sábado, 28 de noviembre de 2009

Nunca has visto nada igual ¿o si?

Después de un par de carreras en la capital del reino, tocaba retomar de nuevo la serie de “Un país en la mochila”. Aprovechando la excusa de un fin de semana largo en Valencia para correr su medio maratón o la del medio maratón para pasar un fin de semana largo en Valencia, depende de si se me pregunta a mi o a mi santa, añadí otra ciudad a la lista de las ya “corridas”. Os dejo con mi visión de la XIX Media Maratón de Valencia.

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La decimonovena edición del medio maratón valenciano tuvo como epicentro la reformada y amplia zona del puerto. Las instalaciones que sirvieron en su día para la celebración de la Copa América y que en estos dos últimos años han sido utilizadas como boxes de las distintas escuderías en el Gran Premio de Valencia de Fórmula 1, albergaron la feria del corredor. También allí estuvieron ubicadas las líneas de salida y meta y por sus inmediaciones discurrieron los aproximadamente tres mil últimos metros de la carrera, compartiendo en algunos tramos el asfalto por el que hace unos meses rodaron los monoplazas de Alonso y compañía.

Casi tan veloces como éstos últimos fueron los africanos que coparon los primeros lugares de la clasificación general. Destacaron los dos primeros hombres, los keniatas Mutai y Kipsang, que consiguieron bajar holgadamente de la barrera de la hora con 59:30 y 59:33 respectivamente. La marca del ganador supuso mejorar el record de la prueba en más de dos minutos y colocarla como el undécimo medio maratón más rápido del mundo y el segundo de España, sólo superado por el de Granollers. Sin duda contribuyeron a la consecución de este formidable registro el perfil de la carrera, las condiciones meteorológicas y el ambiente.

El recorrido fue completamente llano, sin ninguna cuesta, aunque a ojímetro y sin datos de la altimetría, me atrevería a asegurar que desde la zona del puerto al centro histórico se subía de forma continua pero prácticamente inapreciable para las piernas.

Meteorológicamente hablando, la mañana fue casi idónea para la práctica del atletismo y más teniendo en cuenta las fechas en las que nos encontramos. La temperatura estuvo por encima de los veinte grados y el cielo, que comenzó nublado, acabo totalmente despejado y adornado con un sol radiante. Sólo el viento desagradable que nos visitó en contadas ocasiones a lo largo de la prueba y la humedad derivada fundamentalmente de la ubicación costera de la ciudad y, en menor medida, de lo nublado que amaneció el día, incomodaron un tanto a los que allí corrimos.

El ambiente fue fabuloso. Destacaron la salida, la meta y el paso por la Plaza del Ayuntamiento, abarrotadas de gente aplaudiendo, animando y tirando fotos. Sólo recuerdo haber visto tanto público en el MAPOMA, pues ni siquiera una carrera con más participación como es el Medio Maratón de Madrid llega a convocar al número de espectadores que se dieron cita en la ciudad del Turia. En el resto del recorrido, si bien no llegó a los niveles de las zonas mencionadas, si que hubo bastante gente apostada en las aceras de todas las calles por las que transcurrió la competición.

Además del benévolo perfil, el buen tiempo y la gran animación, los “populares del montón” agradecimos otros dos aspectos de la carrera. El primero que discurriera por amplias calles y avenidas. A pesar de ser más de 5.300 participantes, en todo momento se pudo correr a gusto y sin apreturas. Sólo se produjo un estrechamiento al paso por el casco antiguo de la ciudad pero a esas alturas (kilómetros 12 y 13) el “pelotón” ya iba lo suficientemente estirado para que no se produjeran aglomeraciones.

El segundo que, turísticamente hablando, la carrera tuviera gran atractivo: el tramo que transcurrió por la remodelada zona portuaria sobre el asfalto que hace apenas dos meses acogió el Gran Premio de F1, el ir y venir junto a la antigua ribera del Turia donde se levantan ahora imponentes las nuevas y modernas construcciones que conforman la llamada Ciudad de las Artes y las Ciencias, y el poco más de kilometro y pico que cruzó el centro histórico de la ciudad, hicieron disfrutar a los que olvidados de la marca final degustamos otros aspectos más mundanos del noble arte del correr.

La organización estuvo a cargo de la S.D. Correcaminos y, aunque siempre hay alguna cosa a mejorar, fue casi perfecta. Más aún cuando estamos hablando de una carrera con un gran número de participantes (6.000 inscitos) y celebrada en una de las principales ciudades de nuestro país. Feria del corredor, camiseta técnica de las buenas, entrega rápida del dorsal y del chip, aparcamientos habilitados al efecto, tiempos totales y netos, avituallamientos bien surtidos y lo suficientemente largos para poder tomar la botella sin agobios, el tráfico rodado perfectamente controlado…¡y bolsita de mandarinas "ricas, ricas" al acabar! ¡Qué más se puede pedir!

Siendo un poco tiquis miquis y por sacar algún defecto, mencionar que cuando acudí a primera hora de la tarde del sábado a la Feria de Corredor, ya sólo tenían camisetas de la talla S (small). Que conste que a mi plin pues tengo una montón de ellas y encima me regalaron la inscripción (¡gracias Bichobolas!), pero entiendo que a alguien que pagara 15 eur y no pudiera disponer de una camiseta de su tamaño le sentara como una patada en la espinilla.

La nota triste de la fenomenal mañana, fue la persona que yacía sin vida en la acera cerca de los kilómetros 8 y 18. Uno no es el pelirrojo de la serie CSI (de la que por cierto y aunque suene raro, no he visto ningún capítulo), pero por la ubicación del cuerpo y las hojas verdes arrancadas del árbol que estaban a su alrededor, tenía toda la pinta de que se había arrojado desde el edificio de viviendas que se levantaba justo al lado. Cuando pasé por primera vez por allí, sólo había un policía y un par de transeúntes y el cadáver estaba tapado con una gabardina, así es que creo que debió ocurrir muy poco antes de que los primeros clasificados de la carrera transitaran por el lugar. A la vuelta, dos coches de policía ocultaban al finado (o finada, creo que era mujer) de la vista de los corredores. Supongo que es una cosa “habitual”, pero a mí me dejó el cuerpo un poco revuelto.

Volviendo a la carrera y en lo que a mí se refiere, me lo tome con tranquilidad. Mi idea era estar alrededor de 5 min/km y en meta clavé un tiempo neto de 1:45:00, con unas cuantas paradas más o menos largas para tirar las fotillos que adornan esta crónica. Al principio me costó coger el ritmo y, aunque luego me fui entonando, la verdad es que me tuve que esforzar un pelín más de la cuenta. Estoy mentalmente saturado de tanta carrera y bastante cansado físicamente, estado que vengo arrastrando desde mi participación en el Maratón de Ciudad Real. Este último mes del año voy a tomármelo con más calma para intentar empezar el 2010 con ánimos renovados.

Conclusión: No sé si tanto como para afirmar que “No has visto nada igual” como anunciaba el cartel de la carrera, pero el XIX Medio Maratón de Valencia fue una gran carrera: muy bien organizada, con perfil para obtener una buena marca y con gran animación y ambiente. Y si además eres foráneo y aprovechas el viaje para visitar los nuevos atractivos de la ciudad mejor que mejor.

Saludos y hasta la próxima.



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domingo, 15 de noviembre de 2009

Sénfimer, pukinuki, gratis

Tras el particular Hat Trick de los últimos tres fines de semana (Maratón de Castilla La Mancha y medios maratones de Villaverde y Moratalaz), éste tocaba descansar de “competición” que no de correr.

El último empujón me ha hecho igualar la cifra de maratones del año pasado (3) y superar el de medias maratones (12) y el número de kilómetros disputados en carreras. Teniendo en cuenta que el 2008 había sido hasta el momento el ejercicio más productivo en mi "laureada y exitosa" trayectoria de corredor popular mediocre, el 2009 se encumbrará en apenas cuarenta y tantos días como mi “annus fabulosis” particular.

En lo negativo, el esfuerzo me ha dejado unas molestias musculares que, según el momento, se concentran en el pubis o se extienden por la cara interna del muslo. Su intensidad es también variable y aunque la semana anterior perdí dos días de entrenamiento, no ha llegado a ser tan importante como para plantearme un periodo prolongado de descanso.

Con el trabajo hecho y si el dolorcillo no va a más y los virus me respetan, en el próximo mes y medio me gustaría cerrar el año con un par más de medios maratones y alguna carrera más cortita (un diez mil, una San Silvestre o lo que se tercie, si se tercia). De momento el domingo que viene tengo previsto estrenarme en el Medio Maratón de Valencia para el que gracias a la generosidad de Bichobolas (forero de http://www.elatleta.com/), la inscripción me ha salido sénfimer, la inscripción me ha salido pukinuki, la inscripción me ha salido gratis ¡Let the river run…! (Chorus).

Pues ya está. Saludos.

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martes, 10 de noviembre de 2009

Si la crisis te persigue...afróntala

Va de clásicas. Si el domingo anterior fue la XXVI Media Maratón de Villaverde, éste tocaba la XXXIII Media Maratón de Moratalaz. Bajo el lema acuñado para esta edición de “Si la crisis te persigue…sal corriendo”, casi mil corredores nos dimos cita en la salida ubicada en la C/ Fuente Carrantona. Setecientos cincuenta y tres participantes decidimos completar los 21.097 metros (o casi), mientras que doscientos veintidós optaron por la alternativa más llevadera y también contemplada por la organización de recorrer 12 km. Previamente también se celebró la X Carrera Mini sobre una distancia de 3.000 metros.

Por si a estas alturas hay alguien que no conozca esta carrera, decir que consiste en dar dos vueltas (los que elijan la media maratón), o una (los que se inclinen por los 12 km), a un circuito de perfil exigente, con numerosas subidas y bajadas y que transita por las calles del madrileño barrio de Moratalaz cercanas a su Polideportivo Municipal, donde está ubicada la línea de meta.

La organización corrió a cargo de la Asociación Atlética Moratalaz y, aunque gracias a la labor de los voluntarios se salió del paso, fue manifiestamente mejorable en algunos puntos. El primer aspecto a revisar fue la entrega de los dorsales. Se dispuso una hilera de cinco o seis mesas, atendida cada una por uno o dos voluntarios con un taco de dorsales y los chips correspondientes. Al no existir ningún cartel indicativo, todos nos tuvimos que amontonar encima de los puestos para intuir en cuál de ellos estaba el dorsal que nos había sido asignado. El resultado fue un desorden y, en consecuencia, una mayor espera en un trámite que después de tantas ediciones debería ser rutinario y rápido. ¿Tan difícil es señalizar con un cartelito de que número de dorsal a que numero de dorsal se entrega en cada puesto?

Según han comentado los propios afectados en algunos de los foros que sobre esto del correr existen en la red, otro error de bulto fue el que los últimos clasificados del medio maratón no dispusieran de agua en alguno de los avituallamientos (concretamente se hace referencia al ubicado en el km. 15). Esto es aún más chocante cuando, debido al “fresquito” reinante, fuimos muchos los que dejamos pasar más de un puesto sin coger ninguna botella. En este sentido es justo reconocer que la organización había habilitado un nuevo avituallamiento alrededor del km 19, aunque desconozco si sus existencias alcanzaron a los más rezagados.

El tercer aspecto mejorable es el cuidado de las formas. Oscar del Barrio y Roberto Álvarez, primero y segundo clasificados de la categoría masculina, entraron en meta junto con algunos de los atletas que habían elegido la distancia de los doce kilómetros y a los que habían doblado. Pues bien, la organización no se dio cuenta de este hecho y, lejos de poner la cinta de meta y anunciar sus nombres por megafonía, los confundieron con participantes de la carrera corta y les instaron a abandonar con celeridad la zona de meta para no molestar al resto de los que llegaban. ¡De coña!

El tema de la distancia es ya tan clásico como la carrera en sí. Es “vox populi” que el Medio Maratón de Moratalaz no ha medido nunca los 21.097 metros que se le suponen a un medio maratón, ni siquiera ahora que se estima debe rondar los 20.600 metros o 20.500 metros. Yo no digo que se homologue, pero ¿No se puede volver a medir y sacar los metros faltantes llevando más allá un giro, yendo por una calle y no por otra o dando dos vueltas a la pista de atletismo en vez de una?

En resumen, creo que todos estos errores son más de “forma” que de “fondo” y que serían fácilmente subsanables por la organización sin implicar un mayor coste ni un gran sobreesfuerzo. La imagen y calidad de la prueba mejoraría mucho con un pelín más de cuidado.

Aparte de lo mencionado hasta aquí, creo que esta prueba tiene otra desventaja con respecto a otras carreras de barrio que se celebran en la capital: la prácticamente nula animación y la imperceptible implicación vecinal. Parece un poco chocante cuando estamos hablando de uno de los eventos atléticos con más tradición en la Comunidad de Madrid (treinta y tres ediciones ya), pero así es. Salvo los amables y esforzados voluntarios y algunos allegados de los corredores, a lo largo del recorrido no hubo nadie más. Bueno, miento. Destacó una señora que durante un buen rato interpeló a un policía intentando convencerle de que nuestro sitio estaba en la Casa de Campo y no en el asfalto “moratalaceño”. Carreras de similar perfil a ésta como puedan ser la Melonera (Arganzuela), la Urbana de Carabanchel o la Media Maratón de Villaverde, ganan por goleada en apoyo vecinal y animación.

Pero no todo es negativo. Además de ser barata, la Media Maratón de Moratalaz tiene un factor muy favorable que creo que deriva de su historia y, sobre todo, de la decisión de quienes la organizan de no otorgar premios económicos a los ganadores: su carácter POPULAR. A ver si soy capaz de explicarme bien y en no muchas palabras. La ausencia de gratificaciones dinerarias provoca la no participación de corredores “semiprofesionales” que suelen asistir a estos eventos con el objetivo de conseguir una ayuda económica que les permita ganarse la vida o completar sus ingresos (ojo, que no estoy criticando para nada su comportamiento). Queda entonces el campo despejado para que la victoria se dispute entre los “verdaderos populares”, entre aquellos atletas que corren por el placer de correr, entre corredores de gran valía que una carrera tras otra se clasifican entre los diez primeros pero casi siempre detrás de los que anteriormente he denominado “semiprofesionales”. Ahora, aquí también tengo que dar un pequeño palito a la organización. Muy bien está que no den premios económicos, pero hombre, de ahí a no entregar ni un pequeño trofeo al ganador ¡Podían estirarse un poquillo no!

Conclusión: Una clásica madrileña que no vive sus mejores momentos pero a la que siempre agrada asistir. Señores organizadores, si la crisis les persigue no salgan corriendo, afróntenla. Tendrán ustedes todo nuestro apoyo, agradecimiento y comprensión.

En lo que a mi persona respecta, la del domingo fue mi cuarta participación en la prueba, rompiendo una ausencia que ya duraba dos ediciones debido a enfermedades varias. Y este año también estuve en un tris de perdérmela pues unos dolores en la zona del pubis surgidos tras el entrenamiento del martes, me tuvieron parado el resto de la semana. Al final pude estar en la salida y alcanzar la meta, completando mi décimo segundo medio maratón del año y estableciendo una nueva plusmarca personal en lo que se refiere participaciones en carreras sobre esta distancia durante un año. Veremos si en el mes y medio que resta para finiquitar el 2009 puedo mejorarla aún más. Os iré contando.

Saludos cordiales.


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Nota: Las dos primeras fotos han sido extraídas de la página web de elatleta.com y han sido "posteadas" por Oscarairtel. Sin embargo no creo que él fuera el autor, más que nada porque estaba "ocupado" ganando la carrera. En cualquier caso le agradezco la publicación de las fotos y aprovecho para felicitarle por su cuarta victoria consecutiva en la carrera.

Edito (11/11/09): Al césar lo que es del césar y a Esther lo que es de Esther. Las fotos a las que hacía referencia en la nota anterior fueron tomadas por ella. Dicho queda.

Edito de nuevo (13/11/09): Capítulo de curiosidades y coincidencias. Viendo la clasificación final me doy cuenta que corrí con el dorsal 524 y acabe en la posición 524 ¡Ya es coña!

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jueves, 5 de noviembre de 2009

A Villaverde por (calle) unanimidad

Normalmente después de un maratón suelo parar completamente entre cinco o seis días. Sin embargo esta vez, dado que me sentía muy recuperado, decidí probar a salir a correr con sólo dos días de descanso. Las sensaciones fueron buenas, así es que esa misma noche, reunido conmigo mismo y tras arduas deliberaciones, tome la resolución POR UNANIMIDAD de inscribirme en el XXVI Medio Maratón de Villaverde.

Participar en esta carrera suponía la vuelta al asfalto capitalino madrileño, abandonado desde finales de julio cuando corrí el Trofeo de San Lorenzo. Han sido más de tres meses, ocho carreras y 173.384 metros de competición los que han tenido que transcurrir para poner un final provisional a lo que he venido en llamar la primera temporada de “Un país en la mochila” y volver al foro. ¡Y qué mejor que una de mis medias favoritas para este feliz reencuentro!

Comenzaré diciendo que esta nueva edición ha mantenido todos los factores positivos de las anteriores. Para no ponerme pesado y repetir de nuevo lo que hace ahora un año expresé en la crónica que en este mismo blog hice de la prueba (aquí), resumiré señalando que se trata de una carrera muy popular, con ambiente de barrio, puesta en marcha año tras año con el esfuerzo de los organizadores y voluntarios y sin grandes apoyos de marcas comerciales.

La única y muy importante variación incluida este año ha sido la modificación del recorrido, que ha consistido fundamentalmente en alargar el tramo que transcurría por los márgenes del rio Manzanares y eliminar los kilómetros que transitaban por el desangelado Polígono Industrial Marconi. El comienzo sigue siendo el mismo: descenso inicial POR C/ UNANIMIDAD y callejeo variado para arriba y para abajo para acabar llegando hasta la orilla del rio. Aquí, en vez de girar dirección San Martín de Valdeiglesias (a la derecha) como se hacía hasta el año pasado, se toma la dirección contraria pasando junto la Caja Mágica y llegando a penetrar durante unos cientos de metros en el Parque Lineal del Manzanares. Desde allí se vuelve otra vez por el margen del rio hasta alcanzar Los Rosales.


¿Qué implicaciones tiene este cambio? Como he mencionado con anterioridad, la primera consecuencia es la supresión de la parte tediosa aunque prácticamente llana que recorría el Polígono Industrial Marconi. La rivera del Manzanares es un entorno más acogedor y agradable pero, al igual que sucedía con el polígono, carece de cualquier tipo de animación. El terreno presenta numerosos y pequeños toboganes, y alterna las zonas de tierra con las de cemento y, en el caso de algunos puentes, con las de adoquinado. El principal inconveniente es su estrechez que en determinados momentos provocó pequeñas aglomeraciones transitorias de participantes. Pero acostúmbrense señores, porque o mucho me equivoco o cuando la rivera del río sea transitable desde la Casa de Campo hasta más allá de Villaverde nos vamos a "jartar" de que muchas carreras populares transcurran por estos parajes.

Además de esta importante variación, también ha habido otra de menor de relevancia que ha afectado a la parte final de la carrera. La hasta ahora larga y continua subida POR C/ UNANIMIDAD que desembocaba en la línea de meta situada en el Auditorio de El Espinillo, ha sido fraccionada añadiéndose un callejeo intermedio cuyo único sentido parece ser el sacar unos metros para completar la distancia homologada. Esta modificación no es tan acertada como la primera, pues “marear la perdiz” en las inmediaciones de la meta no es más que alargar la agonía final.

Total, que vuelto a reunir conmigo mismo al término de la carrera y tras llevarse a cabo el acalorado debate y las pertinentes votaciones, se han aprobado POR UNANIMIDAD los siguientes puntos:

1º. Que el Medio Maratón de Villaverde sigue siendo una de mis carreras preferidas y más apreciadas sobre la distancia.
2º. Que los cambios llevados a cabo en el recorrido han supuesto en líneas generales una mejora considerable de la carrera.
3º. Que si la autoridad y el tiempo lo permiten, el año que viene volveré estar en la salida de la vigesimoséptima edición del Medio Maratón de Villaverde.
4º. Que la eliminación del “recuerdo-troFEO” en metacrilato debería ser una de las prioridades de los organizadores para el año que viene.

¡Se levanta la sesión!




En anteriores capítulos:

XXV Medio Maratón de Villaverde: Avenida a la felicidad


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domingo, 1 de noviembre de 2009

De los sufridos quijotes y los animados churriegos

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, hace unos días que maratoneó un zumbado de los de rostro afilado, piernas largas, cuerpo flaco y trazas de poco corredor…”

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I. Que trata de los prolegómenos del XIV Internacional Quixote Maratón (o Maratón Popular de Castilla La Mancha)

La mañana amaneció, a priori, idónea para el noble arte del correr. La temperatura era muy suave para la época del año en la que nos encontramos (alrededor de 15º), el sol brillaba pero sin calentar en exceso y no corría ni gota de aire. Nada comparado con los otros dos maratones que he disputado en lo que va de año, el Mapoma en abril y el de Valtiendas en agosto, en los que me cayó bastante agua. Ya es casualidad que para dos días que llueve al año en este nuestro país coincidan con mis participaciones en la distancia filipeica ¡He estado pensando en anunciarme para ser sacado en procesión en las zonas más secas!

Alrededor del polideportivo Rey Juan Carlos (¡Viva España, viva el Rey!), lugar de inicio y final de la prueba, nos íbamos juntando los corredores que íbamos a ser de la partida. Las informaciones hablaban de más de 500 atletas inscritos, pero calculando a ojímetro yo creo que no llegábamos ni a 400 los que nos pusimos en la línea de salida. Lo que si pude deducir por las diferentes indumentarias de los clubs era que había corredores venidos de diversos puntos de la geografía española. Mi sagacidad fue aun más allá y, viendo a varias personas hablando en idiomas diferentes del español y con unas pintas de guiris que no te cuento, también concluí que había participantes oriundos de allende nuestras fronteras. La organización confirmó mis observaciones: había representadas 31 provincias españolas y 9 países. ¿Qué que es lo que atrae a tanta gente de fuera de Ciudad Real a correr este maratón? Ni puñetera idea, pero puede ser un buen tema para una tesis doctoral. Ahí dejo la idea.

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II. De cómo era el recorrido y de la benevolencia del perfil

La prueba se disputó sobre un recorrido cuya longitud fue homologada por la Real Federación Española de Atletismo (RFEA para los amigos) y que, como es habitual en estos casos, media 42.195 metros. Eso a pesar de que el locutor-animador-espiquer se empeñara en repetir una y otra vez que la carrera constaba de 42.197 metros.

Para completar la distancia era necesario dar dos vueltas a un circuito de 21.097 metros que recorría Ciudad Real y la localidad aledaña de Miguelturra. De perfil muy llano, apenas si había algún desnivel de pequeña importancia que lejos de endurecer la carrera, la hacía un poquitín más amena. Sin entrar en detalle y a grandes rasgos, el circuito podría describirse de la siguiente forma:

-. Diez mil primeros metros que transcurrían por las calles capitalinas. Dado que no es muy grande, en este primer tramo prácticamente se iba de un extremo a otro de la ciudad. Entre los kilómetros cuatro y seis se transitaba por el centro histórico, cerca de sus escasos incentivos monumentales o artísticos (La Puerta de Toledo, San Pedro o el Quijote Azteca). El resto eran zonas de nueva construcción y/o prácticamente deshabitadas como el Campus Universitario, el Quijote Arena o un pequeño polígono industrial.

-. Nueve mil metros de los que los tres mil primeros servían como enlace entre Ciudad Real y Miguelturra por una zona de chalets con algún ligero desnivel, los tres mil siguientes callejeaban por la llana tierra de los miguelturreños y los tres últimos devolvían a los participantes a la entrada de la ciudad capitalina a través del arcén de la carretera.

-. Completaban el circuito los dos últimos kilómetros, trazados por una amplia calle sin viviendas, prácticamente recta, que rodeaba el casco urbano y que, tras un par de giros, desembocaba en la entrada del polideportivo.


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III. Donde se hace referencia a los ánimos y generosidad de los miguelturreños frente a la pasividad de los ciudadrealinos

Transcurridos los doce primeros kilómetros de la carrera, por mi cabeza pasaba un pensamiento repetitivo que amenazaba con convertirse en un negativo y machacante leit motiv: “¡Que aburrimiento! ¡Si lo sé me traigo un libro!”. Efectivamente, si partimos de que yo no tenía el incentivo de hacer una buena marca y le sumamos el escaso o nulo atractivo monumental de Ciudad Real, el que el trazado discurriera en gran parte por zonas nuevas sin presencia de viviendas y que en la primera vuelta no había nadie (pero nadie) animando o simplemente presenciando el paso de los corredores, tenemos como resultado un primer tramo de maratón más aburrido que un documental de dos horas sobre la migración de la almeja en los cálidos mares del sur.

Sin embargo todo cambió con la llegada a Miguelturra. El pueblo se volcó con la carrera. Los churriegos salieron a las puertas de sus casas a aplaudir y animar en familia, a golpear las tapas de sartenes y ollas con cucharas a modo de improvisados platillos, a llenar las calles de alegría y bullicio. Destacar los “puestos de avituallamiento” improvisados por los vecinos (al menos seis) en los que sobre mesas plegables dispuestas para la ocasión se ofrecían todo tipo de bebidas (cervezas, coca cola, agua, …), comida (cortezas de cerdo, naranjas, plátanos…) y grandes y hondas sartenes con sabrosas migas. También era de agradecer el que, al transitar junto al consistorio, por una megafonía cuya situación no fui capaz de ubicar en los dos pasos que por allí hicimos, anunciaban tu dorsal, tu nombre y tu lugar de procedencia mientras los presentes arrancaban a aplaudir.

Si bien es cierto que durante la segunda vuelta al circuito, en la zona céntrica de Ciudad Real sí que hubo ya una cierta animación, no cabe ninguna duda que Miguelturra derrotó por K.O. a la capital de provincia en lo que a ambiente, trato al corredor y entusiasmo se refiere. Muchas gracias a los miguelturreños o churriegos que, desde mi punto de vista, fueron lo mejor y lo que más recordaré de este maratón.


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IV. De la corrección y eficiencia de los organizadores en sus quehaceres encomendados

La organización del XIV Maratón Popular de Castilla la Mancha (Quixote Maratón) corrió a cargo de la Asociación para el Desarrollo de la Actividad Deportiva (ADAD), la Junta de Comunidades, la Diputación Provincial y los Ayuntamientos de Ciudad Real y Miguelturra, y merece calificarse como muy buena y eficiente.

El dorsal se pudo retirar el día previo a la prueba en las dependencias del Ayuntamiento capitalino o la misma mañana de la carrera en el propio polideportivo. En ambos casos se entregaron sin ninguna espera y acompañados de una botella de vino de Valdepeñas, una camiseta técnica y una bolsa de deporte muy amplia y útil. A los llegados a meta se les hizo obsequió además de abundante bebida y comida (agua, bebida isotónica, fruta, bollos…) y un peazo medalla conmemorativa con la jeta de Don Quijote.

Los puntos kilométricos estuvieron correctamente señalizados y el cronometraje se hizo mediante el sistema de chip, facilitándose el tiempo de paso por el medio maratón y la marca final (bruta y neta) empleada en completar la prueba.

Los numerosos voluntarios prestaron servicios de apoyo a los corredores a lo largo de todo el recorrido, atendieron a la perfección los diferentes puestos de avituallamiento y de esponjas existentes cada cinco mil metros, colocaron las vallas y conos que delimitaron el circuito y dieron apoyo a los policías locales y nacionales. Estos últimos consiguieron compaginar el curso de corredores y de vehículos, velando siempre por la seguridad de los participantes.

Para arropar la celebración del evento, también se llevó a cabo la IX Carrera Escolar que contó con una gran participación de niños de 51 colegios, y el V Concurso Fotográfico sobre el maratón que incitó la presencia de muchos fotógrafos aficionados a lo largo del recorrido.

Y todo esto ¿Cuánto decís que me costó? Pues quince eurillosde nada.

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V. Que trata de los avatares y sufrimientos que le sucedieron a Arganzboy por tierras castellanomanchegas

Coincidíamos Cabesc (forero de elatleta.com) y yo minutos antes del inicio de la carrera, en que teniendo en cuenta el favorable perfil de la carrera y el buen día que había amanecido, no teníamos excusa para no disfrutar del maratón y conseguir nuestros objetivos. Creo que en cierto modo estábamos equivocados.

Mi idea era acabar entre las 3h 50min y las 4h 00min. El primer medio maratón, quitando el aburrimiento y que me notaba las piernas un pelín pesadas, fue bastante bien. Los 1:54:46 me daban un pequeño colchón para encarar la segunda parte de la carrera con tranquilidad. Pero como (casi) todos los maratones tienen sus dificultades, el del Quixote no iba a ser una excepción, y esta vez comenzaron a asomar aproximadamente a falta de once o doce kilómetros para la meta. La mañana inicialmente casi perfecta, se había tornado en calurosa (al sol, los termómetros marcaban los 28º), y por más que bebía, sentía una sed continua y la garganta seca. Alrededor del km 34, empecé a tener mal cuerpo. Mi estómago estaba casi lleno de líquido, yo seguía teniendo sed y las nauseas estaban a punto de parecer.

A partir del segundo paso por Miguelturra decidí disminuir la ingesta de agua y bebida isotónica, sustituyéndola por frecuentes enjuagues de boca y refrescantes friegas por cara, cabeza y cuello con la esponja mojada. Los últimos cuatro kilómetros fueron un auténtico suplicio, una lucha continua contra las ganas de dejar de correr y acabar la prueba andando. El mal de muchos fue mi consuelo de tonto: a pesar de ir muy tocado, el seguir trotando me permitió adelantar a un buen número de corredores que iban incluso peor que yo o que habían caído en la tentación de tomar el tren de San Fernando.

Crucé la meta exhausto en 3:52:02 y tuve que sentarme un buen rato a recuperarme. El mal cuerpo continuó durante la vuelta al hotel y la ducha. Una hora y media después volví a ser persona cuando, cediendo al empuje de las nauseas, me vi en la obligación de vomitar gran parte del líquido almacenado.

Sin embargo y a pesar de lo mal que acabé, la mejor noticia fue que al día siguiente estaba muy recuperado y prácticamente sin molestias musculares. Tanto es así que el miércoles ya estaba de vuelta a los entrenamientos. Misterios insondables del mundo del corredor popular.

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VI. Donde se concluye en pocas palabras poniendo fin a esta crónica

En resumen, que con buenas condiciones meteorológicas, el favorable perfil del Internacional Quixote Maratón lo hace una buena prueba para intentar asaltar la marca personal de cada cual. Eso sí, que nadie busque en él una carrera animada (salvo los pasos por dominios churriegos) o que transcurra por lugares atractivos por su belleza o historia.

Agradecimientos: a mi mujer por aguantar otro fin de semana con carrera, a los miguelturreños por sus ánimos, y a mi hijo por su recibida tan calurosa, concretamente con 39,5º de temperatura corporal que nos hicieron salir para urgencias pediátricas tan pronto retornamos a Madrid. ¡Cosas de infantes!

Nota: Excepto dos fotos, el resto de las que ilustran esta crónica han sido extraídas de www.maratonianos.com y del album Picassa de Allopezh.

Fin

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Seis villaverdes

Esta mañana he completado mi sexta participación en el Medio Maratón de Villaverde. Como aún tardaré unos días en publicar la crónica (tengo pendiente la del Quixote Maratón), os dejo una foto como anticipo.

Saludos