sábado, 28 de noviembre de 2009

Nunca has visto nada igual ¿o si?

Después de un par de carreras en la capital del reino, tocaba retomar de nuevo la serie de “Un país en la mochila”. Aprovechando la excusa de un fin de semana largo en Valencia para correr su medio maratón o la del medio maratón para pasar un fin de semana largo en Valencia, depende de si se me pregunta a mi o a mi santa, añadí otra ciudad a la lista de las ya “corridas”. Os dejo con mi visión de la XIX Media Maratón de Valencia.

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La decimonovena edición del medio maratón valenciano tuvo como epicentro la reformada y amplia zona del puerto. Las instalaciones que sirvieron en su día para la celebración de la Copa América y que en estos dos últimos años han sido utilizadas como boxes de las distintas escuderías en el Gran Premio de Valencia de Fórmula 1, albergaron la feria del corredor. También allí estuvieron ubicadas las líneas de salida y meta y por sus inmediaciones discurrieron los aproximadamente tres mil últimos metros de la carrera, compartiendo en algunos tramos el asfalto por el que hace unos meses rodaron los monoplazas de Alonso y compañía.

Casi tan veloces como éstos últimos fueron los africanos que coparon los primeros lugares de la clasificación general. Destacaron los dos primeros hombres, los keniatas Mutai y Kipsang, que consiguieron bajar holgadamente de la barrera de la hora con 59:30 y 59:33 respectivamente. La marca del ganador supuso mejorar el record de la prueba en más de dos minutos y colocarla como el undécimo medio maratón más rápido del mundo y el segundo de España, sólo superado por el de Granollers. Sin duda contribuyeron a la consecución de este formidable registro el perfil de la carrera, las condiciones meteorológicas y el ambiente.

El recorrido fue completamente llano, sin ninguna cuesta, aunque a ojímetro y sin datos de la altimetría, me atrevería a asegurar que desde la zona del puerto al centro histórico se subía de forma continua pero prácticamente inapreciable para las piernas.

Meteorológicamente hablando, la mañana fue casi idónea para la práctica del atletismo y más teniendo en cuenta las fechas en las que nos encontramos. La temperatura estuvo por encima de los veinte grados y el cielo, que comenzó nublado, acabo totalmente despejado y adornado con un sol radiante. Sólo el viento desagradable que nos visitó en contadas ocasiones a lo largo de la prueba y la humedad derivada fundamentalmente de la ubicación costera de la ciudad y, en menor medida, de lo nublado que amaneció el día, incomodaron un tanto a los que allí corrimos.

El ambiente fue fabuloso. Destacaron la salida, la meta y el paso por la Plaza del Ayuntamiento, abarrotadas de gente aplaudiendo, animando y tirando fotos. Sólo recuerdo haber visto tanto público en el MAPOMA, pues ni siquiera una carrera con más participación como es el Medio Maratón de Madrid llega a convocar al número de espectadores que se dieron cita en la ciudad del Turia. En el resto del recorrido, si bien no llegó a los niveles de las zonas mencionadas, si que hubo bastante gente apostada en las aceras de todas las calles por las que transcurrió la competición.

Además del benévolo perfil, el buen tiempo y la gran animación, los “populares del montón” agradecimos otros dos aspectos de la carrera. El primero que discurriera por amplias calles y avenidas. A pesar de ser más de 5.300 participantes, en todo momento se pudo correr a gusto y sin apreturas. Sólo se produjo un estrechamiento al paso por el casco antiguo de la ciudad pero a esas alturas (kilómetros 12 y 13) el “pelotón” ya iba lo suficientemente estirado para que no se produjeran aglomeraciones.

El segundo que, turísticamente hablando, la carrera tuviera gran atractivo: el tramo que transcurrió por la remodelada zona portuaria sobre el asfalto que hace apenas dos meses acogió el Gran Premio de F1, el ir y venir junto a la antigua ribera del Turia donde se levantan ahora imponentes las nuevas y modernas construcciones que conforman la llamada Ciudad de las Artes y las Ciencias, y el poco más de kilometro y pico que cruzó el centro histórico de la ciudad, hicieron disfrutar a los que olvidados de la marca final degustamos otros aspectos más mundanos del noble arte del correr.

La organización estuvo a cargo de la S.D. Correcaminos y, aunque siempre hay alguna cosa a mejorar, fue casi perfecta. Más aún cuando estamos hablando de una carrera con un gran número de participantes (6.000 inscitos) y celebrada en una de las principales ciudades de nuestro país. Feria del corredor, camiseta técnica de las buenas, entrega rápida del dorsal y del chip, aparcamientos habilitados al efecto, tiempos totales y netos, avituallamientos bien surtidos y lo suficientemente largos para poder tomar la botella sin agobios, el tráfico rodado perfectamente controlado…¡y bolsita de mandarinas "ricas, ricas" al acabar! ¡Qué más se puede pedir!

Siendo un poco tiquis miquis y por sacar algún defecto, mencionar que cuando acudí a primera hora de la tarde del sábado a la Feria de Corredor, ya sólo tenían camisetas de la talla S (small). Que conste que a mi plin pues tengo una montón de ellas y encima me regalaron la inscripción (¡gracias Bichobolas!), pero entiendo que a alguien que pagara 15 eur y no pudiera disponer de una camiseta de su tamaño le sentara como una patada en la espinilla.

La nota triste de la fenomenal mañana, fue la persona que yacía sin vida en la acera cerca de los kilómetros 8 y 18. Uno no es el pelirrojo de la serie CSI (de la que por cierto y aunque suene raro, no he visto ningún capítulo), pero por la ubicación del cuerpo y las hojas verdes arrancadas del árbol que estaban a su alrededor, tenía toda la pinta de que se había arrojado desde el edificio de viviendas que se levantaba justo al lado. Cuando pasé por primera vez por allí, sólo había un policía y un par de transeúntes y el cadáver estaba tapado con una gabardina, así es que creo que debió ocurrir muy poco antes de que los primeros clasificados de la carrera transitaran por el lugar. A la vuelta, dos coches de policía ocultaban al finado (o finada, creo que era mujer) de la vista de los corredores. Supongo que es una cosa “habitual”, pero a mí me dejó el cuerpo un poco revuelto.

Volviendo a la carrera y en lo que a mí se refiere, me lo tome con tranquilidad. Mi idea era estar alrededor de 5 min/km y en meta clavé un tiempo neto de 1:45:00, con unas cuantas paradas más o menos largas para tirar las fotillos que adornan esta crónica. Al principio me costó coger el ritmo y, aunque luego me fui entonando, la verdad es que me tuve que esforzar un pelín más de la cuenta. Estoy mentalmente saturado de tanta carrera y bastante cansado físicamente, estado que vengo arrastrando desde mi participación en el Maratón de Ciudad Real. Este último mes del año voy a tomármelo con más calma para intentar empezar el 2010 con ánimos renovados.

Conclusión: No sé si tanto como para afirmar que “No has visto nada igual” como anunciaba el cartel de la carrera, pero el XIX Medio Maratón de Valencia fue una gran carrera: muy bien organizada, con perfil para obtener una buena marca y con gran animación y ambiente. Y si además eres foráneo y aprovechas el viaje para visitar los nuevos atractivos de la ciudad mejor que mejor.

Saludos y hasta la próxima.



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