jueves, 4 de agosto de 2011

XXIX Trofeo de San Lorenzo

El San Lorenzo a su paso por el Royal Palace (by Menda Lerenda)

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El domingo corrí el XXIX Trofeo San Lorenzo. Era la octava vez en los últimos nueve años que lo hacía, igualando así al Maratón de Madrid como la prueba en que más veces he participado. En esta crónica no voy a hablar de que es posiblemente la mejor carrera de las que en Madrid se celebran, ni de su recorrido precioso rico en monumentos e historia, ni del esfuerzo y dedicación de los organizadores, ni del ambiente popular y festivo que rodea a la carrera. No. Eso ya lo podéis leer en los textos que he escrito con ocasión de ediciones anteriores. Esta vez, quizás porque mi estado anímico me hace más sensible a ello, voy a hablar de los aspectos por los que personalmente recordaré esta edición de 2011.

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1. El homenaje a Óscar Menéndez “Ertumba

Yo no conocía a Óscar más que de leer algunas de sus intervenciones en los foros de atletismo popular en los que ambos participamos. A través de ellos me enteré que había fallecido hacía pocas fechas en un desgraciado accidente.

Sus amigos y compañeros de correrías decidieron aprovechar la celebración del Trofeo San Lorenzo para hacerle un homenaje y los organizadores de la carrera accedieron rápidamente y se pusieron a su disposición para lo que fuera menester. Además del minuto de silencio que guardamos antes de comenzar, todo el que quiso se pudo unir al tradicional “bus” de los Garabitas que cierra normalmente la carrera y en el que por lo que he leído acostumbraba a “viajar” Óscar.

Yo no lo hice, pero si he podido ver a través de los videos grabados por Garabitas (Gilo) que un gran número de participantes se sumó a la iniciativa. Es emocionante ver como tantos compañeros y amigos corrieron juntos, acompañados en bicicleta por los padres de Óscar que en todo momento, como puede apreciarse en las imágenes, mostraron una entereza admirable. Pero tan importante como el número de personas que integraron el "bus" fue la forma recordarlo, siempre con alegría, entonando canciones, compartiendo risas y haciendo paradas para tomar fotos de todo el grupo.

Ya en meta, nuevo minuto de silencio muy emotivo con las manos en alto, lectura de un texto en su recuerdo y entrega de un trofeo a los padres.

Pienso que es el mejor homenaje que se le podía hacer no solo a Óscar, sino a cualquier persona que disfrutara con este deporte. Todos los que en él participasteis mostrasteis una grandeza digna de admiración. Me temo que aliviar el dolor de sus padres es tarea imposible, pero al menos pudieron comprobar que su hijo era muy querido y que ha dejado una profunda huella y un imborrable recuerdo.

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2. El redebut de The New Arganzboy (El Heredero)

Después de disputar su primera “competición” en Rubielos de Mora apenas una semana antes, al Heredero se le avivaron las ganas de correr, así es que el domingo confirmó la alternativa y redebutó en los madriles. Esta vez la expectación familiar era máxima, tanto que dimos lugar a un “momento Pantoja”: allí estábamos sus padres, sus abuelos maternos, el abuelo paterno y su tía (la del pequeño Arganzboy, no la del abuelo). Vamos, un despliegue que ni los Corleone.

La carrera fue fenomenal pues el Heredero cumplió a la perfección la única instrucción que le dí antes de la salida. “Ten cuidado no te caigas”, le dije. Y así lo hizo, evitando una pequeña montonera que le tocó justo delante apenas un par de metros después de la salida y la caída de otros dos pequeños participantes un poco más avanzada la carrera.

Pero si disfrutó corriendo, aun mejor lo pasó después de la carrera. A la camiseta que le habían regalado al inscribirse, se le unió una medalla que contenía la bolsa del corredorcito y la recogida de un trofeo (una copita para todos los participantes) que le fue entregada en el escenario por Don Hilarión flanqueado por la Casta y la Susana ¡Que ilusión le hizo! Se pasó todo el día vestido con la camiseta, con la medalla colgada al cuello y el trofeo en la mano mostrándoselo a todo aquel que quisiera verlo.

Y si a él le hizo ilusión, ¡no os cuento como estábamos todos los demás al verlo tan contento! Especialmente la alegría se reflejaba en la cara y sobre todo en los ojos de mi padre. Estoy seguro que esos momentos que pasó la mañana del domingo serán un empujón más de ánimo para enfrentarse a la dura tarea que a partir de la semana que viene le queda por delante. Papá, mucha fuerza y p'alante. Aun tienes que ir a muchas carreras de tu nieto.

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3. El recorrido indignado

Aunque ni de lejos comparable en importancia a los dos aspectos anteriores, también recordaré el XXIX Trofeo San Lorenzo como aquel en que “me eché al monte” y protesté a mi manera por lo que creí no era justo. Pero como de esto ya he hablado en otras entradas anteriores y no quiero aburrir al personal más de la cuenta, lo dejo aquí.

Solo espero que en ediciones venideras no tenga que volver a “indignarme” y que mi recorrido clandestino no tenga que alargarse aun más.

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4. Agradecimientos y cierre

Mi felicitación y mi agradecimiento a todos aquellos que año tras año ponéis en pie esta carrera. Esta vez no solo me habéis hecho pasar buenos momentos a mí, sino también a otras personas a las que quiero. Por favor, seguid peleando y luchando por mantener una carrera única e irrepetible. Como muy acertadamente reza la camiseta que nos entregastéis al finalizar la prueba "LAVAPIES CORRE POR MADRÍ".

¡Dios salve a San Lorenzo! (Bueno, Dios y la Agrupación Recreativa Argumosa y los corredores populares y el área de movilidad del Ayuntamiento y el Ilustrísimo Señor Alcalde y la madre de Domingo Ortega y....)

Amén.

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