miércoles, 29 de septiembre de 2010

XXVII Medio Maratón de Babilafuente

Vista desde el tren

El pasado fin de semana, homenajeando al recientemente fallecido Labordeta, retomé el proyecto “Un país en la mochila” y me fui a Salamanca para tomar parte en la XXVII Media Maratón de Babilafuente. Ya había estado por tierras charras hacía apenas cuatro meses, estrenándome en aquella ocasión en el Medio Maratón de Ciudad Rodrigo. Aunque con alguna diferencia, en esencia ambos resultaron ser muy similares. Ahí van mis impresiones.

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Organización de carácter publico

Según rezaba el reglamento, la organización estuvo a cargo de la Diputación de Salamanca en colaboración con la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Salamanca y el Ayuntamiento de Babilafuente. Es posible que en el carácter público de los organizadores estuviera la razón de que la inscripción fuera totalmente gratuita y de que se dispusiera de un tren de cercanías que trasladó a participantes y acompañantes desde Salamanca hasta Babilafuente sin coste alguno para éstos. Este mismo tren, una vez comenzada la carrera, devolvió a los acompañantes a la estación de la capital salmantina con una parada intermedia para poder animar a los corredores.

El cronometraje de la carrera fue realizado mediante el sistema de chip, aunque no existió alfombrilla lectora en la salida. Hubo avituallamientos de agua cada cinco kilómetros y de líquido elemento y bebida isotónica en la meta, donde además obsequiaban con un gran paraguas blanco a los llegados. También se prestó servicio de vestuario y guardarropa. La carretera por donde transitó la competición no fue cerrada al tráfico rodado, reservándose el carril derecho a los participantes y el izquierdo a los vehículos. En cualquier caso el número de coches con el que nos cruzamos no fue muy elevado y no se produjeron incidencias (el año pasado, el corredor que iba en segunda posición fue atropellado). Algunos puntos kilómetricos o no estuvieron señalizados o yo no los vi. En cualquier caso, y como alternativa para controlar el ritmo de cada uno, bastaba tomar como referencia los indicadores kilométricos propios de la carretera.

De acuerdo a la clasificación final, el número de participantes que cruzaron la meta alcanzó los 590. Como también ocurrió en el pasado Medio Maratón de Ciudad Rodrigo, los corredores procedían mayoritariamente de las distintas provincias de Castilla y León, sobre todo de Valladolid y Salamanca y en menor medida de León y Burgos. También se vieron vascos (conté algunas camisetas de la Real Sociedad), madrileños, portugueses y extremeños.

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Recorrido a la vera de la vía

El recorrido de la prueba consiste en unir las localidades de Babilafuente y Salamanca. Con inicio en la Plaza Mayor babilafuentina y con una vuelta inicial de cerca de dos mil metros a modo de “salutación” por las calles del pueblo, los siguientes dieciocho kilómetros discurren por las carreteras DSA-650 y SA-804 que atraviesan en su camino los municipios de Aldealengua y Cabrerizos. Los últimos mil y pico metros sirven de entrada en la capital charra y para alcanzar la meta ubicada en el Paseo del Rollo.

El trazado tiene dos partes diferenciadas. El primer tramo va desde la salida de Babilafuente hasta aproximadamente el kilómetro trece. Presenta un perfil prácticamente llano y los pocos desniveles existentes son largos y tendidos. La vía del tren transcurre siempre paralela a la carretera por el lado izquierda de ésta y, a ambos lados del asfalto, es frecuente observar grandes extensiones totalmente planas cultivadas con maíz. El puente elevado sobre la línea ferroviaria, es la primera y más dura cuesta de todo el recorrido y marca el comienzo del segundo tramo.

A partir de entonces la vía queda siempre en el lado derecho de la carretera y el terreno se vuelve más abrupto: son frecuentes los "subeybajas" no muy largos y con pendientes más pronunciadas. Los cultivos desaparecen y en ocasiones son sustituidos por arboledas tan próximas a la carretera que proyectan su sombra sobre ella. Sin duda la parte más bonita del recorrido son esos cientos de metros en que el trazado discurre elevado sobre el ancho y frondoso cauce del río Tormes.

Al transitar prácticamente en su totalidad fuera de núcleos urbanos, el corredor se encuentra en este medio maratón totalmente desprotegido ante el viento. Por suerte, aunque el domingo sopló de forma continua, no lo hizo con gran intensidad y casi siempre lo tuvimos de culo.

Abandonando Babilafuente
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Un medio maratón recomendado para…

El babilafuentino es, al igual que ocurría con el mirobriguense (gentilicio de Ciudad Rodrigo), un medio maratón que sirve como excelente excusa para pasar un fin de semana maravilloso por tierras salmantinas, disfrutando de su gastronomía y de su interés histórico-cultural.

Además, si vas desde Madrid (o desde el sur), no madrugas para partir de viaje, pillas un atasco provocado por un accidente y eres tan torpe que, una vez pasado el Túnel de Guadarrama, en vez de tomar dirección Ávila te vas hacia A Coruña y cuando por fin te das cuenta tienes que desandar una veintena de kilómetros, puedes aprovechar para hacer parada en la capital abulense y apretarte entre pecho y espalda un buen plato de judiones de El Barco. Os lo digo con conocimiento de causa.

En resumen, ideal para combinar deporte, gastronomía y turismo en familia.

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Bodas de Platino

El de Babilafuente se convirtió el domingo en el septuagésimo quinto medio maratón de mi curriculum atlético popular. Mis Bodas de Platino con los 21.097 metros. Mentiría si no reconociera que tengo ilusión por llegar a los cien. Todavía faltan veinticinco, pero si puedo mantener el ritmo de los últimos tiempos, espero alcanzar tan redonda cifra antes de dos años.

Las sensaciones fueron buenas durante toda la carrera. La verdad es que después de un verano con bastante actividad deportiva, sigo manteniendo un buen nivel (para lo que yo soy). Como siempre, decidí salir conservador y aumentar la velocidad una vez pasados los primeros kilómetros. En mi remontada, se enganchó a mi otro chaval y juntos hicimos alrededor de quince kilómetros a ritmos entre 4:30 min/km y 4:40 min/km.

Me encontré muy cómodo en todo momento y en el último kilómetro decidí darme un pequeño calentón para ver cuanto gasoil quedaba en el depósito. Al final me tomé un tiempo neto de 1:39:12 que me dejó satisfecho.

El próximo domingo, si todo va bien, toca revisitar un viejo conocido en el que participé hace once años: el Medio Maratón de Talavera de la Reina. Ya os contaré.

Saludos.

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