Publicado y extraído de www.elpais.com
Mañana toca el turno de la puñetera lotería de Navidad. Ya hablé de ella en este mismo blog hace ahora dos años (ver aquí), y releyendo aquella entrada ahora sigo manteniendo todo lo que en aquel entonces afirmé. Ahora parece ser que entre las medidas anunciadas por el gobierno recientemente está la privatización de hasta un 30% de Loterías del Estado. Total, que a lo mejor el año que próximo tengo que revisar mi concepto de tan “entrañable” costumbre, aunque me temo que de hacerlo será a peor.
Así las cosas, hoy se me ocurrido que podría hacer referencia a otro tema reiterativo de estas fechas: la solidaridad navideña. Y traigo a colación el tema por una mera y triple coincidencia. Ayer, antes de dormirme, leí unas páginas del libro “Articuentos” de Juan José Millás. En el relato titulado “El cerdo”, Millás dice (o mejor dicho escribe) “La realidad global está llena de contradicciones. Comprar unos vaqueros, por ejemplo, constituye un acto de explotación a distancia, pues lo más probable es que hayan sido confeccionados en un sótano roto por una anciana que trabaja quince horas diarias a cambio de dos duros. Sin embargo, jamás hubo tantas organizaciones a través de las cuales apadrinar (por dos duros también) a un niño africano que llevará gafas gracias a ti, aunque nunca te vea. Lo difícil es dar con la proporción entre los pantalones que puedes comprar y los niños que debes apadrinar para mantener el equilibrio ecológico del alma".
Curiosamente hoy me he desayunado con una nueva viñeta de El Roto que tenía como tema la solidaridad navideña. En su obra diaria publicada en El País, vuelve a dar plenamente en el clavo. Con una imagen y unas pocas palabras describe genialmente la más cruda realidad y evoca esa gran cantidad de acciones de caridad o solidaridad que se llevan a cabo en esta época del año. En solo una horas Millás y El Roto apelando a mi conciencia. ¿Será una señal?
La tercera pata de esta triple coincidencia es el inicio apenas hace unas fechas y en este mismo blog del proyecto solidario "Un euro cada cinco kilómetros". A colación de este cúmulo de circunstancias me vienen a la cabeza las siguientes cuestiones ¿No me habré dejado llevar inconscientemente por el impulso casi irrefrenable de solidaridad navideña? ¿No será esta idea una simple forma para mantener el equilibrio ecológico de mi alma (si la tuviere)? Voy aun más lejos, ¿Son malos en general los apretones de solidaridad navideña? Le he dado algunas vueltas al tema y la verdad es que no llego a una conclusión definida. Me inclino a pensar que no. Quizá no sea la mejor o más sincera forma de ayudar a los más necesitados pero ¿no es este uno de esos raros casos en el que el fin justifica los medios?
Por si acaso retrasaré mis donaciones hasta que pase la Navidad.
Saludos
Edito un día después. Se me había olvidado comentar que he donado 40 euros al Estado en forma de dos décimos de lotería de Navidad no premiados.
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