lunes, 29 de diciembre de 2008

La Valmojadeña, una San Silvestre alternativa


1. Breve introducción

No quería abandonar el año con el mal sabor de boca de perderme el Medio Maratón de Guadalajara y la Carrera de Navidad de Cercedilla, así es que hace unos días me puse a buscar una San Silvestre que sirviera de alternativa a la vallecana. Tenía que coincidir que no fuese el mismo 31 por la mañana pues pertenezco al grupo de curritos pardillos que ese día trabajan, que la distancia fuera próxima a los 10.000 metros (¡Yo por menos no me pongo!) y que se celebrará en Madrid o alrededores. Tras surcar la red di con la respuesta: la II San Silvestre de Valmojado (Toledo).

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2. Apunte cultural y enriquecedor

Nunca antes había estado en Valmojado, ni siquiera había oído hablar de esta población y, si lo había oído, no lo recordaba. Me llamo la atención su nombre. Aplicando la lógica, pensé que el origen de su denominación debía ser el de “valle mojado”. Curioseando comprobé que efectivamente una de las primeras teorías formulada por un tal Jiménez de Gregorio coincidía con mi razonamiento. Según su obra “Diccionario de los pueblos de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII” (peazo de título, si señor), la situación de un antiguo caserío al pie de un valle rico en agua, con arroyos que discurrían en su lecho y fuentes que brotaban en él, unido a la cañada ganadera que pasaba por sus inmediaciones, estarían en el origen de la denominación Valmojado.

Sin embargo parece existir una hipótesis más respaldada según la cual el origen del nombre residiría en la expresión Valle Majada. Lo de que el emplazamiento está ubicado en una hondonada o valle parece claro pero ¿Qué carajo es una majada? Pues se conoce como majada al lugar donde se recogía de noche el ganado y donde podían pernoctar los pastores. En estos refugios, muy comunes en las vías pecuarias, se guardaba el hato – utensilios para el cuidado de los rebaños, comestibles y ropas- , se practicaba el raboteo –cortar el rabo a las ovejas y carneros-, se castraba a los corderos y se cortaban los cuernos a los primales – reses ovejunas o cabrunas con más de un año y menos de dos-. En resumen que el nombre de Valmojado se debería a su emplazamiento en un valle en el que existían majadas

¡Para que luego digáis que no aprendéis nada leyendo este blog! ¡Esto si que es educación para la ciudadanía! Si es que…

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3. La carrera en sí

Volviendo a lo puramente atlético, la mañana no empezó bien. Con una temperatura de 5º centígrados, un vientecillo que agudizaba la sensación de frio y un cielo nublado, tuvimos que esperar alrededor de cincuenta minutos para poder recoger el dorsal, el chip y la camiseta de regalo. La voluntariosa organización se vio desbordada por el incremento en el número de participantes. Según anunciaban por megafonía, pasaron de los ciento veinticinco de la primera edición a los seiscientos treinta de la mañana de ayer. Todo ello provocó un retraso de una hora en la salida de todas las pruebas, espera que fue amenizada con el último trabajo del dúo pop Amaral que sonó constantemente a través de los altavoces instalados en la fachada del consistorio valdemojadeño. ¡Si llega a haber un espia de la SGAE al señor alcalde se le hubiera caido el pelo!

Quitando el mal inicio, el resto del evento transcurrió sin incidencias. El Ayuntamiento de Valmojado y los voluntarios que hicieron posible la carrera demostraron que para disfrutar de una San Silvestre no es necesario pagar cerca de veinte euros euros (fue totalmente gratuita), que se puede dar una buena camiseta técnica sin obligar a todo el mundo a ponérsela para correr la prueba, que no hay que inscribirse tres meses antes de la celebración de la carrera y que no hace falta acompañarse de otros veintisiete mil quinientos corredores para pasarlo bien.

En categoría absoluta, la carrera consistió en dar tres vueltas a un circuito de aproximadamente 2.800 metros para completar una distancia total de unos 8.400 metros. Toda la prueba transcurrió por las calles de la localidad toledana, por vías estrechas y siempre en cuesta, unas veces hacia arriba y otras hacia abajo, que son seña de identidad de Valmojado.


Llamar la atención sobre el ambientazo que rodeo a la carrera. Entre los acompañantes de los corredores y los habitantes del lugar que salían a las puertas de sus casas, no faltó animación en ningún tramo del circuito, destacando el gran número de espectadores apostados en la Plaza del Ayuntamiento y en las cercanías de la línea de meta.

En resumen, San Silvestre alternativa para aquellos que huyen de las carreras masificadas y excesivamente comercializadas, de ambiente rural en las que todo el pueblo se vuelca con el evento, de las que cada vez me gustan más. ¿Me estaré volviendo raro, raro, raro (Papuchi dixit)?

¡Hasta la próxima!

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