Después de acabar bastante animado mi participación en el Medio Maratón de Gerindote, me las prometía muy felices para esta carrera. Sin embargo un constipado agarrado al pecho, la alergia y mi asma se unieron para devolverme a la dura realidad. Aun así y dado que estaba inscrito desde hacía tiempo, decidí finalmente correrla aunque fuera al trote cochinero.
Lo que me había movido a inscribirme en este II Trofeo AVT era que, a pesar de tra
tarse de un 10.000 en plena capital, el número de participantes estaba limitado a setecientos (al final creo que se amplió hasta los 800). Se evitaban así los agobios y apreturas a la hora de recoger el chip o de colocarse en la salida y la sensación de ser tratado como si fuera un borrego que tanto odio y de la que huyo hace ya tiempo (léase Canillejas, San Silvestre, CSIC o Melonera).
La carrera consistía en dar dos vueltas a un circuito rompepiernas de cinco kilómetros que coincidía en varios tramos y en su final en el polideportivo con el recorrido del Medio Maratón de Moratalaz, a celebrarse allá por el mes de Noviembre. La temperatura fue ideal aunque el cielo encapotado amenazaba lluvia y dotaba el ambiente de una excesiva humedad.
La organización, a pesar de la juventud de la carrera, fue buena. Quizás debieran pulir varios aspectos: 1) En la línea de salida no había alfombrilla para la lectura de los chips, de manera que todos los tiempos fueron brutos y no existió medición del tiempo neto. 2) El avituallamiento del kilómetro cinco consistió en latas de Aquarius sabor cola. Desde mi punto de vista, la típica botellita de agua mineral es mejor y más cómoda (según he leído posteriormente se debió a un error del proveedor) y 3) En la pista del polideportivo un corredor cayó al suelo tras cruzar la línea de meta. A través de la megafonía se pidió reiteradamente la presencia médica, pero ésta tardó en aparecer casi cinco minutos. Finalmente no fue nada grave (un simple mareo), pero pudo haberlo sido.
Mencionar que,
aunque en varios foros de atletismo se criticó a priori esta carrera por los tintes políticos que se podrían derivar de que fuera organizada por el club de atletismo AVT (Asociación Víctimas del Terrorismo), pude constatar que ni antes, ni durante ni después de su celebración hubo ninguna manifestación o referencia de índole política.
En lo personal, mi carrera consistió en mantener un ritmillo que me permitiera no asfixiarme. El resultado fueron unos pauperrimos 53:19, peor marca de todos los diez miles en los que he participado. Me consuela saber que cuando las flemas dejen de anidar en pecho podré volver a unos ritmos superiores, pues estoy consiguiendo una cierta regularidad en los entrenamientos.
Se me olvidaba decir que el II Trofeo AVT fue también el campeonato de Madrid de 10 km. Los ganadores fueron Esther López (40:54) en féminas y José Mateos (33:47) en hombres. Pero eso es otra historia.
¡Hasta la próxima!
Nota: Destacar la camiseta técnica Mizuno que iba en la bolsa del corredor. Posiblemente de las mejores que he recibido en una carrera. La talla L es la talla L y no hay que sacar chepa, meter pecho, subir el hombro izquierdo y guiñar el ojo mientras giras levemente el brazo derecho para que siente bien y sea cómoda.
Lo que me había movido a inscribirme en este II Trofeo AVT era que, a pesar de tra
tarse de un 10.000 en plena capital, el número de participantes estaba limitado a setecientos (al final creo que se amplió hasta los 800). Se evitaban así los agobios y apreturas a la hora de recoger el chip o de colocarse en la salida y la sensación de ser tratado como si fuera un borrego que tanto odio y de la que huyo hace ya tiempo (léase Canillejas, San Silvestre, CSIC o Melonera).La carrera consistía en dar dos vueltas a un circuito rompepiernas de cinco kilómetros que coincidía en varios tramos y en su final en el polideportivo con el recorrido del Medio Maratón de Moratalaz, a celebrarse allá por el mes de Noviembre. La temperatura fue ideal aunque el cielo encapotado amenazaba lluvia y dotaba el ambiente de una excesiva humedad.
La organización, a pesar de la juventud de la carrera, fue buena. Quizás debieran pulir varios aspectos: 1) En la línea de salida no había alfombrilla para la lectura de los chips, de manera que todos los tiempos fueron brutos y no existió medición del tiempo neto. 2) El avituallamiento del kilómetro cinco consistió en latas de Aquarius sabor cola. Desde mi punto de vista, la típica botellita de agua mineral es mejor y más cómoda (según he leído posteriormente se debió a un error del proveedor) y 3) En la pista del polideportivo un corredor cayó al suelo tras cruzar la línea de meta. A través de la megafonía se pidió reiteradamente la presencia médica, pero ésta tardó en aparecer casi cinco minutos. Finalmente no fue nada grave (un simple mareo), pero pudo haberlo sido.
Mencionar que,
aunque en varios foros de atletismo se criticó a priori esta carrera por los tintes políticos que se podrían derivar de que fuera organizada por el club de atletismo AVT (Asociación Víctimas del Terrorismo), pude constatar que ni antes, ni durante ni después de su celebración hubo ninguna manifestación o referencia de índole política.En lo personal, mi carrera consistió en mantener un ritmillo que me permitiera no asfixiarme. El resultado fueron unos pauperrimos 53:19, peor marca de todos los diez miles en los que he participado. Me consuela saber que cuando las flemas dejen de anidar en pecho podré volver a unos ritmos superiores, pues estoy consiguiendo una cierta regularidad en los entrenamientos.
Se me olvidaba decir que el II Trofeo AVT fue también el campeonato de Madrid de 10 km. Los ganadores fueron Esther López (40:54) en féminas y José Mateos (33:47) en hombres. Pero eso es otra historia.
¡Hasta la próxima!
Nota: Destacar la camiseta técnica Mizuno que iba en la bolsa del corredor. Posiblemente de las mejores que he recibido en una carrera. La talla L es la talla L y no hay que sacar chepa, meter pecho, subir el hombro izquierdo y guiñar el ojo mientras giras levemente el brazo derecho para que siente bien y sea cómoda.
