
Querida lesión:
Ayer mismo fui al fisioterapeuta para que iniciara los trámites legales de nuestra separación. Y es que empezamos como siempre comienzan estas relaciones: tonteando.
Fue hace mes y medio. ¿Recuerdas? Allí estabas tú, toda atractiva, seduciéndome, con esa mirada, halagándome los oídos con palabras bonitas... Que si te molesto un poquito pero te dejo correr, que si inscríbete a esta carrera que no me vas a notar, que no te preocupes que lo nuestro es temporal, que no quiero nada serio, que si dejas de entrenar unos días y me los dedicas me voy por donde he venido ¡Todo mentira! ¡Falsa, más que falsa!
Comenzamos a salir días después del Medio Maratón de Alcorcón y para el Trofeo Akiles nuestra relación se había consolidado. Yo te daba cuidados. Te mantenía calentita con mis mallas largas, te masajeaba con cremas dos veces al día y seguía cargando las piernas de kilómetros. El Medio Maratón de Guadalajara supuso un punto de inflexión. Decidí poner fin a lo nuestro. Tenía que elegir entre tú y las carreras.
Primero me dirigí a un traumatólogo. Dijo que eras una Distensión Ligamentosa y me aseguró que con diez días sin correr conseguiría librarme de ti. Se equivocó. No sabía que eres muy persistente. Paré diez días y percibí que, si bien nuestra relación se había enfriado, todavía no estaba finiquitada. De “motu propio” alargué el parón diez días más.
Tras veinte días sin correr y cuando pensé que todo había acabado intenté empezar a trotar de nuevo. Pero… ¡Oh sorpresa! Volviste con fuerza.
Ante esta situación, confié nuestro futuro a un fisioterapeuta. Exploró con atención la zona afectada y te cambió el nombre. Según él, tu nombre real es Tendinitis Poplítea y la forma de poner punto final a nuestro ya largo idilio pasa por diez sesiones de rehabilitación, frío tres veces al día, estiramientos y seguir sin correr durante dos semanas.
Hoy mismo he comenzado a poner en práctica las indicaciones del fisio. Seguro que cuando leas esta carta tu enfado será mayúsculo y, además de hacerme perder los previstos medios maratones de Getafe y de Fuencarral (ya lo he asumido), harás todo lo posible para que no llegue al MAPOMA.
Veremos como acaba todo esto.
Nunca tuyo
Ayer mismo fui al fisioterapeuta para que iniciara los trámites legales de nuestra separación. Y es que empezamos como siempre comienzan estas relaciones: tonteando.
Fue hace mes y medio. ¿Recuerdas? Allí estabas tú, toda atractiva, seduciéndome, con esa mirada, halagándome los oídos con palabras bonitas... Que si te molesto un poquito pero te dejo correr, que si inscríbete a esta carrera que no me vas a notar, que no te preocupes que lo nuestro es temporal, que no quiero nada serio, que si dejas de entrenar unos días y me los dedicas me voy por donde he venido ¡Todo mentira! ¡Falsa, más que falsa!
Comenzamos a salir días después del Medio Maratón de Alcorcón y para el Trofeo Akiles nuestra relación se había consolidado. Yo te daba cuidados. Te mantenía calentita con mis mallas largas, te masajeaba con cremas dos veces al día y seguía cargando las piernas de kilómetros. El Medio Maratón de Guadalajara supuso un punto de inflexión. Decidí poner fin a lo nuestro. Tenía que elegir entre tú y las carreras.
Primero me dirigí a un traumatólogo. Dijo que eras una Distensión Ligamentosa y me aseguró que con diez días sin correr conseguiría librarme de ti. Se equivocó. No sabía que eres muy persistente. Paré diez días y percibí que, si bien nuestra relación se había enfriado, todavía no estaba finiquitada. De “motu propio” alargué el parón diez días más.
Tras veinte días sin correr y cuando pensé que todo había acabado intenté empezar a trotar de nuevo. Pero… ¡Oh sorpresa! Volviste con fuerza.
Ante esta situación, confié nuestro futuro a un fisioterapeuta. Exploró con atención la zona afectada y te cambió el nombre. Según él, tu nombre real es Tendinitis Poplítea y la forma de poner punto final a nuestro ya largo idilio pasa por diez sesiones de rehabilitación, frío tres veces al día, estiramientos y seguir sin correr durante dos semanas.
Hoy mismo he comenzado a poner en práctica las indicaciones del fisio. Seguro que cuando leas esta carta tu enfado será mayúsculo y, además de hacerme perder los previstos medios maratones de Getafe y de Fuencarral (ya lo he asumido), harás todo lo posible para que no llegue al MAPOMA.
Veremos como acaba todo esto.
Nunca tuyo