sábado, 27 de julio de 2013

III K30 Peñalara

Por la cima de Peñalara (Photo by Arganz)
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Pequeño rollo de rentrée y tal

Antes de nada pido disculpas. El blog agoniza y no tengo valor a darle el golpe de gracia que acabe con él con un poco de dignidad. Seguramente se deba a que tengo la esperanza de que la situación se revierta y este confesionario correril vuelva a recobrar sus brios de antaño. Pero de momento es lo que hay.

Por retomar un poco la historia donde la dejé, decir que a la semana siguiente de participar en la III Carrera de Montaña “Pico Zapatero” (última carrera cronicada hasta le fecha), me planté por tercer año consecutivo en la línea de salida del Medio Maratón de Montaña “Montes de Toledo”. Su cuarta edición se caracterizó por el molesto viento y por una niebla agarrada a la montaña que nos hizo correr gran parte del ascenso envueltos por ella. Esta vez acabé muy contento, porque por fin conseguí doblegarla: en peor forma que en mis dos anteriores participaciones, hice mejor marca y acabé más entero.

Desde entonces no me volví a dorsalear, los entrenamientos se hicieron ligeros y acabé finalmente por tomarme unas vacaciones de diez días sin correr. A la vuelta comencé a ver el calendario de carreras de julio y me encontré con la III K30 Peñalara. Tenía once días por delante para recuperar un poco la forma y afrontar esta competición de montaña sobre una distancia de poco menos de 23 kilómetros. A lo mejor era un poco precipitado, pero pensaba que tomándomela con calma no debería sufrir demasiado.

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Entrando en materia

Como uno es como es, una vez inscrito no volví a interesarme por la prueba hasta el día antes. Y fue entonces cuando comencé a sentir cierto canguelo. Al ver la clasificación del año anterior, me di cuenta que según la franja donde suelo estar encuadrado al acabar las carreras, mi tiempo final debería rondar las 3h 10min. Teniendo en cuenta que se trataba de recorrer unos 22.500 metros, empecé a atisbar que aquello, lo que se dice un paseo no iba a ser. Por curiosidad seguí buceando en la página web del Grupo de Montaña La Acebeda, organizadores del evento, y leí que el desnivel acumulado del III K30 Peñalara era de 3.170 metros ¿no era mucho eso? Para confirmarlo repasé pruebas de montaña que ya había disputado anteriormente sobre distancias similares para hacerme una idea. Lezamako Mugetatik 2.400 metros en 28 kilómetros de longitud. Carrera las Dehesas, 1.300 en 22 kilómetros. Carrera de Montaña Pico Zapatero 2.226 metros en 22 kilómetros ¡Cojonuo pues! Después de más de un mes sin entrenar una distancia superior a diez kilómetros, sin acercarme a la montaña, con un parón de diez días y con solo una semana de entrenamiento ¿iba a ser capaz de torear a semejante morlaco? ¿alguien dijo miedo? Si lo dijo no lo escuché, pero en mi cabeza retumbaba la palabra INCONSCIENCIA. ¡La madre que me trajo!

A grandes rasgos y a toro pasado, la prueba podría resumirse en salir desde la Granja de San Ildefonso camino de Peñalara, hacer cumbre y volver. ¿Facil, no? ¡Y un cojón de pato viudo! Los más de veintidós kilómetros eran una sucesión de cuestas de gran inclinación, generalmente hacia arriba en la primera parte de la prueba y hacia abajo en la segunda. Y si queréis que os diga la verdad, no sabría decir que me costó más si las subidas o las bajadas.

Como digo, hasta aproximadamente el punto kilométrico 10,500, la ascensión era prácticamente continua. De hecho, nada más salir de la Granja se tomaba un camino estrecho que se empinaba y que ya nos ponía a todos a andar en fila de a uno. Yo iba tranquilo en las últimas posiciones de carrera y poco a poco adelantaba participantes sin proponérmelo. Las cuestas hacia arriba se sucedían y, aunque exigentes, no eran muy técnicas. Antes de llegar a Peñalara nos encontramos en un pinar con la primera dificultad seria del K30: un cuestarrón con un gran desnivel, superficie de hierba y una longitud no despreciable. Había que tener cuidado en los apoyos para no resbalar y mantener el cuerpo echado hacia delante para no perder el equilibrio y caerte de espaldas. Finalizada la ascensión y tras disfrutar de un buen avituallamiento y un corto paseíto por praderas que más bien parecían jardines, llegaba el plato fuerte de la jornada.

Por las bonitas praderas previas al canchal (Photo by Arganz)
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El descubrimiento del canchalazo peñalarense

¿Cómo un tío que no ha ido al monte ni a comer tortillas los domingos y que solo lleva tres temporadas iniciándose en trails y pruebas de montaña os puede explicar lo que sintió cuando, en la base de Peñalara, miró hacia arriba y percibió que hasta donde la vista le alcanzaba había que ascender en una interminable línea recta sobre un canchal? Yo soy incapaz. Quizás un “me cagué en las bragas” sea lo más descriptivo. Lo que si os puedo asegurar es que posiblemente sea lo más duro y lo más impresionante a lo que me he enfrentado hasta el momento en esta modalidad de atletismo.

El primer tramo pude negociarlo más o menos decentemente, pero cuando la cosa se complicó tuve que recurrir de forma continua a ayudarme de las manos para seguir avanzando. Aquello era duro de pelotas y el sol pegaba con fuerza, así es que a lo largo de ascensión me ví obligado a detenerme un par de veces a tomar resuello y a tirar de la botellita de agua para refrescar el gaznate. En la segunda ocasión, ya bastante arriba, opté por sentarme un ratito sobre una de las grises piedras del canchal y disfrutar de las espectaculares vistas que desde allí se tenían. La imagen tenía su coña: los que venían detrás alcanzaban mi posición trepando mientras yo, sentado frente a ellos, daba buena cuenta de unas gominolas que había cogido en el avituallamiento. Muy buñuelista la escena.

Superado el canchal con más pena que gloria, aun tocaba subir un poquito más para hacer cima. Allí había un control de paso en el que mi tiempo parcial fue de 2:07:14. Teniendo en cuenta que había cubierto aproximadamente 10,500 km y había ascendido cerca de 1.300 m, la marca os puede servir para haceros una idea de lo que había sido aquello.

Se podría pensar que entonces empezaba ya el descenso. Pues no exactamente. Antes había que negociar todavía un pequeño cresteo por la cumbre sobre otro canchal que tenía su miga, disfrutar de atravesar alguna zona que permanecia cubierta de nieve a mediados de julio y superar otras acumulaciones pétreas en las que, o tenías mucho valor y destreza, o mejor arrastrabas el culo (opción elegida por servidora). Después de todo ello si daba comienzo el largo descenso. Pero ojo, era una bajada con trampa. Al menos para mí. Se trataba de desniveles en general muy pronunciados y con mucha piedra suelta, lo que con 190 cm de altura, unos 84 kg de peso y la falta de soltura congénita de mi persona, complicaban mucho el asunto. Tenía que ir continuamente frenando para no embalarme con el resultado de que las rodillas empezaron pronto a echar humo. Las piedras hacían que prácticamente nunca pisaras sobre terreno llano, con lo que los tobillos empezaron a sufrir repetidas torceduras y, en una de ellas, cascó el derecho. En resumen, que en algunos momentos llegué a añorar las subidas iniciales.

Debía ser alrededor del 17,000 km cuando la bajada suavizó y, aunque siempre picando hacia abajo, entramos en un terreno rompepiernas pero con una superficie más cómoda. A esas alturas yo ya había tirado la toalla. Notaba la falta de kilómetros del último mes y las articulaciones se quejaban en cada paso, así es que decidí disfrutar del entorno en la medida de lo posible y completar trotando la distancia hasta meta. Aun así alcancé reventado la línea de llegada en 3h 47min 26 seg y ocupé el lugar 123 de los 182 finalistas.

El inicio del canchalazo (Photo by Arganz)
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En resumiendo y en concluyendo

El K30 de Peñalara es desde mi experiencia relativamente corta, una prueba muy exigente y con tramos de bastante complejidad técnica. Al desnivel acumulado hay que añadir que la mayoría del trazado discurre por superficie poco corrible e incómoda, con especial atención al canchal peñalero. Además según he podido conocer posteriormente, esta tercera edición era una versión endurecida respecto a las dos anteriores, pues el cuestarron herboso al que hice referencia anteriormente no había sido incluido en años precedentes. Para hacerse una idea de su efecto, el clasificado en la posición número 100 en 2012 marcó en meta 2h 57min, mientras que en este 2013 la misma posición se logró con 3h 37min.

A su dureza física hay que unir la alta temperatura. Si bien es cierto que buena parte del recorrido se hacía por zonas sombreadas y que a mayor altura pelín más de fresquito, el calor apretó bastante y contribuyó al desgaste físico de los participantes.

Más allá de todo lo mencionado, el III K30 Peñalara resultó ser una prueba variada y divertida que discurrió en gran parte por estrechos senderos, que atravesaban un entorno muy bello en el que se podía disfrutar de bonitos y variados paisajes, atravesar inmensos pinares, sumergirse en bosques de helechos, saltar riachuelos o salvar como cada uno mejor sabía y podía los grandes troncos caídos que en numerosas ocasiones atravesaban el trazado. Una verdadera gozada.

Los responsables del cotarro fueron los componentes del Grupo de Montaña La Acebeda quienes lo hicieron muy, muy bien. El recorrido estuvo perfectamente balizado, hubo numerosos puntos de control y los avituallamientos estuvieron generosamente surtidos, tanto los intermedios como el de meta. Agua, isotónicos, fruta, frutos secos, gominolas…, formaban parte del buffet. Desde mi punto de vista, se hubiera agradecido algún avituallamiento líquido más, pero tampoco me resultó crucial pues decidí llevar mochila durante la carrera y, en ella, un bidón de agua. Recordar que en el III K30 Peñalara no se ofrecían vasos en los avituallamientos por lo que cada uno debía portar el suyo. Por si acaso alguien no se hubiera enterado, unos minutos antes de salir lo recordaron y repartieron recipientes plegables entre aquellos que no tenían. Mencionar también el contenedor de agua fría instalado en la zona de llegada que permitía refrescar las piernas a todos lo que así lo quisieran.

Como novedad de esta edición, junto con la prueba tradicional, se desarrolló el I Real Sitio Trail sobre una distancia de 42 kilómetros. Los participantes no fueron muchos, menos de 50 por los aproximadamente 180 del III K30 Peñalara, y a tenor del desnivel acumulado, proporcionalmente la exigencia era menor que la de la prueba corta. Ojalá se siga celebrando en próximas ediciones pues puede ser una buena opción para un maratón en julio.

Por último señalar que el ambiente fue muy agradable, tanto entre los corredores, como con los granjeños que estuvieron animando y con todos los montañeros que encontramos a lo largo del recorrido. Una gran carrera.

¡Hasta la próxima!


Perfil y track, cortesia de la organización

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Al poco de comenzar (www.cplaconquista.blogspot.com)

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7 comentarios:

JK dijo...

¡Vaya pruebas que te coges!, jeje.Estupenda crónica,como siempre,mal veía yo ese cuerpo por esas zonas..jeje.La verdad es que los canchales son impresionantes y tu parada con tus "gomis"...sin comentarios.Un abrazo y enhorabuena.

Arganzboy dijo...

Lo de las gominolas fue un puntazo. Eran de esas de "a cinco pesetas" (alias duro) de cuando yo era chaval. ¡Anda y que no disfruté! Si es que sarna con gusto no pica. Un abrazo.

Kurty dijo...

Esperemos que sigas con tu blog, para mi el más ameno de los que sigo.
Y una guia básica, para valorar alguna carrera a la que pueda asistir.

Arganzboy dijo...

Gracias Kurty. Me alegro de que te sea de utilidad. De momento voy a seguir con él. Lo que no puedo garantizar es el tiempo que pasará entre crónica y crónica. Un saludo.

yonhey dijo...

Buena prueba, ese canchal de Peñalara es un pasote, debe ser el peor lado para subir, o para trepar mejor dicho, tienes la oportunidad de volver a probarlo este domingo próximo en el KV.
Salu2 y enhorabuena

Arganzboy dijo...

Gracias por la info Yonhey. Voy a echarle un vistazo que me tengo que vengar yo del canchal ese :-)

Saludos

ROBER dijo...

Arganzboy, con retraso acabo de leer tu crónica, y estoy 100% de acuerdo contigo, hasta la fecha, lo más duro que he hecho...
Te dejo mi enlace por si te interesa leerlo.

http://youwillneverrunalone.blogspot.de/2013/07/como-en-el-ciclismo-la-montana-pone_17.html