jueves, 8 de marzo de 2012

I Medio Maratón Ciudad de Salamanca

Al paso por la Plaza Mayor (by Arganzboy)
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La Comunidad Autónoma de Castilla León se constituyó en 1983 y es la de mayor extensión de nuestro país. Está compuesta por nueve provincias: Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. Hasta el pasado domingo solo una de las capitales de las provincias mencionadas no tenía un medio maratón propio. Esta carencia fue resuelta con la celebración del I Medio Maratón Ciudad de Salamanca.

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1. El nacimiento de un nuevo medio maratón

Lo primero que hay que hacer en estos casos es agradecer que una nueva carrera se ponga en pie. En los tiempos en que vivimos en que los que todos hemos hecho ya sin quererlo un master en economía, en el que oímos de forma continúa términos como déficit, recortes presupuestarios, desempleo, ERE, concurso de acreedores, etc.., en el que muchas de las competiciones populares en las que participábamos van desapareciendo del calendario atlético popular (esperemos que de forma transitoria), el que haya surgido “el brote verde” del Medio Maratón de Ciudad de Salamanca es todo un logro que debemos reconocer.

Según la página web de la carrera, los responsables de la puesta en marcha de esta nueva aventura han sido un Comité Organizador Independiente (¿?) y el Club Deportivo Cazabaches, que han contado con la inestimable colaboración del Excelentísimo Ayuntamiento de Salamanca, la Excelentísima Diputación Provincial de Salamanca y la Policía Local.

El nacimiento y esperemos consolidación en los años venideros de este medio maratón, ayudará sin duda alguna a que la capital charra tenga una mayor notoriedad en el calendario de carreras populares que a lo largo de nuestra geografía se celebran. Es cierto que hasta el momento ya existía el Medio Maratón de Babilafuente que, con salida en la localidad del mismo nombre, finalizaba en las calles de Salamanca, pero aun teniendo mucho cariño al babilafonteño (lo he corrido en sus dos últimas ediciones), creo que la capital salmantina se merecía tener una carrera propia sobre esta distancia.

Yo en la Plaza Mayor (by My Saint)
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2. La organización: Muy buenos padres primerizos

A muchos de los que llevamos ya unos cuantos años corriendo, la experiencia nos dice que ante una primera edición de una carrera debemos ir con cierta precaución y con una dosis mayor de paciencia y comprensión hacia posibles incidencias o carencias. Tengo que decir que en el caso del I Medio Maratón Ciudad de Salamanca evidentemente hay cosas que pulir, pero la organización en líneas generales fue muy buena.

Comenzar diciendo que la página web de la carrera permitió acceder puntualmente en las semanas previas a toda la información que acaecía en torno a la prueba. Además en ella había enlaces que te ayudaban a conocer distintos aspectos del medio maratón y a las pocas horas de haber finalizado la competición ya era posible acceder a la clasificación.

La inscripción (10€) pudo hacerse cómodamente por internet a través de la central de inscripciones Orycronsport. Como ya os conté en una entrada anterior, con la mía hubo una pequeña incidencia: había hecho el pago pero no aparecía en la lista de corredores apuntados. Puesto en contacto tanto con la organización y con Orycronsport, el problemilla se resolvió rápida y felizmente.

El dorsal y el chip se pudieron recoger a lo largo del sábado y en la propia mañana del domingo en el Pabellón de Deportes Julián Sánchez “El Charro” (junto al Corte Inglés), cuyas instalaciones fueron el centro neurálgico de la prueba durante todo el fin de semana. Esto permitió que el reparto se hiciera de forma más escalonada pues muchos salmantinos y gran parte de aquellos que aprovechamos para pasar el fin de semana allí los retiramos en la jornada sabatina, mientras que los que venían de fuera de la ciudad el mismo Día del Señor tuvieron la oportunidad de hacerlo justo antes de la carrera. Como sugerencia para la organización, creo que podría ser buena idea que en próximas ediciones, junto con el dorsal y el chip, se entregara también la camiseta y el resto de los obsequios de la bolsa del corredor (las lentejas y las revistas en este caso), dejando solo para la meta lo relativo al avituallamiento (agua, bebida isotónica, pieza de fruta y barrita energética).

Como decía anteriormente, las instalaciones del moderno pabellón deportivo cumplieron a la perfección para dar servicio a los participantes. El sábado, allí tuvieron lugar charlas relacionadas con el atletismo popular. El día de la prueba en su interior ubicaron el ropero, los vestuarios, las duchas, el servicio de fisioterapia para los llegados, el podium para la entrega de trofeos… ¡y un servicio de guardería para atender a los niños mientras durara la carrera! Además teniendo en cuenta lo desagradable que había amanecido la mañana (viento y fina lluvia a ratos), sirvió de refugio y zona de calentamiento hasta el comienzo de la prueba.

La zona de salida se distribuyó por cajones de tiempo de cinco minutos de intervalo señalizadas con un cartelito y por los globeros que se colocaron en su sitio unos minutos antes de la hora de comienzo de la prueba. Los distintos tramos fueron acotados por cintas de plástico que fueron rotas en los momentos previos al disparo de salida. He de decir que contrariamente a lo que ocurre en la mayoría de las carreras, los participantes llegaban, miraban el cartelito que señalizaba cada cajón y se dirigían a la zona que les correspondía. ¡Es verdad, os lo juro! ¡A mí casi se me saltaban las lágrimas! De hecho gracias a esta muestra de civismo los primeros momentos de la carrera fueron más fluidos y más cómodos para todos.

Ya en carrera, las zonas de avituallamiento fueron largas y con el número suficiente de voluntarios para atenderlas correctamente. Adicionalmente algunos colaboradores siguieron la carrera en bicicleta ofreciendo botellas de agua a quien la necesitara. Los puntos kilométricos se ubicaron en lugares que los hacían perfectamente visibles y, salvo que alguien con más medios que yo diga lo contrario, creo que estuvieron bien colocados en cuanto a la distancia de unos a otros. El tráfico rodado fue perfectamente controlado por la policía local y no hubo coches (o al menos yo no los ví) que entraran en el circuito. El cronometraje se hizo mediante chip “raro”, de esos que no necesitan alfombrilla lectora, y que al menos en mi caso restó algunos segundos al tiempo neto que tomé con mi reloj. Hubo además liebres globeras para los distintos ritmos que sirvieron de guía y de referencia para los participantes.

En lo que se refiere al recorrido, aspecto que tocaré de forma más extensa en el próximo apartado, discurrió por calles o zonas lo suficientemente amplias para absorber el flujo de corredores (salvo quizás en el acceso a la Plaza Mayor y en el tránsito por el Puente Romano). Su señalización creo que fue insuficiente, no porque te fueras a perder, sino porque había numerosos giros en los que exactamente no sabías por donde trazarlos, lo que dio muchas oportunidades para realizar unos "peazo" de recortes que ríete tú de los que está llevando a cabo el gobierno en materia presupuestaria. En cuanto al paso por el casco histórico, tuvo demasiadas "trampas": bolardos, papeleras y demás mobiliario urbano quedaba oculto entre el grueso del pelotón y había que andarse con ojo para no llevarse un susto.

En meta, la bolsa del corredor pudo recogerse ágilmente y el ropero funcionó a la perfección. Solo observé una considerable fila en el acceso a las duchas.

En resumen, que a pesar de tratarse de una primera edición, la organización alcanzó un nivel alto y cumplió de sobra con los aspectos básicos que han de exigirse a una carrera así. Con la experiencia obtenida en el debut, seguramente el año próximo se solucionen las pequeñas deficiencias acaecidas en esta.

Cruzando el Puente Romano (by Arganzboy)
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3. El recorrido: El neonato es más bien feote…

Desde mi punto de vista, el recorrido fue posiblemente lo menos atractivo del I Medio Maratón Ciudad de Salamanca. Su perfil era bastante exigente, con numerosas pendientes tanto ascendentes como descendentes. Esta circunstancia, bastante lógica y previsible en una ciudad como la salmantina con una orografía marcada por los múltiples desniveles, endureció la prueba pero también la hizo más variada y divertida. Ningún problema.

Los veintiún mil noventa y siete metros discurrieron en su mayor parte por asfalto, pero también hubo largos tramos por carril bici y algunos hectómetros por tierra y por superficie adoquinada. Tampoco en esto hubo ningún inconveniente, pues prestando la atención debida a cada superficie es otro aliciente que, como en el caso anterior, contribuye a amenizar y a hacer más variada la carrera.

Sin duda lo peor del trazado fue que al menos en tres cuartas partes recorrió las afueras de la ciudad o, en el mejor de los casos, zonas muy alejadas del centro. Esto restó atractivo monumental, animación y ambiente a la carrera, amén de que al transitar por zonas no construidas el viento nos tuvo a su merced durante toda la mañana (nos dio por todos los lados).

La prueba tuvo su salida en la Avda Federico Anaya, frente al moderno edificio de El Corte Inglés. Desde allí, siempre en suave cuesta abajo, se entraba en la céntrica zona peatonal y, tras dar una vuelta a la hermosa Plaza Mayor, se descendía de forma más pronunciada por la adoquinada C/ San Pablo. A su término se giraba a la derecha en dirección al vetusto Puente Romano por donde se abandonaba el centro urbano de la ciudad. Sin duda alguna estos aproximadamente tres mil primeros metros fueron lo más atractivo del recorrido. La lástima es que al ser justo al principio de la carrera, el apelotonamiento inicial no permitiera el disfrutar tanto como se debiera de la belleza monumental: había que estar al tanto para no llevarse por delante algún elemento del mobiliario urbano y de no tropezarse en el embudo que se formó en la entrada a la Plaza Mayor.

Entre los kilómetros tres y doce estaba posiblemente el peor tramo de toda la carrera. La primera subida dura (aproximadamente mil quinientos metros) al barrio de Vistahermosa, se continuaba de un descenso muy pronunciado que desembocaba en la solitaria carretera de Aldeatejada, donde tras llanear durante poco más de un kilómetro se acometía la segunda cuesta importante que nos conduciría a la zona de chalets de Zurguén. Una vueltecita por allí y a desandar nuestros pasos por la carretera de Aldeatejada y a tomar posteriormente el carril bici que nos llevó hasta aproximadamente el kilómetro doce. En este último tramo el viento se volvió bastante incómodo y molesto.

Tras volver a cruzar el Puente Romano en sentido contrario a como se hacía en el primer paso, se entra en la que seguramente sea la zona más bonita junto la travesía por el centro histórico: el Paseo Fluvial. Se trata de unos dos mil quinientos metros llanos en los que por el carril bici se corre junto a la orilla del Tormes, pasando bajo el puente de hierro, el del Príncipe Felipe y el del ferrocarril. El bonito paseo acaba abruptamente con una subida repentina y pronunciada de unos quinientos metros que te deja geográficamente al lado de unas naves industriales y físicamente con un buen meneo en el lomo.

Los últimos seis kilómetros son un callejeo con continuos desniveles por la periferia de Salamanca, en el que lo más destacable es una larga cuesta de aproximadamente setecientos metros que gana pendiente a medida que avanzas en ella. Su inicio se ubica alrededor del punto kilométrico dieciséis.

Photo by Atletas Veteranos
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4. El ambiente: …pero muy simpático y amigable (el neonato me refiero)

A pesar de que el domingo amaneció fresquito, con lluvia fina a ratos, encapotado y con un viento bastante desagradable, la verdad es que la gente respondió en la calle al paso de la carrera. Evidentemente en las zonas no habitadas no había ni Cristo, pero en el resto de los tramos que discurrieron por lugares con viviendas siempre hubo alguien aplaudiéndonos y dándonos palabras de aliento. El punto de más animación fue, además de la salida y la meta, la Plaza Mayor donde a los propios vecinos de la ciudad se unieron turistas, familiares de participantes y una concentración motera. También hubo bastante gente en el barrio de Vistahermosa y en esa última subida allá por el kilómetro dieciseis.


Además del buen ambiente externo, también hubo un muy buen ambiente interno. No lo sé, a lo mejor es cosa mía, pero el clima humano que encuentro en estas carreras es muy diferente al de las pruebas multitudinarias que tienen lugar en Madrid. No sabría describirlo, ni decir exactamente a qué se debe (¿predisposición mía?), pero me gusta más.


En total fuimos cerca de mil setecientos cincuenta los que nos dimos cita en la línea de salida de la Avenida Federico Anaya, de los que según la organización unos seiscientos nos desplazamos desde fuera de la provincia. A tenor de las camisetas de los clubs que portaban los corredores, su origen provenía de localidades salmantinas próximas a la capital, de toda Castilla León (sobre todo fueron visibles vallisoletanos, burgaleses y abulenses) y también de los madriles. Como mencioné en un apartado anterior de esta crónica, me llamó la atención que una gran parte de los participantes hicieran caso a los cartelitos situados en la zona salida que trataban de distribuirnos por tiempos. Creo que es la primera vez que veo esa muestra de educación en una carrera. Para que no todo sean halagos, también diré que los recortes fueron algo generalizado. Es cierto que se callejeaba bastante y que había algunos puntos en los que la escasa señalización podía llevar a error a la hora de trazar algún giro pero… ¡lo normal es tratar de seguir por el asfalto y no subirse a la acera o echarse por el medio de un descampado! No miento si digo que ví algún recorte en el que se ahorraron cerca de cincuenta metros.


Por último mencionar que, como toque curioso y retro, la organización dispuso que junto a la señalización de cada punto kilométrico se situara un “automóvil de época”, entendiendo por época perteneciente a las décadas sesenta y setenta del pasado siglo (¿o es que eso no es ser de época?).

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5. El testigo del alumbramiento: Osease el menda lerenda.

Después de la experiencia del domingo anterior en Latina, iba con yo con la mosca detrás de la oreja. “Oye -me dijo otro corredor en la salida- , tienes una mosca ahí, justo detrás del oreja”. “Lo sé, no te preocupes –le respondi- La traigo puesta de casa”. ¡Teníais que ver la cara de asombro que se le quedó al hombre!

¡Festival del humor! En fin…¿Dónde estaba?...¡Ah si! Que no tenía ganas de pasarlo mal como había sucedido apenas siete días antes. Total, que me propuse ir al ritmo que en cada momento me apeteciera sin preocuparme lo más mínimo por el tiempo empleado en cada kilómetro. Así lo hice. Parece que el planteamiento fue bueno pues volví a recuperar las buenas sensaciones. Las piernas funcionaron bien, fui de menos a más y acabé muy entero bajando de los cien minutos, circunstancia que no se producía desde el Medio Maratón de Getafe (bastante menos exigente que este).

Al final marqué un tiempo neto de 1:38:55 (4:41 min/ km), ocupando el puesto 709 de los 1605. Satisfecho por la carrera y esperando que suponga volver a la senda de lo que viene a ser mi nivel atlético medio en los últimos dos años.

En tres días toca volver a la universidad (concretamente a la Complu) a dejarse los higadillos, que no los codos. Será el cuarto medio maratón de la serie inciada en Valdepeñas y que no tengo muy claro donde acabará. Iremos viendo.

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6. Conclusión

Ha nacido un nuevo medio maratón que si se sigue cuidando por parte de los organizadores, si recibe el apoyo de la ciudad y sus habitantes y si se gana el cariño de los corredores, tiene los mimbres suficientes para convertirse en una carrera referencia.

Exigente, muy bien organizado, con ambientillo del bueno y excusa perfecta para visitar Salamanca, ganaría mucho si consiguiera variar su trazado haciéndolo más céntrico, incluso aunque ello supusiera tener que dar dos vueltas a un circuito.

Venga, sed felices. Hasta la próxima.

Autorretrato con catedral al fondo
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Agradecimientos:

A Alfonso que se pegó la palizilla de ir desde Madrid en la misma mañana del domingo para participar en la carrera y que tuvo el detallazo de acercarse a saludarme. Encantado de conocerte.

A Alberto, del Club Ecosport de Ávila, con el que ya coincidí en la pasada edición del Medio Maratón de Babilafuente y con el que el domingo compartí una pequeña charla y unos cuantos hectómetros de carrera.

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3 comentarios:

Fran González dijo...

Enhorabuena!!!! me da envidia sana con la facilidad que haces las Medias... las haces como churros, jajajaja! y encima te sobra humor para estar haciendo fotos durante ella... muy bien!
Felicidades también por la crónica.
saludos

Arganzboy dijo...

Hola Fran: Es facil. No son más que las tiradas largas de la semana y la válvula de escape de otras facetas vitales ;-) Gracias y un saludo.

fosete dijo...

Un placer leer tu crónica y otro conocerte.

Nos iremos viendo