martes, 12 de agosto de 2008

XVIII CAURCA: Satánica y de Carabanchel

A principios de Junio participé en la Carrera Urbana de Carabanchel, la CAURCA como se denomina ahora. Debido al poco tiempo libre del que estoy disponiendo estos últimos meses, hasta hoy no he encontrado el momento para sentarme a escribir unas líneas que resumieran mi visión de la carrera. Decir que parafraseando al personaje que Santiago Segura interpretaba en “El Día la Bestia", la decimoctava edición de la CAURCA fue “satánica y de Carabanchel”. Digo lo de satánica porque Lucifer, seguramente ocioso y aburrido, decidió intervenir en la prueba y dejar su impronta.

Dos fueron las intervenciones diabólicas que marcaron la carrera. La primera no la viví en directo pero la he visto recogida en varios foros de atletismo popular. Cuentan que el incidente consistió en una pequeña trifulca entre los atletas que disputaban la victoria. Al parecer el demonio entró en el cuerpo de uno de esos corredores punteros, empezando este a chinchar al pequeño de los hermanos Roncero, molestándole y estorbándole en repetidas ocasiones. Emiliano y Fabian le avisaron en distintas ocasiones para que depusiera su actitud pero, lejos de abandonar su antideportivo comportamiento, el “corredor poseído” remato su faena con una artera maniobra que dio con lo huesos de Emiliano Roncero en el asfalto. Según cuentan, los hermanos Roncero se dispusieron entonces a exorcizar al corredor poseído a base de guantazos. Ante la situación que se avecinaba, el zancadilleador huyó como alma que lleva el diablo de manera que si lo hubiera hecho dirección a la meta seguramente hubiera “pillado chapa”.


La segunda incidencia afectó a todos los corredores y consistió en aumentar la distancia a recorrer en casi 500 metros. En este caso el ángel caído se introdujo en el cuerpo de uno de las personas que debían llevar el control de los corredores, y allá por el kilómetro siete y pico nos desvió indebidamente haciéndonos subir un repecho considerable que no aparecía reflejado en el trazado original. El resultado fue que las marcas previstas se fueran al traste y se arruinara la cuidada organización de la prueba.

A pesar de las avatares acontecidos en esta edición, la CAURCA suele ser una fija en mi calendario posmapoma. La corrí por primera vez en el año 2000 y desde entonces he participado en ella un total de seis ocasiones. Desde hace cuatro ediciones (si no recuerdo mal), la carrera cambió su recorrido. Yo prefería el antiguo pues, aunque era más duro (la cuesta de C/ General de Ricardos se subía con la carrera más avanzada que ahora), tenía un ambiente más de barrio y transitaba por calles más céntricas. Ahora la zona próxima a la Avenida de los Poblados es más llevadera en el perfil pero también resulta un tanto desangelada y sin animación. También echo de menos aquella generosa bolsa del corredor cargada de fruta que ayudaba a reponer líquidos y fuerzas. Lo único que continúa invariable es la camiseta de algodón con la que se obsequia a los participantes, y que pienso que no sería mala idea que fuera sustituida por una de tejido técnico.


Llamar por ultimo la atención acerca de las carreras para categorías inferiores (alevines, benjamines, chupetines…) que se celebran una vez finalizada la prueba de los “mayores”. Ver salir a toda la velocidad que les dan sus cortas piernecillas a decenas de chupetines es algo digno de contemplar y disfrutar. Espero que el año que viene el pequeño Arganzboy forme parte de ese pequeño pelotón de chupetines. ¡Ya os contaré!

Saludos

Nota: Las imagenes que ilustran esta crónica han sido extraidas de http://www.adcorebo.org/