lunes, 11 de febrero de 2008

¡Volver a Fuencarral!

Pues está siendo este un comienzo de año de reencuentros. Si hace apenas quince días volví a Getafe después de dos años de ausencia, ayer le tocó el turno al Medio Maratón de Fuencarral - El Pardo en el que no participaba desde el año 2000. Esperaba con ilusión que el volver a tomar la salida después de tantos años, fuera una especie de viaje en el tiempo, una vuelta al pasado que me permitiera revivir las sensaciones de aquella época. En cierto modo así ha sido.

El Medio Maratón de Fuencarral tiene algo especial. Quizás sea su ambiente de carrera de barrio, de carrera cercana. No en vano durante muchas de sus ediciones estuvo organizada con mucho esfuerzo por los propios vecinos de Fuencarral, quienes en los últimos años vieron tambalear su celebración debido a la falta de patrocinadores. Menos mal que MAPOMA y Elipse Iniciativas decidieron entrar a formar de la parte organización, dando un impulso vital al proyecto e impidiendo la desaparición de una de las carreras populares más longevas del calendario.

Quizás sea la belleza. La carrera discurre en gran parte por las carreteras que unen Fuencarral con El Pardo. Se trata de calzadas rodeadas de naturaleza que atraviesan el Monte de El Pardo, de carreteras silenciosas en las que lo único que se oye son las pisadas y las respiraciones de los corredores (y algún coche despistado bien escoltado por la policía). Se respira un aire fresco, limpio y perfumado. Desde las partes más altas del recorrido y en días despejados como el de ayer, pueden verse las cercanas cumbres con sus picos emblanquecidos por la nieve.

Quizás sea su dureza. Se trata de uno de los Medios Maratones más duros de nuestra Comunidad. Hasta el kilometro doce el perfil, aunque con algunos desniveles, es llevadero. Sin embargo, a partir de “la curva de El Pardo”, la carretera se empina en una primera cuesta de unos setecientos metros (alrededor del 7% de desnivel) a la que, tras un breve descanso, le sucede otra interminable de casi dos kilómetros de largura (con desniveles de hasta el 8% y el 9%). Tras estas, un breve llano desemboca en una bajada de vértigo que acaba de destrozarte las piernas. Ya entrando en Montecarmelo el trazado vuelve a picar hacia arriba, con unos mil metros finales que hacen las veces de descabello.

La carrera está muy bien organizada. Con la ayuda del Distrito de Fuencarral - El Pardo y desde la irrupción el año pasado de Elipse Iniciativas y la dirección técnica de MAPOMA, la carrera ha vuelto a cobrar el protagonismo que le corresponde y que había perdido en los últimos años. Se han introducido algunos pequeños cambios que creo que han colaborado positivamente a mejorar la carrera: 1) El adelantar la salida alrededor de medio kilometro ha permitido suavizar un poco los últimos metros, subiendo al principio de la carrera lo que antes se hacía al final, 2) Finalizar la carrera dentro de las instalaciones del IMD Santa Ana permite recorrer los últimos metros sobre el tartán de la pista de atletismo y estirar (si el día es bueno como ayer) los músculos sobre el césped y 3) El control con chip y con alfombrilla de paso tanto en la llegada como en la salida, hacen posible obtener el tiempo neto empleado en completar la prueba.

Añadir además la entrega ágil tanto del chip en la salida como de la bolsa de la corredor en la llegada; bolsa por cierto muy bien surtida con alimentos reponedores, bebida isotónica y camiseta técnica (lástima que fuera talla única y me quede tan ajustadita que me corta la respiración).

Y yo en mi línea. Pues eso, como siempre. Salí mal, despacio y falto de ritmo. Todo el mundo me adelantaba. Parecía como si me faltará un poco el aire y me pesaran las piernas (quizás el asma y la mierda de aire que respiramos estos últimos días en la capital). Ya entrando en la carretera de Fuencarral a El Pardo apreté un poco la marcha y fui encontrándome mejor, no parando ya de adelantar gente hasta la meta. Al final paré el crono en un tiempo neto de 1:46:56, muy lejos de los 1:40:38 del año 2.000. En cualquier caso me llevo un buen sabor de boca pues, como decía en el encabezamiento, volver a correr está prueba me ha permitido revivir sensaciones casi olvidadas, diferentes a las que tengo ahora, pero quizás ni mejores ni peores. ¡Volveré!

Posdata 1: Además de las sensaciones, un día después también he vuelto a revivir el dolor de lumbares que me dejaron tantas y tan pronunciadas cuestas.

Posdata 2: Para entender en todo su significado el título de esta entrada, debe leerse con el acento de la actriz que entregó el Oscar a Garcí por la película "Volver a empezar" y cuyo nombre no recuerdo.

Saludos a tutti