Me gusta correr a primera hora de la tarde (o de la mañana, aunque menos) de esos días fríos y nublados de finales de otoño. Prácticamente solo en el parque, bien abrigado, con las húmedas hojas caídas de los arboles cubriendo parcialmente el camino y la música susurrando en mis oídos a través de los auriculares. Lástima que el trabajo apenas me permita disfrutar de estos momentos especiales en días festivos o fines de semana.
¡A veces la felicidad cuesta tan poco!
Nota: La foto está tomada en el Parque de El Capricho (Madrid) ayer a media la mañana.
Saludos