Extraida de http://www.deporteintegral.com/ |
Hace seis o siete años no recuerdo bien, me inscribí con el objetivo de participar en el maratón que recorrería las calles de la capital andaluza. Días antes de celebrarse me lesioné y finalmente tuve que abandonar el proyecto antes de que llegara a buen puerto. Ahora, bastante tiempo después, me he podido sacar la espina de aquella lejana y pequeña decepción y por fin he podido debutar en el XXVII Maratón de Sevilla.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
1. SEGÚN COMO SE MIRE
Esta carrera puede verse desde dos puntos de vista muy diferentes. Si se observa con los ojos de un corredor que decida participar para conseguir una buena marca personal, el maratón sevillano es casi perfecto. Tiene un perfil totalmente llano, sin ningún desnivel relevante. La participación es relativamente alta con lo que es muy poco probable hacer la carrera en solitario. Discurre por anchas avenidas, de forma que es siempre posible correr al ritmo de cada uno y sin ningún tipo de apreturas. El único inconveniente que puede encontrarse viene precisamente derivado de la amplitud de las vías por las que transita, y es que es muy factible que el viento moleste en algunos tramos. Sin embargo ni siquiera este último factor pudo ponerse como excusa en esta edición, pues el día amaneció nublado, con una temperatura perfecta para correr (entre 10º y 12º) y sin gota de aire.
El otro enfoque que puede hacerse es el de aquellos participantes entre los que me incluyo, para los que el tiempo final empleado en recorrer la distancia es una simple cifra sin apenas importancia. Para nosotros los “sinmarca”, los incentivos de este maratón disminuyen considerablemente. Personalmente eché mucho de menos un recorrido más céntrico. El trazado de la prueba ignora a conciencia todo el casco histórico sevillano, privando a los corredores de la visita a las principales calles y monumentos de la ciudad. Este hecho lleva aparejadas otras dos consecuencias a valorar desde mi punto de vista en un maratón: una menor animación (en algunos casos nula) en las calles por la que discurre y hacer labor casi imposible el que los acompañantes de los atletas populares puedan seguir la prueba en distintos puntos.
Además de no ser céntrico y como mencionaba anteriormente, el circuito está plagado de largas y amplias avenidas, de rectas interminables sin ningún aliciente que acaban sumiendo la prueba en una sufrida monotonía.
Quédese cada uno con la visión que quiera y que más le guste o convenga.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
2. MUY BIEN, PERO…
La infraestructura del maratón corrió a cargo del Instituto Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla y en este aspecto creo que, en líneas generales, la prueba estuvo muy bien organizada.
Entre el viernes y el sábado se celebró la Feria del Corredor. Instalada en el interior del Estadio "Olímpico", contaba con distintos stands de tiendas y marcas deportivas, de instituciones públicas y de servicios médicos en los que podía hacerse desde una compra de última hora a una rápida consulta podológica. Allí los inscritos en la prueba debían retirar el dorsal, el chip y la bolsa del corredor, tarea que debido a las largas colas requería un tiempo mayor al deseado. El sábado también se ofreció la ya típica comida de los hidratos gratuita para los participantes y un acompañante de cada uno de ellos.
La mañana de la carrera, todo estaba perfectamente distribuido y organizado en las tripas del estadio, a las que solo los participantes podían acceder mostrando previamente el dorsal. Había numerosos WC para atender las necesidades de última hora, calefactores para poder arrimarse y no pasar frío, sillas para sentarse y cambiarse cómodamente, zona de calentamiento y un gran espacio para el guardarropa dividido en pasillos ordenados por número de dorsal. Desde allí se accedía a la pista de atletismo donde unos carteles ayudaban a la gente a colocarse según su marca esperada.
La salida de la prueba es uno de los pocos aspectos que debe mejorar la organización. Su ubicación en el interior del estadio es incompatible con el gran número de participantes y la estrechez del túnel que conduce al exterior. El tapón que se formó no solo hizo perder tiempo a la mayoría sino que puso en riesgo nuestra integridad: un tropiezo o una torcedura pudieron echar por tierra el trabajo y la ilusión acumulados durante meses. La solución es sencilla y pasa por situar el inicio del maratón en el exterior de las instalaciones, donde hay espacio más que de sobra.
Durante la carrera todo fue correctísimo. Los kilómetros estaban bien medidos y visiblemente señalizados, había avituallamientos surtidos y muy bien atendidos por voluntarios cada dos kilómetros y medio, se instalaron varios puestos de atención médica, el tráfico nunca invadió la zona destinada a los corredores (aunque si se convivía con él en los carriles adyacentes de muchas calles), se establecieron controles de paso cada cinco kilómetros con alfombrillas lectoras de chip y hubo “guías-globeros” para distintos ritmos.
Nada más cruzar la meta en la vieja y desgastada pista de atletismo, se volvía a las entrañas del estadio. Atendido siempre por agradables voluntarios y siguiendo una especie de “línea de montaje”, sucesivamente y a medida que avanzabas te ponían una toalla sobre los hombros, te ayudaban a quitar el chip, te colgaban la medalla de “finisher” al cuello y te entregaban una surtida bolsa con viandas para recuperar calorías e hidratarte. Quedabas ya la altura del guardarropa donde recogías la bolsa con tu ropa sin esperas y, un poco más allá y para poner la guinda final, unos grifos de cerveza y de refrescos completaban la fiesta.
Una vez se abandonaba el estadio, llegaba otro aspecto que creo que debería ser solventado de forma más satifactoría. La salida y llegada de la carrera están muy alejadas del centro de la ciudad. Esto no fue problema para aquellos que accedieron con su vehículo privado y aparcaron en las numerosas plazas de parking disponibles. Sin embargo, para los que fuimos en transporte público (muchos de nosotros de fuera Sevilla) regresar a nuestros hoteles o residencias era una labor muy complicada. No se podían encontrar taxis y la línea de autobús que pasaba cerca estaba cortada. Solo unos buses gratuitos que salían desde un sitio sin señalizar y sin orden ni concierto aparentes te devolvían al centro urbano, desde donde cada uno ya se podía “buscar la vida”. Desde mi punto de vista esto debería estar mejor organizado pues una vez acabada la prueba, lo que más te apetece es poder volver a tu alojamiento lo más rápida y cómodamente posible para poder ducharte, comer y descansar.
En resumen, que al margen de la salida de la carrera y del transporte para volver desde la Cartuja hasta el centro urbano, la organización estuvo a una gran altura.
Con Silvestre, Landes y Sandp (Foto: Gebrelayos' Wife) |
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
3. LO QUE ME LLEVO
Todo lo escrito hasta aquí está muy bien, pero… ¿Qué me llevo de mi decimosexta participación en un maratón? ¿Por qué recordaré el de Sevilla 2011? Uno siempre asocia una carrera a alguna vivencia, curiosidad, persona, anécdota, etc. Transcurrida casi una semana, son cuatro los recuerdos especiales que me llevo, aunque es posible que el tiempo los erosione y en algún caso hasta elimine.
El primero es la visita a las gradas del estadio "olímpico” sevillano. La mañana de la carrera llegué con una antelación de más de hora y media al horario previsto de salida. Como a pesar de haber recogido el dorsal y el chip en las mismas instalaciones del estadio no me había asomado a su interior a echarle un vistazo, decidí acercarme entonces al ver las puertas abiertas. He de reconocer que la primera visión impresiona. Es fácil darse cuenta de que ha vivido momentos mejores y más gloriosos, pero su decadente majestuosidad, sus gradas completamente vacías, la pista allá abajo preparada para lo que ocurriría en las horas siguientes y el absoluto silencio reinante, me atraparon y me dejaron allí plantado sin reaccionar. Fue una sensación parecida a esa primera que se tiene cuando uno traspasa la puerta de una catedral, entra en su interior y se detiene absorto a contemplar su inmensidad recorriéndola con una mirada asombrada.
Todavía no repuesto de mi particular “efecto Stendhal”, al encaminarme hacia el exterior de las instalaciones llegó mi segunda vivencia especial de la mañana. Casi en la salida me crucé con otro corredor tocado con una gorra que me miró un par de veces por debajo de la visera. Nada más pasar a mi lado dijo mi nombre con tono de interrogación. Me volví y no supe quien era hasta que con una sonrisa se quitó la gorra y pude observar su rostro. Habían pasado veinte años, pero enseguida pude reconocer a aquel compañero del instituto que al terminar COU (¿sigue existiendo eso?) se trasladó de Madrid a Sevilla y del que, por circunstancias de la vida, nada volví a saber hasta el domingo. Dos décadas apenas le han cambiado. Sólo tiene un poco menos de pelo que en aquel entonces y, sobre todo, un acento sevillano que me llamó mucho la atención pues evidentemente, mi recuerdo de él no estaba asociado a esa forma de hablar. Como es de rigor, repasamos un poco nuestras vidas y las de los compañeros de entonces con los que en algunos casos hemos seguido manteniendo el contacto. Luego y hasta poco antes de la salida, estuvo haciéndome de cicerone, presentándome a sus compañeros de club y guiándome por las tripas del estadio. ¡Gracias Javi!
El tercer “momento especial”, aunque éste con un tono diferente, llegó al recorrer los primeros kilómetros de la carrera que transcurren por la Isla de la Cartuja. En estos últimos años he estado en Sevilla en varias ocasiones, pero siempre de paso. Mi recuerdo de esta ciudad estaba unido hasta el pasado fin de semana a aquellos días del verano de 1992 que pasé visitando la Expo. Muchas veces he vuelto a ver las fotos de aquellas jornadas y a recordar aquel recinto que en mi memoria ha quedado grabado como algo mágico, espectacular y único. Al pasar corriendo el domingo por aquel mismo lugar, ahora triste y solitario y en el que aun quedan algunos vestigios de aquella época dorada (algún pabellón reutilizado como sede empresarial o una triste y vieja esfera bioclimática en mitad de ningún sitio), no pude evitar un sentimiento de cierta desolación y nostalgia.
Por último, la cuarta pincelada que seguramente nunca olvide sea la entrada en el estadio olímpico y la vuelta final a la pista antes de cruzar la línea de meta. Es inevitable que pasara por mi cabeza cuando allá por 1999 puede ver por televisión como Abel Antón recorría ese mismo camino para alzarse con el título de campeón del mundo de maratón. Muchas cosas eran ahora diferentes a aquel momento. El soriano hizo su entrada al recinto con unas gradas repletas de gente aplaudiéndolo y con un estadio y una pista en su máximo esplendor y en inmejorables condiciones. El domingo pasado no debía haber más de una décima parte de las localidades cubiertas, el tartán de la pista estaba totalmente descarnado y las gradas un tanto descuidadas. A pesar de ello estoy seguro que muchos de los que alcanzamos la meta vivimos unas sensaciones parecidas a las que Antón tuvo en aquel momento.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
4. Y YO ¿QUÉ?
Afrontaba este maratón un poco de rebote, pues hasta dos semanas antes no decidí que finalmente iba a correrlo. Realmente no era más que una excusa para disfrutar de un fin de semana en tierras sevillanas con la familia (¿o no sería lo del fin de semana una excusa para poder participar en el maratón?)
De acuerdo a las marcas que estoy haciendo en los últimos medios maratones, pensaba que si el día se daba bien y me esforzaba un poco, podía rondar las 3h 40min. Sin embargo pronto desestimé este escenario pues no me aportaba nada y no me apetecía ni salir pensando en tiempos de paso ni sufrir más de la cuenta. Decidí finalmente afrontarlo a un ritmo tranquilo y acabarlo como vengo haciendo en mis últimas incursiones en la distancia entre las 3h 50min y las 4 horas.
Tras un primer kilómetro en el que muy fui por encima de los siete minutos debido al tapón de la salida del estadio y a una parada para una micción interminable, cogí de forma natural una marcha cómoda. Alrededor del kilómetro cinco, alcancé a tres componentes de la paquetería de elatleta.com, Silvestre, Lander y Sandp, en cuya agradable compañía hice los aproximadamente veinte kilómetros siguientes. Su objetivo era terminar en 4 horas y para ello iban clavando los tiempos de paso. Así alcanzamos el medio maratón en prácticamente 1h 59 min, a 5:36 min/km.
Alrededor del kilómetro veinticinco y viendo que me sentía bastante bien, decidí probarme. En muchos medios maratones he salido lento y he apretado en los últimos cinco o seis kilómetros llegando perfectamente entero ¿Ocurriría lo mismo en un maratón o tendría que darme de bruces inevitablemente con el archiconocido tío del mazo? Era el momento de salir de dudas. Aumenté ligeramente el ritmo y abandoné a los que habían sido mis compañeros de fatigas durante gran parte de la carrera. Los kilómetros seguían cayendo y ahora no cesaba de adelantar corredores que hasta entonces me precedían.
De respiración iba bien pero las piernas comenzaban a notar que la tirada más larga de los últimos dos meses había sido el medio maratón de Getafe. Cambié entonces la zancada levantando menos los pies del suelo y economizando esfuerzos. Tras un corto periodo de adaptación, enseguida comencé a sentirme mejor y pude aumentar un poco más el ritmo. Había pasado el kilómetro treinta y cinco y continuaba sobrepasando más y más corredores y aumentando mi estado de ánimo..
Alrededor del kilómetro treinta y nueve, pensando que aunque apareciera algún bajón ya estaba muy cerca de la meta, di una nueva vuelta de tuerca y aumenté la marcha. Al llegar al cuarenta y uno me enchufé a Sinatra y su My Way en el MP3 y eché el resto. Entre en meta con un tiempo neto de 3:51:42 y con un parcial en los últimos cinco mil metros de 4:59 min/km. ¡Prueba superada!
Analizando ahora mis tiempos de paso, deben ser de los más raros de todos los participantes en la carrera. Hice la segunda mitad del maratón casi siete minutos más rápida que la primera y mis parciales más rápidos medidos cada cinco kilómetros fueron el penúltimo (5:19 min/km) y, sobre todo, el último (4:59 min/km). Conclusión: aunque en estas distancias tan largas en las que influyen un sin fin de factores es muy aventurado hacer una hipótesis, me inclino a pensar que si me hubiera esforzado y todo hubiera ido medianamente bien, me podía haber movido entre las 3h 40min y las 3h 45min. Pero esto no es más que las cuentas de la lechera. La realidad fue la que fue.
Toca ahora pasar página y, si todo va bien, participar en unos cuantos medios maratones antes de intentar el asalto a mi décimoséptimo maratón. ¿Será el MAPOMA? Pues muy posiblemente. Veremos.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Nota 1: Como se puede observar en las fotos que ilustran la crónica, para mi vestimenta opte esta vez por un maillot de ciclista. Muy estético no es, pero la verdad que sus bolsillos en la espalda fueron de gran utilidad para guardar la glucosa, el MP3, dinero para el taxi por si tenía que abandonar y el móvil. Ideal para grandes distancias en las que no tenga certeza de que mis conocidos me puedan avituallar por el camino. Lo volveré a utilizar.
Nota 2: Me llamó la atención el gran número de corredores llegados de toda la geografia española y sobre todo de más allá de nuestras fronteras que participaron en el maratón. Se pudo ver a muchos italianos y alemanes corriendo por las calles sevillanas.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
5 comentarios:
La primera cronica de Sevilla que leo sin llorar...
Enhorabuena por este tu 16ª maratón, y por esa progresión al final, una pena no haberte saludado.
Pd. no habia visto nunca tu blog, muy interesante, me lo guardo.
Bienvenido Jordan:
Felcidades a ti por tu marca y sobre todo, por haber dejado atrás tu lesión y haberte reintegrado con todo los honores al mundillo del corredor popular.
Tendremos ocasión de saludarnos, más ahora que ya voy poniendo cara á más componentes del nutrido grupo de "paquetes".
Saludos
Un placer hacer esos kms contigo,aunque el km17 se hizo un poco largo¿recuerdas? jejeje.
Gran carrera te marcaste mas fresco que una rosa. Un abrazo nos vemos en otras.
Muy buenas Sandp: El placer fue mío. ¡Ya te digo que el kilómetro 15 se hizo largo: dejan a mi "santa" homologar la carrera y estamos todavía dando vueltas por las calles de Sevilla! :-)
Nos vemos en las próximas. Un saludo.
Impresionante descripción de lo que es el Maratón de Sevilla, parece que te hubieras metido en mi cabeza y hubieras escrito lo que pienso: por un lado carrera magnífica para ir a por marca, más llana no puede ser, y si vas bien de coco, pues es perfecta, amplias rectas, anchas calles. Sin embargo, la carrera cada vez está más proscrita, y me da pena. Soy sevillano, he corrido cuatro veces este maratón (2002, 2004, 2006 y 2008) y este domingo voy a por el quinto (aquí en Sevilla, he corrido también en otros lados). En 2002 el maratón aún se metía por el centro, pasaba a los pies de la Torre del Oro, de la Catedral y del Ayuntamiento, pasaba por La Campana, pasaba junto al Arco de la Macarena... en fin, tenía su aliciente. Ahora no pasa por ninguno de esos sitios, cada año le meten más kilómetros al recorrido por la Isla de la Cartuja (sitio más frio y desangelado no hay en el mundo, y más un domingo), meten la carrera por la SE-30, Ronda del Tamarguillo, se bordea entero el campo de la Feria... en fin, cojonudo para ir centrado en el cronometro, penoso si quieres disfrutar de la ciudad (y menos público no puede haber). Pero bueno, como dices la organización es modélica, que yo eso también lo valoro. Lo de acabar en el estadio donde ganó Antón mucha gente lo valora, yo también lo hacía (y lo hago), pero entre las medias maratones de la Cartuja, las carreras nocturnas del Guadalquivir y los Maratones ya habré acabado ahí unas 15 veces, y después de correr el Maratón de Valencia y acabar los últimos metros en medio de un pasillo humano, valoro más el calor de la gente que la frialdad de las gradas (y eso que junto a la meta se concentra mucha gente, pero no se percibe su calor). En fin, que he llegado a tu blog por casualidad me he leido también tu experiencia en el maraton del Rio Boedo, que es sobre lo que me andaba informando. Enhorabuena, lo que escribes es muy entretenido, ya me leeré otras cosas. Saludos
Publicar un comentario