Foto de Maribel, extraída de aquí
Llevo unos días intentando escribir algo un tanto original con que relatar mis impresiones acerca del XI Medio Maratón de Guadalajara, pero como no hay forma de que me salga la vena literaria, voy a contarlo sin adornos y rapidito. Venga, al tajo.
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1. ¿Se referían a la Navidad?
En la previa se respiraba ese ambiente prenavideño que siempre acompaña a esta carrera. De hecho, cuando uno pasaba cerca de algún grupillo de corredores escuchaba palabras que remitían a tan entrañables fechas: portal, Belén, virgen, burra, regalos, estrella, camello, Pascua, Dios, Reyes… Sin embargo, si se pegaba un poco más la oreja, el avezado "escuchante" podía poner estas palabras en su verdadero contexto:
- Creo que los picoletos la estaban esperando en el portal y cuando entraron en su casa…¡se armó el belén!
- ¡La virgen, que burra! Estando embarazada y sin competir ¿Por qué guardaba esos “regalos” en su casa? ¡Una estrella del atletismo como ella!
- Dice su entrenador de toda la vida que ya la avisó acerca de lo que se rumoreaba sobre el conocido como el camello de la Blume y Manuel Pascua cuando decidió abandonarlo. Al parecer to' dios lo sabía.
- ¿Pascua? ¿Ese no lleva también a Reyes Estevez?
- A Reyes y a otros cuantos
Y es que la Operación Galgo fue el tema estrella de todos lo corrillos. Nadie, o casi nadie se explicaba como Marta Domínguez puede estar implicada en este lío, o como esta parece ser una larga historia con más de dos décadas de antigüedad que muchos dicen conocer y contra la que no se ha hecho nada. Eso si, todos parecían coincidir en que hará mucho daño al atletismo y al deporte español.
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La organización optó por adaptarse a los tiempos difíciles que vivimos, pero siempre manteniendo el cuidado y la atención al corredor popular. Quien conozca esta carrera sabe que la sensación que uno saca cada vez que participa es que está puesta en pie con unos medios reducidos pero con un gran trabajo e ilusión. En esta edición creo que, con el fin de que el trato al corredor no se resintiera, se prescindió de la entrega de premios económicos para los primeros clasificados. Desde mi punto de vista fue una decisión muy acertada pues acentuó su carácter popular a la vez que permitió mantener la buenísima atención al participante: avituallamientos, bolsa del corredor completa (refresco, dos camisetas, bollo y un par de “Huesitos”) e incluso se incorporó el chip como sistema de medición de tiempos. La única innovación que salió “rana” fue la del dorsal adhesivo que resultó no cumplir bien su función en el tejido técnico de las equipaciones, no siendo pocos los participantes que acabaron perdiéndolos a lo largo de la prueba.
2. Cambios que no fueron tanto
Dejando este tema a un lado y centrándonos en lo que fue la carrera, indicar que en líneas generales siguió la senda marcada en años anteriores, aunque hubo ciertos cambios.
La primera variación involuntaria pero agradable, fue el tiempo. De las cuatro veces en que he participado en esta prueba, la del domingo fue con diferencia en la que más nos han acompañado las condiciones meteorológicas. Aunque hacia fresco, nada comparable con las temperaturas bajo cero que hemos tenido que soportar otras veces ni con ese viento cortante y gélido que acostumbra a soplar por las calles guadalajarenses.
El segundo cambio consistió en una modificación del circuito que realmente no afectó a la esencia del mismo. En la parte que transcurría por la zona de nueva construcción de la ciudad, se sustituyeron las amplias avenidas con largas pendientes de ediciones anteriores por otras amplias avenidas muy similares con largas pendientes casi idénticas. En resumen, que la alta exigencia del perfil que caracteriza la carrera no se vio en absoluto suavizada. Las principales y conocidas cuestas siguieron donde y como siempre.
Foto de Manu, extraída de aquí
La organización optó por adaptarse a los tiempos difíciles que vivimos, pero siempre manteniendo el cuidado y la atención al corredor popular. Quien conozca esta carrera sabe que la sensación que uno saca cada vez que participa es que está puesta en pie con unos medios reducidos pero con un gran trabajo e ilusión. En esta edición creo que, con el fin de que el trato al corredor no se resintiera, se prescindió de la entrega de premios económicos para los primeros clasificados. Desde mi punto de vista fue una decisión muy acertada pues acentuó su carácter popular a la vez que permitió mantener la buenísima atención al participante: avituallamientos, bolsa del corredor completa (refresco, dos camisetas, bollo y un par de “Huesitos”) e incluso se incorporó el chip como sistema de medición de tiempos. La única innovación que salió “rana” fue la del dorsal adhesivo que resultó no cumplir bien su función en el tejido técnico de las equipaciones, no siendo pocos los participantes que acabaron perdiéndolos a lo largo de la prueba.
El último cambio que aprecié fue la relativamente mayor animación en las calles. No es que fuera una fiesta, pero comparado con otros años el número de espectadores fue mayor. A los irreductibles familiares y amigos (¡que remedio les queda!) se les unieron algunos transeúntes "matutinodominacales". La explicación creo que hay que buscarla en las “favorables” temperaturas que invitaron más que en otras ocasiones a seguir la prueba a pie de calle.
En resumen, una carrera de las que se ha hecho un hueco en mi calendario. Dura en cuanto a perfil y temperaturas pero muy agradable en cuanto a trato y ambientillo popular, con un número de participantes adecuado y con una organización y unos voluntarios volcados en satisfacer a los corredores, el Medio Maratón de Guadalajara es de los que merece la pena.
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3. Son ya ochenta los que llevo en mi osamenta
Llegaba a la cita con la buena forma (para lo que soy yo) que mantengo en los últimos meses, pero con un cuerpo jota de la leche. Y es que la cena de amigos de la noche anterior se alargó con unas copitas y no me acosté hasta las 3:00 A.M. Resultado: la mañana del domingo me presenté en la línea de salida con cuatro horitas de sueño y la tripa bastante pesada. Menos mal que el fresquito matutino me despejó un tanto.
La idea inicial era no acercarme a 1:35:00. No tenía ganas de darme la paliza y además sabía que el perfil del recorrido no era el idóneo. Tampoco quería irme más allá de 1:40:00. Total, que con un poco de esfuerzo mantuve un ritmo vivo que entre rebuzno y rebuzno (la digestión de la cena) me permitió alcanzar la meta en 1:36:32, de lejos mi mejor tiempo en las cuatro participaciones en este medio maratón.
Hace esta carrera mi número ochenta en la distancia y, como ya se está convirtiendo en costumbre, con casi total probabilidad será también mi última correría con dorsal de este año. Eso si alguna San Silvestre no lo remedia.
Saludos.
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En capítulos anteriores:
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2 comentarios:
80 medias maratones no los corro yo todos los años :-O
Este año "solo" han sido 16. Espero al menos repetir número en el 2011. Tengo la ilusión de llegar a los 100 y me gustaria que fuera el año que viene. Si no, al siguiente.
Saludos
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