viernes, 12 de marzo de 2010

El ingrediente secreto de la Tragamillas


1. ANALISIS SESUDO, EXTENSO Y POSIBLEMENTE INFUMABLE ACERCA DEL POR QUÉ DEL EXITO DE LA TRAGAMILLAS

Con sólo cuatro ediciones celebradas, el Medio Maratón de Collado Villalba, alias la "Tragamillas”, se ha convertido a tenor de los halagos vertidos por los participantes en los distintos foros de atletismo, en la carrera más querida sobre la distancia de todas las que se disputan en la Comunidad de Madrid y alrededores. Pero ¿dónde está la clave del éxito?

Hagamos un análisis rápido. La “Tragamillas” no es una competición para intentar asaltar la marca personal de cada cual; para eso ya está la Media de Getafe. Tampoco es la que mayor participación tiene; si es eso lo que se busca ¿qué mejor que inscribirse en la Media de Madrid? La razón podría estar entonces en qué tiene algún tramo en el que el paisaje urbanita deja paso a la naturaleza, pero ¿es que las de Fuencarral, Latina o El Escorial no comparten también esta característica? Que está bien organizada ¿acaso no hay otras muchas que también lo están? La distancia es posible que esté bien medida, pero no está homologada. Tampoco se puede esgrimir que los participantes nos identifiquemos o tengamos un lazo de unión fuerte con la localidad donde se celebra, pues aunque seguro que hay corredores de la zona, la mayoría ni vivimos allí ni visitamos Collado Villalba asiduamente. Además, el recorrido no presenta ningún atractivo monumental ni histórico. ¿Entonces?

Desde mi punto de vista la clave está en que el C.D. Castillo de Villalba, organizador de la prueba, ha conseguido extraer lo mejor de cada carrera y lo ha condensado en una sola prueba. Pero, aun siendo esto meritorio, la organización no se ha conformado y ha ido un paso más allá: ha aportado un valor añadido, tangible en algunos casos e intangible en otros, que diferencia a la Media Maratón de Collado Villalba y la hace sobresalir por encima del resto de las carreras del calendario atlético. Es este el verdadero ingrediente secreto de la “Tragamillas”.

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Fijémonos en los aspectos organizativos. Formalmente la prueba recoge todo aquello que los populares suelen demandar en una carrera: facilidad en la inscripción a través de internet, buen acceso y zona de aparcamiento en la salida, rápida recogida del chip y el dorsal, recorrido cerrado al tráfico rodado, buenos y bien atendidos avituallamientos, guías para los distintos ritmos, esforzados y amables voluntarios, final en la pista de atletismo del polideportivo municipal surtida bolsa del corredor entregada sin esperas, servicio de ropero y duchas, tiempo bruto y neto… ¡La releche oiga!

Pero no queda ahí la cosa. Los del C.D. Castillo de Villalba son cocineros antes que frailes, o corredores antes que organizadores. Seguramente por eso saben que pueden prescindir de homologar la distancia y de dar premios económicos a los primeros clasificados (salvo “batidura” de record), circunstancias ambas que supongo que encarecen poner en pie un evento de estas características y que ni atraen ni son valoradas por el grueso de los participantes. En cambio ofrecen detalles, simples si queréis, pero que se agradecen y que te hacen sentir bien atendido. Valga como ejemplo el recibir un SMS dos días antes indicándote tu número de dorsal y otro unos minutos después de finalizar la prueba informándote de tu puesto y marca.

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Vayamos ahora al recorrido. El perfil de la prueba dudo que tenga algún tramo llano que mida más de cien metros. Es un auténtico "rompepiernas" con subidas y bajadas normalmente de considerable pendiente. Si no recuerdo mal de mi anterior participación en 2008, ha existido alguna pequeña variación pero fundamentalmente el circuito se mantiene. El principal cambio respecto a aquella edición es que se realiza en sentido contrario, una muy buena idea si consideramos que así se transita por la zona comercial, abierta por ser primer domingo de mes, antes de que comience la actividad. En lo referido al atractivo turístico, salvo el corto tramo por el antiguo Collado Villalba, el resto de las calles no tienen ningún incentivo arquitectónico ni monumental. Lo bonito de la carrera se circunscribe (que no es poco) a los pasos por los reductos de naturaleza que sobreviven incrustados en el casco urbano y a la imagen visible desde muchos de los puntos del recorrido de las cumbres cercanas cubiertas de nieve.

Pues bien, con estos mimbres los del C.D. Castillo de Villalba han hecho el mejor cesto posible. Han conseguido un producto único que podría definirse como “medio ginkanatón”, cuyos componentes principales son un perfil exigente, un recorrido divertido que combina asfalto y tierra y unos enclaves que dan carácter a la carrera: la Dehesa, el “Túnel de la Risa (o del Descojone)” y, sobre todo, el Soto. Si a esto unimos la vena masoquista de todo corredor que se precie y lo dados que somos a la épica (más este año con el terreno encharcado y lleno de barro), obtenemos la mezcla perfecta.

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Además de los aspectos organizativos y el recorrido, hay un tercer punto a tratar: la animación. El día amaneció frio y amenazando lluvia, condiciones que no son las más atractivas para echarse a la calles a alentar a una panda de “colgaos” corriendo en “mangas de calzoncillos”, sofocados y sudorosos. A pesar de ello no faltó gente apostada en las aceras batiendo sus palmas al paso de los corredores. A destacar las divertidas charangas y “grupúsculos” musicales (al menos recuerdo cuatro) ubicados en distintos puntos del circuito, así como los que, alargando el carnaval, decidieron salir con unos cuantos amigos a dar ánimos disfrazados de vacas unos y pollos otros. Gracias a todos ellos porque pusieron una muy agradable nota de color.

Desconozco si la organización tuvo algo que ver (supongo que sí) en la ambientación con grupos musicales. Lo que si tengo claro es que fomentaron la participación del público con la convocatoria de un concurso de fotografía en torno a la “Tragamillas”. Durante la carrera pudo observarse a multitud de espectadores cámara (o móvil) en ristre intentando obtener las mejores instantáneas.

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Pero la labor de los miembros del C.D. Castillo de Villalba no es sólo visible el día en que se celebra la carrera. Desde unos meses antes muchos de ellos participan en foros de atletismo, dando toda la información necesaria y respondiendo todas las dudas o preguntas que los posibles participantes puedan tener. También organizan entrenamientos los fines de semana previos a la carrera que ayudan a prepararse físicamente y a conocer el terreno por el que disputará la prueba. Después del domingo han potenciado su página web ofreciendo servicios complementarios como fotos de la carrera, clasificaciones por numerosas categorías, enlaces a crónicas de blogs y periódicos donde se habla de la IV Media Maratón de Collado Villalba y la posibilidad de participar en el anteriormente mencionado concurso de fotografía.

En resumen, los organizadores han conseguido una carrera redonda, difícilmente mejorable, a la que cuidan y miman y que tiene el apoyo, la admiración y el agradecimiento de los que hemos participado. ¡Muchas gracias y mucho ánimo para que sigáis así durante muchos años!

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2. LA CARRERA EN SI A NIVEL GENERAL Y YO EN MI A NIVEL PARTICULAR

En lo macro, la Tragamillas 2010 sirvió de homenaje a la atleta local Josefa Cruz y fue completada por 1.323 atletas lo que supuso un record de llegados a meta. También supuso plusmarca de la prueba el tiempo conseguido por Youness Aithadi que paró el crono en 1h 08min 44seg (los seis siguientes clasificados también acabaron en marcas mejores al record vigente hasta el domingo). En féminas repitió triunfo Beatriz Fernández.

En lo micro, mi participación puede calificarse como tirando a patética. Tenía una espina clavada con este medio maratón desde que corrí su segunda edición, espina que pensaba poder sacarme este año. Sin embargo un par de días antes asumí que no iba a ser posible. Finalmente diagnosticado como sesamoiditis, el dolor de pie fue a más durante la semana y por prudencia solo entrené un día. Esto no era sin embargo óbice para poder hacer una carrera decente, pues los últimos dos medios maratones ya los había completado con molestias pero en tiempos muy satisfactorios para las marcas en las que me suelo mover.

El problema vino por un pequeño resfriado que además de dejarme esa sensación típica de cansancio, me afectó al pecho dificultando mi respiración. Lo más lógico e inteligente en estas circunstancias hubiera sido quedarse en casita. Lástima (o no) que cuando de correr se trata, lógica e inteligencia no son términos que rijan mi comportamiento. Total que me planté en la línea de salida consciente de mis limitaciones y sabiendo que tocaba sufrir. Y vaya si sufrí.

Salí despacio con la esperanza de encontrar un ritmo cómodo pero se ve que no busqué bien. Los kilómetros se me hacían largos, no porque estuvieran mal medidos sino porque estaban mal corridos. Llegado a “El Soto” ya iba entregado, con la idea hecha de que este año no me libraba de sentir el aliento del cochino jabalí en la nuca mientras me ponía mirando a Cuenca. Menos mal que finalmente la organización tuvo un “fallo” y no pudo hacerse con los servicios de un jabalí porculizador (*) debido a sus altos honorarios. ¡Y yo que había llevado la cámara para inmortalizar el momento y poder participar en el concurso!

Desde allí a la meta fue un continuo "de sufrir y de sufrir" para terminar en 1h 56min 21seg ¡Casi veinte minutos más que en la Media de Latina disputada una semana antes! Y no os quiero contar como tenía el cuerpo al día siguiente. La sensación era la de haber corrido un maratón completo en vez sólo su mitad. En fin, lo que suele suceder cuando uno hace el burrito.

En definitiva, que sigo teniendo una cuenta pendiente con la “Tragamillas”. Una excusa como otra cualquiera para volver a correrla.

Saludos.

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(*) El chascarrillo del jabalí hace referencia a un comentario que incluí en mi crónica del 2008. A raiz de aquello, los organizadores se comprometiéron a que en las siguientes ediciones hubiera allí un ejemplar de esta especie para darme "satisfaccion"... ¡Si es que están en todo!

En capítulos anteriores... II Medio Maratón Collado Villalba

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viernes, 5 de marzo de 2010

V Medio Maratón de Látina (o de la Galindo)


APUNTES SOCIOCULTURALES

Antes de entrar en materia, voy a ponerme en plan didáctico dejando dos breves apuntes socioculturales. En primer lugar aclarar que Latina es el nombre del distrito madrileño por el que transcurre el medio maratón cuya crónica es objeto de esta entrada. No confundir con el barrio de La Latina ubicado también en la ciudad madrileña pero perteneciente al distrito Centro.

El segundo apunte hace referencia al origen del nombre del distrito. Según parece la denominación de Latina tiene su origen en el apodo que en su día recibió Beatriz Galindo. La Galindo, salmantina nacida allá por la segunda mitad del s.XV en el seno de una familia de nobles de origen zamorano, fue una gran humanista y escritora. Elegida de entre sus hermanas para ser monja, recibió clases de gramática en una de las instituciones dependientes de la Universidad de Salamanca, destacando rápidamente por su dominio del latín. Su nombre empezó entonces a sonar en Salamanca y después su fama se extendió por todo el reino, donde pasó a ser conocida por el sobrenombre de “La Latina”. Fue entonces llamada por la reina Isabel la Católica a la corte, donde ejerció el papel de preceptora y consejera de la monarca y sus hijos.

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LA CRÓNICA

Después de haber participado en 2008 y de la ausencia en 2009 debido a la finalmente frustrada participación en el Maratón de Barcelona, el domingo pasado corrí la V Media Maratón de Latina. En esencia todo sigue prácticamente igual a lo que encontré hace dos años.

El recorrido es el mismo. Duro, variado y divertido, es un autentico rompepiernas. A mi entender, tres son los puntos más exigentes del circuito. El primero son los aproximadamente mil metros que preceden a la entrada a la Casa de Campo (del km 8 al km 9), consistentes en una corta pero muy pronunciada subida, un descenso vertiginoso hasta el túnel que pasa por debajo del Paseo de Extremadura y un autentico muro final de unos quinientos metros que conduce a la entrada del pulmón verde madrileño. El segundo tramo a destacar es la subida de la cuesta del zoo, una pendiente suave y continua que se extiende desde el km 16,5 hasta casi el 18 y que ejerce como puerta de retorno al núcleo urbano. Y el tercero, la puntilla, es la subida de la C/ Valmojado. Ubicada aproximadamente entre los kilómetros 17,8 y 19,3, su tránsito a esas alturas de carrera se hace interminable.

La organización también sigue en su línea. Distancia del recorrido homologada, clasificación con tiempos brutos y netos, avituallamientos bien surtidos, posibilidad de recoger el dorsal y el chip el día antes de la carrera debido al adelanto en la hora inicialmente prevista para el comienzo de la prueba, voluntarios amables y en número suficiente, tráfico perfectamente controlado… El único borrón fue la entrega de la bolsa del corredor, realizada de forma excesivamente lenta. No es lógico distribuir a los corredores llegados por cuatro pasillos destinando cada uno de ellos a los usuarios de tallas M, L, XL y XXL respectivamente. Os podéis imaginar que en la fila de la M nos agolpamos la mayoría de los participantes, en la de L había sólo unos pocos y los pasillos destinados a los de la XL y la XXL se encontraban desiertos. Además se aplicó el método en boga últimamente y que consiste en entregar la bolsa vacía e ir llenándola según el participante avanza por el pasillo ¿No es más rápido dar la bolsa atadita ya con todo el contenido en su interior?

Me llamó la atención que la A.D.Corebo en su afán por hacerlo bien, permitió la entrada en meta de los “sin dorsal” y les habilitó un pasillo en el que tenían acceso a una botella de agua. Es un detalle y una muestra de educación que creo no tienen todos aquellos que participan sin dorsal en las carreras y que, dicho sea de paso y a tenor de lo que puede verse en las fotografías tomadas en el curso de la competición, cada vez son más.

En lo personal acabé bastante contento con mi marca y mis sensaciones, aunque no tanto con mi pie. Mi idea era bajar de 1h 40min y lo conseguí sobradamente, marcando un tiempo neto final de 1:37:08, más de un minuto y medio menos que mi marca de 2008. Las sensaciones fueron buenas y salvo el sufrimiento del último kilómetro y medio, el resto de la carrera me encontré muy cómodo. Lo malo fue el dolor de pie que cada vez va a más. Cierto es que durante la carrera la molestia fue soportable, pero no lo es menos que en los días posteriores ha aumentado. Además, aunque fuera de forma inconsciente, la dolencia me hizo modificar la pisada lo que al día siguiente se tradujo en molestias en el tobillo y sobrecarga en el gemelo.

Ahora, si el pie y un incipiente constipado me dejan, el domingo toca volver a disfrutar de la Tragamillas. Después tengo previsto parar al menos una semana para que el "pinrel" mejore y pueda volver a mi ritmo normal de entrenamientos y de carreras.

Salud.

Las fotos están extraídas de www.runners.es y www.adcorebo.org

En anteriores capítulos: III Medio Maratón Latina (2008)

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