martes, 3 de mayo de 2011

VI Medio Maratón de Ciudad Rodrigo

El portugués Joao Serralheiro entrando en meta (http://www.mediamaratonciudadrodrigo.com/)

Aprovechando que el lunes era festivo en la Comunidad de Madrid decidí que era una buena oportunidad para acercarse a tierras salmantinas y disputar el VI Medio Maratón de Ciudad Rodrigo. Era mi segunda participación en la prueba después de la del año pasado y, aunque hubo algunos cambios, la esencia de la carrera fue la misma.

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1. Las novedades

Las tres variaciones más significativas y anunciadas previamente fueron las del recorrido, la fecha y la celebración por vez primera de la modalidad por relevos. En cuanto a la primero, se optó por suavizar el trazado respecto a la edición anterior. En 2010, los últimos kilómetros que transitaban por Ciudad Rodrigo se hacían interminables y muy duros. Cuando ya veías el centro histórico a escasa distancia, el trazado volvía a descender hasta la ribera del río Agueda, rodeando todo el recinto amurallado y trepando desde allí hasta la Plaza Mayor en una interminable y agónica cuesta. Esta vez se optó por dar un par de vueltas iniciales por las calles de Sancti Spiritus, obteniéndose así los metros necesarios para suprimir la vuelta final por las calles mirobrigenses. La entrada más directa a la meta supuso suavizar la parte final de la carrera a cambio de no correr junto a la orilla del río.

En lo que se refiere a la fecha, este año se corría con prácticamente un mes de antelación sobre la edición de 2010. Nunca se sabe a ciencia cierta en estos días primaverales, pero a lo mejor este adelanto en el calendario tuvo algo que ver con las condiciones meteorológicas que nos tocó sufrir. Si el año pasado el sol brilló con fuerza durante toda la carrera y el calor fue tirando a sofocante, esta vez la jornada fue totalmente diferente.

Amaneció lloviendo no muy fuerte pero si de forma continuada. Curiosamente justo en el momento de salir, la lluvia pareció darnos una tregua y fue sustituida por un viento racheado. En estas condiciones llegamos a la media hora de carrera, cuando el cielo se oscureció y descargó una buena tormenta de unos diez minutos acompañada de un fuerte viento de cara que parecía querer devolvernos a Sancti Spiritus. Desde entonces y hasta meta continuó cayendo agua, aunque de forma soportable, y el viento apareció a ratos soplando siempre en sentido contrario al de nuestra marcha.

La tercera novedad fue la celebración simultanea del I Medio Maratón de Ciudad Rodrigo por relevos (5 kms). Supongo que se organizó como alternativa para todos aquellos que no se atrevieran con una distancia larga como son 21.097 metros y por fomentar la participación de una u otra forma en el evento. Según la clasificación fueron ocho los equipos que completaron el recorrido en esta modalidad. No creo que su aportación a la prueba principal sea importante, pero si anima a alguien a hacer deporte y lo engancha para este mundillo, bienvenida sea.

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2. La esencia

Como decía al comienzo, las novedades no han afectado a la esencia del medio maratón mirobrigense. A pesar del importante incremento de llegados a meta (276 por los 208 de un año atrás), sigue siendo esta una carrera alejada de las grandes cifras pero con un ambiente muy entrañable y con participantes llegados de muy diversos lugares (portugueses, madrileños, salmantinos, vallisoletanos, cacereños…).

La organización fue muy buena. Se dispuso de autocares que trasladaron a los participantes desde Ciudad Rodrigo hasta la salida, hubo avituallamientos cada cinco mil metros, todos los kilómetros estuvieron señalizados, se facilitaron servicios de ducha y guardarropa y se entregó una bolsa del corredor con camiseta técnica y farinato (embutido típico de la zona) a todos los llegados. Aunque tampoco este año me quedé a ello, volvió a haber sorteos de premios entre todos los participantes y un piscolabis gratuito para corredores y acompañantes. Además los organizadores tomaron nota de los problemas acaecidos en la edición anterior con los dorsales y esta vez fueron fabricados en un material más resistente (puesto a prueba con éxito con la incesante lluvia).

La animación en las calles de Ciudad Rodrigo se resintió debido al mal tiempo, pero aun así hubo gente, sobre todo en los últimos metros por el centro histórico y en la llegada en la Plaza Mayor. Durante el resto del recorrido, al tratarse de un tramo de carretera entre dos localidades, la animación se redujo a los voluntarios y a los sonidos de claxon de algunos de los coches que transitaban por la autovía paralela.

El perfil, aunque suavizado este año en su final, sigue siendo una sucesión de largos y tendidos desniveles que unas veces pican hacia arriba y otras hacia abajo. En cualquier caso estas cuestas, más que servir para endurecer el recorrido, ayudan a hacerlo más divertido y variado.

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3. Mi carrera

Tras la semana casi de descanso después del Maratón de Madrid, afrontaba la carrera con la intención de hacerla a ritmo suave y no machacarme en demasía, retomando la racha mediomaratoniana que espero mantener en el próximo mes y medio. Tomé la salida tranquilote y recorrí así los aproximadamente tres kilómetros. A partir de ahí, ya con la velocidad de crucero, empecé a adelantar participantes.

En uno de esos adelantamientos me emparejé con otro corredor. O a lo mejor me alcanzó él viniendo desde atrás, la verdad es que no lo recuerdo con claridad. El caso es que nos mantuvimos ambos a la misma altura durante unos cientos de metros. Un "de donde eres" y un "en cuanto tienes previsto acabar", fueron suficientes para entendernos y pactar tácitamente hacer el resto de la carrera juntos hasta donde llegara cada uno. La verdad es que fue de agradecer. Siempre es más agradable correr en compañía, más cuando la prueba transita por una solitaria carretera y las condiciones meteorológicas no son las más agradables para la práctica del atletismo.

Juntos hicimos una carrera en positivo, aumentando paulatinamente nuestro ritmo y adelantando muchas posiciones. Así llegamos hasta la penúltima cuesta arriba del recorrido, allá por el kilómetro diecisiete. Mi compañero de fatigas me comentó que tirara hacia delante en solitario pues él prefería regular un poco para llegar bien al final. Nos despedimos y apreté lo que pude hasta meta. Los últimos mil metros se me hicieron un poco largos y sufrí más de la cuenta. Al final 1:35:19 por mi cronómetro. Contento y satisfecho.

Ahora a conquistar Azuqueca.

Saludos

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