Febrero. En el segundo mes del año, el domingo de Fuencarral se ha convertido en una fecha fija que espero con verdadero fervor. Después de mi primera participación en el año 2000, falté por unas razones u otras en las siguientes siete ediciones, volviendo por fin el año pasado. He recuperado en estos dos últimos años una de mis carreras favoritas de la que soy un fiel seguidor, un feliz feligrés que si el cuerpo y las circunstancias lo permiten seguirá participando con absoluta fidelidad y por mucho tiempo en esta fiesta del atletismo popular de fondo (sin que ello suponga dejar de flirtear con otras medias)
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Forestal. Gran parte del recorrido de la prueba transita por las frondosas faldas del Monte de El Pardo, paraje de gran valor medioambiental por la variedad de su flora y fauna, y conservado a lo largo del tiempo gracias a su utilización como coto de caza por muchos reyes y por el mismísimo Francisco Franco. En este entorno de naturaleza, más allá de los límites del asfalto todo es floresta, verde follaje que se extiende hasta donde la vista alcanza y que dota a la media fuencarraleña de una fermosura paisajística sin parangón.
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Fresca… pero soleada amaneció la mañana, ideal para afrontar la prueba. Ya estaba uno un pelín cansado del frio y la lluvia que nos han acompañado desde finales del año pasado y que nos han obligado a salir a hacer footing (que diría la Meli) por caminos fangosos y forrados hasta las orejas.
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Flojera. Dícese de la sensación sufrida por los esforzados participantes en el momento de tomar la curva de 180º a la altura de El Pardo y ver lo que se viene encima. Los síntomas van desde temblar como un flan, al aflojamiento de esfínteres acompañado de mudas y fétidas flatulencias. La flojera hace percibir las cuestas como auténticos frontones que van dejando a los corredores sin fuelle y que finalizan fundiéndoles los fusibles.
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Fanfarrón, fafarachero o fantasmón podéis llamarme, pero el Medio Maratón de Fuencarrral no es, desde mi punto de vista, tan duro como lo recordaba y como con frecuencia se afirma. Seguramente el hecho de que cuando lo corrí por vez primera fuera la prueba más exigente en la que hasta entonces había participado, unido al largo tiempo que tardé en volver a disputarlo, forjaron en mi recuerdo el “mito Fuencarral”. Pero creedme que no finjo, que no voy de farol cuando afirmo que ya no sufro de flojera a los pies de la cuesta de El Pardo y que he corrido sobre asfalto medios maratones más duros que este (Jadraque o la Gran Caminata a Cercedilla por ejemplo).
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Flato: Acumulación molesta de gases en el tubo digestivo que me sobrevino pasado el kilometro dieciséis y que me acompaño para mi fastidio hasta que finalicé la prueba.
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Fenomenal organización. La junta municipal de Fuencarral - El Pardo con la dirección técnica de Mapoma y Elipse Iniciativas volvieron a conseguir una organización fetén. No hubo esperas para la recogida del chip ni en el ropero, existieron alfombras lectoras tanto en la salida como en la llegada, los avituallamientos estuvieron bien surtidos de agua, se colocaron dos filas de sillas en la llegada para poder quitarse el chip sentados y, para los fans de la bolsa del corredor, ésta fue muy completa (agua, bebida isotónica, muesli, frutos secos, medalla conmemorativa y camiseta técnica Diadora verde fosforito) y se entregó ágilmente.
Destacar un factor clave que mantiene la esencia de la carrera: la ausencia de elevados premios económicos. Se “fuerza” así la no participación de atletas más “profesionales” en favor de los corredores populares punteros que tienen la fabulosa ocasión de disputarse la carrera entre ellos.
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Flechas. El flamante ganador entre los poseedores de falo fue por segundo año consecutivo Emiliano Roncero “El Faraón de Fuencarral”, con un formidable tiempo de 1:10:35. El fratello del famoso Fabián precedió en la línea final a José Félix Ortiz y a Jesús de la Morena. En féminas la victoria correspondió a Montserrat Gil con una marca de 01:31:53
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Fallecido hace apenas unas semanas, el atleta Luis Javier Colmenarejo fue homenajeado y estuvo muy presente en esta edición de la carrera fuencarraleña. Antes del inicio de la prueba se guardó un emotivo minuto de silencio en su memoria y al final de la misma la organización hizo entrega de una placa a su familia. El ganador también ofreció su dorsal dedicado a los familiares del finado y José Félix Ortiz lució durante toda la carrera y en el podium un pañuelo en la cabeza (como era costumbre de Colmenarejo) con su nombre escrito en él.
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Fastidiado. Mis queridas protusiones discales y la fatiga de mis músculos parecen haberse conjurado desde hace aproximadamente diez días para oscurecer mi futuro carreril. Desde principios de la semana pasada tengo fatal el flanco derecho y, claro está, forzar para correr “Fuenca” no fue un buen fármaco.
Los excesos me están pasando factura, pero tengo fe en que un pequeño descanso de cuatro días y varias visitas al fisio hagan factible poder volver a emular a Filípides, esta vez en Barcelona. En cualquier caso me he prometido nadar una vez a la semana para fortalecer en lo posible mi frágil espalda y evitar así cambiar las mallas por la faja.
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Feliz. Quitando los dolores de espalda, el resto de las sensaciones fueron buenas. Decidí salir un pelín más fuerte que en otras ocasiones e intentar mantener el ritmo en la duras subidas. No flaqueé en ningún momento y finalmente conseguí la mejor marca de mis tres participaciones en esta media, bajando de la 1h 40 min por apenas veinte segundos.
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Fotos. Las que ilustran este texto son del menda lerenda
Flashback. La crónica del año pasado, pinchando aquí
Firma. Arganzboy
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