear durante poco más de un kilómetro se acometía la segunda cuesta importante que nos conduciría a la zona de chalets de Zurguén. Una vueltecita por allí y a desandar nuestros pasos por la carretera de Aldeatejada y a tomar posteriormente el carril bici que nos llevó hasta aproximadamente el kilómetro doce. En este último tramo el viento se volvió bastante incómodo y molesto.

Tras volver a cruzar el Puente Romano en sentido contrario a como se hacía en el primer paso, se entra en la que seguramente sea la zona más bonita junto la travesía por el centro histórico: el Paseo Fluvial. Se trata de unos dos mil quinientos metros llanos en los que por el carril bici se corre junto a la orilla del Tormes, pasando bajo el puente de hierro, el del Príncipe Felipe y el del ferrocarril. El bonito paseo acaba abruptamente con una subida repentina y pronunciada de unos quinientos metros que te deja geográficamente al lado de unas naves industriales y físicamente con un buen meneo en el lomo.

Los últimos seis kilómetros son un callejeo con continuos desniveles por la periferia de Salamanca, en el que lo más destacable es una larga cuesta de aproximadamente setecientos metros que gana pendiente a medida que avanzas en ella. Su inicio se ubica alrededor del punto kilométrico dieciséis.

Photo by Atletas Veteranos
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4. El ambiente: …pero muy simpático y amigable (el neonato me refiero)

A pesar de que el domingo amaneció fresquito, con lluvia fina a ratos, encapotado y con un viento bastante desagradable, la verdad es que la gente respondió en la calle al paso de la carrera. Evidentemente en las zonas no habitadas no había ni Cristo, pero en el resto de los tramos que discurrieron por lugares con viviendas siempre hubo alguien aplaudiéndonos y dándonos palabras de aliento. El punto de más animación fue, además de la salida y la meta, la Plaza Mayor donde a los propios vecinos de la ciudad se unieron turistas, familiares de participantes y una concentración motera. También hubo bastante gente en el barrio de Vistahermosa y en esa última subida allá por el kilómetro dieciseis.


Además del buen ambiente externo, también hubo un muy buen ambiente interno. No lo sé, a lo mejor es cosa mía, pero el clima humano que encuentro en estas carreras es muy diferente al de las pruebas multitudinarias que tienen lugar en Madrid. No sabría describirlo, ni decir exactamente a qué se debe (¿predisposición mía?), pero me gusta más.


En total fuimos cerca de mil setecientos cincuenta los que nos dimos cita en la línea de salida de la Avenida Federico Anaya, de los que según la organización unos seiscientos nos desplazamos desde fuera de la provincia. A tenor de las camisetas de los clubs que portaban los corredores, su origen provenía de localidades salmantinas próximas a la capital, de toda Castilla León (sobre todo fueron visibles vallisoletanos, burgaleses y abulenses) y también de los madriles. Como mencioné en un apartado anterior de esta crónica, me llamó la atención que una gran parte de los participantes hicieran caso a los cartelitos situados en la zona salida que trataban de distribuirnos por tiempos. Creo que es la primera vez que veo esa muestra de educación en una carrera. Para que no todo sean halagos, también diré que los recortes fueron algo generalizado. Es cierto que se callejeaba bastante y que había algunos puntos en los que la escasa señalización podía llevar a error a la hora de trazar algún giro pero… ¡lo normal es tratar de seguir por el asfalto y no subirse a la acera o echarse por el medio de un descampado! No miento si digo que ví algún recorte en el que se ahorraron cerca de cincuenta metros.


Por último mencionar que, como toque curioso y retro, la organización dispuso que junto a la señalización de cada punto kilométrico se situara un “automóvil de época”, entendiendo por época perteneciente a las décadas sesenta y setenta del pasado siglo (¿o es que eso no es ser de época?).

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5. El testigo del alumbramiento: Osease el menda lerenda.

Después de la experiencia del domingo anterior en Latina, iba con yo con la mosca detrás de la oreja. “Oye -me dijo otro corredor en la salida- , tienes una mosca ahí, justo detrás del oreja”. “Lo sé, no te preocupes –le respondi- La traigo puesta de casa”. ¡Teníais que ver la cara de asombro que se le quedó al hombre!

¡Festival del humor! En fin…¿Dónde estaba?...¡Ah si! Que no tenía ganas de pasarlo mal como había sucedido apenas siete días antes. Total, que me propuse ir al ritmo que en cada momento me apeteciera sin preocuparme lo más mínimo por el tiempo empleado en cada kilómetro. Así lo hice. Parece que el planteamiento fue bueno pues volví a recuperar las buenas sensaciones. Las piernas funcionaron bien, fui de menos a más y acabé muy entero bajando de los cien minutos, circunstancia que no se producía desde el Medio Maratón de Getafe (bastante menos exigente que este).

Al final marqué un tiempo neto de 1:38:55 (4:41 min/ km), ocupando el puesto 709 de los 1605. Satisfecho por la carrera y esperando que suponga volver a la senda de lo que viene a ser mi nivel atlético medio en los últimos dos años.

En tres días toca volver a la universidad (concretamente a la Complu) a dejarse los higadillos, que no los codos. Será el cuarto medio maratón de la serie inciada en Valdepeñas y que no tengo muy claro donde acabará. Iremos viendo.

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6. Conclusión

Ha nacido un nuevo medio maratón que si se sigue cuidando por parte de los organizadores, si recibe el apoyo de la ciudad y sus habitantes y si se gana el cariño de los corredores, tiene los mimbres suficientes para convertirse en una carrera referencia.

Exigente, muy bien organizado, con ambientillo del bueno y excusa perfecta para visitar Salamanca, ganaría mucho si consiguiera variar su trazado haciéndolo más céntrico, incluso aunque ello supusiera tener que dar dos vueltas a un circuito.

Venga, sed felices. Hasta la próxima.

Autorretrato con catedral al fondo
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Agradecimientos:

A Alfonso que se pegó la palizilla de ir desde Madrid en la misma mañana del domingo para participar en la carrera y que tuvo el detallazo de acercarse a saludarme. Encantado de conocerte.

A Alberto, del Club Ecosport de Ávila, con el que ya coincidí en la pasada edición del Medio Maratón de Babilafuente y con el que el domingo compartí una pequeña charla y unos cuantos hectómetros de carrera.

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