lunes, 31 de marzo de 2008

A la sombra del Acueducto

El pasado domingo se celebró la segunda edición del Medio Maratón Ciudad de Segovia. Ambientazo, mucha animación, perfil duro, buena organización y recorrido muy bonito puden ser unos cuantos retazos que sirvan para resumir una prueba que tuvo como ganadores a Clement Coech en hombres y a Malika Asahsaah en mujeres. Estas fueron mis impresiones.

Agradecimientos varios. Cuando yo era un tierno infante, aprendí aquello de que de bien nacidos es ser agradecido. Por esta razón quiero empezar mi crónica de lo sucedido con un ¡GRACIAS SEGOVIANOS! Gracias por dejarnos tomar las principales arterias de vuestra bella ciudad, por permitirnos correr a la sombra del Acueducto y del Alcázar, por animarnos con vuestros vítores y aplausos, por volcaros con nosotros, por llenar el recorrido con vuestra presencia, por llevarnos en volandas en los tramos más difíciles. Gracias por crear un ambiente magnífico, por conseguir emocionarme en algunos momentos, por acogernos y mimarnos. En definitiva, gracias por hacernos pasar una mañana dominical inolvidable.

Con estos cimientos extraordinarios, el resto de los elementos necesarios para construir la segunda edición del Medio Maratón Ciudad de Segovia quedan en un segundo plano, aunque no por ello son menos importantes.

Dura y bella. Si atendemos al trazado, se podría considerar esta carrera dura, muy dura, y bella, muy bella. El perfil refleja a las claras la orografía de Segovia. Haciendo un rápido repaso mental, no recuerdo en todo el recorrido ningún tramo llano. Las largas cuestas, sobre todo las que son hacía arriba, constituyen el leiv motiv de esta carrera. Destacan por su dureza y longitud las que conducen desde la Alameda hasta los pies del Acueducto (km 7,5 al km 9,5 aproximadamente) y desde el casco antiguo hasta la zona denominada como Nueva Segovia (km 11,3 al km 14). Quien pretenda buscar una buena marca en la distancia que se olvide de encontrarla en esta carrera.

Pero como digo, la dureza está acompañada de una indudable belleza. La salida, llegada y paso intermedio por el Acueducto, el tránsito por el casco viejo de la ciudad subiendo desde el famoso monumento romano hasta la Catedral y descendiendo de nuevo hasta la entrada al Alcázar, la travesía junto al rio por la Alameda y la subida a espaldas del Alcázar hacen de esta carrera una de las más bonitas en las que he participado. Además tiene la ventaja de que, en las dos ocasiones en que el trazado conduce hacia las afueras de la ciudad, casi desde cualquier punto puede apreciarse una bella panorámica del centro histórico coronado con sus monumentos más representativos.

Voluntariosa y mejorable. Con estos adjetivos se podría calificar la organización de la carrera. Vaya por delante que el deseo de agradar de los organizadores es claro, como demuestra el elevado número de voluntarios (fácilmente reconocibles por su forro polar naranja) que se volcaron en atender todas las necesidades de los participantes antes, durante y después de la carrera. Sin embargo hay aspectos que en mi opinión deberían corregirse en próximas ediciones para que el Medio Maratón siga creciendo en calidad. Hagamos un repaso de lo mejor y de lo mejorable.

La salida:
- La recogida del dorsal, del chip y de la bolsa del corredor se pudo hacer de forma ordenada y rápida.
- Se echó de menos una alfombrilla de lectura de chips que permitiera obtener el tiempo neto empleado en completar la prueba, alfombrillas que si estaban presentes en los kilómetros 15 y 18 al objeto de controlar el paso de los corredores por esos puntos.
- La zona de salida no estaba acotada para los corredores, de forma que en el barullo formado junto al Acueducto mientras caían los paracaidistas y esperábamos la señal de inicio, convivíamos revueltos participantes y viandantes. Esto entrañaba un peligro de caída para los corredores y de ser arrollados para los viandantes.

La llegada:
- Gran cantidad de avituallamiento para reponer fuerzas: bollos preñaos, bocadillos de chorizo, bollos con crema y surtido de bebidas.
- Buen servicio de fisioterapeutas que aliviaban los maltrechos músculos
- Servicio de duchas. Según he leído en algún foro, el agua caliente se acabó muy pronto.
- Distribución un poco caótica. Al acabar se entregaba el chip y se ascendía por las escaleras ubicadas bajo el Acueducto para disfrutar del avituallamiento final. Para abandonar el recinto debías bajar y salir por un espacio estrecho situado justo en la zona donde de entrega los chips, de forma que se juntaban los participantes que volvían de disfrutar de los alimentos reponedores con los corredores que entraban en meta. Además el pequeño espacio para salir estaba atestado de gente esperando a los participantes

Otros aspectos:
- Bolsa del corredor generosa que incluía forro polar, camiseta técnica, calcetines, mochila, zumo y galleta energética. Que conste que yo no soy partidario de este tipo de bolsa pues a final de temporada te juntas con quince mochilas, siete chubasqueros, cuatro forros polares…., pero he de reconocer que esta estaba muy bien (hasta los calcetines sientan bien a mis pies del 47)
- Gran idea la de poder reservar mesa en muchos restaurantes y disfrutar de un menú típico segoviano por un precio de 20 eur.
- Otro factor positivo fue la celebración del concurso de fotografía. Se pudo ver a numerosas personas del público cámara en mano haciendo fotos a los participantes.

Recomendaciones:
- Una idea para próximas ediciones. Si se retrasa la línea de llegada unos metros y se coloca una vez cruzado el Acueducto, se podrían obtener fotos de la llegada de los participantes con la gran construcción romana emblema de la ciudad como fondo.
- Por favor, mantened el número máximo de participantes en la cifra de este año. Un número mayor de corredores supondría una excesiva masificación y no poder correr en algunos tramos del casco histórico

A pesar de los aspectos a mejorar, que casi seguro han de achacarse a la juventud de la prueba y que en ningún caso afectan a lo puntos esenciales de lo que debe ser y debe cumplir una carrera de este tipo, agradezco al C.D Sporting Segovia y al Excelentísimo Ayuntamiento de Segovia la organización y celebración de esta gran fiesta del atletismo popular.

Civismo. No quiero dejar de expresar mi admiración por los conductores que atrapados en un gran atasco alrededor del kilómetro 16 de la prueba, lejos de hacer sonar el claxon de sus coches e increpar a los voluntarios y corredores, descendieron de sus vehículos y se pusieron tranquilamente a ver la carrera e incluso a hacer fotos con sus teléfonos móviles.

Esta muestra de civismo contrasta con la mala educación de muchos corredores, manifestada de manera patente en el avituallamiento de la meta. Daba vergüenza ajena ver como muchos participantes (no uno ni dos) cogían cajas vacías o se hacían bolsas improvisadas con los plásticos que encontraban, cajas y bolsas que rápidamente llenaban de todo lo que podían rapiñar (bebidas, bollos, bocadillos…) sin pensar en ningún momento en todos aquellos que aun quedaban por llegar.

Yo, mi, me, conmigo. Mi intención era la de tomarme la carrera como un rodaje largo y tranquilo, sin tiempos, disfrutando del recorrido. Así lo hice. Acabe con buenas sensaciones y con un tiempo neto por mi reloj unos cuatro segundos por debajo de los 110 minutos. A pesar de ello, llevo un par de semanas que las piernas me flaquean y me encuentro cansado, no en vano mi cuerpo ha soportado bastante tralla durante los últimos meses (seis medios maratones en apenas sesenta días). En cualquier caso y como me va la marcha, me he inscrito a última hora en el Medio Maratón de Madrid, prueba con la que cerraré el calendario de carreras previas al Mapoma.

Hasta entonces, ¡Buenas noches y buena suerte!

martes, 18 de marzo de 2008

Fuenlabrada me pone (a 13,34 km/h)

En este inicio de año de reencuentros (Getafe y Fuencarral) y descubrimientos (Latina y Villalba), el domingo tocaba reencuentro. Había faltado a mi cita con Fuenlabrada los dos últimos años y esperaba con cierta impaciencia la llegada del día en que volviéramos a coincidir. Anteayer reanudamos nuestra relación por todo lo alto. Y es que la Media de Fuenlabrada me pone.


Nuestra relación comenzó allá por el año 1.999, en las postrimerías del siglo XX. Éramos muy jóvenes. Ella sólo contaba dos ediciones y yo era un corredor popular recién nacido. Fue mi segunda media maratón (tras la Universitaria) y, como ocurre con los primeros amores, las primeras carreras nunca se olvidan. Desde entonces ha llovido mucho aunque no tanto como debiera. En este tiempo he conocido muchas otras carreras, pero siempre que he podido he acudido a mi compromiso anual con Fuenlabrada (o Fuenla como la conocemos sus amigos). En cuanto a ella, he sabido que tuvo un hermanito que ya va por su quinta edición (la carrera para niños), y que este año ha estrenado un nuevo novio del que dicen que es un “superdotado”, pues no en vano le llaman el 6km para la mujer. De esta forma ha conseguido atraer a las familias atléticas, pudiendo cada uno de sus miembros disfrutar de una carrera a su medida.

A pesar del tiempo transcurrido, la Media de Fuenlabrada se conserva muy bien. He de reconocer que no es un monumento, pero mirada con cariño se puede afirmar que es resultona, que tiene un “algo”. Quizás sea el suave contoneo de sus calles, sus cuestas turgentes, las sinuosas curvas de sus rotondas, no sé…Su perfil podría describirse a grandes rasgos como sigue: seis kilómetros iniciales que pican hacia arriba, seguidos de tres mil metros más o menos llanos con los que se alcanza la zona de Loranca y, ya allí, otro kilómetro y medio de suave bajada que lleva hasta el punto más alejado de la carrera desde el que comienza la ansiada vuelta. Este camino de regreso, al discurrir prácticamente por las mismas calles que la ida, puede dibujarse justo al contrario: kilómetro y medio de suave subida, tres mil metros más o menos llanos y seis kilómetros finales que pican hacia abajo.


En lo fundamental y realmente importante la Media de "Fuenla" es muy eficiente y correcta. Reparte sin esperas innecesarias los dorsales, tiene unos avituallamientos abundantes y bien atendidos, no permite que aparezcan coches en su recorrido y siempre se agradece su fabuloso final de fiesta en el polideportivo. Por buscarla algún defecto, podría decir que es poco detallista y muy tradicional en algunos aspectos. Ya le he comentado que para tomar los tiempos se ponga chips en vez de lectores de códigos de barras, que resalte más sus indicadores de los puntos kilométricos (pase por algunos sin verlos) y que cambie su clásica camiseta de algodón por una de material técnico. Echo de menos aquellos trofeos con los que me obsequiaba y que ahora lucen en una de mis estanterías, pero siempre agradezco que me reciba con los brazos abiertos, con buenas temperaturas y días soleados que anuncian la ya próxima llegada de la primavera.

Por todo esto, la Media de Fuenlabrada me pone. Tanto es así, que llevo cuatro corridas y dos de ellas han sido las más rápidas de mi vida. Fue en la tercera edición (2000) cuando paré el crono en 1:32:21 y cinco años después cuando conseguí el que hasta ahora es mi mejor tiempo en la distancia: 1:30:59. Desde entonces la atonía, las lesiones y la falta de estímulos me habían alejado de esas marcas. Pues bien han tenido que pasar tres años y veinticuatro medios maratones para que volviese a Fuenlabrada, reviviera sensaciones olvidadas y recorriera los 21.097 metros en 1:34:56.


En definitiva, que a tenor de todo lo que he explicado no es difícil deducir que esta carrera es para mi muy especial y que siempre que pueda acudiré puntualmente a su celebración. Muchas gracias al Club de Atletismo Fuenlabrada por hacerla posible.

Tras este feliz reencuentro, la próxima cita prevista es Segovia. Allí la idea es no exprimirme, acumular kilómetros para el MAPOMA y aprovechar el día para volver a redescubrir por enésima vez la ciudad del acueducto.

¡Esto es todo amigos!

Nota: Las tres imagenes que ilustran esta crónica son gentileza del Club Atletismo Fuenlabrada.

domingo, 2 de marzo de 2008

La Tragamillas: ideal para hacer "marca"

Esta mañana se ha celebrado con éxito de crítica y público la segunda edición del Medio Putadón de Collado Villalba, más conocido como "La Tragamillas". Se trata de una prueba ideal para hacer "marca". De hecho a mi me la ha hecho (la “marca” digo) en el soleo, en las lumbares e incluso en el hombro izquierdo. Estas son las impresiones de un corredor orgulloso de superar veintiún mil noventa y siete metros echándole mucho coraje y poco sentido común.

I. La jodienda con encanto. Podría definirse este medio maratón como una carrera exigente con tramos por asfalto y por tierra. Esto sería lo sencillo y lo cómodo, pero quizás llevaría a equivocos en cuanto a lo que es realmente. Trataré de explicar en las próximas líneas por qué para mí ha sido de los medios maratones más duros que he corrido.

Tres razones creo que han sido determinantes en mi conclusión: la acumulación de kilómetros, el desconocimiento y, sin duda la más importante, el perfil del recorrido. En el último mes y medio he participado con la de hoy en los “10 Kilómetros Distrito de Usera” y en los medios maratones de Getafe, Fuencarral, Latina y Collado Villalba. Esta acumulación de competiciones y de kilómetros por asfalto han fatigado considerablemente los músculos de mis piernas. Posiblemente haya llegado ya un poco tocado a la carrera de esta mañana.

La segunda razón ha sido mi desconocimiento de la prueba. Al tratarse de la segunda edición y de mi primera participación en ella, no disponía de muchas referencias sobre la carrera. Así, mi intención primera era la de participar con la idea de hacer un rodaje largo con dorsal, sin pretensiones, sin machacarme en exceso. Esperaba sufrir lo mínimo posible y acumular kilometros de cara al MAPOMA. Craso error.


Pero sin duda alguna el factor más importante ha sido el recorrido. El que la carrera comenzara con una subida de alrededor de quinientos metros que volvía a bajarse inmediatamente después no era algo casual, era una declaración de intenciones en toda regla. Cuando en anteriores crónicas he mencionado que tal carrera o tal otra eran continuos toboganes rompepiernas es porque no conocía “la Tragamillas”. Esta SI que es un verdadero ROMPEPIERNAS. De hecho creo que si buscas en el diccionario las acepciones de la palabra rompepiernas una de ellas reza del siguiente modo: “Dícese del Medio Maratón celebrado en la madrileña localidad de Collado Villalba”. La carrera es una sucesión de subidas y bajadas, pero no de cuestas largas y tendidas, sino de desniveles cortos en longitud pero de gran pendiente.

Y ¿Qué decir de los tramos de tierra? Yo pensaba que eran más o menos llanos y bien nivelados. Otro craso error. Eran tramos que nada tenían que envidiar a los de las más duras pruebas de cross. Destacar entre ellos los aproximadamente dos kilómetros que transcurren por “El Coto”, sin duda alguna los más duros (también los más bellos) de toda la prueba. Es este un trozo digno de una carrera de montaña, con caminos estrechos, llenos de piedras, con firme irregular, con cuestas cortas pero con un inclinación de no te menees y del que uno tarda un buen rato recuperarse. Sólo ha faltado que saliera un jabalí de entre la maleza y me hubiera dado por el culo (perdón por la expresión).

Refuerza mi idea sobre la exigencia del recorrido los comentarios que he leído de otros participantes en los distintos foros de atletismo y, sobre todo, una prueba palpable e indiscutible: durante los últimos tres mil metros he adelantado por lo menos a siete u ocho participantes que iban andando (uno incluso estaba vomitando) , circunstancia que no recuerdo haber visto en ningún medio maratón (si en maratones) y menos cuando se trataba de corredores que llevaban un tiempo para acabar en la parte media de la clasificación.



En cualquier caso, y a pesar de la dureza, el recorrido tiene una gran belleza. El propio Coto, la Dehesa, la travesía por el centro del viejo Collado Villalba y las vistas de las cumbres cercanas con sus picos coronados por pequeñas manchas blancas de nieve son claras muestras de ello.

Conclusión: Recorrido muy exigente, con gran belleza natural en algunos tramos y con encanto en otros. Recomendable para aquellos que no les importe sufrir y que busquen una carrera diferente a las clásicas urbanas.

II. Los jodientes eficientes. La organización de la carrera merece un notable alto. La recogida de dorsales y chips se ha hecho de forma rápida y sin colas. La presencia de voluntarios ha sido muy amplia y eficaz. Gran animación en la salida y en la llegada (música, exhibición de los bomberos y presencia de las “triunfitas” Edurne y Verónica). Asistencia en carrera a través de voluntarios en bicicleta. Puntos kilométricos bien señalizados. Bolsa del corredor bien surtida con camiseta técnica incluida. Final de lujo en la moderna pista de atletismo, con césped para poder quedarse un ratillo estirando los maltrechos y doloridos músculos.

Para llegar al sobresaliente creo que deben mejorarse algunos aspectos. Quizás el más importante sea que, dada la dureza de la carrera y las altas temperaturas de esta mañana (alrededor de 20º), el número de avituallamientos ha sido escaso. Hubiera sido mejor haber situado puestos de agua cada cinco kilómetros y no sólo en los kilómetros siete, quince y ¿dieciocho?. Aunque de menor importancia, también sería buena idea la instalación de alfombrilla para la lectura de chips en la salida, lo que daría la posibilidad de conocer el tiempo neto empleado.



Aunque es posible que ya sean incidencias ajenas a la organización, pienso que debería mejorarse el firme en algunos tramos muy concretos (acceso al túnel que cruza la A6) para evitar posible torceduras o caídas que puedan dar lugar a lesiones no deseadas, y que sería preferible que la parte que transcurre por el nuevo Collado Villalba fuera recorrida en los primeros kilómetros de la carrera, evitándose así el desagradable espectáculo de los desesperados conductores encarándose con los esforzados voluntarios (sobre todo si el domingo es de apertura de los comercios, como ha sido hoy el caso).

Mención especial para los animadores que estaban ubicados en la entrada del túnel ofreciendo un avituallamiento muy peculiar, consistente en una gran oferta de bebidas alcohólicas. No sé a ciencia cierta si pertenecían a la organización, pero si no es así, deberían pensarse si meterlos en nómina.

Conclusión: Teniendo en cuenta que se trata de una prueba que está en sus primeros años de vida, la organización puede considerarse como muy buena. Hay algunos aspectos mejorables que posiblemente se deriven de la juventud de la carrera y que, gracias a la buena predisposición de los organizadores, seguro que son solventados en próximas ediciones.

III. El jodido pero contento. Pues esta puede ser la definición que más se acerque a mi estado físico y de ánimo. La carrera me ha dejado bastante tocado. Tengo el soleo derecho más tieso que la mojama, las lumbares me chirrían y siento que los músculos de las piernas tienen la intención de dilatarse hasta explotar. En cualquier caso estoy seguro de que los dolores desaparecerán y quedará la satisfacción de haber finalizado unos muy duros veintiún kilómetros en un tiempo muy digno (1:46:50), de haber vencido a un duro adversario consiguiendo una nueva muesca en la culata de mi revolver, de haberme encontrado bien de pulmones y de ánimo, de que después de tanto tiempo corriendo sigo descubriendo nuevas sensaciones y nuevas carreras.


Los próximos objetivos pasan ahora por visitar Fuenlabrada y Segovia para sumar dos nuevos medios maratones antes del MAPOMA. Queda en el aire el de Madrid, aunque a día de hoy tiene muy pocas posibilidades. Seguiremos informando.