sábado, 1 de mayo de 2010

La vida transcurre en Barrio Sesamoideo

La vida transcurre un pelín triste en Barrio Sesamoideo. Desde que me mudé aquí hace ya casi dos meses, echo mucho de menos lo de correr. Porque habéis de saber que en este distrito está prohibido terminantemente. Esta semana no he podido resistir más y, a riesgo de prolongar mi estancia en esta ingrata residencia, he salido a trotar a escondidas dos días. Un día fueron treinta y cinco minutos y otra casi cuarenta. El tiempo y el (penoso) ritmo fueron lo de menos. Lo de más fue volver a revivir esas sensaciones que tanto me gustan y que tanto extraño.

Así las cosas, he tenido que adaptarme a las nuevas circunstancias. Lo primero ha sido buscar un par de gimnasios municipales en los que machacar las elípticas. ¡Es lo más parecido que he encontrado a correr! Tres o cuatro días en semana, y durante una hora cada vez que voy, zurro de forma inmisericorde a estas infernales maquinitas. Es una especie de desahogo personal, de venganza no sé por qué, que espero me permita mantener un buen tono físico en el tren inferior.

Además, aprovechando la llegada de días más templados y con más horas de luz me he agenciado una mountain bike en el Decathlon. De momento sólo hago una o dos salidas semanales de entorno a dos horas, pero por algo se empieza. Muchas veces me había planteado esto de la bici, pero por unas cosas u otras siempre acababa desestimando la idea. Esta vez he dado el paso. Ahora a ver si consigo engancharme. ¿Será esta la primera piedra para cumplir aquel viejo objetivo de participar en un triatlón? En este sentido, sigo manteniendo la costumbre de asistir a nadar uno de cada siete días. Veremos.

Por otro lado y para no ponerme como la tia Gorromba”, me estoy controlando con los dulces y estoy comiendo con mesura. Parece que lo estoy consiguiendo, pues no sólo no he engordado sino que he bajado un par de kilitos con respecto al peso que tenía allá por principios de marzo. Muchas verduras, menos bollos, cenas frugales y no mezclar según que alimentos en las comidas, están obrando el milagro.

Todo esto a la espera de que el podólogo deportivo me vea en poco más de diez días. Tengo cita para que me hagan un estudio y, con total seguridad, me confeccionen unas plantillas. En cierto modo me da miedo porque he puesto casi toda mi esperanza en que este profesional me ayude a abandonar Barrio Sesamoideo. Y es que el reposo continuado no ha supuesto una mejora apreciable de la lesión. Total que si las plantillas no dieran resultado no se me ocurre otra opción que me permita correr en un futuro próximo.

Y nada más. Con la esperanza de poder volver pronto a compartir carreras con vosotros me despido.

Saludos
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*