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En la Plaza Mayor minutos antes de la salida
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I. Decíamos ayer…
Casi tres meses han transcurrido
desde mi última aparición por estos lares. Tanto hacía que se me había incluso
olvidado la contraseña para acceder al chiringuito. No es mi intención daros
mucho la plasta sobre lo acaecido en todo este tiempo, pero si creo que debo
hacer un pequeño resumen inicial para que el personal se me sitúe.
Después de mi última carrera
antes de la del pasado domingo, allá por el lejano mes de noviembre, estuve
tres semanas completamente parado. Una vez me dieron los resultados de las
pruebas médicas, empecé con una nueva rutina deportiva que incluía nadar (o
mejor dicho, pelearme con el agua) tres veces a la semana, acudir al gimnasio
siempre que pudiera y empezar a correr poco a poco, incrementando la duración
de las salidas paulatinamente. Lo cogí con tantas ganas que apenas descansaba
un día de cada diez, y los sábados y domingos hacía triplete: carrera por la
mañana y natación y pesas por la tarde. Según fui aumentando el tiempo dedicado
a correr, empecé a rebajar las sesiones de gimnasio, de forma que mis por esos
días incipientes pechos volvieron a su ser.
Las molestias en la espalda no reaparecieron
hasta que alcancé los cincuenta minutos de carrera continua. No obstante decidí
no parar aunque si ralentizar mi progresión. Con cabezonería conseguí alcanzar
y estabilizarme en los cuatro días de carrera (sesenta minutos), los tres de
natación (sesenta minutos también) y las dos horitas semanales de pesas. En lo
negativo, también logré convertir las pequeñas e iniciales molestias lumbares
en los dolores ya conocidos y sufridos en el último trimestre del año pasado,
aunque de momento con menor intensidad.
Y en esas estaba desde hace poco
más de un mes cuando hace un par o tres de semanas surgió la oportunidad de pasar
un fin de semana de turisteo: teníamos un smartbox de esos para pasar dos
noches en un Parador que caducaba el último día de marzo. Oye, ¿Y si ya que había llegado a recuperar
cierto estado de forma, aprovechaba para combinar turismo y probar suerte en un
medio maratón? Total, jodido ya estaba, así es que a mucho peor no podía ir.
Dicho y hecho. La prueba que supondría mi vuelta al mundo del dorsaleo sería el
XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora.
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Allá por el p.k. 10,500. Foto gentileza de www.zamora24horas.com |
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II. Volver al tajo (o mejor dicho al Duero)
La carrera estaba organizada por
el Club Deportivo Atletismo Zamora-Repostar y, por lo que leí, estrenaba nuevo
recorrido un pelín más céntrico que el anterior, homologado y a una sola vuelta
con salida en la Plaza Mayor
y meta en la Ciudad Deportiva
Municipal de Zamora. Justamente en ésta última recogí la tarde del sábado el
dorsal, el chip y la bolsa del corredor que contenía una camiseta, una botella
de vino de Toro, un chorizo dulce y un kilo de garbanzos de Fuentesauco.
En lo meteorológico, el domingo
amaneció fresco, soleado y, lo más importante, sin el viento molesto y frío que
había soplado con ganas la jornada previa. Menos mal porque con lo poco
resguardado que resultó ser el recorrido, la aparición de Eolo hubiera sido una
buena jodienda. Agradecí que la prueba no comenzara hasta las 11:00 h pues así
no tuvimos que madrugar y pude disfrutar del desayuno en el bufet del Parador
(aunque tuve que contenerme para no ponerme como "el Tato"). Además, como nuestro
alojamiento no distaba más de cien metros del lugar de salida, me bastó con dejar
la habitación a las 10:45 h para estar en la Plaza Mayor con margen
suficiente para calentar y estirar un poquillo.
Dadas mis perspectivas para la
carrera, me coloqué en los últimos puestos del mogollón de más de seiscientos
participantes que íbamos a tomar parte en el XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora. El
comienzo en plan San Fermín por las calles del centro histórico zamorano fue un
tanto agobiante, pero pasados unos cientos de metros enseguida se pudo correr
sin apreturas. Tomamos entonces la interminable recta de la Avenida de Requejo primero y de la Carretera de Tordesillas
después que nos conduciría hasta las afueras de la ciudad donde, tras un
pequeño descenso y un giro a la derecha, comenzaba un tramo sobre carril bici.
Estábamos en el p.k. 3,600. Yo iba muy despacio, casi en las últimas
posiciones. Debía tener cierta precaución pues no sabía como iba a responder mi
cuerpo: en los últimos cuatro meses solo había corrido una vez más allá de
sesenta minutos y fue solo siete días antes cuando completé a modo de test
setenta y siete minutos de lenta carrera continua.
Los siguientes 4.600 metros se
desarrollaban a lo largo del carril bici mencionado anteriormente, por terreno
muy llano y solitario pero con cierto encanto, primero a orillas del pequeño
río Valderaduey y paralelo al cauce del Duero después. Finalizando este
parcial, incrementé ligeramente el ritmo y comencé por primera vez en lo que
iba de carrera a recuperar algunas posiciones.
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En el momento antes de volver a las andadas (o las corridas) |
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En el p.k. 8,200 se abandonaba el
margen del Duero para afrontar una subida progresiva y llevadera de unos 2.600 metros de
longitud que nos devolvería a las puertas del casco histórico zamorano (sin
entrar esta vez en la zona peatonal). Acto seguido, se negociaba un descenso
unos hectómetros más corto que la ascensión previa que nos llevaría hasta el
extremo oeste de la ciudad, justo al inicio del moderno Puente Nuevo, paso
elevado por el que cruzaríamos el río. Estábamos en el p.k. 13,000 y en lo que
a mí modo de ver resultó ser el punto más bonito de la carrera. Desde el puente
podía contemplarse una bella panorámica con las aguas del Duero en primer
término y, un poco más allá elevada sobre la roca, la catedral románica (la más
pequeña y antigua de las once que hay en Castilla León) y los restos del
castillo.
Comenzaba entonces el tramo más
pestoso del medio maratón. Los aproximadamente 5.000 metros que había
que superar en el área de Zamora que queda ubicada en el margen izquierdo del
río, presentaban continuos subeybajas que rompían el ritmo, rectas sin gracia
alguna y una ausencia completa del más mínimo atractivo ni animación. Agradecí
retornar al Puente Nuevo para cruzarlo ahora en sentido contrario y volver a
disfrutar de las bellas vistas. Restaban aproximadamente tres kilómetros para
alcanzar la meta.
A esas alturas de carrera mis sensaciones
eran “mixtas” (por llamarlas de algún modo). Por un lado la espalda jorobaba lo
suyo. Esto era lo esperado. El dolor que comenzó en la zona lumbar, luego se
extendió al glúteo y, mas tarde, alcanzó la parte delantera superior del muslo
derecho y el pubis. Nada nuevo. Lo que si que me sorprendió fue mi forma
física. Pensé que la falta de tiradas largas me pasaría factura sobre todo al
final del medio maratón, pero sin embargo el transcurso de los kilómetros no me
había hecho mella en este aspecto y, aunque sin echar las campanas al vuelo, me
encontraba mejor de lo esperado. Posiblemente las sesiones de piscina también
habían ayudado lo suyo a adquirir un fondo suficiente. Total que visto lo
visto, decidí darle alegría al cuerpo y solté las piernas.
Los últimos 3.000 metros disfruté
otra vez como hacía tiempo que no lo hacía corriendo. Terreno llano de nuevo,
remontando la margen derecha del Duero por las avenidas de Vigo y del Mengue y
ganando posiciones como un poseso. Supongo que aquellos que iba dejando atrás
pensarían que me había dado una ventolera y me había vuelto gilipollas. El caso
es que más contento que un niño con zapatos nuevos alcancé la pista de
atletismo, busque a mi hijo entre el público y entré con el de la mano en meta
en 1:46:12 (470 de 652) ¿Qué más podía pedir?
Cruzada la meta, la organización
había dispuesto un suculento avituallamiento que incluía frutas, refrescos,
isotónicos, batidos, bollos y dulces típicos de la zona, y que triunfó entre
los corredores. Durante el resto del
evento, los organizadores cumplieron con buena nota, aunque yo eché de menos
una mejor señalización de los puntos kilométricos (alguno vi pintado en el
suelo) y de más algún vehículo particular invadiendo el trazado.
Resumiendo, el XXX Medio Maratón de Zamora resultó ser una buena
carrera, agradable de correr y sin agobios, pero también sin demasiados
atractivos. Recomendada para combinar con turismo y gastronomía.
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Perfil muy exagerado |
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III. ¿El futuro? Y yo que sé
¿Y ahora qué? Pues a la espera de
evolución. En carrera pensé que las sensaciones iban a ser peores pero al final
salí relativamente contento, así es que renové mis ánimos para seguir peleando.
Los dos días posteriores me sentí bien y seguí con mis entrenamientos. Sin
embargo según ha avanzado la semana, he sentido la zona de la espalda y la
cadera más dolorida. Total que como diría el Cholo, habrá que ir “partido a
partido” y seguir sin marcarse ningún plazo ni objetivo. A bote pronto y viendo
la evolución, esto no tiene pinta de pasarse pronto, por lo que intentaré
seguir con la rutina de los últimos tiempos (a lo mejor añado sesiones de bicicleta) y con
la esperanza de que los dolores comiencen en algún momento a menguar y
desaparezcan finalmente.
Por último anunciaros que no
tengo la intención de pasarme por aquí a quejarme, pues penas ya tenemos todos
y más importantes que esta. Volveré a escribir cuando tenga algo que contar y espero
que sea lo más pronto posible. Gracias pos estar ahí.
¡Hasta la próxima!
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El recorrido del XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora |
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9 comentarios:
Pues felicidades por tu retorno, y pese a haber estado fastidiado te salió una buena carrera. Y eso de combinar turismo y running siempre es un acierto. Que siga la mejora! Saludos
Rebienvenido a las carreras populares y a la blogosfera.
El que tuvo retuvo y ese paso atrás de los últimos tiempos ha sido para tomar carrerilla.
Haz caso al Cholo. Sabe lo que dice. Es una mente privilegiada.
Animo y suerte
Hola Fran. Muchas gracias. Mientras la economía y la salud lo permitan, el duo turismo-carrera es un lujazo. Una de las cosas buenas de la vida ;-)
Muy buenas Fosete. Espero que la vuelta sea para quedarme, pero no está la cosa muy clara.
Yo estoy muy de acuerdo con el Cholo. Sobre todo cuando el pasado fin de semana, en el partido Madrid-Barça, quería que ganaran los blancos :-D
A ver si coincidimos por ahí en alguna carrera. Un saludo.
¡Qué alegria volver a saber de tí,Iván!, esperemos que esto sea el comienzo de de la recuperación.Me has recordado mi época de estudiante en la capital zamorana por los lugares pasados.
Estupendo registro para llevar en el dique seco y como bien te han dicho " el que tuvo retuvo", felicidades. Cuídate, un abrazo y ¡hasta pronto!
Hola Arganzboy,felicidades por tu recuperación y gracias por agradarnos la tarde con tus crónicas runeriles. ¿has visto el poster anuncio de la media de Medina del Campo? creo que sale alguien a quien conoces. Un saludo de uno de Avila con el que coincides a veces. Alberto.
Hola JK. Que el altísimo te oiga y esto sea el comienzo de la recuperación, aunque ultimamente le noto un poco duro de oido ;-)
A ver si nos encontramos pronto en alguna carrera por la piel de toro. Un abrazo.
Hola Alberto. Muchísimas gracias por avisarme de lo del cartel. Es una casualidad, pero me ha hecho mucha ilusión.
Un saludo
Enhorabuena por tu vuelta a los ruedos. Pensé que habías dejado el blog. Como siempre un placer leer tus crónicas. Y espero que te mejores poco a poco.
Esta media la tenía yo apuntada para ir, ya que en muchos años no coincidía con la Vig-Bay.
Pero yo también llevo renqueante desde mediados de enero con el sóleo. Y e la media maratón de O Carballiño (Ourense)16 de Marzo, el soleo me dijo ¡para!.Así que 2 semanas parado y parece que ahora recuperado.
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