jueves, 17 de septiembre de 2009

¿Corredor o lesbiana?

Un amigo mío, después de correr el MAPOMA, volvía a su casa en metro. Iba todavía “vestido de romano”: pantalones de deporte, zapatillas de correr, camiseta y mochila apoyada en suelo y colocada entre las piernas. En una de las estaciones del trayecto, el sitio de su derecha quedó vacío y fue ocupado por una joven de buen ver. Tras unos minutos, la chica se volvió hacia mi amigo y le preguntó:

-¿Es usted un corredor de verdad?

Mi amigo quedó sorprendido por la pregunta, pero no queriendo parecer un sieso maleducado respondió:

-Bueno, llevo más de una década corriendo cuatro o cinco días por semana, formo parte de un club de atletismo y participo regularmente en carreras populares, así es que supongo que sí, que soy un corredor de verdad.

-¡Aja!-dijo la chica con una sonrisa de satisfacción- me lo imaginaba. Yo soy lesbiana. ¡Me paso todo el día pensando en mujeres! Me levanto y pienso en mujeres. En el trabajo estoy todo el rato imaginándome mujeres. Y por la noche cuando llegó a casa, sigo pensando en mujeres. Rubias, morenas, pelirrojas… me da igual. No me las puedo sacar de la cabeza. Bueno me bajo en esta parada. ¡Adiós!

Os podéis imaginar la cara de mi colega cuando la joven abandonó el vagón. Aún le duraba la sorpresa cuando el metro alcanzó la siguiente parada y el asiento en el que se había sentado la joven lesbiana fue ocupado por una madre acompañada de su hija. Al ver a mi amigo la madre le dijo a la hija:

-¡Mira un corredor de verdad!

Mi amiguete se dirigió a ella y le dijo:

-Eso mismo pensaba yo, pero acabo de descubrir que soy una lesbiana.

Pues eso.


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