Por el kilometro tres (Foto: www.runnersdebarrio.com) |
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Hay que jorobarse como pueden cambiar las cosas en dos semanas. De acabar chachi piruli los veinticinco kilómetros de la II Carrera de Montaña “Cerro Marmota” a sufrir como un cochino jabalí en los doce y medio del V Cross de Patones. ¿Qué por qué? La explicación es fácil. Un trancazo de tomo y lomo que me tomó un cariño inusitado y que me trajo a maltraer durante los diez días previos a la carrera.
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El sábado por la mañana llegué con tiempo de sobra a Patones de Abajo (no confundir con el turístico Patones de Arriba). Aparqué junto al frontón, recogí el dorsal y me volví al coche a pegar una cabezadita hasta el inicio de la prueba.
Cuando tras unos minutos traspuesto volví a abrir los ojos, ya solo quedaban veinticinco para llegar a las 10:30h, hora prevista para el inicio de la prueba. La temperatura era agradable comparada con el intenso frío que habíamos sufrido en la última semana. Además el sol se abría paso tímidamente a través de las nubes, lo que ayudaba a generar una sensación de más calorcito. A pesar de ello opté por salir bastante abrigado pues después de más de una semana sin correr, parecía que el cuerpo me pedía pegarse una buena sudada para expulsar los residuos que quedaran del catarro.
El ambiente antes de la salida era muy bueno. Daba la impresión de que la cita había sido aprovechada por muchos de los participantes para reencontrarse con amigos y pasar una agradable mañana. Es posible que la barbacoa ofrecida por los organizadores a la finalización de la prueba tuviera buena parte de culpa. El caso es que había numerosos grupos de corredores aprovechando los momentos previos al inicio para tirarse unas fotillos en amor y compañía.
Finalizado el tiempo para las retratos comunales, nos colocamos los aproximadamente trescientos participantes tras la pancarta que señalaba la salida. Unos momentos de espera, disparo y a correr.
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La carrera comenzaba con un giro a la derecha para tomar un camino de tierra no lo suficientemente ancho como para canalizar al todavía compacto pelotón de corredores. Fueron solo unos metros de estrangulamiento pues un poquito más adelante el trazado se abría y cada uno tenía ya vía libre para castigarse el cuerpo al ritmo que más le conviniera. Yo salí bastante retrasado y a un ritmo bastante más lento que en otras competiciones. El objetivo no era otro que acabar dignamente.
Todavía en el primer kilómetro alcancé a Marcos con quien hacia mucho que no coincidía en una carrera. Con él seguiría de charleta hasta casi alcanzar la señalización del punto kilométrico número cuatro. También me encontré con Yonhey que estaba en la primera parte de su doblete atlético particular del fin de semana (Patones y Guadalajara). Los cuatro mil primeros metros fueron prácticamente llanos y en su mayor parte sobre tierra. Solo los últimos hectómetros de este tramo empezaban a picar un poquito para arriba anunciando lo que vendría a continuación.
Abandonada ya la compañía de Marcos, encaré la parte más dura de la prueba: la subida que se extendía de forma ininterrumpida hasta el kilómetros seis, con rampas que alcanzaban el 12% de desnivel en su parte más exigente y que hacían ganar más de ciento sesenta metros de altura de altura en apenas dos mil de longitud. Prácticamente todo el ascenso se hacía por asfalto (ya no volveríamos a la tierra hasta que quedarán algo menos de tres kilómetros para meta). Al haber salido tan retrasado, solo con ir al tran tran adelante muchísimas posiciones.
Del kilómetro seis al siete se continuaba subiendo pero con un desnivel mucho más llevadero. Desde allí un pronunciado descenso de aproximadamente quinientos metros, un llano de otros mil ochocientos metros y una nueva bajada de unos seiscientos, nos dejaban muy cerca ya del punto kilométrico diez. A esas alturas, aunque de respiración no iba mal, las piernas si iban un poco tocaditas. La inactividad de las últimas dos semanas, la flojera normal del resfriado y la cuesta de mitad de carrera estaban pasando factura.
El último tramo del cross se hacía por un camino rural, con ligeros pero continuos desniveles y sobre un terreno bastante pesado cuando no embarrado debido a las lluvias caídas en la jornada anterior. La última larga recta de casi quinientos metros y salpicada de charcos que hubo esquivar para no mojarse los pinrrelillos, finalizaba en la animada línea de meta donde llegué con un tiempo neto de 1:04:00. Según la clasificación publicada, ocupé el puesto 144 de los 285 que acabamos.
Por el kilómetro dos con Marcos (Foto: www.runnersdebarrio.com) |
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El V Cross de Patones me sorprendió gratamente y me pareció un evento muy recomendable. Posiblemente sus tres mejores aspectos fueran:
- El ambientillo. Como he dicho anteriormente, se respiraba buen rollito. Había mucha gente que se conocía, numerosos grupos de amigos, clubs con amplias representaciones y no pocos corredores que a simple vista se apreciaba que iban a pasárselo bien y no a dejarse los higadillos por una buena marca. Además los participantes arrastraron a bastantes familiares que dieron color a la salida y a la meta.
- El recorrido. Era una distancia muy asequible, por un terreno que aunque tuviera el aliciente de que discurría por el campo, no presentaba ninguna dificultad técnica. De hecho gran parte se realizaba por superficie asfaltada. Eso si, no había que olvidar la cuesta de poco más de dos kilómetros que se ubicaba más o menos en el ecuador del recorrido.
- La organización. Próxima, atenta, eficiente y generosa. Zona de aparcamiento. Cajas de galletas artesanas en la entrega de dorsales para quien quisiera “tomar un aperitivo”. El cronometraje se hizo con chip y alfombrilla lectora tanto en la salida como en la meta. Dos avituallamientos a lo largo del trazado. Recorrido bien marcado con todos los puntos kilométricos señalizados. Bolsa del corredor con bebida isotónica, barrita energética y camiseta técnica. Y a la finalización de la prueba, generosa barbacoa para todos los participantes (no puede disfrutarla). Una gozada.
- La organización. Próxima, atenta, eficiente y generosa. Zona de aparcamiento. Cajas de galletas artesanas en la entrega de dorsales para quien quisiera “tomar un aperitivo”. El cronometraje se hizo con chip y alfombrilla lectora tanto en la salida como en la meta. Dos avituallamientos a lo largo del trazado. Recorrido bien marcado con todos los puntos kilométricos señalizados. Bolsa del corredor con bebida isotónica, barrita energética y camiseta técnica. Y a la finalización de la prueba, generosa barbacoa para todos los participantes (no puede disfrutarla). Una gozada.
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Y ya está. Con el V Cross de Patones se acaban mis carreras con dorsal por este año. La idea era despedir el 2012 con la San Silvestre por montaña que se va a celebrar en Pedrezuela el próximo día treinta, pero al quedarme sin plaza he aprovechado para no planificar ninguna competición hasta el año próximo.
Intentad ser felices. Y si el mundo se acaba el viernes, con más razón.
Intentad ser felices. Y si el mundo se acaba el viernes, con más razón.
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4 comentarios:
me parecio que te adelantaba en el km 2-3 de la carrera, y me dije, parece por las fotos que era arganzboy, pero pensé que era imposible, dado que ibas tan atrás... lo que me hace pensar que verdaderamente ibas cascado.
Eso sí, al final me sacaste casi cuatro minutos.
Hola Jan: Efectivamente. Como iba tocadete decidí hacer despacito los primeros kilómetros y ver como avanzaba la carrera. Seguro que era yo al que adelantaste ;-)
Un saludo
!!No has parado aún¡¡, jejeje.Espero ya estés totalmente recuperado de tu trancazo y ahora a descansar.Feliz Navidad Iván,cuídate..un abrazo
Doy fe de ese adelantamiento Jan-Arganzboy (por las fotos he sido consciente de quien es (eres) Arganzboy.
Muy Buena Crónica. Reproduce muy fielmente lo que es el Cross de Patones.
Un saludo.
Espero conocerte en la próxima que coincidamos y nos saludamos ;)
Alberto 'RunnerChef'
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