martes, 31 de agosto de 2010

Monté mi vuelta a la Vuelta al Monte


Una mancha de mora con otra se quita. O eso al menos suele decir mi abuela. Total que aplicando el dicho, pensé que la mejor forma de pasar página y dejar de vivir de los gratos recuerdos del Maratón Río Boedo era participar de nuevo en alguna carrera. Revisando fechas, distancia a la capital del reino y longitud a recorrer, la mejor opción resultó ser la XXV Carrera Popular Vuelta al Monte de Valdilecha.

Como ya ocurrió el año pasado cuando supe de su existencia por mera casualidad, en esta ocasión ha vuelto a servir para poner el punto final a la temporada veraniega. El mes de septiembre, a pesar de que climatológicamente y estacionalmente siga perteneciendo al verano, marcará como es habitual el retorno a las citas populares más multitudinarias y de carácter más urbano.

No me voy a enrollar mucho pues en líneas generales la carrera no ha sufrido ninguna variación respecto a la edición vigésimo cuarta, y ya en la crónica del año pasado describí su exigente perfil, su organización artesanal y demás aspectos relevantes.

Decir que a pesar de que el número de participantes no era muy alto (alrededor de ciento veinte), si se notó un incremento respecto a la edición del año pasado. Hubo además bastante nivel. Se veía por allí a mucho “galgo”, quizá atraído por los premios en metálico que se ofrecían desde el primer clasificado (120€) hasta el décimo (20€) o al club que más corredores presentase (100€).

Apuntar también que, al igual que el año anterior, la carretera por la que transitó la prueba estuvo abierta al tráfico. La novedad es que esta vez se vieron varias motos de la Guardia Civil que controlaron los coches y a los corredores. En varias ocasiones nos pidieron que corriéramos por el arcén derecho. No entendí muy bien esta medida, pues uno desde pequeñito siempre ha sido instruido en eso de “peatón, en carretera circula por la izquierda”. El caso es que todos los coches nos dieron alcance por la espalda, fuera de nuestro campo visual, con la incomodidad y la sensación de inseguridad que esto produce (al menos a mí). Pero ya se sabe, dónde manda patrón…

Agradecer por último a los organizadores el que sigan levantando año tras año una carrera gratuita para los participantes en los tiempos que vivimos. Si se me permite una observación, yo eliminaría los premios económicos a los primeros clasificados y destinaría los fondos a promocionar algún producto típico de la zona que pudiera ser incluido en la bolsa del corredor: muestras de vino o aceite, tortas de manteca, bollos de anís…

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

En cuanto a mí actuación, tras de una semana fuera de casa y con sólo un día de entrenamiento después del maratón del pasado domingo, las sensaciones fueron buenas aunque el final se me hizo un poco largo. En meta paré mi reloj en 0:50:18, casi treinta segundos menos que el año pasado, aunque esta vez no me detuve a hacer fotos como en la edición anterior. Lo peor, un dolor en la ingle izquierda que arrastro desde el lunes pasado y que espero no vaya a más.

Eso es todo. ¡Hasta la próxima!

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

En anteriores capítulos:

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

sábado, 28 de agosto de 2010

IX Maratón Rio Boedo: conversión al "basconismo"


1. BÁSCONES DE OJEDA, QUE NO BASCONES

Báscones que no Bascones, que es como yo lo pronunciaba antes de correr su maratón, es una pequeña localidad palentina perteneciente a la mancomunidad de Boedo-Ojeda y al partido judicial de Saldaña. Tiene una superficie de 18,56 hectáreas y una población de 178 habitantes cuyo gentilicio es el de bizarros. Está ubicada a una distancia de la capital de provincia es de 92 kilómetros, en la vega del río Boedo, limitada al oeste por el mencionado río y por el arroyo de Valdontina al este. Se asienta en una zona plana en ligera pendiente hacia el monte.

El origen de su nombre parece provenir del vocablo de origen precéltico “bascunes”, que significaba “montañeses” o “de las alturas”. Fueron los báscones unos inmigrantes vascos que se instalaron en las tierras reconquistadas en la alta Edad Media (s.IX), dando lugar al nacimiento del pueblo.

Sus mayores atractivos arquitectónicos son la Iglesia de San Bartolomé y los Molinos de Linaza (s.X). Las fiestas patronales son el 24 y el 25 de agosto.

Según parece es la localidad más pequeña de España que organiza un maratón, una excusa como otra cualquiera para acercarse hasta allí y comprobarlo. Y ¿que mejor que hacerlo en esta su novena edición?

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

2. GABRIEL, EL GUIA ESPIRITUAL Y ALMA MATER

Una vez presentado el lugar donde se celebra la prueba, entraré sin más preámbulos en materia con el que seguramente sea el aspecto más relevante del Maratón Río Boedo y el que sin lugar a dudas le imprime su carácter: la organización.

La puesta en pie tanto del maratón como del medio maratón que se celebra la tarde del día anterior, es posible gracias al esfuerzo y la ilusión de Gabriel y su familia. Son ellos los que de forma absolutamente “artesanal” consiguen sacar adelante todos los años esta fiesta del correr por correr.

Ellos atienden al teléfono cuando realizas la inscripción, alojan en su casa a tantos participantes como buenamente caben, reparten los dorsales, atienden los avituallamientos, entregan el trofeo y el diploma personalizado a todos y cada uno de los que finalizan el maratón, a falta de polideportivo municipal te abren las puertas de sus casas para que puedas ducharte, a la finalización de la carrera del domingo ofrecen a todos los participantes y acompañantes una “paellada”, ¡incluso en la bolsa del corredor, además de una camiseta, te incluyen una cajita de pastas artesanales que al parecer también elaboran!

Dicho esto, quien tenga la intención de participar en esta carrera ha de saber que no está frente a una competición al uso. Que no espere cronometraje por chip ni tiempo neto. Aquí el tiempo final se toma a "manubrio" y te lo facilitan amablemente en un diploma personalizado en el que también se recoge tu nombre y edad. Hasta donde yo sé no se publica ninguna clasificación general por tiempos, aunque una vez acabada la prueba, por megafonía se nombra a todos los corredores que han completado la prueba por el orden en que lo han hecho. ¿Hace falta algo más?

Que no espere distancia homologada o señalización de los puntos kilométricos. Alguno hay pintado en el asfalto pero de forma confusa (repetido varias veces, tachados, …) o perdido en alguna piedra del camino (me pareció ver el 38 ¿o sería una alucinación?) O eres de los que llevan GPS o aquí lo mejor es correr por sensaciones, no controlando parciales ni ritmos medios.

Que no espere avituallamientos cada cinco kilómetros. Aquí los puntos donde encontrar líquidos reponedores son suficientes incluso para una mañana calurosa de agosto, pero la distancia entre ellos no es uniforme. Si no recuerdo mal, a lo largo de los 42.195 metros hubo doce o trece avituallamientos. En todos ellos se disponía de agua en botellitas y al menos en seis había además Aquarius y Coca Cola en latas. Los voluntarios que tenían la posibilidad mantenían las bebidas frescas sumergiéndolas en el agua de las acequias y los que no, las guardaban a la sombra para que no se calentaran.

Eso sí, aquel que vaya a participar que espere todo el cariño y toda la atención de Gabriel y compañía, y que espere reencontrarse con la esencia de correr desprovista de todos los adornos superfluos a los que nos hemos acostumbrado y que hemos llegado a creer que son imprescindibles. Posiblemente la mejor descripción es la que los propios organizadores incluyen en la presentación de la prueba: “Deseamos fomentar el deporte para encontrarnos bien física, psíquica y mentalmente. Disfrutar con el hecho de participar y, si es posible, llegar a meta.” Eso es esta carrera, tan poco y a la vez tanto.

Ah, y se me olvidaba añadir que todo esto es gratis, free, por la patilla, sin pagar un pavo.

Mi admiración y mi más sincero agradecimiento a todos los que hacen posible este y otro tipo de eventos similares. Muchas gracias.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

3. LOS PARTICIPANTES, SUS DISCÍPULOS

La organización tiene su prolongación en los corredores. Conté treinta y ocho participantes en la salida, dos de ellas mujeres. Creo que todos superábamos las tres décadas de vida, y no voy muy desencaminado si afirmo que el 70% debía haber superado la cuarentena. Según ibas cruzando palabras con unos y con otros o escuchabas conversaciones, podías darte cuenta de que era gente “muy corrida”. Abundaban los que repetían en esta carrera; algunos incluso habían participado en el medio maratón de la tarde anterior y se enfrentaban al maratón sólo unas horas después. También me encontré con participantes que habían tomado parte en pruebas de 100 kilómetros, de 24 horas, en la Subida al Veleta, en los 101 kilómetros de Ronda o en otro maratón hacía apenas quince días.

Con estos datos creo que es posible trazar el tipo de corredor que asiste a este maratón: con algunos años en el mundo "runeril", con bastantes carreras a las espaldas, que busca una alternativa a las pruebas convencionales y, sobre todo, que disfruta del correr sin pretensiones.

El origen de los participantes era de lo más variado, aunque seguramente por la situación de Báscones de Ojeda, predominaba la gente del norte. Si sirve como muestra, en el grupo que hicimos al poco de comenzar la prueba estábamos incluidos dos madrileños, dos asturianos (uno de adopción), un murciano, una guipuzcoana y un valenciano.

Agradaba la sensación de compañerismo que no existe en las carreras de ciudad con gran participación. Antes de la prueba, te saludabas con cualquier corredor con el que te cruzaras por las inmediaciones de salida. Durante la carrera si adelantabas o te adelantaban no faltaban las palabras de ánimo y una corta (o no tan corta) conversación en función de cómo fuera cada cual. A la llegada, muchos de los que habían entrado ya, permanecían en la línea de meta aplaudiendo y vitoreando la llegada del resto. Y después, si te encontrabas con alguien estirando o camino de la ducha lo normal era interesarte por cómo le había ido la carrera.

La animación, salvo en la llegada fue escasa o nula. Teniendo en cuenta el recorrido, sólo encontrabas gente en los avituallamientos o en el paso por Báscones. En la llegada a meta si que se notó y agradeció el incremento de público. A esas horas ya se habían abierto los tenderetes de una pequeña feria contigua a la zona de meta y los lugareños (bizarros) se habían congregado en la plaza de la iglesia a departir con sus vecinos mientras aplaudían la llegada de los corredores.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

4. LA TIERRA PROMETIDA: RECORRIDO, TERRENO Y PERFIL

El recorrido se compone de una pequeña introducción y tres vueltas. El prólogo es testimonial y se asemeja al giro que los atletas de pruebas en ruta dan por el estadio a modo de saludo antes de lanzarse a las calles de la ciudad en cuestión. En este caso se trata de dar un garbeo de unos quinientos metros por las calles del pueblo y volver al punto de partida junto a la Iglesia de san Bartolomé para iniciar entre aplausos la verdadera aventura.

La primera vuelta debe medir alrededor de once kilómetros y medio. Desde Báscones de Ojeda se toma la P233 dirección sur. Unos hectómetros después de transitar por Revilla de Collazos, localidad ubicada a cinco mil metros de Báscones, se gira hacia la izquierda para entrar en el camino de tierra que devuelve a los participantes de nuevo al punto donde se dio comienzo a la prueba. La segunda y la tercera son como la primera pero alargadas. Me explico. El recorrido es el mismo pero en lugar de tomar el camino de vuelta donde se hace en la primera, en las dos siguientes la ida se extiende hasta Collazos de Boedo. Dicho de otra forma, las dos últimas vueltas incluyen el recorrido de la primera más un trozo adicional. Su longitud debe rondar los quince kilómetros (cada una).

En lo referido al terreno, la ida de cada una de las vueltas se realiza por carretera y la vuelta por caminos de tierra, de donde se deduce que aproximadamente la carrera transita en un 50% por cada una de las superficies mencionadas.

En los tramos de carretera la circulación no está cortada por lo que, a pesar de que es escasa, hay que prestarla atención. El firme no está en muy buenas condiciones y presenta una fuerte inclinación en las zonas próximas a las cunetas. Para evitar sobrecargas musculares no deseadas conviene correr lo más cerca posible de la parte central de la calzada.

Los caminos de tierra están en bastante buen estado y no presentan dificultad si se aprovechan las rodadas existentes. Sólo en las proximidades de Collazos de Boedo y durante aproximadamente unos mil metros, lo irregular del terreno y la gran cantidad de piedras sueltas hacen incomoda la carrera.

Sin duda alguna los tramos de tierra tienen un mayor encanto que los que transcurren por asfalto. Mientras que la carretera es una sucesión de largas e interminables rectas con las cunetas y alrededores desprovistos de vegetación en muchos de los tramos, el camino de tierra está rodeado de cultivos y de extensos campos de girasoles que tiñen de amarillo y verde el paisaje. Lo bucólico del entorno se completa con los puntos en los que el camino transcurre paralelo a la orilla del río Boedo y con las canalizaciones elevadas por las que fluye el agua del regadío y que acompañan a los participantes durante buena parte del recorrido. Tanto los unos como las otras se agradecen, pues con la alta temperatura a la que se disputa la prueba siempre es bueno tener donde refrescarse en caso de necesidad.

El perfil es "llano, llanito, llano". Baste decir que lo más inclinado es la entrada y salida al puente que cruza el río junto a la iglesia de Báscones.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

5. EL EXIGENTE RITO DE INICIACIÓN

Todo maratón supone un reto y sólo el hecho de tener que recorrer cuarenta y dos kilómetros y pico ya es todo un logro. En este caso a la distancia hay que añadir otros dos aspectos que colaboran a endurecer la prueba: la soledad y el calor.

El recorrido y la baja participación hacen de este maratón una carrera exigente en el plano psicológico si uno se decide a correrlo en solitario. Muy pronto la distancia con el corredor que te precede o que tienes detrás puede superar fácilmente los cien o doscientos metros. Es preferible, desde mi punto de vista y si se puede, integrarse en algún grupito y aguantar en compañía el mayor tiempo posible. O eso, o tirar de MP3 y mucha, mucha vida interior.

El otro factor que endurece la prueba es el calor. Aunque este año la hora de comienzo se adelantó en sesenta minutos (se dio la salida a las 8:00 A.M.), el calor apretó de lo lindo a partir de las dos horas y media de carrera. Supongo que para los que completaron la distancia rondando las tres horas o superándolas por poco, el calor no llegó a ser agobiante, pero para los que nos fuimos más allá de las tres horas y media, la parte final fue una auténtico suplicio: el sol caía a plomo y no había ni una sombra en todo el recorrido. Además la tierra del camino generaba con las pisadas de los participantes un polvillo que aun resecaba más las vías respiratorias.

Distancia, soledad y calor. Quien controle estas tres variables podrá encarar con garantías el Maratón Río Boedo.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

6. MI EXPERIENCIA (RELIGIOSA)

Para esta ocasión recuperé la compañía de Bruce, mi pareja del Maratón de Valtiendas del año pasado. Salimos a un ritmo cómodo para terminar alrededor de las cuatro horas y poco. En el primer kilómetro se nos unió otro participante, y pasado el cinco nos alcanzó un cuarteto con el que formamos un grupo de siete. En grata conversación transcurrió la primera y gran parte de la segunda vuelta. A partir de entonces comenzamos a perder “compañeros de tertulia”, finalizando el segundo giro con sólo cuatro componentes.

Ya antes de comenzar la tercera vuelta se podía adivinar que el final de carrera se podía hacer muy largo debido al calor. Y así fue. Pasada por última vez Revilla de Collazo, Bruce decidió descolgarse por unas molestias en las rodillas. Los tres que quedábamos del grupo original seguíamos manteniendo un buen ritmo. Al llegar a Collazos de Boedo, a falta de ocho kilómetros aproximadamente, comencé a flojear. Iba ya a cola del terceto y de vez en cuando perdía unos metros que cada vez me costaba más recuperar. Aproximadamente un kilómetro más tarde alcanzamos al participante que nos precedía y que se integró en el grupo.

Ahora ya iba sufriendo de verdad. Por más que bebía notaba la garganta seca y sin embargo el estomago daba la sensación de estar lleno de líquido. Mis compañeros de fatigas también habían bajado el ritmo pero a pesar de ello sólo conseguía mantenerme en el grupo a duras penas. En el último avituallamiento me paré unos segundos y me refresqué con el agua de un pilón que allí había los brazos, el cuello y la cara. El alivio fue momentáneo y enseguida volví a sufrir. Sabía que si soportaba un poco más el mal cuerpo y las nauseas que comenzaba a sentir alcanzaría la meta en compañía.

Sin embargo a falta de no más de mil metros mi cuerpo dijo basta. Percibí que me mareaba y decidí echar pie a tierra y seguir andando. Era la primera vez que tenía que hacer esto en ciento y pico carreras ¡y a falta de nada para llegar a la meta!, pero es que no podía más. El sol era matador y el camino árido. Me bebí la poca agua que quedaba en la botella y me refresque de nuevo con el agua de la acequia. Continué andando mientras veía a mis hasta hace poco acompañantes perderse en la lejanía. Apenas recuperaba y me sentía como un boxeador noqueado. En una de las veces que miré hacia atrás para ver si llegaba algún corredor, me pareció distinguir la figura de Bruce. El no seguir nuestro ritmo había sido una sabia decisión por su parte y ahora llegaba bastante fresco. Me recogió y me acompañó durante los últimos trescientos metros. Cruzamos la meta bajo los aplausos de los bizarros y de muchos de los participantes que nos habían precedido en un tiempo final de 4h 10min 18seg.

El calvario no acabó aquí. Tras finalizar tenía una sed bárbara pero los líquidos no me entraban y comencé a sufrir arcadas y vómitos. Cerca de una hora tardé en volver a ser medio persona, a lo que ayudó tumbarme a la sombra de los árboles en la orilla del río Boedo y sumergir las piernas en sus frías aguas.

Ahora, días después, tengo una sensación similar a la que sentí cuando el año pasado completé el Maratón de Valtiendas. Es algo así como un Síndrome de Estocolmo. Echo de menos ese asfalto en mal estado, esos áridos y polvorientos caminos, el grupo majo que formamos, el sol sobre la espalda y, en cierto modo, el sufrimiento con final feliz. ¿Seré masoca? No, simplemente he pasado a formar parte de la secta de los básconianos. ¡Y a mucha honra!

¡Hasta la próxima!

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Nota 1: Las fotos del podium, el diploma y el dorsal son mías. Las otras tres están sacadas de http://www.paronamio.com/

Nota 2: Llamada de "interés social". Como llegué pillado de tiempo a la salida y jodidillo a la meta, no pude hacer fotos. Si alguien tiene una instantanea de la carrera en la que me identifique, le agradecería me la hiciera llegar a "arganzboyarrobahotmail.com"

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

miércoles, 18 de agosto de 2010

Atardecer en Valtiendas

(La foto está extraída de http://picasaweb.google.es/xentecorrendera)
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

A riesgo de ser pesado vuelvo de nuevo sobre la carrera de Valtiendas. Y es que me ha pasado como el año anterior, ¡que no soy capaz de quitármela de encima!, dicho sea con todo el cariño del mundo.

Esta vez la excusa es una preciosa y bucólica foto que he encontrado en el blog de A.D. XENTE CORRENDERA, club que tuvo representación en la prueba de maratón. La imagen está tomada en uno de los tramos que transcurría por caminos de tierra, unos metros antes de alcanzar el punto kilométrico número quince, cuando el sol estaba a punto de ocultarse tras la línea del horizonte.

En ella se me ve departiendo con otro participante ataviado con la camiseta del Atleti. Le había adelantado yo unos hectómetros antes de entrar en el tramo de tierra y un par de kilómetros después volvió a darme caza. Comenzamos entonces a hablar a raíz de una avispa o abeja que por poco no se traga. Los temas tratados fueron los habituales en estas conversaciones espontáneas: que si habíamos corrido antes esta carrera, los maratones en los que habíamos participado, nuestros próximos objetivos… Y con esta amena, entretenida y amistosa conversación que apenas duró alrededor de diez minutos alcanzamos el kilómetro decimoquinto. Allí, tras el avituallamiento, nuestras carreras se separaron pues él participaba en el maratón individual mientras yo opté por el medio maratón. Nos deseamos suerte y cada uno siguió su camino.

Por lo que he podido leer en las clasificaciones, completó la carrera con éxito y en un tiempo cercano al que él estimaba que podía emplear. ¡Enhorabuena!

Si todo va bien, esta será la última entrada en mi blog sobre Valtiendas 2010. Han sido dos semanas de recuerdos, de revivir momentos, de disfrutar las vivencias de aquella tarde-noche atlético-festiva segoviana. Ahora toca centrarse en el próximo objetivo: el Maratón de Río Boedo a celebrar el próximo domingo. Espero poder contarlo pronto y que me deje al menos tan buen sabor como la prueba valtendiense.

Saludos.


**-**-**-**-**-**-**-**-**-**

jueves, 12 de agosto de 2010

¡Me desenfoqué!

(Clickad sobre la foto para aumentar el tamaño y verla en detalle)

La imagen que traigo hoy al blog es del todo ególatra. Soy yo haciendo mi entrada meta en el I Medio Maratón de Valtiendas. La foto me resulta cuanto menos curiosa. Sobre el fondo nítido y enfocado de casas bajas y "aplaudientes" valtiendanos, aparece en primer término mi figura desgarbada y desenfocada, reflejando el flash en mi hombro y zapatilla derechos.

No penséis que el hecho de aparecer borroso es por falta de luz o por un error a la hora de captar la instantánea. No, de eso nada. Es simplemente que entré desenfocado en meta. ¿Por qué? Pues por dos razones. La primera es que llegué a toda velocidad, quitando el freno de mano y bajando a tumba abierta por “la cuesta de las bodegas” que sirve de entrada a Valtiendas. Las piernas ya no daban más de si y en cada zancada las espinillas amenazaban con salir disparadas de su ubicación natural.

La segunda razón es que acabé reventado. El calor que sufrimos en los primeros kilómetros y el calentón que me pegué en los últimos seis me machacaron en exceso, tanto que, como se puede comprobar en la imagen, cruce bajo el arco de llegada en un estado intermedio entre lo real y lo fantasmagórico.

¡Como vea esta imagen Iker Jiménez me dedica un programa especial!

Por cierto, la foto está extraída del álbum de fotos de Cho-xavi. En él podéis encontrar muchas y buenas imagenes de la carrera.

Saludos para todos.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

lunes, 9 de agosto de 2010

Valtiendas: Medio Maratón vs. Maratón


1. ¡Muchas gracias a todos!

Normalmente el capítulo de agradecimientos suelo incluirlo al final de las entradas, pero en este caso quiero hacer una excepción. Y es que este año, como también ocurrió el anterior y supongo que en todas las ediciones celebradas a las que no he asistido, el ambiente generado y el trato recibido por parte de la organización y de los habitantes de los pueblos por los que transitan el Maratón y el recién nacido Medio Maratón de Valtiendas fue excepcional.

La jornada festivo-atlética de esta pequeña localidad segoviana es una demostración de que se pueden hacer muy bien las cosas si se dispone de unos recursos mínimos y de un gran entusiasmo para realizarlas. El montar todo el tinglado necesario para la celebración de este evento solo puede ser posible gracias al esfuerzo e ilusión de mucha gente, encabezados por el Club de Atletismo Ñ Ultrafondo y el Ayuntamiento y la Asociación Cultural de Valtiendas.

Pese a que como nos indicaron en la charla previa, el presupuesto con el que contó la organización fue muy limitado, la atención al corredor fue sobresaliente y no se resintió en absoluto. La restricción de fondos afectó a detalles nimios como por ejemplo el hecho de tener que utilizar los dorsales sobrantes del año pasado. Sin embargo no tuvo incidencia en lo que realmente es relevante en una carrera de estas características: el circuito estuvo correctamente señalizado, los avituallamientos muy bien surtidos y atendidos, se contó con una unidad móvil de asistencia médica por lo que pudiera pasar, siempre hubo algún voluntario pendiente de que todo estuviera en orden y se consiguió una ambiente familiar de lo más agradable.

Dejar claro que el agradecimiento no debe ser sólo a los valtiendanos sino que ha de extenderse a los habitantes de Pecharromán y del Caserío de San José, volcados en animar y ayudar a todos los participantes al paso por sus tierras. Lo dicho, ¡muchas gracias a todos!

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

2. Medio Maratón vs. Maratón

Este año repetía visita a Valtiendas. La idea hace un par de meses era participar en el Maratón Nocturno por Parejas como ya hice en la edición anterior. Sin embargo, diversos “problemillas” físicos de mi par del año pasado (¡tío, deja de torcerte los tobillos!) me hicieron decidirme por tomar parte en el estreno del Medio Maratón.

El I Medio Maratón de Valtiendas compartió salida y primeros quince kilómetros (y alguno más en la parte final) con el Maratón, pero me atrevo a decir que los puntos comunes o similitudes entre ambos acaban ahí. En lo demás son totalmente diferentes. “¡Vaya perogrullada se acaba de marcar este pollo!” pensareis. Pues si y no. Intentaré explicarme en las siguientes líneas.

- Exigente: Proporcionalmente, el medio maratón resulta a mi modo de ver más duro que el maratón. Las razones son dos: el recorrido y la temperatura.

El trazado del Maratón puede dividirse en dos partes. La primera de unos ocho kilómetros longitud, va de Valtiendas a Pecharromán y vuelve de nuevo a la localidad de partida. En lo que se refiere a perfil, es sin duda la fase más dura de la carrera. Después de cuatrocientos metros llanos, se ataca una larga y empinada cuesta que desemboca en un primer tramo no asfaltado y plagado de piedras sueltas de considerable tamaño. Unos mil metros y pico después, otra larga y muy pronunciada pendiente aunque esta vez cuesta abajo, acaba en Pecharromán el punto de menor altitud de todo el trazado. Desde allí y ya de nuevo por asfalto, se asciende de forma continuada y tendida durante unos cuatro kilómetros hasta el lugar de salida.

Un “muro” de alrededor de siete hectómetros hace las veces de enlace con la segunda parte de la carrera, un circuito prácticamente llano de 16.400 metros al que hay que dar dos vueltas y en el que los tramos de asfalto se alternan con caminos de tierra y piedras. Por último y tras completar los dos giros, el “cuestón” que servía de transición entre las dos diferentes partes del trazado se convierte ahora en vertiginoso descenso hasta la línea de meta ubicada en el centro neuralgico (o sea la Plaza de la Iglesia) de Valtiendas.

El recorrido del Medio Maratón comparte con el del Maratón la primera vuelta de ida y “venida” a Pecharromán y la cuesta de enlace que conduce a la meseta. Ya arriba, se utiliza parcialmente una de las vueltas que dan los maratonianos hasta concretamente el kilómetro quince de carrera, donde los caminos se separan y los mediomaratonianos ponen rumbo de vuelta a línea de meta.

¿Qué significa esto? Pues ni más ni menos que todas las cuestas del Maratón se las “chupan” los del Medio del Maratón en la mitad de recorrido. Esos nueve duros y exigentes kilómetros iniciales que es cierto que llevas en las piernas pero que se diluyen en los restantes treinta y tres cuando participas en el la distancia de Filípides, se concentran y no se digieren de igual forma cuando la distancia elegida es la de los 21.097 metros.

El segundo factor que influye en la mayor exigencia relativa del Medio Maratón es el calor. La carrera da comienzo a las 20:00h y hasta aproximadamente las 21:30h el sol no se esconde. Evidentemente el fuerte calor es igual para todos, pero no es lo mismo salir a ritmo de maratón que a ritmo de media, ni tampoco es igual sufrir el bochorno típico de estas fechas durante la práctica totalidad de la carrera que durante un tercio de ella.

Insisto en que todo esto ha de tomarse en términos relativos y no absolutos. Esta claro que el "completo" es más exigente que el "medio" (¡es el doble de distancia!), pero no es menos cierto que si se corriera el primero completando dos vueltas al trazado del segundo, el esfuerzo necesario sería mucho mayor al requerido con el recorrido real actual.


- Con menos gracia: El Medio Maratón valtendiense pierde tres cualidades que caracterizan al Maratón y que son sin duda alguna su mayor atractivo.

En primer lugar, no es nocturno. Es este un elemento clave y diferenciador del Maratón de Valtiendas que se echa de menos en el Medio Maratón. La llegada de la noche cerrada supone la diversión de correr sólo iluminados por la luna y la tenue luz del frontal, y el encanto de disfrutar de un entorno natural bajo un manto de estrellas.

La reducción de los tramos por tierra es la segunda gracia mermada. Si los maratonianos recorren aproximadamente la mitad de la distancia por caminos no asfaltados, en el caso de los mediomaratonianos dudo que esta proporción llegue a un tercio. Es cierto que transitar por ellos es más complicado e incomodo que hacerlo por el asfalto, pero para aquellos que durante el año acumulamos numerosas competiciones por carretera es de agradecer la “novedad” de encontrar este tipo de terreno.

Por último, y aunque es cierto que en la distancia de los 42.195 metros también se puede participar de forma individual (sin ser recogido en la clasificación), en el Medio Maratón se pierde el aliciente de correr en pareja. La competición por parejas potencia el espíritu de compañerismo. Por un lado has de estar pendiente de tu partener ayudándole y animándole en sus momentos difíciles. Por el otro, tienes la responsabilidad de no fallarle, de hacerlo lo mejor posible para no ser un lastre que perjudique su carrera.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

3. Conclusión

El nuevo Medio Maratón de Valtiendas es una carrera bien organizada, exigente en su perfil y que sin lugar a dudas merece la pena de ser corrida. Ahora bien, hay que aclarar que el participar en él no sirve siquiera para hacerse una idea de lo que pueda ser correr el Maratón. Si es cierto que puede ayudar a conocer parte del trazado y del terreno por el que se desarrolla e incluso a intuir el ambiente o la “mística” que lo rodea, pero no se podrá entender el Maratón Nocturno de Valtiendas hasta que no se corra.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

4. Miscelanea

Y va de agradecimientos. Al dorsal 210 en este caso. Espero que disfrutaras de la carrera. Como pudiste comprobar, la experiencia del Medio Maratón no tuvo seguramente casi nada que ver con lo que conté un año atrás acerca del Maratón. Aún así espero que lo pasaras muy bien y que en una próxima edición te animes a probar con los 42.195 metros.

El fin original y principal de este blog (aunque a veces me desvíe) es contar mis experiencias en las distintas carreras en las que participo. Evidentemente lo hago porque me gusta, pero también porque pienso que puede servir de ayuda u orientación a alguien que tenga la intención de participar en una determinada carrera por primera vez. Cuando ese alguien se te acerca antes de la salida y te comenta que lo que has escrito le ha ayudado para decidirse a acudir a esa carrera, he de reconocer que es que muy gratificante y se agradece de verdad. Muchas gracias.

Clasificación. Estoy a la espera de que salgan las clasificaciones pero seguramente obtenga mi mejor puesto en un medio maratón. Según me indicó el voluntario ubicado en el kilómetro quince, a esa altura era duodécimo o decimotercero. Teniendo en cuenta que desde entonces adelanté cuatro plazas ¿Me habré colado entre los diez primeros? Lo veremos cuando se publiquen los resultados ¿Qué decís? ¿Qué eramos pocos? ¿Qué una marca de 1:40:58 tomados por mi reloj no son para estar contento? ¡Ja, haber corrido "vusotrosustedes"!

Saludos


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

En anteriores capítulos... VI Maratón de Valtiendas (2009)

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Edito (10.08.2010): Ya han salido las clasificaciones. He quedado el octavo de treinta y ocho participantes. Es una chorrada, pero me hace ilusión haber terminado entre los diez primeros.

La factura de la carrera ha sido una sobrecarga en los peroneos, donde ya arrastraba molestias desde que el viernes me bajé de la bici elíptica. Llevo tres días en barbecho y hoy he ido al fisio para que me diera un masajillo de descarga. A ver si mañana me levanto mejor y puedo salir a correr ¡Que sólo me quedan doce días para el Maratón del Rio Boedo!

Saludos

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

domingo, 1 de agosto de 2010

Nike Air Zoom Equalon2 Typical Spanish


Con el fin de dar más variedad a este blog, tener más cosas sobre las que escribir y presentar el material que uso en esto del correr, inauguro con esta entrada una nueva sección: la de los Gadgets.

Las primeras visitantes de este recién nacido apartado son la Nike Air Zoom Equalon2 Typical Spanish, mis primeras zapatillas tuneadas. Y es que ya estoy un poco aburrido de que al mirar al suelo en las salidas de las carreras, vea que el mismo calzado deportivo se repite una y otra vez en la indumentaria de muchos de los participantes. ¡Señores, demos un toque de personalidad a nuestros pies! Además, en épocas de crisis como la actual, el tunear las zapas a lo largo de su vida útil es cómo si las volvieras a estrenar, como tener una nuevas pero sin haberte gastado ni un euro.

En mi debut como tuneador, me he inclinado por los colores de la bandera de España. Las razones han sido principalmente dos. La primera es que el Swoosh (así creo que se llama el logo de de esta marca) en el modelo original es de color rojo y está rodeado por un reborde amarillo. La segunda es que está de moda. Nadal, la selección de futbol, la de atletismo, la de baloncesto, Alonso, Contador, etc… están dando una gran cantidad de triunfos al deporte español durante este verano. No hay duda de que, como cantaban Los Nikis allá por los ochenta, “la moda es en rojo y amarillo”.

Espero poder re-estrenarlas en el Medio Maratón de Valtiendas del próximo sábado.

Tuneados saludos.





*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*