1. Introducción
Aviso que soy nefasto contando chistes, pero mientras corría el domingo me vino al cabezorro uno pintiparado para describir la prueba en la que estaba participando y que no me resisto a escribir. Es aquel en el que dos vascos estaban tumbados en la arena de la playa. En un momento dado el uno le dice al otro “Patxi. Te echo una carrera a nado”. Patxi se incorpora mirando al mar y dice “¿Hasta dónde pues?”, a lo que el primero responde “Horizonte y volver”.
Pues eso, el Medio Maratón de la Comarca de Jadraque en su decimotercera edición se resume en la siguiente expresión: Membrillera y volver.
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2. Un poco de historia.
Al contrario que el año pasado, esta vez no tenía pensado incluir ningún hecho histórico en la crónica de esta carrera. Pero mira tú por donde que, el viernes, leyendo el segundo capítulo del libro que José Antonio Vidal Sales dedica a las reinas de España pertenecientes a la Casa de Borbón (“Crónica íntima de las reinas de España” Editorial Planeta), encontré por casualidad un pasaje sucedido en la localidad de Jadraque.
El hecho hace referencia a la llegada a España en 1714 de Isabel de Farnesio. La nueva reina de España, casada por poderes con el enviudado Felipe V en la catedral de Parma, está a punto de encontrarse con su nuevo marido. Antes tiene lugar un recibimiento por parte María Ana de la Tremoille de Noirmoutier, princesa de Orsini (conocida en España con la castellanizada denominación de “la de los Ursinos”) y enviada por el rey Sol años atras en calidad de camarera mayor de María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V. El relato es el siguiente:
"Camino de Guadalajara - lugar fijado para encontrarse con el rey- el séquito de Isabel se detiene en Jadraque, donde la de los Ursinos y el marqués de Santa Cruz – mayordomo mayor de Felipe V- se han adelantado a fin de rendir pleitesía a la nueva reina. Recordando el retrato que de ésta hiciera Alberoni, la anciana dama apenas insinúa una leve reverencia al saludarla. Y sin poder reprimir su risa burlona, creyendo que la recién llegada no comprende una palabra de español, lanza un grosero comentario dirigiéndose al de Santa Cruz: “¡Pero qué mal formada está esa mujer! ¿Cómo podrá ir por el mundo con esa gordura?”.
Jamás lo hubiera dicho. Lívida de asombro, la soberana da una orden…en correcto castellano “¡Llevaos de aquí a esa vieja loca que ha osado insultarme! ¡Echadla de España ahora mismo!”
Poco después, cuando tiene lugar su encuentro con el rey, y tras recibir un beso de éste, le informa de lo ocurrido, y Felipe V se limita a pronunciar estas palabras: “Lo que vos hagáis, bien hecho está”.
El destierro de la princesa de los Ursinos se lleva a cabo inmediatamente
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3.La carrera
El recorrido consistía en, tras una media legua por las calles de Jadraque, tomar la CM-101, desviarse más tarde por la GU-165 y, después de alrededor de cuarenta mil pies castellanos, hacer una breve incursión de reconocimiento en Membrillera y volver sobre nuestros pasos desandando lo andado hasta ganar la línea de meta en el Parque Público jadraqueño. Recordaba yo que esta incursión pareciomé más sencilla y fácil que la llevada a cabo un año ha. Sin embargo ayer me surgieron las dudas sobre tal percepción. Si bien el trazado que conduce a Matillas tiene cuestas de gran pendiente, no es menos cierto que son menos numerosas y que permiten disfrutar de más metros en llano que el camino que lleva a Membrillera.
Con el grandioso y elevado castillo como presencia casi permanente (a la siniestra a la ida y a la diestra a la vuelta), las continúas subidas y bajadas fueron un duro castigo para las piernas. También contribuyeron la gran humedad provocada por el nublado cielo y, en la primera mitad de la carrera, los rayos picones del astro rey que se colaban por entre las nubes y caían inmisericordes sobre los esforzados de la ruta. En mi caso el sufrimiento viose incrementado por la tardía hora en la que había recalado en mis aposentos la noche anterior (alrededor de las 2:30 para levantarme a las 6:45) y el exceso de lambrusco con el que regué los gnoquis de la cena sabatina y que no cese de destilar a través de los poros de mi piel durante todo lo largo y ancho de la prueba.
La dureza psicológica de que casi todo el recorrido transitara por carreteras desiertas, se vio compensada ligeramente con la circunstancia de que este año coincidiera en carrera con más participantes que el año anterior, cosa curiosa teniendo en cuenta que el número total de corredores fue menor que en el 2008. Logré finalmente mi mejor clasificación en una media maratón a pesar de empeorar mi tiempo respecto al año pasado en casi minuto: llegué el quincuagésimo tercero, tres puestos mejor que la clasificación obtenida hace ahora un año.
4. ¿Y por qué Jadraque?
Y llegados a este punto se preguntaran vuesas mercedes ¿Qué me mueve a visitar la Comarca de Jadraque año tras año para dejarme las vísceras corriendo por un carretera desierta y con muy escasa compaña? Pues pequeñas cosas que la hacen especial y entrañable.
Pequeñas cosas como caminar por las prácticamente vacías calles jadraqueñas en las tempranas horas del domingo, tirar fotos en sus rincones y entrar en la panadería que huele a dulce para mercar unas tortas de chicharrones que degustaré durante los días siguientes.
Pequeñas cosas como sentir que el pueblo se vuelca en la celebración de la carrera. Emociona ver a los jadraqueños animando desde las puertas de sus casas y como los voluntarios, de edad avanzada la mayoría, nos indican el camino agitando sus banderas rojas (como si de aterrizar un avión se tratara).
Pequeñas cosas como cuando llegando a Membrillera, justo delante de la casa consistorial y sentados en una larga hilera de sillas dispuestas al efecto, los lugareños vitorean y aplauden el paso de todos y cada uno de los ya fatigados mediomaratonianos.
Pequeñas cosas como sentirse especial cuando en el avituallamiento ubicado en el desvío a la GU-165 pido la botella de agua mineral con tapón y el voluntario corre hasta la mesa para atender mi solicitud. O como sentirse aún más especial cuando de vuelta y en el mismo avituallamiento, el mismo voluntario, al verme a lo lejos, se dirige a la mesa donde se agrupan las botellas y toma una con tapón. Unos segundos antes de llegar a él, extiende el brazo ofreciendome en su mano la botella taponada y con una sonrisa me pregunta “¿Con tapón verdad?”
Pues transmutado un año más en Arganzid, volví el domingo a la comarca de Jadraque. Después de haber conquistado el año pasado los términos municipales de Bujalaro y Matillas, en esta nueva incursión se trataba de mantener el control sobre Membrillera, tomada con poco brillo en Mayo de 2006.
El recorrido consistía en, tras una media legua por las calles de Jadraque, tomar la CM-101, desviarse más tarde por la GU-165 y, después de alrededor de cuarenta mil pies castellanos, hacer una breve incursión de reconocimiento en Membrillera y volver sobre nuestros pasos desandando lo andado hasta ganar la línea de meta en el Parque Público jadraqueño. Recordaba yo que esta incursión pareciomé más sencilla y fácil que la llevada a cabo un año ha. Sin embargo ayer me surgieron las dudas sobre tal percepción. Si bien el trazado que conduce a Matillas tiene cuestas de gran pendiente, no es menos cierto que son menos numerosas y que permiten disfrutar de más metros en llano que el camino que lleva a Membrillera.
Con el grandioso y elevado castillo como presencia casi permanente (a la siniestra a la ida y a la diestra a la vuelta), las continúas subidas y bajadas fueron un duro castigo para las piernas. También contribuyeron la gran humedad provocada por el nublado cielo y, en la primera mitad de la carrera, los rayos picones del astro rey que se colaban por entre las nubes y caían inmisericordes sobre los esforzados de la ruta. En mi caso el sufrimiento viose incrementado por la tardía hora en la que había recalado en mis aposentos la noche anterior (alrededor de las 2:30 para levantarme a las 6:45) y el exceso de lambrusco con el que regué los gnoquis de la cena sabatina y que no cese de destilar a través de los poros de mi piel durante todo lo largo y ancho de la prueba.
La dureza psicológica de que casi todo el recorrido transitara por carreteras desiertas, se vio compensada ligeramente con la circunstancia de que este año coincidiera en carrera con más participantes que el año anterior, cosa curiosa teniendo en cuenta que el número total de corredores fue menor que en el 2008. Logré finalmente mi mejor clasificación en una media maratón a pesar de empeorar mi tiempo respecto al año pasado en casi minuto: llegué el quincuagésimo tercero, tres puestos mejor que la clasificación obtenida hace ahora un año.
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4. ¿Y por qué Jadraque?
Y llegados a este punto se preguntaran vuesas mercedes ¿Qué me mueve a visitar la Comarca de Jadraque año tras año para dejarme las vísceras corriendo por un carretera desierta y con muy escasa compaña? Pues pequeñas cosas que la hacen especial y entrañable.
Pequeñas cosas como caminar por las prácticamente vacías calles jadraqueñas en las tempranas horas del domingo, tirar fotos en sus rincones y entrar en la panadería que huele a dulce para mercar unas tortas de chicharrones que degustaré durante los días siguientes.
Pequeñas cosas como sentir que el pueblo se vuelca en la celebración de la carrera. Emociona ver a los jadraqueños animando desde las puertas de sus casas y como los voluntarios, de edad avanzada la mayoría, nos indican el camino agitando sus banderas rojas (como si de aterrizar un avión se tratara).
Pequeñas cosas como cuando llegando a Membrillera, justo delante de la casa consistorial y sentados en una larga hilera de sillas dispuestas al efecto, los lugareños vitorean y aplauden el paso de todos y cada uno de los ya fatigados mediomaratonianos.
Pequeñas cosas como sentirse especial cuando en el avituallamiento ubicado en el desvío a la GU-165 pido la botella de agua mineral con tapón y el voluntario corre hasta la mesa para atender mi solicitud. O como sentirse aún más especial cuando de vuelta y en el mismo avituallamiento, el mismo voluntario, al verme a lo lejos, se dirige a la mesa donde se agrupan las botellas y toma una con tapón. Unos segundos antes de llegar a él, extiende el brazo ofreciendome en su mano la botella taponada y con una sonrisa me pregunta “¿Con tapón verdad?”
Pequeñas cosas como la naturalidad de la locutora de meta que por megafonía anunciaba los nombres de los que cruzábamos la meta, y que salpicaba sus intervenciones con comentarios únicos y espontáneos: “Entre los árboles llega el siguiente corredor. ¡Otro que viene sin camiseta y sudoroso!” ¡Genial!
Si ya lo decía el juglar catalán Serrat:
Uno se cree que las mato el tiempo y la ausencia.
Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta
Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas
En un rincón, en un papel o en un cajón.
Como un ladrón te acechan detrás de la puerta.
Te tienen tan a su merced como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí
que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos
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Nota: Enhorabuena a Corredor de Cañamares por su "Elefante de Alabastro" y por la triple corona obtenida brillantemente por el Barça futbolero
¡Muchas gracias Jadraque y hasta la próxima!
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