martes, 29 de octubre de 2013

La Montaña Solidaria 2013 (20 kms)

Sobre el p.k 10,000 (Foto: Organización)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

El sábado 19 de octubre tocaba reencontrarse a medias con una conocida: la Montaña Solidaria. Digo a medias porque si en su primera edición me enfrenté a su modalidad larga a disputar sobre 42 kilómetros, este año, como andaba bastante cansadete y el cuerpo me pedía tregua, me inscribí en la distancia corta de 20 kilómetros. Y ¿que tienen en común ambas distancias? Pues que el trazado de la segunda no es más que el resultado de unir los primeros once mil metros y los nueve mil últimos de la primera. O lo que es lo mismo, que la corta es un extracto de la larga consistente en salir desde la explanada del monasterio donde Felipe II se retiró a obitar, subir hasta la cima de Abantos a palo seco y bajar de regreso (a ser posible sin piñarse) hasta retornar al punto de partida.
 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Llegué un poco justo de tiempo, pero a falta de cinco minutos para la hora prevista de inicio ya estaba colocado en la zona de salida perfectamente dorsaleado y chipeado. Allí encontrábamonos juntos y revueltos los aproximadamente ocho centenares de corredores que nos íbamos a enfrentar a las dos modalidades solidariomontañeras, unos seiscientos a la corta y el resto (doscientos) a la larga. Como gracias a mi participación en la edición previa ya conocía el percal, sabía que si no quería sufrir el atasco del sendero a tomar alrededor del p.k. 4,400 debía llegar a ese lugar en una posición relativamente delantera del pelotón. Por esta razón me coloqué un poquito más cerca de la pancarta de lo que en mí es norma y con la idea en mente de salir a un ritmo vivo que me permitiera adelantar posiciones.
 
Antes de darse el disparo que marcaría el inicio de la competición, el speaker nos dio algunos consejos y nos avisó de que la niebla en la cumbre de Abantos era considerable, tanto que hasta el último momento estuvieron meditando si modificar el recorrido. Al final la cosa no fue para tanto y, aunque si hubo bancos de niebla, ninguno supuso una perdida notable de visibilidad.
 
Finalizada la coreada cuenta atrás se dio la salida. Tras los primeros metros alrededor del monasterio en los que estuve más preocupado de no tropezarme con el adoquinado, los bordillos, los bolardos y el resto de contrincantes que de otra cosa, enseguida entramos en un tramo de ascenso sobre asfalto por las muy inclinadas calles de la localidad. En ese momento puse en marcha mi estrategia y apreté la marcha comenzando a adelantar con facilidad a no pocos contrincantes. No obstante lo hice con mucho cuidado pues sabía que si en el inicio me pasaba de rosca, la larga subida hasta Abantos me iba a pasar factura con un IVA descomunal.
 
En pleno ascenso a Abantos allá por el p.k. 5,000 (Foto: Organización)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Ya sobre tierra, la empinación  se relajó  e incluso apareció algún pequeño tramo de bajada. Aunque seguía adelantando posiciones cada vez me costaba bastante más pues había llegado a una altura del estirado pelotón en la que los corredores que me rodeaban presentaban un ritmo muy similar al mío. Alcanzamos así el primer avituallamiento en el que solo se ofrecía agua (p.k. 4,400). Yo había salido con una botella de 33 cl que esperaba me diera cobertura durante toda la carrera, así es que pasé de largo sin detenerme y me adentré en el estrecho sendero. El tránsito era muy fluido y podía mantener mi ritmo sin problemas. La primera parte del plan trazado había salido a la perfección. 
 
Según el planing mentalmente proyectado, la parte que me restaba de ascenso hasta alcanzar la vía pecuaria cercana a la cima (aproximadamente p.k.7,200), debía hacerla andando a ritmo y vivo y, si en algún momento era factible porque me viera con fuerzas y el terreno lo permitiera, corriendo algún pequeño tramo. La cosa fue bien en líneas generales. El trazado discurría primero por el estrecho, empinado y zigzagueante sendero que habíamos tomado justo después del primer avituallamiento. Algunos me pasaban corriendo pero, en general, cuando echaban a andar unos metros más adelante los daba caza y los dejaba atrás. Solo en el momento que abandonamos el sendero para tomar una vía más amplia y recta, la mayoría de los que me adelantaron trotando empezaron a tomarme ventajas que ya no les recuperaba cuando ellos volvían a andar. Visto lo visto, empecé a alternar lo corrido y lo andado y minimicé el número posiciones perdidas.
 
Con la desembocadura a la amplia vía pecuaria, la subida se volvió mucho más tendida y sencilla hasta que alcanzamos la cumbre de Abantos (p.k.8,200). Si bien la anunciada niebla no dejaba ver el paisaje, la visibilidad era más que suficiente para correr. Desde allí un falso llano de poco menos de mil quinientos metros y un largo descenso hasta meta. La primera parte de esta larga bajada se realizaba por una pista amplia y sencilla cuya única dificultad eran las piedras sueltas. Al final de ella, alrededor del p.k. 11,100, se ubicaba el segundo avituallamiento (sólido y líquido). En este punto los corredores de las dos pruebas nos separábamos. Con cierto resquemor por no optar por el camino de la distancia larga como había hecho en la edición anterior, enfile por el “atajo” que debía conducirnos a San Lorenzo.
 
Finalizado este tramo había que dar cuenta de dos cuestas arriba con un avituallamiento líquido entre medias que, aunque sufriendo, superé corriendo. Tras ello se volvía a un vertiginoso descenso primero por pista de tierra y luego por el asfalto de las calles de San Lorenzo. Con el acelerón de los últimos kilómetros llegué un poquito justo a meta, donde resulté ser el sexagésimo cuarto (64) de los 589 participantes que alcanzaron la meta con un tiempo 1:50:36. Muy contento.
 
En algún lugar de la subida a Abantos (Foto: Organización)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Y poco más que contar. Quizás señalar que al tratarse de la segunda edición, la organización contaba con más experiencia y me dio la impresión de que fue mejor que el año anterior, aunque esto lo digo sin saber si en la modalidad sobre los 42 kms todo fue también correctamente. 
 
En fin, que una carrera muy agradable para iniciarse en montaña en la que, a pesar de compartir trazado, la prueba larga es totalmente diferente a la corta. De perogrullo ¿no?
 
A seguir bien. Besitos.
 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
En capítulos anteriores...     La Montaña Solidaria 2012 (42 kms)

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

sábado, 12 de octubre de 2013

Medio Maraton Ávila Monumental 2013

Llegando al p.k 10,000, junto a la muralla (Foto: Arganz)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Un nuevo proyecto ha sustituido este año al tradicional medio maratón que se venía celebrando en los últimos tiempos en la ciudad amurallada. Dirigido por el Club de Atletismo Ecosport, el recién nacido Medio Maratón Ávila Monumental (MMAM) tiene como seña de identidad el transitar junto a la mayoría de los lugares, edificios y monumentos que configuran el patrimonio histórico abulense. Pero el MMAM no es solo eso. Es mucho más.
 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Hasta el pasado domingo había participado tres veces en el medio maratón de Ávila, la última una tarde sabatina de mayo de 2011 bajo un tormentón del carajo. Hete aquí la primera diferencia respecto al nuevo MMAM, pues ahora el evento se ha trasladado al primer domingo del mes de octubre. Además en su estreno contó con un día esplendido, de cielo totalmente despejado y, aunque un pelín fresco para mi gusto a primera hora de la mañana, ideal para correr según fue avanzando la jornada.
 
El recorrido de aquel medio maratón, que por cierto se hacía por primera vez en 2011, nada o muy poco tenía que ver con el del nuevo. Se trataba de dar dos vueltas a un circuito que apenas se internaba en el centro histórico de la ciudad y que presentaba una gran dureza en cuanto a su perfil, con cuestas bastante largas y de pendiente considerable. El del MMAM es a una sola vuelta, totalmente urbano, también con muchas cuestas, homologado y que, como he dicho inicialmente, recorre gran parte del casco histórico abulense.
 
Desde mi punto de vista convendría distinguir dos partes dentro del nuevo trazado. La primera se extendería desde la salida junto a los Cuatro Postes hasta aproximadamente el punto kilométrico nueve, más o menos al paso por “contrameta”.  La segunda comprendería desde el final de la primera hasta la línea de meta ubicada frente al Palacio de Congresos y Exposiciones Lienzo Norte. El primer parcial es bastante llevadero, y se realiza por calles amplias que absorben sobradamente el pelotón inicial de participantes que se va estirando a medida que se desarrolla la carrera. Apenas presenta desniveles significativos a excepción de la bajada inicial desde los Cuatro Postes hasta la muralla por la carretera de Salamanca, la corta pero muy puñetera ascensión de la C/ Luna (no más de trescientos metros en el p.k. 5,600)  y el descenso por la C/ Perpetuo Socorro una vez superado el edificio del Hospital Provincial (p.k.6,800). Esta primera parte tiene lugar por la zona “nueva” de la ciudad por lo que su atractivo monumental es prácticamente nulo a excepción de los Cuatro Postes y el puente de Sancti Spiritu sobre el río Chico (p.k. 4,200).
 
El mendalerenda portando el taparrabos 221 (Foto: Organización)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
La segunda mitad del MMAN es mucho más dura que la primera y puede describirse con la frase vendemantas de “de lo bueno lo mejor y de lo mejor superior". M'explico. Lo "bueno" en este caso tendría su inicio cuando se toma la Avenida de Madrid junto a la muralla un poco más allá del p.k 9,000 y se extendería durante cerca de siete mil metros. Se trata de un subeybaja continuo en el que, aunque ninguna de las cuestas presenta una pendiente muy exigente, si son de una longitud considerable. En algunos puntos concretos grupúsculos de animadores dan un poco de color a las calles y los lugares de interés histórico monumental empiezan a aflorar a los lados del recorrido (convento de la Encarnación y algunas iglesias más).
 
Superado lo "bueno", llegaría lo "mejor". Una nueva vuelta de tuerca en la exigencia de la prueba que al terreno quebrado une aquí la superficie adoquinada. Son apenas dos kilómetros y medio que comienzan cerca del p.k. 16,000 a la altura de la Basílica de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta (alías la Basílica de San Vicente), callejean por las vías próximas a la muralla, atraviesan la Plaza de Santa Teresa junto a la iglesia románica de San Pedro para descender posteriormente por el Paseo del Rastro (panorámica del Valle de Amblés a la izquierda) hasta la puerta que da acceso a la Plaza de la Santa (p.k. 18,500). A estas alturas las piernas ya andan tocaditas y las plantas de los pies empiezan a notar el incómodo empedrado. Pero aún queda el siguiente escalón, el de la excelencia.
 
Lo "superior" comienza con la entrada en la zona amurallada a la altura de la Plaza de la Santa y, desde mi punto de vista, es la parte más exigente y más disfrutona de toda la MMAM. El subeybaja se convierte ahora en un verdadero rompepiernas de cuestas cortas pero de pendiente considerable y la superficie por la que se transita sigue siendo adoquinada. Pero aún hay más. Y es que ahora se añade una sucesión de infinitas de curvas, esquinas, callejones, etc… en las que uno tiene la sensación de encontrarse en un laberinto del que intenta salir corriendo a todo lo que le dan las piernas pero sin saber muy bien donde se encuentra y si el camino que lleva es el adecuado. En esta especie de encierro de San Fermín abulense (pero sin reses), se pasa junto a lugares tan representativos de la ciudad como el convento de la Santa, la plaza del Mercado Chico o la Catedral. Con la salida del recinto amurallado a falta de mil metros para el final de la carrera, comienza un terreno descendente hasta meta siempre a la vera de la muralla (C/ San Segundo y Carretera de la Ronda Vieja), muy llevadero en el perfil pero incómodamente machacante por los adoquines. De hecho muchos corredores buscaban las aceras para huir del pequeño suplicio.

Por resumir, que el circuito de la MMAM es llevadero en su primera parte y considerablemente duro en su segunda. Y es que para disfrutar a la carrera de los monumentos y lugares históricos de la ciudad hay que apretar el culo si o si.


Al paso por la Plaza de Santa Teresa con San Pedro al fondo (Foto: Organización)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Además del cambio de fecha y de recorrido, el Club de Atletismo Ecosport ha intentado conseguir una mayor implicación de la ciudad con la prueba y de los corredores con la ciudad. Las medidas tomadas en este sentido, inspiradas creo de forma acertada en lo que se viene haciendo desde hace tiempo en el Medio Maratón de Segovia, lograron resultados dispares. El concertar un hotel oficial y un menú con más de veinte restaurantes (DegustÁvila), tengo la sensación de que si resultó ser un éxito. Muchos participantes alargaron su estancia en Ávila gracias a estas ofertas. Yo comí en el restaurante Alcaravea y al menos había dos mesas más con no menos de diez comensales disfrutando del menú DegustÁvila. Lo de implicar a la ciudadanía no lo ví tan claro. Si había bastante gente haciendo fotos posiblemente impulsada por el concurso fotográfico convocado de forma paralela a la carrera, pero en general el apoyo de los abulenses en la calle resultó escaso. Y eso que el día acompañaba en lo meteorológico.

Para tratarse de una primera edición y más allá de los cambios e innovaciones ya comentados, la organización rayó la perfección. La página web de la carrera fue muy completa en información y contenido. La recogida del dorsal chipeado y de la bolsa del corredor en el hotel Cuatro Postes se hizo sin agobios y rapidito, aunque para años venideros deberán afinar el número y tamaño de las camisetas, pues las de la talla M se agotaron demasiado pronto. El circuito estuvo perfectamente cerrado al tráfico. Hubo “globeros” de referencia para distintos ritmos. La convocatoria fue un éxito, con casi ochocientos finishers. Los avituallamientos fueron suficientes y bien atendidos, sobre todo el de meta que era un verdadero festín (agua, refresco, degustación de carne, ensalada de garbanzos, bollería…). No lo utilice pero por lo leído y oído el servicio de guardarropa funcionó correctamente. Aunque no distaban más de diez minutos andando, se estableció un servicio de autobuses gratuito que transportó a los participantes que lo que requirieron desde la meta a la zona de salida. Hubo posibilidad de recibir masaje por parte de fisioterapeutas al finalizar la prueba. Se pusieron a disposición de los participantes las instalaciones del Polideportivo San Antonio que, aunque un poco alejadas de la meta, ¡contaron con agua caliente! En definitiva, una organización que cuidó todos los detalles. Gracias a ellos y a todos los voluntarios que colaboraron.

Cuando a tus rivales les toca "la luz divina" no hay nada que hacer (Foto: Organización)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Por mi parte la idea pasaba por echar la mañana corriendo por la bella ciudad castellanoleonesa, posteriormente darme un garbeo con la familia en plan turista y por último disfrutar de una buena comida antes de volver a los madriles. Y así lo hice.  Después del verano machacante, enlazar en tres fines de semana la Magovia, el TrailGredos y la MMAMera la guinda final para dejarme el cuerpo para el arrastre. Por eso salí muy tranquilo, sin ninguna prisa. Con esa mentalidad llegué a mitad de carrera en un tiempo cómodo para mí de 0:50:48. Sin embargo tengo el problema de que mi horroróscopo sea Tauro y que por ello tienda a crecerme con el castigo. Cuando el medio maratón comenzó a ponerse más duro a mí se me calentó el cuerpo y me entraron más ganas de correr. El resultado es que el crono del segundo parcial de la carrera fue de 0:49:45, un minuto menos que la primera. Total que acabé en un tiempo neto de 1:40:33 y en el puesto 351 de los 788 llegados a meta, demasiado rápido y machacado para lo que tenía previsto inicialmente.

Por ir concluyendo, decir que el recién nacido Medio Maratón Monumental de Ávila tiene una pinta excelente. Muy buena organización, gran trato al corredor y un trazado exigente no apto para conseguir marca personal pero si para disfrutar de los monumentos y lugares representativos de la ciudad. Quizás se echó de menos un mayor apoyo y ambiente en las calles sobre todo del centro. Muchas gracias a todos lo que lo han hecho posible y ánimo para la siguiente edición.

Y me despido con unas palabras premonitorias que dejó escrito la Santa:

Vivo sin vivir en mí,
y tan buena MMAM espero,
que muero porque no muero

Sed buenos.
 
Posdata: Saludos al corredor que en los primeros compases de carrera se acercó a mí y me dijo que seguía el blog. Se agradece el detalle. ;-)

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

El precipicio del km. 15 no existió realmente. Debió ser un "lapsus" de Endomondo

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Recorrido monumental
 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* 



martes, 8 de octubre de 2013

TrailGredos 2013

Dead man running (Foto: Ángel Parrón)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Debía estar escrito en algún sitio que al TrailGredos 2013 llegara yo por los pelos. Finalizada la Madrid-Segovia, apenas día y medio después y todavía con el subidón de adrenalina decido inscribirme en esta carrera. Al ir a hacerlo la página web me da problemas y tengo que recurrir al teléfono de contacto que aparece en el blog de la prueba. Me atiende Beatriz quien me indica que están a punto de cerrar las inscripciones, tomándome amablemente los datos personales y facilitándome el número de cuenta para que realice la transferencia. ¡Hecho! Hala, ya estoy inscrito. Salvado el primer “por lo pelos”.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

El domingo me levanto cuando en el foro aún no han puesto las calles. Tengo unos 190 kilómetros por delante y quiero salir con tiempo de sobra para ir tranquilo. Si, si tranquilo..¡y una leche! Al atravesar Madrid camino de la A6 me encuentro con un accidente de tres pares de narices. Se acaba de producir, así es que el desconcierto es considerable y el tráfico está cortado. Aunque a esas horas no hay muchos coches, quedo encerrado en un pequeño atasco sin posibilidad de salida. Para cuando la policía pone orden y salgo de allí, ya he perdido un tiempo precioso que me ha dejado sin apenas margen para llegar con tiempo suficiente a El Barco de Ávila. Como no hay mal que por bien no venga, el imprevisto me sirve para ejercitar la mente pues me paso todo el viaje haciendo cálculos que combinan las variables tiempo y kilómetros restantes y velocidad media. El resultado que obtengo por más que repito el cálculo a medida que las variables van cambiando es siempre el mismo: voy a llegar con la hora pegada al culo. Y oye, se nota que era bueno en mates porque lo clavo. A falta de diez minutos para la hora prevista de salida (las 9:00 AM) estoy aparcando el coche en la localidad abulense. Salgo corriendo, recojo el dorsal y la bolsa del corredor, me cambio de ropa, tomo la mochila y vuelvo corriendo hacia la plaza de la localidad, lugar donde se ubica la salida. No me hace falta más calentamiento. A los treinta segundos de colocarme junto con el resto de los participantes, un trompetazo de un miembro de la banda de música que allí estaba tocando marca el inicio de la prueba. Salvado el segundo “por los pelos”.

En la parte final del ascenso a Cabeza Pelada (Foto: Arganz) 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Salgo de los últimos y, como con las prisas no había podido vaciar la vejiga, miccionándome como un señor de edad provecta. Por educación pienso en aguantar hasta que la carrera abandone el casco urbano, pero para mi desesperación parece que esto no va a suceder en el corto plazo. Recorremos varias calles, subimos hasta la zona del castillo de Valdecorneja, damos una vuelta alrededor de él… Llego a mi límite. O me paro o me orino encima. Aprovechando una zona verde me echo a un lado y me pongo a mear y me echo a reír y me pongo a pensar donde irá, donde irá, donde irá (Toreros Muertos cantixit). El caso es que calculo que tardo más de minuto y medio en cambiar el agua al canario, de manera que cuando me reintegro a la carrera no veo al pelotón. Con la ayuda de los voluntarios y de una señora asomada a su ventana, consigo seguir con el callejeo hasta que por fin alcanzo la carretera por la que se abandona la localidad. Desde allí veo como los que ocupan las últimas posiciones están girando a la izquierda para tomar un camino de tierra. ¡Bueno, todo controlado! Decido relajarme y empezar a disfrutar del trail.
 
En este primer tramo el camino es prácticamente llano y muy cómodo. La única dificultad es atravesar una pequeña zona parcialmente inundada sin mojarse lo piececillos. Es como un apéndice del pueblo, con fincas ocupadas por naves y/o animales a ambos lados del trazado. Pasados unos hectómetros, el camino se abandona y se cruzan “campo a través” unas parcelas en las que las hierbas llegan por las rodillas. Al no haber un sendero marcado y no verse el suelo, conviene ir con precaución para que cualquier irregularidad del terreno no juegue una mala pasada. A estas alturas ya he tomado contacto con la cola de la carrera y comienzo a adelantar posiciones.
 
Acto seguido se toma una pista forestal y comienza un ascenso que, salvo con algún pequeño respiro, se mantendrá con mayor o menor dureza hasta coronar el pico de Cabeza Pelada. Son aproximadamente 7.700 metros en los que se supera un desnivel de algo más de 900 metros. Teniendo en cuenta que todavía arrastro un poco de cansancio de la Madrid-Segovia y que hay que reservar fuerzas porque es una carrera larga, desde el principio decido corriandar en función de la dureza del terreno. También tengo muy claro que hay que reponer líquidos de forma constante. Aunque parece que finalmente aguantará y no lloverá, el cielo está encapotado y la humedad es muy alta por lo que desde el principio comienzo a sudar como un cochino jabalí.
 
El grupo se estira tras los primeros kilómetros de subida (Foto: Arganz)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Para que no nos aburramos, la subida es no solo larga sino también variada. Justo en el primer avituallamiento (solo agua, allá por el p.k. 3,000), se abandona la primera pista, más llevadera, y se toma otra más exigente que transita entre vegetación de monte bajo y árboles (encinas, creo recordar). Su pendiente es mayor y en algunos momentos es necesario doblarse hacia adelante para superarla entre resoplos. Con las lluvias de las jornadas previas su superficie está un poco blanda pero no embarrada, y hay que tener cuidado con las piedras sueltas y con alguna raíz que asoma al exterior. Al final de este tramo se sale a una zona más abierta en el que apenas hay árboles y en la que se ubica el primer avituallamiento de sólidos y líquidos (aprox. p.k. 6,500). Aunque se sigue subiendo, nos encontramos con pequeños “descansillos” llanos e incluso alguno en ligero descenso.
 
A falta de unos setecientos metros para coronar, se toma lo que creo que es un cortafuegos que sube en línea recta junto a un pinar hasta el pico de Cabeza Pelada, punto más elevado del recorrido con 1.724 m (siempre según la aplicación de Endomondo). El desnivel es aquí muy alto, tanto que en los apoyos las zapatillas no agarran bien y no es raro perder pie y resbalar. Sin lugar a dudas es el parte más dura de todo el trail. Llego a lo alto del pico en 1:07:57 habiendo recorrido 8,880 kilómetros. Ni tan mal.

El perfil obtenido con Endomondo
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Desde allí comienza un tramo de descenso de aproximadamente unos 2.800 metros de longitud que ha de conducirnos hasta Cardedal. En su parte inicial la bajada es muy disfrutona pues la pendiente no es exagerada y se hace campo a través esquivando matorrales, piedras, agujeros e incluso saltando alguna valla de piedra en plan Orzowei. Tras un pequeño segmento por pista forestal, se afrontan casi de forma seguida dos bajadas a través de sendos cortafuegos que a la postre resultan ser lo más técnico de este TrailGredos 2013. Bien señalizadas por la organización (cartelitos allí clavados ad hoc), presentan un desnivel que quita el hipo y una superficie no muy peligrosa más allá de tener que prestar precaución a piedras sueltas, a no resbalarte o, debido a lo blando del terreno, a que no se te quede el pie clavado y te jorobes la rodilla.
 
Huelga decir que con mi contrastada habilidad en estas lides, llevo el culo a escasamente un palmo del suelo y bajo con más miedo que vergüenza. Algunos participantes que vienen por detrás me adelantan y enseguida me sacan una distancia considerable. Hasta un par de ancianas reumáticas que llegan tarde a misa me superan por la izquierda mientras mascullan no se qué de “domingueros” y de “ir pisando huevos”.
 
Superadas con poco brillo pero sin contratiempos las dos zonas de cortafuegos, el descenso continúa ahora mucho más suave por una pista forestal amplia que atraviesa un paraje muy bonito. Llegamos así a Cardedal, pequeña población de nueve habitantes situada en el p.k. 11,600 de carrera y donde se encuentra un nuevo avituallamiento. Isotónico, agua, frutos secos, barritas, trozos de chocolate… No tengo prisa, así es que repongo bien líquidos y como alguna cosa tranquilamente. Como mencionaba anteriormente, la humedad es muy alta y soy consciente de que estoy sudando más de la cuenta. De hecho entre los dos avituallamientos y a pesar de haber bebido en abundancia, he echado mano una vez de la botella con sales que llevo en la mochila.
 
¡Ande estará el siguiente! (Foto: Arganz)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
A la salida de Cardedal el terreno comienza de nuevo a ponerse cuesta arriba. La primera subida no debe llegar a un kilómetro de longitud y es un poco puñetera. Tiene una pendiente que te invita a correr pero si no sabes controlarte te puede reventar. Yo, como estoy en plan reservón, la hago andando a marcha rápida y constante. Los dos corredores que me preceden alternan el correr con el andar, sacándome muy poca distancia cuando hacen lo primero y perdiendo muchos metros cuando hacen lo segundo. Mi táctica ha debido ser buena porque adelanto a los dos antes de finalizar la cuesta.
 
La siguiente fase es una auténtico rompepiernas, un terreno pestoso que alterna cuestas abajo (cortas) con cuestas arriba (bastante más largas) pero siempre ganando altura. Se hace por una pista amplia que atraviesa pinares y desde donde se tienen unas muy buenas vistas de la sierra de Gredos. El último tramo de ascenso de este segmento de carrera finaliza de nuevo en la cima del pico de Cabeza Pelada, pero llegando por el lado opuesto al que lo habíamos hecho anteriormente. Estamos en el p.k. 14,700. Desde la cima y hasta el siguiente avituallamiento (el mismo que habíamos tenido en la primera subida) vamos a desandar, o mejor dicho descorrer, el mismo trazado que antes habíamos subido pero ahora en sentido contrario. Salvo los primeros hectómetros, se trata de un descenso fácil y rápido, así es que pronto nos plantamos en el avituallamiento (p.k. 16.300).
 
En este punto da comienzo una especie de añadido en forma de "idayvuelta que después de unos 3.600 metros nos devolverá al punto de partida. ¡Con lo duro que esto se hace mentalmente! Primero se baja de manera continuada y pronunciada durante cerca de 2.000 metros por una pista amplia que en general presenta una buena superficie, aunque traza alguna curva cerrada en la que conviene tener precaución. Llegados a este punto queridos lectores, dejadme que os lance un par de preguntas para ver si estáis atentos. La primera es fácil. Si este “idayvuelta” mide en total 3.600 metros y la bajada son 2.000 metros ¿Cuánto mide la subida? ¡Tic, tac, tic, tac…! ¡Correcto, 1.600 metros, 400 menos que la bajada! La segunda cuestión es un pelín más complicada. Teniendo en cuenta que hay que volver al punto de origen, que la bajada tiene una pendiente acentuada y que es más larga que la subida ¿será el desnivel del ascenso mayor o menor que el del descenso? ¡Tic, tac, tic, tac….! ¡Correcto otra vez! Efectivamente, el desnivel de la subida es aun mayor que el de la bajada.
 
Cruzando la Puerta del Ahorcado camino de la meta (Foto: Julio de la Fuente) 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Con las respuestas obtenidas es fácil deducir que el ascenso que nos debe devolver al avituallamiento es bastante exigente. Más si os digo que se hace en su comienzoen la modalidad "fuera pista" entre árboles y arbustos y, más adelante, por un sendero desdibujado entre rocas y monte bajo. Viendo el panorama tomo la botella (0,5 litros) con sales de mi mochila y voy dando cuenta de ella durante la subida. Tras la subida a Cabeza Pelada, este tramo es desde mi punto de vista el segundo más duro de todo el trail.
 
Me encuentro por tercera vez en el mismo puesto de avituallamiento. Los voluntarios que lo atienden son ya como de la familia. Me tomo mi tiempo y como un puñado de frutos secos y pasas que mojo con un vaso de isotónico rebajado con agua. Llevo 19.900 metros en las patas y he empleado un tiempo de 2:27:58. Empiezo a tener ganas de llegar a meta y me animo pensando que quedan menos de seis kilómetros y casi todos cuesta abajo, descorriendo el trayecto que habíamos hecho al inicio.
 
Pero no podía ser tan fácil. El descenso es cómodo y he encontrado un ritmo llevadero. Alcanzo a un grupo de tres corredores que me precedían y en el que oigo a uno de ellos decir “No hay huellas en el suelo y no veo señalización desde hace tiempo”. No hago mucho caso pues delante de mí no van menos de diez corredores y no veo en ellos ninguna señal de alarma. De repente, a unos ciento y pico metros más allá de donde estamos aparecen en sentido contrario dos participantes andando. Les oigo gritar que paremos, que el camino en el que nos encontramos se cierra más adelante. ¡No me jodas! ¡Que razón tenía el corredor que había sobrepasado no hacía mucho! (así se lo reconozco cuando vuelvo a llegar a su altura, ahora deshaciendo el camino hecho erroneamente). ¡Encima ahora toca subir para volver al punto donde habíamos equivocado el recorrido! Lo identificamos a lo lejos porque algunos de los participantes toman un camino a la derecha. Sin embargo otros cometen nuestro mismo error y se dirigen hacia nosotros. Desde mi punto de vista la señalización en este desvío es claramente insuficiente. Si hay que abandonar una pista para entrar en otra, lo normal es poner una cinta en el suelo cruzándo la primera de lado a lado como se había hecho en otros puntos del recorrido. La “excursión” me cuesta aproximadamente unos 1.600 metros de propina.
 
Descenso por uno de los cortafuegos (Foto: Arganz)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Reintegrados al trazado correcto, volvemos a transitar por la zona de encinas que mencioné casi al principio de la crónica. Como bien dije, era necesario tener precaución con las raíces que sobresalían del suelo y más ahora en el que la velocidad que llevamos es alta. Precisamente el participante que llevo a mi lado pega un tropezón con una de ellas y salvamos (él y yo de rebote) la caída de milagro. Pasado el último avituallamiento, queda cruzar de vuelta las parcelas de hierbas altas y el camino que, pasada la carretera, nos devuelve al casco urbano de El Barco de Ávila. No sé si han alargado la distancia desde que hace un par de horas y pico pasamos por allí pero este último tramo se me hace interminable. 
 
Entramos a El Barco atravesando la muralla por la Puerta del Ahorcado, recorremos un par de calles y enfilamos hacia la plaza. Cruzo la meta en 3h 11min 14seg y ocupo la posición 58 de los 117 llegados a meta. Según mi primo Endo, he recorrido 28,02 km (por los 25,43 km anunciados), con un desnivel positivo de 1.826 m y un acumulado de 3.472 m.  
 
El avituallamiento final es de órdago a la grande: patatas revolconas, bollitos preñaos, caldo, refrescos, isotónicos, fruta, etc … Una verdadera gozada que sin duda ayuda al organismo a recuperarse del esfuerzo realizado. De vuelta al coche y ya con más tiempo que al principio echo un vistazo al contenido de la surtidísima bolsa del corredor. En ella hay todas clase de productos propios de la comarca además de un libro muy interesante sobre rutas y caminos naturales de la región. Muy buena idea. Se agracede.
 
Recorrido de la prueba
 *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
En resumiendo que es gerundio. Aunque discurría por montaña, el TrailGredos 2013 apenas presentó alguna pequeña dificultad técnica. Sin embargo no hay que tomárselo a cuchufleta pues conviene recordar que se trataba de una distancia considerable (más si te equivocas de trazado y te haces un extra) y que el desnivel acumulado no era moco de pavo. Para tratarse de una primera edición, la organización cumplió con creces, con el borrón bajo mi punto de vista de la insuficiente señalización en algunos puntos. Los avituallamientos fueron suficientes en número y generosos en cantidad y variedad de alimentos y bebidas ofrecidas. El de meta fue un verdadero festín.
 
En cuanto al recorrido, por pedir, yo preferiría que en próximas ediciones no se repitiera un tramo tan largo de carrera: desde El Barco hasta el pico de Cabeza Pelada se va y se vuelve por el mismo trazado. Eso no desmerece en absoluto a la belleza del entorno por el que discurre la prueba. Por último agradecer a los organizadores su esfuerzo por poner en pie un nuevo trail del que disfrutar y animarles a que continúen con él en próximas ediciones.
 
¡Me se cuiden! Hasta la próxima
 
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
Avituallamiento en Cardedal (Foto: Arganz)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
 
 


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*